Capítulo 2 bis: País Vasco (Mesolítico)
Sigamos ahora el hilo argumental del Profesor de la Universidad del País Vasco Alfonso Alday Ruiz. Según dice él: "las sociedades postpaleolíticas se desarrollan durante la fase climática del Holoceno, que representa la segunda gran unidad climática del Cuaternario, aquella en que la mejoría atmosférica -por aumento de la temperatura y de la humedad- ofrece unas condiciones que se irán asemejados a las actuales".
Yo añado que el Holoceno es el comienzo de la época holocena, que se sitúa tras la última glaciación (Würm), hace unos 10.000 años. Sus inicios están señalados por una transgresión marina, denominada flandriense, cuyos efectos son subacuales en ciertas zonas del Mediterráneo. En el campo de las culturas humanas, esta época corresponde a los períodos mesolítico y neolítico así como a la Edad de los Metales. De paso, para conocimiento de los ignorantes proetarras (que se nota mucho que no tienen ni idea) flandriense (que deriva de Flandes) es la ciencia de la estratografía que estudia la transgresión cuaternaria poswurmiense, cuyos efectos son subactuales (unos 5.000 años) en algunas zonas del Mediterráneo y que está caracterizada por faunas frías como "Cyprina islandesis", y hago saber (a los incultos proetarras) que el "quahog del océano" (Arctic islandia) es una especie de almeja comestible, un molusco bivalvo marino de la familia Arcticidae. Esta especie es nativa del Océano Atlántico Norte, y se cosecha para el mercado como una fuente de alimento. Esta especie también es conocida por un número de diferentes nombres comunes incluyendo cyprides islandis, almeja caoba, quahog caoba, quahog negra y almeja negra. El isladinca Arctica se asemeja a la mercenaria pero la cáscara de la almeja del océano es más redonda, y la linea paleal no tiene sangría en el seno. A diferencia de la mercenaria (que vive en la zona intermareal y puede ser recogida por excavación), esta especie sólo puede ser recogida por dragado. Crece hasta tamaños superiores a los 50 milímetros dedesde la concha.
Continuemos con la línea del hilo argumental de Alday para confirmar que el devenir prehistórico del Holoceno comprende diversas entidades culturales sucesivas: Mesolítico, deudor en bastantes de sus caracteres de las etapas finopaleolíticas, que con el tiempo impone sus rasgos de adaptación a la nueva realidad climático-paisajista (usándose el término Mesolítico como Epipaleolítico); Neolítico, que significa la adopción de las formas económicas productivas (agricultura y ganadería) y novedades técnicas, sobresaliendo entre ellas la cerámica y el pulimento; Edad de los Metales, en concreto el Calcolítico (o Eneolítico), donde comienza el trabajo con el cobre, y la Edad del Bronce (hasta que aparece la Edad del Hierro).
Como la cultura material se reduce casi únicamente a la indutria tallada lítica, la división por etapas se basa en ella. La evolución de las técnicas, la diversidad de formatos y las variaciones entre los tipos sirven como argumentación para la subdivisión del Mesolítico en tres unidades consecutivas: laminar (donde se incluye el genérico Aziliense), de muescas y denticulados, y geométrica.
Hemos citado al Aziliense. Veamos qué es esto de Aziliense para demostrar, una vez más, que en esa época no había países, ni naciones, ni patrias (salvo las "patrias chicas") y por lo tanto el País Vasco era solamente una región (como sigue siendo hoy en día). El Aziliense es una cultura del Epipaleolítico, denominado así debido al yacimiento epónimo Mas d'Azil, en los Pirineos franceses. Este término lo creó Édouard Piette en 1889 para designar un grupo cultural extendido desde Francia hasta Asturias (habéis leído bien: desde Francia hasta Asturias pasando por el País Vasco con lo cual se demuestra que todo era una misma región). En la Península Ibérica, el Aziliense se centra en la región cantábrica, situándose en el mismo territorio donde se desarrolló el Magdaleniense. Su origen está en el Magdaleniense Superior, pues hay una continuación con el material lítico y óseo, aunque su industria ósea es más pobre. Los azilienses ocupan cuevas, generalmente situadas a escasa altura sobre el nivel del mar. Se caracteriza por la existencia de menos buriles y más raspadores. Surgen las llamadas puntas azilienses. Arpones aplanados con fuste en forma ahusada, con un orificio alargado en su base y los dientes no sobresalen del fuste sino que están dentro del huso (a diferencia de los arpones magdalenienses, que además de ser alargados y más o menos de sección circular, sus dientes sobresalen mucho del fuste). Son frecuentes las laminillas del dorso. Hay una reducción en la cantidad de industria ósea, posiblemente en favor de los útiles en madera. Aparecen nuevas armas como el arco y la flecha. Es el final del Würm, con el aumento de la temperatura y la humedad, con lo que se produce el progresivo retraimiento de los hielos hacia zonas más septentrionales. Esto provoca que especies como el reno emigren hacia zonas más frías. Los bosques colonizan los territorios liberados por el hielo. El nivel del mar sube e inunda zonas amplias costeras, con lo que aquellas gentes deben abandonar algunos de sus lugares de habitación. Aparecen lagos, estrechos (Sicilia se separa de la península itálica) e incluso el mar Báltico que en un principio fue un inmenso lago. Todo esto supone un cambio en las formas de vida de esas gentes que provocó la emigración siguiendo a los renos hacia el norte. Fue un período de cambio que puede responder a la incógnita de la desaparición del arte parietal. Continúa el esquema económico cazador recolector. Hay diversificación de la dieta, con incorporaciones de animales como el jabalí o el corzo, animales de bosque templado. También se intensifica la explotación de recursos acuáticos. Hay un decaimiento de las manifestaciones artísticas, el arte rupestre desaparece y el arte mueble se restringe a manifestaciones abstractas. Arte en cantos rodados pintados y plaquetas grabadas con motivos geométricos o coloreados, con una significación religiosa. En la cueva de Birsek (Suiza) se han encontrado 133 cantos rodados pintados, la inmensa mayoría rotos, como si hubiese sido obra de posibles enemigos para destruir su poder mágico religioso.
En cuanto al Aziliense en España (como unidad geográfica total incluyendo al País Vasco que es algo que desean desconocer los proetarras para no saber la verdad) un yacimiento clave para conocer esta cultura epipaleolítica, es la cueva de los Azules, en Cangas de Onís (Asturias) que presenta una amplia secuencia de este periodo y entre sus niveles se encontró uno de los pocos enterramientos humanos de esta época. Algunos de los yacimientos en España son: La Paloma, Las Cobrerizas, Los Azules y Perán (en Asturias); Cueva de El Castillo, Cueva de El Pendo, Cueva Morín, Camargo, El Piélago, Cueva de San Juan y El Otero (en Cantabria); La Peña de Estebanela (en Castilla y León); Abauntz (en Navarra); y Arenaza, Bolkinkoba y Santimamiñe (en el País Vasco). ¿Se han enterado ya los proetarras de la unidad ibérica o todavía siguen diciendo necedades?.
Una vez vuelto a aclarar este asunto, volvamos a Alday; pero antes digamos quién fue Piette. Édouard Piette (11 de marzo de 1827 - 5 de junio de 1906) fue un historiador y arqueólogo francés. Nació en Aubigny (Ardenas) y llegó a ser Magistrado de profesión, dedicando su tiempo libre a investigar el arte mueble prehistórico. Sus excavaciones en las cuevas de Gourdan y Lorthet (Altos Pirineos), Arudy (Pirineos Atlánticos), Brassempouey (Landas) y Mas- d'Azil (Ariège) le permitieron formar una rica colección de objetos artísticos de la Edad de Piedra que luego donó al museo de Saint-Germain-en-Laye (París). Fue autor de numerosos intentos de cronología para estos objetos y para el Paleolítico Superior en sí. Todas ellas fueron científicamente rechazadas. Sin embargo debe ser reconocido, no solo por la fastuosa colección de arte mueble prehistórico que legó a los franceses, sino también por ser el primero en plantear la cuestión de las "Venus eseatopigias" paleolíticas (de las cuales vamos a hablar ahora) y, sobre todo, por haber identificado el Aziliense en la cueva de Mas-d'Azil, una cultura epipaleolítica que sucede al Magadaleniense final. Falleció en Rumigny (Ardenas) el 5 de junio de 1906 después de Jesucristo.
"Venus eseatopigias". Veamos qué es esto. Las venus paleolíticas son estatuillas femeninas de hueso, asta, marfil, piedra o terracota (seguramente también quizá de madera, pero se habrían perdido) datadas en el Paleolítico Superior y en el Mesolítico, dentro de los cuales constituyen la principal categoría de arte mueble o mobiliar, superando el centenar de ejemplares, en el caso de las figuras de bulto redondo, y los dos centenares si se incluyen representaciones parietales. Estas esculturas tienen tamaños modestos, hasta diminutos, oscilando entre los 4 y los 25 centímetros. El primer descubrimiento fue la Venus de Brassempouy, en 1893, por Édoard Piette. Cuatro años más tarde, Salomón Reinach daba a conocer las estatuillas de esteatita de las cuevas de Grimaldi. En 1908 fue exhumada la famosísima Venus de Willendorg, en un campo de loess del valle del Danubio, en Austria. Esta escultura, que se ha convertido en un icono, anunciaba el descubrimiento de numerosas esculturas femeninas que se extendían desde los Pirineos franceses hasta las llanuras siberianas del lago Baikal. Fueron bautizadas con el nombre de Venus al extenderse la noción de que constituían un ideal de belleza prehistórico, y, aunque la idea ha sido rechazada, la denominación de venus persiste. Todas ellas parecen responder a representaciones convencionales de la mujer de la época (algunas llegan a ser claramente estilizaciones o esquemas), lo que no impide apreciar la maestría de los artesanos prehistóricos. Hay un grupo de venus, denominado esteatopigias, con ciertas partes de la anatomía exageradamente desarrolladas: son obesas, con el abdomen, la vulva, las nalgas y las mamas extemadamente grandes. Pero también es común que el resto de las partes del cuerpo aparezcan desdibujadas: los brazos son muy pequeños, los pies apenas se les ven y la cara suele ser, por lo general, inexistente. Se pueden diferenciar un rombo interior, donde se centran las características que los hombres querían resaltar y un rombo exterior que comprende las extremidades. La cuestión de la esteatopigia de ciertas Venus ha sido objeto de numerosas controversias: el primero en abordar el tema fue Piette, descubridor de la Dama de Brassempouy y de otras venus en los Pirineos. Por otro lado, algunos etnólogos la han comparado con los bosquimanos del África austral, y otros han querido ver símbolos de la fertilidad y la abundancia. Posteriormente se determinó que no todas las figurillas eran obesas, ni todas tenían los atributos femeninos exagerados, ni todas carecían de rasgos faciales: la idea de este clase de efigies comenzaba a desdibujarse. Por eso, varios especialistas intentaron distinguir diferentes variedades de venus. La publicación de referencia sobre el estudio de este tipo de obras de arte se debe a un exhaustivo trabajo que llegó a determinar cinco variantes de figuras atendiendo, sobre todo, a su procedencia geográfica:
Venus de Brassempouy, Venus de Lespugne, Vanues de Laussel, Venus de Dolni Vêstonice (hecha de cerámica) y venus de Savignano o de Grimaldi (que de las dos maneras se conoce); aunque actualmente se incluyen numerosas venus encontradas en países desgajados de la antigua Unión Soviética; por ejemplo la Venus de Kostienko (Rusia) y la Venus de Gagarino (Ucrania). Leroi-Gourhan, sin embargo, sostiene que existe una relación cultural de algún tipo entre todos estos yacimientos y que en ciertos detalles anatómicos sugieren que el origen es oriental, mientras que su expansión es hacia el oeste. Es intrigante la ausencia de Venus paleolíticas en la península Ibérica, por más que se hayan citado ejemplos dudosos de El Pendo o La Pileta, siendo el caso más importante la llamada Venus de las Caldas, en los alrededores de Oviedo: esta figura magdaleniense es un relieve en asta de cérvido que tiene un cuerpo femenino estilizado y un rostro animalizado de cierva, no encaja en el concepto de las demás venus conocidas, de hecho se sospecha que es un propulsor decorado y no una venus propiamente dicha. Pero recientemente se descubrieron dos posibles antecedentes de estas venus paleolíticas, de edades mucho más avanzadas, y se trata de las venus de Berejat Ram y de Tan-Tan, datadas entre los 200.000 y los 300.000 años de antigüedad, que son muy discutidas todavía. De cualquier modo, no se ha establecido, todavía, una relación de estos hallazgos con las venus peleolíticas en sentido estricto. Hasta hace poco, la mayoría de estas figuras se databan en el Auriñaciense; sin embargo, la tendencia más reciente es pensar que comenzaron a tallarse en el Gravetiense evolucionado y el Solutrense (lo que sería el Estilo II de Leroi-Gourhan), que es cuando predominan las formas obesas. Siguieron elaborándose hasta el Magdaleninese o sus culturas afines, pero en estos periodos ya adquieren una forma delgada con cambios en las zonas de interés: se detalla la cara, o han ido evolucionando hacia formas cada vez más estilizadas, incluso abstractas (venus claviformes). En cuanto a la interpretación, la alta proporción de figuras femeninas en el arte mueble del Paleolítico Superior es suficiente para admitir el importante papel de la mujer en aquellas sociedades prehistóricas (como sucedió y sigue sucediendo, hoy en día. en la vida de los habitantes del País Vasco). Sabemos que no eran objetos con una utilidad práctica productiva; también sabemos que han aparecido en lugares de habitación y no en lugares de enterramiento. Podría ser que estuviesen a la vista de cualquiera, no siendo, pues, amuletos recónditos o secretos (lo que explicaría su enorme difusión geográfica que debió llegar hasta el País Vasco pues se ha hallado el ejemplo asturiano). Sin embargo, poco más se puede decir. Todas las teorías sobre la Gran Diosa Madre, la diosa de la fecundidad o los cánones de la belleza son meras especulaciones que no llegan, ni siquiera, a poder ser formuladas como auténticas hipótesis científicas; ya que no hay manera de establecer procedimientos de contrastación, ni hallar pruebas científicas, etcétera. Las venus halladas en lugares como Willendorf, coronaban amontonamientos, quizás altares, pero no se ha demostrado que fuesen adoradas. En Rusia, siete venus aparecieron repartidas en el interior de una cabaña de forma oval de cinco metros de largo, pero no eran diosas sino amuletos apotropáicos para cada uno de los ocupante del lugar. Caso parecido es el de la Venus de Baikal, pero en este caso las cabañas sólo tenían figuritas en el lado izquierdo de la choza. No se pueden citar muchos ejemplos, ya que que muchas de estas estatuillas fueron descubiertas cuando las técnicas arqueológicas eran muy rudimentarias, aunque podemos atestiguar que aparecen tanto en asentamientos al aire libre como en cuevas y que es muy lógico que existiesen venus mesolíticas en el País Vasco que o no se han descubierto todavía o simplemente desaparecieron con el paso del tiempo. Sabemos, nos obstante, que tanto la Venus de Willendorf como la Venus de Laussel están pintadas en ocre rojo; ésta última aparece asociada a otra en que parece su imagen especular y a un hombre con rasgos itifálicos. Esta asociación de hombre/mujer más bisonte parece corroborar las interpretaicones binarias, de André Leroi-Gurghan de quien, para conocimientos de los ignorantes proetarras que no saben que las mujeres tenían y siguen teniendo roles muy principales en las familias vascas, vamos a dar un breve dato biográfico. André Jorge Leandre Adolf Leroi-Gourhan, nacido el 25 de agosto de 1911 y fallecido el 19 de febrero de 1986 en París, fue un doctor en letras y doctor en ciencias, etnólogo, arqueólogo e historiador frsncés; uno de los grandes especialistas franceses en Prehistoria y Antropología que enseñó en las universidades de Lyon y La Sorbona, así como en el Colegio de Francia.
¿Hubo venus prehistóricas en el País Vasco? Teniendo en cuenta la enorme importancia que tiene la mujer en la sociedad vasca y la aparición de algunas pequeñas estatuillas femeninas a lo largo de la cornisa cantábrica la respuesta es positiva. Sí hubo venus prehistóricas en el País Vasco, posiblemente del Paleolítico Superior y del Mesolítico. En este sentido afirmativo, el Museo de Ciencias de Arnedo celebró, hace muy poco tiempo, una exposición de carácter permanente que recoge cincuenta réplicas de Venus Paleolíticas. Entre la muestra, que se presenta agrupada en base a las formas de las 'Venus', destaca la presencia de una Venus masculina y de otra, la única de las expuestas, encontrada en la Cueva del Pendo en Cantabria. El Museo cuenta con gran afluencia de visitantes entre las que destaca escolares y estudiantes universitarios de diferentes comunidades autónomas. Para quien no lo sepa (por ejemplo los ignorantes proetarras), Arnedo -que tiene mucho que ver con la cultura de los vascones como estudiaremos en su capítulo oportuno- no es ciduad vasca sino que pertenece a La Rioja. La ciudad de Arnedo (perteneciente a las culturas vascas sólo en términos culturales pero no políticos) está situada en La Rioja (España), en la comarca de la Rioja Baja, con 14.559 habitantes en el año 2013 depués de Jesucristo, y está bañada por el río Cidacos (afluente del río Ebro). La economía depende fundamentalmente de la industria del calzado. Su nombre proviene posiblemente del latín "Arenetum" colectivo de "arena" como sucede, igualmente, con el nombre del equipo de fútbol vasco-español Arenas de Guecho, que aún perteneciendo al País Vasco, ha jugado y sigue jugando en la Liga Española de Fútbol desde los inicios de este deporte en España (porque se sienten en verdad españoles además de vascos). Hay que saber (saludos al señor Aguirregabiria por ejemplo) que el Arenas Club de Guecho es un club de fútbol de España de la ciudad de Guecho en Vizcaya, del País Vasco Español (¿de acuerdo con lo de Español señor Aguirregabiria o tiene usted dudas ya que se autoconsidera usted mismo el mejor colaborador de Vorem aunque eso no se le crea nadie ni tomando algunos chacolís de más?). Fue fundado en 1909 y juega en la Tercera División española. Fue uno de los equipos más importantes del fútbol español durante el primer tercio del siglo XX cuando ganó una Copa del Rey en 1919 y obtuvo tres subcampeonatos de Liga en 1917, 1925 y 1927. ¿Es de verdad usted, señor Aguirregabiria, el mejor colaborador de Vorem o lo ha soñado para hacerse más importante? Pues una vez ya despiertos del todo, sigamos con la realidad de lo que nos dice Alday. Por cierto, ya hemos señalado que Alday imparte enseñanzas en la Universidad del País Vasco; nada más y nada menos que de Geografía, Prehistoria y Arqueología al mismo tiempo. A eso lo llamo yo verdadero conocimiento y sabiduría, señor Aguirregabirira, y no a escribir artículos plomizos que sólo interesan a gentes politizadas y con muy poca imaginación.
Pues bien, siguiendo a Alday resulta que las severas condiciones climáticas del tardoglaciar obligaron a los pobladores prehistóricos del País Vasco a buscar refugios en los rincones más favorables abandonando los inhóspitos (lo cual demuestra una vez más que eran nómadas a lo largo de toda la costa cantábrica y no sólo de las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa). Por eso la mayoría de los yacimientos del Mesolítico se encuentran en la línea de la costa, aunque hay ejemplos de tierra interior aprovechando las oscilaciones climáticas de sentido más benigno. Por todo ello los yacimientos, más que de cavernas (como antes) son ahora de abrigos bajo rocas; que significa refugios al amparo de una pared con techumbres pocos desarrolladas o inexistentes. Esto nos indica que vivían en forma de pequeños grupos humanos (muy pequeños grupos humanos que todavía no formaban tribus y se limitaban sólo a ser familias) y, en la mayoría de las veces, sólo de manera temporal. ¿Dónde se encuentran estos lugares ciñéndonos solamente a la región vasca teniendo en cuenta que sólo es una región dentro del contexto general de España y Francia? En los cierres de valles (como Mendandia en la depresión de Treviño y el conjunto de Atxoste) y encajonados en pasos abiertos de los ríos (como Peña de Marañón en la vereda del río Ega y el grupo de Fuente Hoz-Socuevas; separados ambos por el cauce del río Bayas).
Alday cita, como los principales yacimientos del Mesolítico en el País Vasco español y Navarra (España) a los costeros de Berroberría, Ekain, Santimamiñe y Pareko Landa; y en el interior los de Urratxa III, Abauntz, Aizpea, Zatoya, Padre Areso, Portugain, Barniollo, Socuevas, Fuente Hoz, Mendandia, Charratu, Atxoste-Kanpanoste y La Peña. Comencemos por los más cercanos a la costa cantábrica. Ya descritos los de Ekain y Santimamiñe en capítulos anteriores, vamos a centrarnos en Berroberría y Pareko Landa. Sobre Berrobería, veamos qué dijo Ignacio de Barandiarán: "La «cueva de Alquerdi» y el «covacho de Berroberría», en término de Urdax (barrio de Alquerdi), se sitúan entre los núcleos de Urdax y de Zugarramurdi, aunque más cerca de éste. Las denominaciones con que se conocen ambas cavidades no nos parecen demasiado correctas: pues Alquerdi es el nombre del barrio de Urdax en cuyo término se ubican las dos (tanto el «covacho» como la «cueva»), y Berroberría el del caserío inmediato (propiedad de Don Martín Iturri). Pero puesto que dichas denominaciones fueron atribuidas —a falta de otras— hace más de cuarenta años por quien describió el primero su interés arqueológico, pensamos que deben mantenerse. El conjunto espeleológico de Berroberría se sitúa en la Hoja número 66 («Maya de Baztán») del Instituto Geográfico y Catastral, y en la Hoja 7.2 («Pamplona») del Mapa Militar de España. La zona de Berroberría soporta una de las más altas medias de precipitaciones de toda Navarra: una media anual superior a los 1.800 milímetros. Se halla a una altitud entre 100 y 120 metros sobre nivel del mar, en un dominio actual de vegetación basal oceánica. Junto a la misma línea de frontera con Francia, en Dancharinea, debe tomarse la carretera local que lleva a Zugarramurdi. Por ella, y a unos 3 kilómetros de Dancharinea, se aprecia a la izquierda un notable afloramiento calcáreo entre los caseríos de Celaieta y Berroberría. Parcialmente explotado hoy por canteras («canteras de Celaieta»), posee en su interior una compleja red espeleológica, en buena parte aún activa. Según precisa la descripción del Marqués de Loriana, en ese macizo se producen sumideros de corrientes por sus costados Oeste, Este y Sur, aflorando por el Nordeste hacia la cuenca del Olabidea. En él se han señalado la «cueva de Celaieta», al Este (prospectada por Loriana, con hallazgos aislados de cerámicas toscas y alguna pieza ósea de Cérvido; y que reconocimos nosotros en la primavera de 1977), y el complejo de Berroberría-Alquerdi, al Sur-Suroeste. Como se indicó, el «covacho de Berroberría» y la «cueva de Alquerdi» se integran en un mismo sistema cárstico, situándose el covacho al Oeste de la cueva. A ambos lados del covacho se abren senos casi cerrados: el del lado occidental está hoy casi taponado por masas de tierra y piedras procedentes de excavaciones anteriores a la nuestra; en tanto que el oriental supone el llamado «fondo del covacho», allí donde Norbert Casteret hizo en 1930 el primer sondeo de Berroberría, junto al que luego arrancaría la trinchera del Marqués de Loriana (en 1939). El fondo nordeste de ese entrante, o seno B, se halla muy próximo al del fondo de la galería occidental de Alquerdi. En el covacho de Berroberría se aprecia una amplia zona vaciada, que ocupa el centro y fondo de su planta: se extiende en un área superficial de unos 50 metros cuadrados, con una profundidad oscilante entre los 1,50 y los 2 metros. El covacho tiene una amplia embocadura de 23 metros de ancho, por 4 a 6 de alto (en su zona más exterior): su fondo medio anda por los 6 metros, llegando a introducirse los 18 metros en su parte más profunda. El abrigo mira exactamente al Sur. Frente a él se extiende una pendiente de unos 30 grados de inclinación. La geología de la zona se puede consultar en el Instituto Geológico y Minero de España. En esta zona intermedia entre Urdax y Zugarramurdi se producen tres afloramientos, dispuestos en bandas aproximadamente paralelas: el septentrional, del Cretácico superior (margas y margocalizas), el central, del Cretácico inferior (Aptense/Albense con mármoles, margas, calizas, margas arenosas y areniscas calcáreas), a cuya costa se formó el complejo cárstico de Berroberría y el inmediato conjunto de Celaieta (igual que el afloramiento de Sorgiñen-Leze y Akelarren-Leze), y el meridional, del Triásico («Buntsandstein» con conglomerados, cuarcitas, areniscas y basaltos), que pudo ser erosionado y arrastrados sus materiales rodados por el Olabidea aguas abajo. El aparato cárstico de Berroberría drena una serie de corrientes que acaban integradas en la cuenca del Olabidea: río que afluyendo desde las estribaciones del pico de Alkurruntz marcha en dirección Norte hasta unirse con el Nivelle en el mismo puesto fronterizo de Dancharinea. Los materiales más importantes hayados en Berroberría son, entre otros muchos, una serie de 3 arpones de asta (de doble hilera de dientes y sección subcircular aplanada) uno de ellos con base en doble alargamiento; 1 cincel de asta de cérvido con grabados figurativos y 1 fragmento de arpón aplanado, en doble hilera de dientes muy curvados.
Barnardo Estornés Lasa Fondoa (en la página web de eusko-media) escribe lo siguiente: "Berroberría es el nombre de dos cuevas situadas en el barrio Alkerdi de Urdax, Navarra. Constituyen -según Maluquer- el yacimiento prehistórico más trabajado de Navarra, con niveles magdalenienses, arte mobiliar, niveles azilienses y neolíticos, enlazando el paleolítico con las etapas posteriores, postcuaternarias. Juan Maluquer, director del departamento de arqueología y prehistoria de la facultad de Letras de Barcelona, ha explorado el yacimiento durante cinco visitas -1959, 1960, 1963, 1968 y 1970-, trabajo subvencionado por la institución "Príncipe de Viana" de la Diputación Foral de Navarra. El propietario actual de las dos cuevas es Don José María Ciaurriz. Una de ellas está situada al Oeste de la de Zelaieta. Hay en ella grabados parietales cérvicos del Magdaleniense, descubiertos en 1930 por Norberto Casteret y un yacimiento prehistórico dado a conocer por José Miguel de Barandiarán el año 1935. La otra es un abrigo pequeño situado a pocos metros al Oeste de la primera. Contiene un yacimiento con restos neolíticos, mesolíticos y magdalenienses con abundantes caracoles en el estrato mesolítico. Descubierta en 1930 por Norberto Casteret y excavada parcialmente por éste y más tarde por el marqués de Loriana. Los materiales se encuentran en el Museo de Pamplona. Posteriormente (1970) un grupo de baztaneses ha hallado cerámica, con posibilidad hallstática".
Para los ignorantes (entre ellos, por supuesto, los proetarras) debemos decir que hallstática es una palabra que se refiere a la cultura de Hallstatt perteneciente al Bronce final y la I Edad del Hierro. Pero hablar de eso ahora no es pertinente. Para terminar con Berroberría citemos lo que dijo César Gonzáles Sáiz: "Las primeras excavaciones de Berroberría datan de 1930 (por ejemplo las de Norberto Casteret en 1933) y fueron proseguidas en 1939 (nada más terminar la Guerra Civil Española) por el Marqués de Loriana (1940-1943), y algunos años más tarde por Saturnino Rivera Manescau, permaneciento éstas inéditas. Desde 1959 (en pleno franquismo) Joan Maluquer de Motes i Nicolau desarrolló hasta 6 campañas de excavación, publicadas en 1965 como avance de sus Memorias. Ignacio de Barandiarán ha reeditado una puesta al día de la escasa información de estos yacimientos (1967) y todo el conjunto (parietal de Alquerdi y de Berroberría) en 1974.
Para que aprendan los necios proetarras que nosotros sí que sabemos de lo que estamos hablando y no como ellos, ignorantes además de necios, hemos de decir que Norbert (en español Noberto) Casteret (19 agosto 1897 hasta 20 julio 1987) fue un famoso espeleólogo francés, aventurero y escritor, y es uno de los nombres más reconocidos en la espeleología en todo el mundo. Después de Édouard-Alfred Martel (el "padre de la espeleología moderna", aunque a veces también Casteret disfruta este título), Casteret, junto con Robert de Joly, se convirtió en una figura destacada de la espeleología francesa entre las dos guerras mundiales y en la mitad del siglo XX; que el Marqués de Loriana al que nos estamos refiriendo es Juan Manuel de Urquijo y Landecho (1919-1955) conociendo que el Marquesado de Urquijo (de orígenes vascos) es un nobiliario español que el rey Amadeo I concedió el 13 de mayo de 1871 al financiero y político alavés Estanislao de Urquijo y Landaluce (de extracción humilde, Estanislao de Urquijo logró ascender económica y socialmente hasta el punto de iniciar una de las sagas político-económicas más importantes del país durante el siglo XIX y el Siglo XX, que se prolongaría con su sobrino Juan Manuel y los descendientes de éste). Estanislao de Urquijo Ussía, tercer marqués de Urquijo, obtuvo el 18 de noviembre de 1918 de manos del rey Alfonso XIII la Grandeza de España para este título de orígenes vascos. Asímismo fue nombrado I Marqués de Bolarque en 1913. Juan Manuel de Urquijo y Landecho, IV marqués de Urquijo, ostentó también los títulos de XIII Marqués de Loriana y IX Marqués de Villar del Águila. En 1980 la quinta marquesa y su marido fueron asesinados, en uno de los casos de asesinato más conocidos de la historia de España y que terminó con el "tonto útil" (Rafi Escobedo) ahorcándose con su cinturón cuando estaba en la cárcel (o sea que "se comió el marrón" mientras los demás sospechosos salieron indemnes y están viviendo "a cuerpo de reyes"); que Saturnino Rivera Manescau fue Director del Museo Arqueológico de Madrid (en la época franquista) y que Joan Maluquer de Motes i Nicolau (Barcelona, 1915 - Artesa de Segre, Lérida, 1988) fue un historiador y arqueólogo español, especialista en Prehistoria y en la Edad Antigua, y particularmente en la civilización tartésica, siendo padre del historiador Jordi Maluquer de Motes. Con todo esto como bagaje cultural suplementario, hablemos ahora del yacimiento de Pareko Landa.
Tomando como fuente a Juan Carlos López Quintana, sabemos que el yacimiento de Pareko Landa (entre Busturia y Bermeo), se localiza en el cordal de Sollube, barrera montañosa que limita por el Oeste la cuenca de Urdabai. Se trata de una ocupación prehistórica al aire libre bajo una línea de estratos de arenisca orientada al Sur. Se sitúa entre Sollube Txikerra y Tribis Buru, a 526 metros sobre el nivel del mar. Su emplazamiento, en un collado de gran visibilidad le confiere al sitio una situación estratégica. En cuanto a la litología, prácticamente la totalidad del monte Sollube está compuesto por una alternancia de areniscas y lititas. Los suelos son de escaso espesor y desarrollo, oscilando, de forma general, entre 0 y 40 centímetros. En el yacimiento de Pareko Landa hemos documentado una estratigrafía que refleja el momento de aparición de los primeros indicios técnicos neolíticos en el seno de poblaciones mesolíticas de cazadores y recolectores. A saber.
1. Estructura estratigráfica Arn (arenas negras). Nivel superior, del Neolítico Antiguo, en torno a la primera mitad del IV Milenio antes de Jesucristo.
2. Estructura estratigráfica Armk (arenas marrones compactas). Nivel intermedio datado por C14 en la primera mitad del V milenio antes de Jesucristo, correspondiente a un momento avanzado del Mesolítico.
3. Estructura estratigráfica Armb (arenas marrones con bloques). Nivel inferior, encuadrable en el Epipaleolítico, sin mayor precisión por el momento.
Pareko Landa es un lugar de hábitat temporal, posiblemente estacional, que se mantiene durante más de dos milenios en relación con un modelo de explotación intensiva de recursos alimentarios variados. Debido a la acidez del sedimento no se han conservado restos de fauna. Aún así, la industria en sílex, con abundantes utensilios relacionados con la caza, y su posición geográfica en un collado de altura, nos hacen pensar en una ocupación de cazadores, destacando otros aprovechamientos del medio como por ejemplo la recolección de productos botánicos.
En cuanto a los yacimientos en tierra dentro empecemos por la Cueva de Urratxa III. Por el libro titulado "El yacimiento de la cueva de Urratxa III (Orozko, Bizkaia, Bilbao) escrito por M. Muñoz Salvatierra y E.Berganza (Editorial Deusto, 1997) sabemos, según expone Juan A. Fernández-Tresguerres Velas (en Internet) que en toda investigación arqueológica se intenta ante todo obtener conjuntos ordenados e integrados, en los cuales pervive el sistema de relaciones espaciales y funcionales entre los elementos que proporcionan el primer elemento interpretativo. Sin ese principio unificador –cada uno de los niveles de un conjunto estratigráfico–, todos y cada uno de los elementos se disgregan y difícilmente se les puede volver a integrar dentro de un conjunto. Al menos con una cierta seguridad. Este es el grave problema que plantea la cueva de Urratxa III. Su estratigrafía estaba alterada en todos los niveles arqueológicos. Este hecho, resaltado constantemente por cada uno de los investigadores en los trabajos que componen este volumen, les obligó a volcar una buena parte de sus esfuerzos en el intento de reconstrucción de la secuencia de los acontecimientos y en la búsqueda de la posible integración de los elementos en conjuntos culturales lógicos que respondan a la realidad. La cueva había sido acondicionada y utilizada en tiempos modernos, posiblemente como refugio, para lo cual en las dos zonas de la cueva, vestíbulo y galería, se realizaron obras que alteraron todos los niveles de una estratigrafía no muy amplia. Esto sin contar con las alteraciones que, posiblemente, provocó, mucho tiempo antes el uso de la cueva como lugar de enterramiento. Los resultados de la excavación proporcionaron materiales interesantes: cerámicas de la Edad del Bronce, restos humanos, materiales líticos y huesos de animales, tanto de especies salvajes como domésticas. Pero junto a ellos también se encontraron, en las dos partes de la cueva y en las capas que proporcionaron restos arqueológicos, materiales modernos. Esto, en principio, pone en cuestión la validez de los resultados de la excavación, ya que cada uno de esos materiales carecía de un contexto adecuado que permitiese su interpretación. Esto no significa que carezcan totalmente de valor; lo tienen, aunque en diversas ocasiones éste no sea más que indicativo. Con estos materiales carentes de referencias estratigráficas reales, la primera imposición es intentar darles un contexto más o menos hipotético. En principio, los restos humanos y las vasijas, aunque no necesariamente tiene que ser así, parecen formar un conjunto. Ya resulta más problemático que los restos de animales domésticos tengan que pertenecer al mismo (de hecho su datación, con el valor que pueda tener, está muy alejada de indicarlo). Lo mismo sucede con los restos de animales no domesticados. Entre ellos aparecen algunos, como el Ursus spelaeus y los de Marmota sp., que indican, como mínimo, episodios del Paleolítico final, mientras que otros como Cervus elaphus pueden encontrarse en contextos bastante más amplios, y una especie como Sus scrofa, parece señalar posibles contextos postpaleolíticos. Problemas similares plantea la industria lítica. Los rasgos que la caracterizan entran dentro del contexto aziliense, aunque, según señalan los autores, algunos podrían apuntar hacia un momento algo posterior dentro del epipaleolítico. Ciertamente, los porcentajes son indicativos, y podrían integrarse desde el punto de vista tipológico dentro del mundo aziliense, a pesar de los altas cifras acumuladas en útiles como los denticulados o escotaduras. Pero –pasando por alto el hecho de que con un grupo de utensilios se pueden crear conjuntos culturales distintos–, la abundancia de estos tipos de útiles no tienen que señalar necesariamente otro momento posterior, teniendo en cuenta las actividades que, según los análisis de las huellas de uso, fueron realizadas en el yacimiento. Un primer paso –después de la identificación de algunas de las especies– para reconstruir los conjuntos, fue la obtención de fechas que pudiesen orientar sobre los momentos de ocupación y a los que pertenecían algunos de los restos óseos encontrados. Las fechas de C 14 se agrupan en cuatro grupos: una datación más elevada de un fragmento de hueso de ciervo que cae dentro del margen del Aziliense, un conjunto de dos dataciones obtenidas sobre hueso de bóvido y de jabalí que apuntan hacia un momento más tardío del Epipaleolítico; tres fechas obtenidas sobre restos humanos aparecen agrupadas en un momento final del Bronce Antiguo o inicios del Medio; una última datación sobre restos de un animal doméstico –Ovis– proporciona una fecha mucho más tardía. Es verdad que los sistemas de datación actuales poseen una mayor fiabilidad, y pueden servir como base para la determinación de los diversos momentos de ocupación de la cueva de Urratxa. Pero otra cosa distinta es poder agrupar a partir de esas fechas cada uno de los elementos de cultura material en un momento determinado cuando han perdido su sistema básico de relaciones como conjuntos. A partir de ahí sólo es posible la comparación con otros hechos más o menos contemporáneos, y con lo que sabemos de su comportamiento. Aunque el método no puede llevar más allá de construir una hipótesis más o menos fiable. Con bases tan frágiles de partida, los diversos investigadores han tratado de salvar todo lo que era salvable de la cueva de Urratxa III. Y lo han conseguido de una manera notable. Los análisis intentan una aproximación a diversos aspectos de lo acontecido. Los estudios preliminares sobre el estado de la caverna corren a cargo de M. Muñoz Salvatierra y Eduardo Berganza, los cuales realizan también el estudio tipológico de las piezas líticas y de las escasas muestras de la industria ósea. Estos estudios son complementados con el análisis de los métodos de talla y de las huellas de uso realizados por J.E. González Urquijo y J.J. Ibáñez Estévez. El análisis de los aspectos materiales del canto pintado fue realizado por M. García Díez. Los estudios de la cerámica se deben a R. Ruiz Idarraga. Los del material silíceo a A. Tarriño. Los restos de animales fueron analizados por P. Castaños y los de la avifauna por M. Elorza. El estudio antropológico fue realizado por C. de la Rúa, M. Cuende, L.M. Durán y N. Izagirre. De este modo, los datos objetivos que resultan del estudio se integran en una reconstrucción hipotética, pero que resulta coherente. Otro caso es el del valor que se le quiera otorgar. Todo ello lo percibimos en el momento en que analizamos las conclusiones a que se llegan en los diferentes estudios. Es perceptible su coherencia dentro del margen de posibilidad que permite la investigación en un yacimiento con estas características. Pequeños grupos de cazadores que visitan la cueva, en algunos momentos no totalmente determinados, con el posible fin de la caza y aprovechamiento de los recursos captados. Esto es deducible del escaso número y de los tipos de utensilios hallados (el total de útiles líticos es de 273), de las actividades desarrolladas, conocidas a través del estudio de las huellas de uso, que apuntan sobre todo hacia el tratamiento de pieles frescas y trabajos sobre madera, que en algún caso parecen ir algo más allá de la simple reparación de utensilios. El tipo de especies presentes –al menos Cervus para el Aziliense y Bóvido y Sus para el Epipaleolítico más avanzado- según indican las fechas de C14 señalan también la misma dirección. Pero aunque es probable que en los dos posibles momentos de ocupación –Aziliense y Epipaleolítico posterior- las actividades fueran las mismas, dadas las características y situación del yacimiento, es imposible precisar mucho más sobre cada una de ellas. En la Edad del Bronce el uso de la cueva fue esencialmente funerario. Esto parece quedar claro por la presencia de restos humanos y cerámicas. El conjunto es más homogéneo y permite una mayor seguridad en las afirmaciones. Los análisis de ADN indican una gran variabilidad en el esquema genético de los individuos allí enterrados lo cual permite apuntar hacia grupos trashumantes con relaciones amplias. Otra cuestión es la relativa al interesante canto pintado. Por desgracia, en el escaso repertorio de este tipo de elementos en el Cantábrico, son muchos los que han desaparecido o no tienen un contexto estratigráfico claro, o bien carecen totalmente de él. En este caso no hay ninguna duda de que se trata de un canto intencionalmente pintado, con un motivo característico dentro del conjunto pirenaico, pero no observado aún en sitios azilienses cantábricos, en los que la “iconografía” es muy pobre. Su paralelo más próximo dentro de la Península sería con el de Filador, y no va más allá del hecho de que aparecen en ambos casos líneas rojas paralelas. Pero mientras que en Urratxa III son paralelas ligeramente oblicuas transversales al eje mayor del canto, en Filador son longitudinales. Sin embargo, el problema es que este tipo de arte no se limita a ser sólo una expresión del Aziliense. Algunos elementos de este tipo los encontramos en el Asturiense de Mazaculos II, o ya en el Levante las numerosas placas del horizonte II de la Cocina. Con lo cual no conseguimos que el repertorio cantábrico en este tipo de manifestaciones artísticas aumente con claridad y certeza.
Hago hincapié, por mi propia cuenta, sobre eso que se cita de "relaciones muy amplias" que significa, para el entendimiento de cualquier persona que estudia los orígenes de las tribus y los pueblos humanos, la interrelación que existía entre las familias prehistóricas; con lo cual eso de la raza pura vasca viene a ser un mito, un desconocimiento de la realidad o un interés por parte de los proetarras para confundir a las personas de bien. No existió ni existe jamás una raza pura vasca porque, como todas las demás etnias de la Tierra que derivan de familias anteriores a las tribus, los individuos pertenecientes a una familia se cruzaban con los individuos pertenecientes a otras familias vecinas y después a otras tribus vecinas y, más tarde, a otros pueblos vecinos. Eso rompe por completo la falsa y manipulada teoría nazi-fascista del racismo de los proetarras.
Abauntz. Hablemos de Abauntz para seguir adelante con nuestro Ensayo. Primeramente vamos a apoyarnos en lo que escribe Julio Asunción, que es un licenciado en Historia, guía turístico y montañero navarro; colaborador de la revista "Conocer Navarra" donde ha publicado artículos de arte, arqueología y naturaleza. Ha publicado, también, más de 300 rutas senderistas con un total de más de 2.000 kilómetros. Según un artículo que escribe sobre el Museo de Navarra (dedicado especialmente a la cueva de Abauntz) nos informa de que la cueva de Abauntz está situada en las cercanías de Arraitz-Orkin, en el valle de Ultzama, y es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Navarra. A su amplia secuencia cronológica, la más completa de la Prehistoria de Navarra (no dice Euzkadi sino Navarra para dejar bien sentado que Navarra no es de Euzkadi pese a lo que intentan argumentar los proetarras de manera inculta e ignorante), que abarca desde el Paleolítico Medio de la época romana (45.000 antes de Jesucristo- 400 después de Jesucristo) se añade la calidad en importancia de los hallazgos en ella encontrados. Hallazgos que continuarán en los próximos años ya que sólo se ha excavado una pequeña parte de la misma. El descubrimiento del mapa más antiguo de Europa Occidental (pues toda la región pertenece a los mismos habitantes de Europa Occidental), verdadero tesoro de la Prehistoria, llevó a la cueva de Abauntz a salir en revistas, periódicos y televisiones en el año 2010 después de Jesucristo. El mapa tiene más de 13.000 años de antigüedad. En el mapa están desarrollados sus alrededores de la cueva: el arroyo Zaldazain, el monte San Gregorio, la garganta que se extiende entre la cueva y el monte y otros detalles dle entorno. A pocos metros de la entrada de la cueva existe el artista-cazador grabando la piedra donde reflejaba el paisaje cercano. Es más, en la piedra hay una figura antropomorfa ubicada en el punto de vista desde el que se ve el paisaje representado, enfrente de la peña de San Gregorio. ¿Quizás el autorretrato más antiguo de la Historia? Pero esta pieza no es la única singular del yacimiento. Otro canto de piedra tiene la mejor representación del arte mueble prehistórico de Navarra, la cabeza de un caballo de bella factura naturalista. Un tercer canto fue usado como lámpara. En su parte superior tiene una concavidad donde se ponía la grasa que era usada como combustible para iluminar el interior de la cueva. También contiene representaciones de animales. Y otra pieza interesante que es un colgante con marcas en grupos de 7, basado en las fases lunares. Debió ser un calendario lunar con el que controlaban el paso del tiempo (muchísimo más antiguo, por lo tanto, que el famoso Calendario Azteca). ¿Quizás para fijar la fecha de reunión con el resto de la tribu tras las partidas de caza? ¿Marcaba algún día especial o sagrado?
Dejemos estas preguntas como cuestiones insólitas por descubrir y veamos lo que dice la Gran Enciclopedia Navarra: "La cueva de Abauntz es un yacimiento arqueológico en cueva, situado en Arraiz, valle de Ultzama, cerca de las Ventas de Arraiz. La tradición popular conserva la denominación de "Lamizulo" referida a la cavidad, aunque la bibliografía lo designa con el topónimo general de la zona. Descubierta en 1932, se dio a conocer como yacimiento arqueológico en 1953. La excavación sistemática, entre 1976 y 1979, puso en evidencia su ocupación desde el final del Paleolítico Superior (cultura Magdaleniense), Epipaleolítico (cultura Aziliense), Neolítico antiguo y reciente, Calcolítico y época romana. Es, por tanto, uno de los yacimientos prehistóricos con mayor diversidad estratigráfica de la geografía navarra; en términos absolutos fue ocupado entre el año 13.850 antes de Jesucristo y el 408 después de Jesucristo, con niveles intermedios de abandono. Sirvió de vivienda más o menos permanente a cazadores-recolectores hasta su empleo con fines sepulcrales hacia el 2.290 antes de Jesucristo (en el Calcolítico) y como escondrijo en los tiempos de inestabilidad del Bajo imperio Romano".
En la web "Curiosidades Navarras" se habla del mapa: En el año 2009 se difundió la noticia del descubrimiento arqueológico de una piedra margosa, blanda por fuera y dura por dentro, que contenía un croquis o pequeño mapa de situación realizado en la prehistoria. Había sido localizada en el yacimiento de la cueva de Abauntz, en el término Arizarte, a aproximadamente un kilómetro de la localidad de Arraitz, en el valle de Ultzama. Esta piedra se dató en unos 13.660 años de antigüedad (período magdaleniense) y sus dimensiones son de 20 centímetros de largo y entre un kilo y kilo y medio de peso, con unos dibujos grabados cuyo significado resultaba desconocido, a parte de otros de diversas figuras de animales. Su hallazgo se produjo en 1993, pero los investigadores tardaron años en descifrar su significado. Al parecer, los grabados de esta piedra representan un croquis del terreno inmediato a la citada cueva. Por lo tanto, ha sido calificado como el primer mapa cartográfico de Europa Occidental.
Posiblemente, uno de los cazadores nómadas que se habrían alojado temporalmente en la cueva de Abauntz grabó con algún buril en la pequeña piedra todo aquello que veía desde la entrada de la gruta, marcando el paisaje que observaba desde allí: el arroyo Zaldazain, el perfil del monte San Gregorio situado frente a la cueva, la garganta entre ésta y dicho monte, las charcas o zonas inundables, los caminos y accesos más practicables, los puntos en los que poder aprovisionarse de materias primas, los lugares con presencia de animales a los que daban caza (ciervos, cabras), etcétera. El objetivo de este trabajo habría sido dejar una referencia para posteriores visitas del grupo o de otros cazadores y así poder localizar rápidamente los puntos que eran de su interés.
Terminamos con esta cueva textualizando lo siguiente que encuentro en Internet: Se sitúa en el paraje de Arizarte, distante 1 kilómetro aproximadamente de la localidad de Arraitz, a través de la pista de Zaldazain. En el interior de la misma se encontró un yacimiento prehistórico con restos humanos y cerámica de la Edad de Bronce. Han sido diversas la excavaciones que se han llevado a cabo en el lugar en la década de los años 80, existiendo abundante materia proveniente de esta cueva expuesto y catalogado en el Museo de Navarra. En agosto de 2009, la arqueóloga aragonesa Pilar Utrilla, encabezando un equipo de investigación de la Universidad de Zaragoza, han descubierto que en una piedra proveniente de la cueva de Abaunz, hay un mapa que según los estudios realizados dataría de hace 13.660 años, convirtiéndose de dicho modo en el mapa más antiguo de Europa Occidental. Según la mitología del lugar, la cueva servía de morada de lamías (brujas), y la tradición oral transcribe la siguiente leyenda: “Al parecer había un pastor de Arraitz, que llevaba todos los días leche de oveja a las brujas que habitaban la cueva, pero un día tuvo la ocurrencia de mezclar dicha leche con gran cantidad de excrementos de oveja, lo que dio motivo al enfado y enojo de las lamías. Éstas, vista la afrenta cometida por el pastor, le siguieron esa misma noche con intención de atraparle, pero afortunadamente para el pastor, sonaron las doce campanadas de medianoche en el reloj de la iglesia de Arraitz, y las lamías se volvieron a su cueva sin lograr atraparle, librándose así el pastor de un severo castigo. No obstante sí tuvieron tiempo para maldecirle y jurarle que en su casa nunca faltarían las desgracias". El resto de la leyenda ya no nos interesa.
Hablando en términos genéricos debemos decir que el estudio palinológico de los yacimientos arqueológicos de Abauntz, Aizpea y Zatoya junto con el de las turberas de Atxuri, Belate, Quinto Real y Artxilondo, aporta información sobre los primeros indicios del impacto humano en el paisaje de los Pirineos navarros. Durante el Neolítico antiguo, los procesos de deforestación fueron poco significativos, aumentando sus repercusiones durante el V milenio antes de Jesucristo. Desde este período, los procesos de antropización son mucho más marcados, posiblemente como consecuencia de diferentes formas de explotación del medio (ganadería y agricultura).
El abrigo del Padre Areso. ¿Por qué lleva esta cueva el nombre del Padre Areso? Como curiosidad he de citar, aunque sólo sea para descansar un poco de tanta trascendencia cultural, que Arrese (no Areso pero sí Arrese que viene a ser casi lo mismo) es el apellido paterno de un ex tenista profesional español al cual conozco yo desde mi primera juventud (cuando todavía jugaba a las chapas, era futbolsita "a lo Distéfano" y "a lo Iríbar", y aprendía ya a ligar con las chicas de buen ver que me gustaban de verdad). Efectivamente, Jordi Arrese (nacido en agosto de 1964 en Barcelona) es un exjugador español profesional de tenis. El mayor éxito de su carrera fue la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Perdió el oro frente al suizo Marc Rosset -compatriota de Martina Hingis- en una final agónica a cinco sets que duró más de cinco horas por 7-6 (7-2), 6-4, 3-6, 4-6, 8-6. En su trayectoria, Arrese ganó seis torneos de individuales y cuatro de dobles llegando al puesto 23 del ranking de la ATP. Ganó un total de 1.846.849 dólares en su carrera. Como capitán del equipo español de Copa Davis, conquistó el segundo título en la historia de España en 2004, frente a Estados Unidos en la ciudad de Sevilla. En realidad el cuerpo técnico lo formaban tres seleccionadores (lo que se denominó G-3), pero era Arrese el capitán oficial que asistía a los encuentros. Actualmente colabora como comentarista de tenis en la versión española de Eurosport. ¿Y el Padre Areso? ¿Quién fue el Padre Areso?
La respuesta la encontramos en el documento titilado "Rutas Navarras Arqueológicas": En Bigüeza, en las laderas de la sierra de Illón, se encuentra, desconocido para la mayoría de los visitantes de la zona, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Navarra. El abrigo del padre Areso, también llamado Etiquetas de Technorati: megalitismo, megalitos, prehistoria, arqueología, Navarra, Bigüeza. La cueva de Areso, es un resalte rocoso que sirvió de refugio desde el Epipaleolítico a los primeros habitantes del valle y que fue ocupado hasta la Edad del Bronce en que fue usado como cueva de enterramiento. Nada menos que un mínimo de 4.000 años de ocupación humana. Una ruta lleva desde el pueblo hasta el abrigo prehistórico. El retroceso de la ganadería en la zona ha hecho que los bojes hayan tomado posesión de las laderas de Illón, por lo que la ruta, aunque corta, es algo complicada puesto que para llegar al abrigo de Areso hay que abrirse paso por entre la vegetación al final del recorrido. Fue descubierta en 1963 por el profesor Maluquer de Motes y estudiada posteriormente por María A. Beguiristain y Jesús García González. El curioso nombre de la cueva, o mejor dicho abrigo, le viene -y he aquí la respuesta- del fraile franciscano, natural del pueblo, llamado José de Areso, que utilizaba este lugar -en el siglo XVIII- para hacer sus penitencias. Entre la vegetación se alza la pared de piedra que todavía conserva la zanja de las excavaciones arqueológicas. El abrigo fue usado con función habitacional y funeraria. Durante el Epipaleolítico y el Neolítico fue refugio de pequeños grupso. El yacimiento del padre Areso es un hito fundamental en el estudio del proceso de neolitización en el alto del valle del río Ebro. Esto de la cueva del padre Areso me trae a la memoria, y valga también este paréntesis en nuestra investigación, la llamada Cueva del Fraile, muy cerca de la aldea de Molinos de Papel de la provincia española de Cuenca, famosa también por el asunto de un monje encerrado en ella para hacer penitencias. Pero ese tema de las penitencias ni nos llama la atención ni nos interesa para nada en el presente Ensayo.
Sigamos con Alfonso Alday Ruiz. Los caracteres que se desarrollan en la industria lítica a lo largo del Mesolítico sirven para dividir a éste período en 3 facies consecutivas: laminar, macrolítica y geométrica. En la primera de ellas (laminar) la facies es la heredada del Paleolítico (como se demuestra en Atxoste) y se comprueba que los dorsos, es decir los objetos destinados para la caza, constituyen el grueso de la colección pero, como diferencia del Paleolítico, las piezas son de menor tamaño y hay nuevos tipos de láminas y puntas (sobre todo de dorso arqueados y bases retocadas). En un segundo lugar se encuentran los raspadores (ahora dominando los circulares) que se complementan con troncaduras, buriles, muescas y denticulados (se pueden observar en los objetos obtenidos en Ekain, Berniollo, Zatoya, Abauntz y Portugain).
La segunda facies (macrolítica) marca una ruptura muy evidente con la laminar y se llama macrolítica por la gran variedad de piezas de tamano medio/grande. Existen ya los soportes irregulares (trozos) o lascares con retoques escamosos, a menudo inversos, raspadores, raederas y perforadores con delineaciones denticuladas. Mendandia puede tomarse como ejemplo más significativo; pero no debemos olvidarnos de Atxoste, Kanpanoste, Goikoa y, tal vez, Fuente Hoz. Cuesta trabajo imaginar para qué servían tanta abundancia de industrias líticas pero podemos decir que se dividen en varios grupos. Destaca que ya no son tanto objetos válidos para la caza sino que estamos ante un tipo de sociedad que elabora, además de los objetos de caza, muchos útiles que les sirven para la vida social.
La tercera de estas fases (geométrica) inicia un cierto desarrollismo de carácter industrial en forma de trapecios y triángulos (muy valiosas para usarlas en el tiro con arco). Se retoma la fase laminar (aparcada en gran parte durante la fase macrolítica) pero con muchos más retoques cuidados y la macrolitización de los útiles (por ejemplo, presencia de muescas y lascas). Esta geometrización es la primera globalización de la humanidad al ser un fenómeno a nivel de toda Europa y se desarrollan los "territorios de influencia". En este sentido el área vasca mantiene muchas relaciones e intercambios (también en cuanto a cruces matrimoniales (aunque los proetarras sean tan ignorantes que no lo sepan entender) entre pobladores del País Vasco con pobladores del Área Mediterránea y del Valle del Ebro; puesto que se han descubierto muchas piezas fabricadas en estas partes de la península Ibérica mezcladas con las piezas del Área Vasca. Se demuestra en los yacimientos de Kanpanoste Goikoa, Mendandia, Montico de Charrartu, Fuente Hoz, Socuevas, La Peña de Marañón, los navarros de Aizpea o padre Areso, el vizcaíno Kobeaga, etcétera.
A los grupos mesolíticos se les reconoce como "lo últimos cazadores recolectores" expresando así lo esencial de sus actividades económicas. Los caracteres orgánicos y frágiles de los productos vegetales y la ausencia muchas veces de sus residuos hace muy difícil saber qué plantas consumían preferencialmente, pero se sabe que las poblaciones mesolíticas eran carnívoras que complementaban su alimentación con vegetales. Ahora bien, el aporte vitamínico más importante para ellos eran las proteínas animales y es que la fauna cinegética de aquellos lugares era muy numerosa. Había ciervos, corzos, cabras, sarrios, caballos, jabalíes y muchas razas de bóvidos.
Las dimensiones angostas de los refugios indican que vivían en pequeños grupos familiares que se intercomunicaban entre ellos por las escaasas distancias que existían entre esta clase de abrigos naturales y, por eso, la articulación del espacio vital se desarrollaba muchísimo dentro del la "comarca de intercambio" donde se stablecián relaciones entre familias diferentes y, al surgir estos cruces familiares diferetnes, es imposible que exista una raza pura vasca en el origen de esta región porque la pregunta interesante es saber, por ejemplo, ¿qué grupo de los numerosos existentes en toda la región cantábrica, española y francesa, es la que se puede edecir que es el origen prehistórico de los vascos? Esto es algo que deberían aprender los racistas proetarras antes de hablar necedades. La respuesta es que no hay nigún grupo familiar domiannte que, en particular, sea el origen más remoto de los vascos, sino grupos mesolíticos que van a dar lugar a las tribus y, después, pro las relaciones humanas entre los componentes de las tribus diferentes, a los nuemrosos pueblos ibéricos, entre los cuales se encuentran los muchos que habitaron esta región como veremos en próximos capítulos.
Para cerrar éste que trata del Mesolítico de la Historia de la Prehistoria en el País Vasco, vamos a desarticular una de las mayores infamias y estulticias con las que pudo sobrevivir la ETA durante tantas décadas. Es la infamia y la estultucia de "los tontos y las tontas útiles". Antes de responder a esta pregunta del millón voy a exponer un caso de "tonto útil" que nos va a servir de ejemplo verdaderamente esencial para saber lo que es. Pasemos al siglo XX y al citado Rafi Escobedo. El crimen de los Marqueses de Urquijo se refiere al asesinato de María Lourdes de Urquijo y Morenés, Marquesa de Urquijo, y su marido Manuel de la Sierra y Torres, en 1980. El principal sospechoso y único condenado por el crimen fue Rafael Escobedo Alday (1955-1988), quien había contraído matrimonio con Miriam de la Sierra y Urquijo, hija de los Marqueses, el 21 de junio de 1978. La relación se fue deteriorando y en 1979 Miriam inició una relación sentimental con Richard Dennis Rew, conocido como "Dick, el Americano". El marqués era propietario del Banco Urquijo, cuyas acciones, por aquel entonces, iban en picado (aunque era el Banco privado español que mejores sueldos pagaba a sus empleados como me contó Juan Luis Otero cuando todavía vivía). En la noche del 1 de agosto de 1980, los Marqueses de Urquijo fueron tiroteados de muerte, mientras dormían en su domicilio de Somosaguas (Madrid). El 8 de abril de 1981, Escobedo era detenido, tras encontrarse en una propiedad de su padre unos casquillos de pistola que parecían coincidir con los que acabaron con la vida de los marqueses. Al día siguiente, Javier Anastasio de Espona, amigo de Escobedo y Diego Martínez Herrera, el administrador de los Urquijo, realizaron sendos viajes relámpago a Londres, donde además se encontraba Juan, el hijo pequeño de los Marqueses. La desaparición de los casquillos complicó el desarrollo del juicio. La condena a Escobedo a 53 años de prisión, en julio de 1983 fue confirmada por el Tribunal Supremo en 1985. Escobedo mantuvo su inocencia (acusando del crimen a Anastasio), hasta que se quitó la vida en el penal de El Dueso el 27de julio de 1988, ahorcándose con un cinturón. La tramitación de este suceso correspondió al entonces Juez de Santoña Fernando Grande Marlaska. La pistola, oficialmente, no fue encontrada, aunque se cree que fuera una Star, calibre 22 Long Rifle. El arma es toda una reliquia para los coleccionistas ya que sólo se hicieron unos pocos ejemplares en la empresa ubicada en Éibar, de hecho se estima entre 22 y 24. Javier Anastasio había sido detenido en enero de 1983 y la celebración del juicio como coautor estaba prevista para el 21 de enero de 1988. Sin embargo, un mes antes escapó de la justicia y desde entonces se ha mantenido en paradero desconocido. Sólo se lo vio siete años después, cuando fue entrevistado para televisión por Jesús Quintero desde Brasil. En mayo de 2010 se dictó la retirada de cargos y archivo de las actuaciones por prescripción del delito, al haber transcurrido 30 años. En febrero de 1990 también se condenó a Mauricio López-Roberts y Melgar, marqués de Torrehermosa, a diez años de prisión por encubrimiento. En 2010 por primera vez la revista "Vanity Fair" entrevista a Anastasio en la que niega ser el autor del crimen. El asesinato ha sido uno de los hechos delictivos con mayor seguimiento mediático en la historia de España. Además de los cientos de páginas de prensa escrita en los meses posteriores al asesinato, durante el desarrollo del juicio y tras el suicidio del condenado. Se han escrito varios libros sobre el caso, entre ellos, "Con un crimen al hombro.Yo maté a los marqueses de Urquijo", de Matías Antolín. Además, se rodaron los siguientes películas o series: película "Solo o en compañía de otros" (1991), con Juan Ribó y Ana Álvarez; y telefilme "El crimen de los marqueses de Urquijo" (2010)
para la serie televisiva "La huella del crimen", de Televisión Española.
Fueron muchísimas las dudas e hipótesis planteadas y lo que se afirmó es que hubo personas que salieron muy beneficiadas, económicamente, de dicho crimen que no pudo haber sido planificado por una sola mente, sobre todo teniendo en cuenta que la mentalidad de Rafi Escobedo era más bien muy escasa por no decir casi nula. Lo único que quedó en claro es que Rafi Escobedo fue "el tonto útil" de toda la operación. El que "pagó el pato". El que "se comió el marrón". Para aclaración histórico-cultural debo hacer saber que "tonto útil"
es una expresión política generada en los escritos de Carlos Marx y describe a personas que al luchar por un ideal pueden transformarse en instrumentos de otros grupos políticos. Se refiere a personas que colaboran involuntariamente con los intereses creados de terceros. Puede ser empleado para designar a personas que colaboran con cambios, reformas o revoluciones lideradas por otros o por personas que mantienen un sistema que no les beneficia. Así que la pregunta del millón, antes de pasar al capítulo del Neolítico en el País Vasco, es la siguiente: "¿Cuántos "tontos y tontas útiles usó la ETA durante su vergonzosa y cruenta historia?". La respuesta es muy fácil. La ETA usó (hasta quedar eliminada) a muchos "tontos útiles" y muchas "tontas útiles" (los y las proetarras) todos ellos y todas ellas ignorantes y todos ellos y todas ellas incultos e incultas. De esto hablaremos largamente durante el desarrollo de nuestro Ensayo a partir del nacimiento de la ETA hasta la muerte de la ETA. Y ahora demos paso al capítulo 3 que tratará del Neolítico en toda la región del País Vasco (y digo región y no patria porque digo bien y sé lo que digo).
José Orero De Julián