Muerte y sus muertos
Publicado en Mar 05, 2009
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Leyó en un libro de Levitas sobre el gran interrogante:   ¿Que es la Muerte?  Automáticamente se acordó de sus muertos.   ¿Qué es la muerte? ¿La nada? La muerte no puede tener identidad pues no es un ser. ¿O lo es?  ¿Sus muertos son todavía? ...
Fueron muertes bien diferentes, aún así la expresión tampoco no le servía.   Según la Filosofía la muerte es el desaparecer de cualquier expresión de vida. La negación de la vida. Cualquier signo o símbolo o presencia que modifique vida.  ¡Uy!   ¿Qué es la vida?  Es la pregunta que automáticamente asalta ahí mismo.
Su primer muerto,  (sin contar tíos y amigos)  su padre.   Lo vio consumirse, pero mientras estaba no se le ocurría que podría no estar.    De pronto pasó a ser una cosa.   Quiso verlo de cuerpo entero y ya no veía a su progenitor, era un algo.  Algo que cuanto antes desapareciera, mejor.  No lloró. La excusa fue que lo había llorado tanto en su agonía... pero no: simplemente, eso ya no era su padre, pero ¿Dónde estaba? Nadie sabía dar respuestas.  Su Fe o las enseñanzas que había recibido le hacían  imaginar un padre que iba a velar por ellos desde un más allá de lo que permitían percibir los sentidos.
El segundo muertito cercano fue el sobrinito.  Éste casi no llegó a expresar vida. En su indefensión de bebé no llegó a dar verdaderos signos,  no llegó a comunicarse y así también se apagó.  En el moisés se parecía al muñeco malcriado que aquella Noche Buena lejana había recibido  como regalo.   Una carita fría de porcelana y unas manitos de dedos tiesos.  Ya no era. Ya no había siquiera el gemido de incomodidad. Pero tampoco existía el mecánico "mama" del  "malcriado" cuando se rompió.  - Un Ángel más en el cielo - dijo el sacerdote frente a esa cajita apenas más grande que una de zapatos.   No llegó casi a ser y ahora ya no era.   ¿Dónde es?
Después pasó un tiempo... hubo muertes pero no muertos.  Sentimientos entremezclados  frente a ataúdes de vecinos, amigos, padres de amigos, pero no pensó en la Muerte  -  Imaginaba al papá como patriarca con su nieto en las rodillas, sonriente y resplandeciente.  ¿Qué rodillas?   Si ya no estaban.  ¿Qué nietito?   En espíritu, ¿no nos igualamos todos?   La muerte es la nada  o la transformación.   Nadie puede ni pudo explicarlo hasta ahora.  El interrogante continúa abierto.
Diez años más tarde sucedió la "seguidilla": El abuelo, en realidad su suegro, casi centenario una mañana frío como piedra, ya no respondió.  Ya no estaba.  Ya no era...  La nada lo invadió así simplemente sin anunciarse.  Se durmió para siempre.
Apenas había asumido esta pérdida, apareció la frágil salud de su madre.   Lo natural es que los padres se mueran antes que los hijos, había que asumirlo.  Su rezo resignado fue: -Ya que tiene que ser, que sea pronto y que no sufra. Sentimientos  confusos le hacían  hacer a la Sra. de la guadaña o a Dios la propuesta de cambiar el lugar, de ocuparlo ella, aunque la lógica le decía que la octogenaria no la iba a sobrevivir mucho. De nuevo no lloró, aceptó los designios del Creador e ilusamente vio la unión de los espíritus de sus progenitores.
Muerte, ¿qué es?   Despedida final, ocaso, desprendimiento.  ¿Qué es?
Todavía le faltaba la prueba mayor.  Se fue de una hora a otra.  Esa nochecita regresó de su trabajo, miraron TV y cenaron juntos y en el momento que iba a descansar del día, él inició su "descanso eterno".   ¿Se había llegado a dar cuenta?   Nadie lo sabe y nunca lo sabrá. Se quedó allí. ¿Dónde?  Pues en realidad ya no es   No dio más señales. En un desesperado monólogo o mudo diálogo le decía: - No me hagas esto.  Pero de nada sirvió  Durante una media hora siguió buscando latidos en su cuello, pero sólo sintió un cuerpo enfriándose bajo sus dedos.  ¿Estaba?  ¿La veía?   No lloró.  No podía   - Soy fuerte... soy fuerte...    Y quedó sola.   Eso ya no era él.  ¿Dónde estará? Si está.
Muerte. ¿Comienzo o fin?   En esa dimensión desconocida, incomprendida, imaginada están ellos. sus muertos.  Aunque no sepa dónde y cómo. Pero para este presente hay más allá que un acá.
A los anteriores los siguió  pronto el hermano menor.  Luchó durante dos años contra ese mal atroz. Rezó, llevó la foto a un sacerdote sanador y a una curandera.  Pero era su hora y a su hora se fue.  O está?  ¿Ya no es?   ¿Qué es?   El sobrino, ya responsable, aparentemente  siguió la luz por su propia determinación y allí también está o no está.
Muerte ¿Qué es?  ¿Ellos esperan en algún lado?    Final o Comienzo.   Nadie lo puede afirmar  No podemos decir qué es  pero tampoco podemos preguntarlo.   Es esperar.
¿Esperar qué?     Hay vida y hay muerte.    Hay seres y hay tiempo.   ¿Ya vivimos?
¿Ya  morimos?     ¿Cuál es nuestro espacio?   ¿Cuál es nuestro tiempo?
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Foto del autor Cris Gler
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Descripción

La pérdida y el luto por familiares

Palabras Clave: Luto pérdidas fin muertos más allá?

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales


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Comentarios (1)add comment
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- ezes -

hola cris, lindo el articulo. muy reflexivo. te pasas por los mios? gracias, saludos... - ezes -

"payadas de un gaucho"

"un muerto y una flor"
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March 05, 2009
 

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busy