Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Dentro del aula cuento las castañas. Son 27. Ni pocas ni muchas sino todo lo contrario. Lo mejor de todo no es llegar sino saber mantenerse. Yo ya he llegado y ahora pienso solamente en mantenerme. 27 castañas son dignas de ser aprovechadas. Así que estoy empezando a aprender Deontología del Periodismo. Las castañas no pueden ser olvidadas en el ostracismo y mi mente piensa en Mercedes. Claro que no lo hago por traicionar a nadie sino para saber que la esperanza late dentro de mis ilusiones. ¿Mercedes era una ilusión en esto de saber compensar las que se van por las que vienen? Buena propuesta para poder meditar sobre las castañas.
 
A medida que pasan las horas, el tiempo se me concentra alrededor de un solo objetivo: sumar castaña tras castaña para seguir manteniéndome en medio de todas ellas. Hay un aparato transmisor que consta de emisor y receptoras. Levanto la mirada del libro y observo a mi alrededor. Siempre es bueno saber lo que uno tiene alrededor de sí mismo. Yo tengo muchas ilusiones y, sobre todo, un gran sueño. Y en medio de las imaginaciones de todos nosotros, el profesor de Redacción nos anima a que escribamos lo que nos de la real gana, sobre el tema que nos de la real gana y como nos de la real gana. Si esto es dar clases de Redacción Periodística que venga Don Florencio y lo vea, por favor; porque para Don Florencio el tema era el tema y la forma era la forma y el estilo era el estilo y la calidad era la calidad. Como debe ser. Pero eso, para Arnoriaga, parece no tener ninguna importancia. ¡Cuánto debería de haber aprendido Arnoriaga de Don Florencio en lugar de meterse las manos en los bolsillos, o poner las manos en su cinturón para hacerse el importante mientras camina con todas sus castañas a cuestas!
 
Quizás sea por eso por lo que muchos cogen buenas castañas en medio de las noches madrileñas. Yo, como siempre, una vez que salgo de la Facultad poseo y desarrollo la facultad de caminar bajo la luna y las estrellas sin sucumbir nunca ante las castañas. He contado 27 y espero contar muchas más.