La conjura del Apollo (Novela) Captulo 6
Publicado en Mar 11, 2015
Cuando el timbre de la puerta sonó, Rose dejó rápidamente su labor de ganchillo y acudió rápidamente a la llamada mientras el pequeño Peter, de tan sólo 3 años de edad, se entretenía en jugar con unos cuantos coches de miniatura.
- ¡Hola, teniente Tressider! ¿Cómo usted por aquí? ¿Qué lleva en los brazos? - Es un cachorrito de setter irlandés. Como ves tiene la piel de color canela. Es un regalo que le hacemos todos los de la Policía de Nueva York al pequeño Peter. - Pasemos entonces a la sala. ¡Le va a encantar el cachorrillo a mi bebé! El teniente Tressider dejó pasar, por cortesía, en primer lugar a Rose. - ¡Peter! ¡Mira lo que te regalan los amigos de tu papá! El bebé se levantó del suelo y acudió, rápido como un rayo, a tomar entre sus brazos el cachorrillo que le ofrecía el teniente Tressider. - ¿Te gusta, Peter? - ¡Mucho, Tressi, mucho! ¡Será mi compañero de juego hasta que llegue otro hermanito a casa! Al teniente Tressider se le hizo un nudo en la garganta antes de poder seguir hablando. - ¡Cógelo, Peter! ¡Se llama "Sky"! Cuando el pequeño Peter se entretenía ya en jugar con "Sky", Rose notó algo raro en la voz del teniente Tressider. - ¿Dónde está Follett, Tressider? ¿Por qué no ha venido contigo mi esposo? Tressider volvió a sentir otro nudo en la garganta antes de poder hablar de nuevo... - Lo siento, Sara. Sara supo entonces la verdad pero se resistió a aceptarla. - ¡No! ¡No es posible! ¡Dime que estoy soñando una pesadilla y que voy a despertar! - Sara... no ha sido una muerte muy de acorde con su heroísmo profesional pero ha muerto como un héroe. Sara se dejó caer en el sofá y comenzó a llorar desconsoladamente. - ¿Qué le pasa a mi mamá, Tressi? El teniente Tressider no podía seguir hablando. - ¿Y mi papá? ¿Por qué no ha venido esta noche mi papá? Me había prometido contar un cuento después de cenar juntos y sin embargo no ha venido a cenar. ¡Quiero a mi papá! ¡Quiero que mi papá y yo juguemos con "Sky". Aquello de "Sky" le dio ánimos al teniente Tressider para poder continuar hablando intentando no mostrar sus emociones. - Peter. Escucha Peter. Tu papá se ha ido de viaje a un lugar muy lejano y tardarás un poco de tiempo en volver a verle; pero no te preocupes por eso. Estará muy pronto otra vez junto a ti. Todos sus amigos te hemos regalado a "Sky" para que jueges con él hasta que vuelvas otra vez a ver a tu papá. - ¡No quiero a "Sky" si no viene esta noche mi papá a jugar con nosotros! ¡Llevátelo! ¡No quiero a "Sky" si no está papá! Rose reaccionó en esos momentos. - Peter. Ya te ha dicho Tressi que papá ha salido de viaje y pasará un poco de tiempo antes de que le podamos volver a ver. No le eches la culpa a "Sky". Es un bebé como tú y necesita también el mismo cariño y el mismo amor que necesitas tú. Vamos a la cama y yo te contaré el cuento mientras "Sky" se va a dormir porque también está cansado. - Está bien, mamá. ¿Puedo darle un beso a "Sky" para volver a ser amigos? - Esta noche te dejo que duermas con él en la cama; pero solo esta noche nada más. ¿Vale? - Vale mamá, pero no quiero que tú me cuentes ningún cuento. Como papá no va a venir esta noche quiero ser yo el que le cuente un cuento a "Sky" para que se quede dormido. El pequeño Peter, con el cachorrito setter irlandés de color canela, se fue a su habitación, se metió en la cama con "Sky" y comenzó a contarle el cuento de "Peter Pan" hasta que los dos se quedaron dormidos. - ¿Cómo ha sido su muerte? - No muy digna para un héroe como él pero sí muy heroica para todos nosotros. Uno de la pandila de "The Kids Courage" le ha matado de una pedrada en la sien derecha. El culpable ha sido detenido y pasará el resto de su vida sin salir para nada de la cárcel en la que está ya recluído. - ¿De qué me sirve eso a mí, teniente Tressider? - Supongo que a ti no te servirá de nada pero a los buenos policías de Nueva York nos servirá de mucho. Follett no era partidario de la violencia pero nosotros teníamos que hacer justicia en su nombre. - ¿Cómo era mi esposo en el trabajo? - ¡Nunca jamás he tenido un compañero igual! Era el que más y mejor trabajaba de todos nosotros incluyendo al Jefe Murray. Sabíamos que muy pronto iba a ser teniente y que llegaría fácilmente a ser capitán. En la Policía de Nueva York nunca hemos conocido un mejor compañero que él. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás cuando los demás no podían cumplir todavía con sus labores. Su generosidad era inmensa y no se puede medir con palabras, Rose. Pero de todo ello supongo que tú serás la que más sabe porque eras su esposa y te lo contaría todos los días. - No, teniente Tressider, cuando mi esposo llegaba a casa no hablaba para nada de sus trabajos como policía de Nueva York. Me entretenía contando miles de aventuras por países ignotos y maravillosos. Eran solamente invenciones suyas pero conseguía hacerlas reales. Yo las vivía, escuchándole, con la misma ilusión con que él las vivía. Era alegre, simpático, siempre muy chistoso. Se reía con la gente pero sin burlarse nunca de nadie. Se tomaba la vida siempre con un sano humor lo cual, para ser un policía de Nueva York, era demasiado pedirle. - ¿De verdad era esa la verdad de mi amigo Follett? - Sí. Pero hay mucho más. Nunca jamás rompió una amistad salvo cuando alguno que otro, más por envidia que por otra cosa, rompía la amistad con él. Para mí no sólo era mi amante esposo sino, también, mi inseparable compañero y, por sobre todo, mi mejor amigo. - Así era tambiéni en las calles, Rose. Patrullamos juntos por mucho tiempo y no he pasado nunca mejores momentos que los que pasé a su lado. ¿Qué más era tu esposo, Rose? - ¡Un soñador irreductible! ¡Consiguió hacer reales muchos de sus sueños y los compartía conmigo sin ninguna clase de egoísmo ni de vanidad! Como buen cristiano que era siempre le decía a todo el mundo, y no se acobardaba por decirlo sino que se sentía sanamente orgulloso, que la única mujer con la que tuvo sexo fue solamente conmigo, que era virgen cuando se casó y que se casó con una virgen. Además, siempre repetía lo mismo con su firme voz: "Rose y yo somos dos personas dentro de una sola persona porque no somos dos mitades de naranja unidas como muchos decís sino que los dos juntos formamos una sola naranja sin ninguna clase de mitad". - ¿Y cambió cuando nació Peter? - No solamente no cambió en nada sino que siempre siguió siendo el mismo y actuaba siempre de la misma manera noble y leal. Lo que sucedió es que cuando nació Peter venía más deprisa y más contento a casa porque, además de estar conmigo, necesitaba jugar con su bebé. No lo quería. Lo adoraba. Y como era tan encantador e imaginativo siempre le contaba cuentos. Algunos de los que conoce todo el mundo pero muchos de ellos inventados por él mismo. Asombraba la agilidad mental que tenía para contar historias improvisadas. Su cuento favorito era "Peter Pan" y por eso le pusimos el nombre de Peter al bebé. Quería tener cuatro hijos en total y no le improtaba para nada que fuesen varones o hembras. Jamás tuvo capricho alguno en eso del género de sus bebés. Sólo le pedía a Dios capacidad para poder criarlos y educarlos como buenos cristianos. - ¿Te está haciendo daño recordarle, Rose? - ¡Todo lo contrario! ¡Hablar de él me hace mucho bien porque es como si estuviera presente todavía! Nunca me acostumbraré a su ausencia. - Tenía una mirada muy especial cuando se trataba de hablar con los demás en el trabajo. Una mirada de sosiego, de ternura, de paz. Por eso siempre estuvo en contra de usar la violencia contra nignún otro ser humano fuese o no fuese una verdadra escoria de la sociedad. Él decía que todos somos iguales ante Dios pero que sólo unos pocos se atreven a reconocerlo públicamente. Y fue uno de esos a los que tanto defendía el que le ha matado. - No quiero hablar más de la muerte de mi esposo. Era un sentimental y un verdadero bohemio y me llenó tanto de vida con su sentimentalismo y su bohemia que nunca jamás volveré a casarme. - ¡Pero si eres todavía demasiado joven, Rose! ¿Cuál es el motivo para afirmar que nunca te volverás a casar de nuevo? - Porque nunca encontraré, en ninguna parte del mundo, otro hombre igual que él. Te voy a contar un secreto. A pesar de la dureza de sus trabajos era un verdadero romántico. Nunca se olvidaba de regalarme poemas desde que me conoció por primera vez en una terraza de la Quinta Avenida. Aquí tengo uno que siempre va conmigo a todas partes. ¿Quieres escucharlo? - Si no te hace daño. - No. Cada vez que lo leo me anima a seguir viviendo un día más. Me gustan mucho todos los poemas que me ha dedicado personalmente y no tengo preferencias entre ellos pero este me llama mucho la atención por la fuerza del sentimiento que expresa. ¿Quieres escucharlo de verdad? - Si te hace bien hacerlo, te escucho. - Se titula "Polvo de azúcar esparcido" y dice así: Presenciándote desnuda de sentires en el tálamo del deseo y la caricia me voy sintiendo más humano naciendo en el vientre de tu flor. Busco con el tacto las semillas de tus senos envueltos en fragancia y arde entonces todo el ritmo de la lava de tu sexo enternecido. Beso a beso boca con la boca de la noche oculta en los ramajes penetramos en el hondo acompañamiento del esperma convertido en sal. Entonces perdura tu naturaleza de hembra abierta en el silencio y todo el huracán de las pasiones se abate en un temblor de palpitares. Es el momento en que yo te tomo para hacerte aroma de amapolas y la roja sangre se enardece cubriendo la sábana del sueño. El nuevo éxtasis del polen hunde sus raíces en tu cuerpo cubriendo la vida con materia de espíritu salvaje y natural. Así somos dos genes contundentes uniéndose en el lazo amoroso de los brazos asidos a la esquina de tus caderas henchidas de palomas. Y el polvo de azúcar esparcido nos sirve de amanecer caliente en esta atmósfera que cubre de relámpago todos los delirios. - ¡Arrea! ¿Todo un policía de Nueva York puede escribir con ese sentimiento y esa fuerza sensorial? - Pues ya ves que sí. - Viéndole trabajar parece imposible. - Para él nunca había ningún imposible. Según decía siempre, lo imposible no existe. Lo más grandioso de todo es que, a pesar de escribir así, nunca dejó de ser como un niño. Era todo un "Peter Pan" que nunca jamás pasó de los 18 años de edad. Por eso le encantaban los cómics y los tebeos. Desde antes de que naciera el bebé era un asiduo lector de "Capìtán América" y después de nacer el bebé no se cansaba nunca de enseñarle y leerle las aventuras de "Capitán América". Era un verdadero patriota y respetaba a todos y a todas salvo a los que se mostraban dictadores contra la Humanidad. Así era el sargento Follett. - Un día los policías de Nueva York escribiremos un libro para que el mundo sepa quién fue de verdad el sargento Follett. Vamos a necesitar tu ayuda para llevarlo a cabo. ¿Te comprometes a contarnos anécdotas de tu vida junto a él? - Me comprometosi es por una buena causa. - Hablando de comprometerse si tú quiseras... - No, teniente Tressider. Sólo hubo un hombre en mi vida, sólo hay un hombre en mi vida y sólo habrá un hombre en mi vida porque sé que está vivo. - Entonces... - Entonces... ¿cuántos años tiene usted, teniente Tressider?... - Ya hace muchos meses que he cumplido los 35. - ¿Y cómo es posible que un hombre como usted esté todavía soltero? - No he tenido suerte con las chicas. - Viéndode en persona eso no me lo puedo creer. - Quiero decir que nunca he tenido la suerte de encontrar una chica como tú. - Es demasiado tarde. ¿Desea usted dormir esta noche en mi casa? - Con mucho gusto, Rose. Lo haré en el sofá. - Un sofá es muy incómodo, teniente Tressider. - Pero estoy ya muy acostumbrado a domir en sofás y completamente solo; así que no me voy a quejar para nada. - Está bien. Si desea dormir en el sofá puede hacerlo, pero tengo una habitación libre que está siempre disponible para visitas imprevistas. - Gracias, Rose... pero no... porque yo seguiré durmiendo en los sofás completamente solo hasta que Dios quiera. - ¿Qué sabe usted de Dios? - Todo lo que nos estuvo predicando, mientras nunca dejaba de trabajar, tu esposo el sargento Follett. Un día nos explicó que no es que Jesucristo nos da la espalda sino que es el mundo el que no da la cara y lo acompañó con un curioso dibujo del Monte del Calvario. Por eso conozco muy bien a Jesucristo. - Buenas noches, teniente Tressider. Ya tengo sueño de verdad. - Buenas noches, Rose. Mientras duermo en el sofá por lo menos serviré de guardián contra alguien que quiera entrar sin tu permiso. - ¿Se refiere a ladrones? - Me refiero a ladrones o a cualquier otro tipo de la morralla humana. - Espero que no tenga usted que intervenir. - Espero que no se le ocurra a nadie hacer que intervenga. - Adiós entonces, teniente Tressider. - ¿Te importaría llamarme solamente Tressi como lo hace Peter? - Adiós, Tressi. Hasta mañana. - Hasta mañana, Rose. - Pero... ¡qué tonta soy!... estoy segura de que todavía no has cenado, Tressi. - No he cenado todavía pero no tengo ganas de hacerlo después de lo sucedido con tu esposo. - ¡No digas tonterías! ¡No me importa en absoluto hacerte un par de sanduches! - Si insistes, acepto. ¿Puedo acompañarlos con un vaso de cocacola? - Tengo cocacola. Puedes acompañarlos con un vaso de cocacola o con dos vaso si quieres. - No deseo abusar de tu hospitalidad. - Entonces ponte cómodo mientras yo voy a la cocina. - ¿Te importa si enciendo el aparato de radio? - No tengo ningún inconveniente. - Es que está a punto de emitirse un mensaje del Jefe Murray sobre lo sucedido esta tarde. - No me interesa escucharlo. - Lo pondré en voz muy baja. A mí si me interesa escucharlo para no olvidarlo jamás. Rose desapareció de la sala cuando el teniente Tressider encendió el aparato. Comenzaba a hablar el Jefe Murray. - ¡Ciudadanos y ciudadanas de Nueva York, esta tarde hemos perdido a uno de los mejores hombres de la historia de nuestra ciudad! Ha muerto el sargento Follett que ya es, desde ahora mismo, uno de los verdaderos héroes de esta nación. Tenía solamente 36 años de edad y deja a una joven viuda y un bebé de tan sólo 3 años de edad. Él siempre predicaba que la violencia solo produce violencia y que si queremos un mundo mejor el diálogo de la paz es el único camino que existe para conseguirlo pero, a pesar de sus ideas, nunca dejó de cumplir fielmente cualquier trabajo que se le encomendaba porque creía en la justicia. Ha sido el mejor policía que he conocido en toda mi larga vida y eso que he conocido a miles de policías. Él era el mejor y todos sus compañeros sabían que él era el mejor. Por eso nunca le vamos a olvidar y tampoco vamos a olvidar a quienes le han asesinado cobardemente. ¡Os juro que antes de que cese en mis funciones de Jefe Superior de la policía de Nueva York habremos acabado definitivamente con la pandilla autodenominada "The Kids Courage" que no representa, para nada, a la comunidad negra de nuestro Harlem!. Solamente son un grupo de indeseables sea cual sea el color de su piel y vamos a acabar con ellos definitivamente para que el diálogo social no se nos escape de las manos. Sé también que existen unos pocos corruptos dentro de nuestras propias filas pero también os juro que terminaré por descubrirlos porque son un deshonor para todos nosotros. Que Dios guarde en su seno al sargento Follett que, en estos mismos momentos, ha alcanzado ya el grado de capitán porque siempre fue, en la práctica de sus labores diarias, todo un gran capitán. Se lo merece porque es el ejemplo que todos queremos seguir. El teniente Tressider apagó el aparato de radio en el mismo instante en que Rose regresaba con los dos sanduches en un plato y un vaso de cocacola. - Va a ser muy duro para Peter, amigo Tressi. - No te preocupes tanto por eso, Rose. Peter sólo tiene 3 años de edad y cuando vaya creciendo irá olvidando su dolor. La pena siempre existirá dentro de su corazón pero el dolor desaparecerá para siempre según vaya pasando el tiempo. Un niño de 3 años de edad sólo recuerda, cuando llega a la adolescencia, unos breves retazos de esa época. Además, no se criará nunca solo. Todos los policías que éramos amigos de Follett, junto con todos nuestros familiares, no os vamos a dejar nunca solos ni a ti ni a Peter. Ten plena confianza en que tu bebé crecerá sano y fuerte tanto en lo físico como en la espiritual. "Sky" sólo ha sido el principio de lo que estamos dispuestos todos nosotros a hacer por ti y por tu hijo. - Gracias, Tressi. - ¿Sabes que no vas a cobrar una paga de sargento sino una paga de capitán? - ¿Cómo puede ser eso? - Porque lo ha decidido el Jefe Murray y porque todos tenemos que reconocer que, en verdad, era un verdadero gran capitán. - Ahora sí, Tressi, ahora hasta mañana. - Mañana será un día mucho mejor que hoy, Rose. - Espero que cada mañana siempre sea mucho mejor que el día que se quede como pasado. - Eso es, Rose. Me gusta esa actitud tuya siempre tan positiva. Eres una mujer envidiable en todos los sentidos físicos y espirituales de la palabra envidiable. Hasta mañana.
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