De los hombres no espero nada (Diario)
Publicado en Mar 25, 2015
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Por cada 100 políticos que existen, 99 de ellos no dicen nada más que tonterías. Solamente 1 dice algo interesante y resulta que es una mujer. Por eso, y mientras que las voces de las mujeres no sean escuchadas de manera verdaderamente igualitaria y equitativa a las de los hombres, yo me abstuve en las europeas, me abstengo en las autonómicas y me abstendré en las nacionales. Hoy, un tiparraco me ha dicho: "Diesel, por decir y hacer las cosas que dices y haces te estás ganando muchos enemigos entre los hombres". Me le he quedado mirando de frente y directamente a los ojos y le he respondido: "Tiparraco, por decir y hacer las cosas que digo y hago me estoy ganando muchas amigas entre las mujeres". Y se ha quedado callado para siempre. 
 
 
De todos los hombres que he conocido (salvo muy raras excepciones) todos han sido más falsos y traidores que Judas Iscariote; pero de todas las mujeres que he conocido (salvo muy raras excepciones) todas han sido más sinceras y amigas que la María hermana de Lázaro. Así que, como dice un gran sabio que yo conozco: "Todos los que se van por todas las que entran". Asumo que yo he conocido unas muy pocas decenas de hombres un poco más guapos que yo, pero también asumo que yo soy muchísimo más guapo que muchísimos millones de hombres que he conocido. Lo importante, en verdad, no es que los hombres lo sean o no lo sean sino que nunca se acaben las chavalas guapas como, por poner el ejemplo más imponente e importante que conozco, la chavala con la que estoy casado como Dios manda.
 
En esto de no esperar nada de los hombres, pongamos por ejemplo a los hermanos y a las hermanas. ¿De qué sirve tener muchos hermanos varones si son todos ellos (o la inmmensa mayoría de todos ellos salvo muy raras excepciones que suelen brillar por sus ausencias) son envidiosos, tacaños, avaros, deseosos de quitarte siempre lo que tienes porque te lo has ganado por tus propios méritos y esfuerzos, que te olvidan retirándote el saludo porque eres completamente feliz y otros muchos ejemplos de egoísmos y prepotencias haciéndote chantajes sentimentales porque no deseas ser como ellos? ¡Sin embargo, una sola hermana mujer, y digo una sola hermana mujer por no decir más, qué generosa es, qué amiga es que te da de todo lo que tiene a cambio de nada y que se siente feliz cuando te ve feliz porque has conseguido llegar hasta donde querías llegar! He ahí la diferencia humana entre los hermanos (salvo muy raras exceciones que brillan por sus ausencias) y las hermanas siempre presentes en los momentos más duros de tu vida.
 
Y ahora que estoy escribiendo plácidamente en mi querido hogar me viene a la memoria un hecho acontecido durante una excursión cuando yo era bancario (no banquero sino bancario porque ser banquero no me ha importado jamás) en que un grupito de "gallitos" iban intendo hacer creer que eran muy guapos y ligones con las chicas pero que en realidad eran más feos que Frankenstein en pijama después de levantarse de la cama y no ligaban ni con las fregonas de sus casas. Pues bien, el más "gallito" de todos ellos empezó a cantarme algo que decía así: ¡Tan borracho soy yo como tú que tú como yo que yo como tú! Ante su estúpida insistencia con la cancioncilla, le miré de frente y a los ojos y solamente le contesté: ¿Borracho yo? ¡Tururú! Si no me emborracho jamás por culpa de una chavala guapísima, ¿cómo me voy a emborrachar por culpa de algún hombre tan feísimo como tú? El "gallito" agachó la cabeza y se dedicó a cantar otros estribillos de moda. Solamente me entró la risa. Estoy bebiendo una cocacola mientras él quizás esté todavía bebiendo alcohol para intentar olvidarme un poco. 
 
Existe una sabia frase que dice: "El hombre siempre está esperando que el gran árbol se caiga para hacer leña de él". Pero yo no me he caído jamás a pesar de todos los intentos que han hecho para derribarme. Por eso sigo caminando puesto que no estoy loco. Y aquí, escribiendo en mi hogar, algunos de esos hombres que se las dan de muy machos siguen dando puñetazos sobre las mesas mientras juegan al dominó y siguen levantando las voces y armando alborotos mientras se cagan en todo lo que existe en el Cielo y en todo lo que hay sobre la Tierra con el único afán de molestar a los demás. A mí, particularmente, me son indiferentes y me es indiferente que golpeen sobre las mesas, blasfemen sin ton ni son y armen grescas con palabrotas y amenazas violentas "a lo yidahista" pero en español. Me son totalmente indiferentes y paso olímpicamente de todos ellos pero me dan pena.
 
También existe un tipo que va publicando que hace más ruido el tecleo de mi computadora que todos esos puñetazos sobre las mesas. Cosa más ridícula y absurda no he escuchado yo jamás en toda mi vida. Lo que le sucede es que cuando pasa por entre los que se las dan de machos agacha la cabeza y no es capaz de decirles nada mientras que a mí no me importa trabajar con la Cultura en medio de tanto ruido o en el más completo de los silencios; porque quienes se quejan de ellos no soy yo precisamente sino otros compañeros y compañeras que prefieren cerrar la puerta de la Sala de Informática para no tener que soportarlos.
 
Termino la página de mi Diario, de la fecha de hoy, cantando al más puro estilo baturro: ¡Tengo ya tu amor, para qué quiero más, los amores no valen nada, lo que vale es un amor! Y con el amor de mi chavala super guay soy inmensamente feliz. ¡Guau! ¡Por supuestísimo que sí Don Alfonso Pérez, por supuestisimo que sí, con peluca o sin peluca, para que sepa usted lo que es ser un hombre de verdad! Y como es verdad pues yo traquilo. ¡Jaque mate a la Envidia! ¡Siempre doy jaque mate a la Envidia en esta partida de Ajedrez llamada Vida! A lo mejor hasta alguien aprende algo de mí pero, sea cierto o no sea cierto que soy un maestro para alguien, yo sigo diciendo que de los hombres no espero nada.  
 
NOTA.- El hecho de que seamos hombres ya casados como Dios manda no es óbice (no confundir con ápice) para que podamos hablar de asuntos de chavalas guapas o guapísimas y aclaro que, mientras óbice significa impedimento, ápice es la parte sobresaliente de algún asunto y en asunto de chavalas guapas o guapísimas yo he obtenido algún sobresaliente que otro pero mi Matrícula de Honor es mi Princesa. Así que ya cierro el Diario volviendo a cantar a lo baturro: ¡Ya tengo tu amor, para qué quiero más, los amores no valen nada, lo que vale es un amor! Hasta mañana si Dios quiere.   
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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