El comportamiento humano (Reflexiones)
Publicado en Apr 15, 2015
No está muy claro lo que es, en realidad, un comportamiento realmente humano cuando ya se ha deshumanizado hasta el concepto del honor. Mario Draghi , al que se le considera que debe saber de números porque para eso es economista, no nos cae bien ni a la mitad más uno de la humanidad entera. En este sentido, caiga quien caiga, la pasarela de los mangantes está otra vez de moda. Desfilan por la vida de los pudientes aunque, a la hora de la verdad, se les ve demasiado el plumero. Son los que se autodenominan caballeros del honor; pero han debido dejar el caballo en las cuadras doradas de sus fincas donde se alimentan a cuerpo de rey mientras muchísismos seres humanos buscan, totalmente hambrientos, un mendrugo de pan aunque esté más duro que el pedernal. ¿Y a esto lo llaman comportamiento humano?
Seamos sinceros. Lo único que en verdad es digno de consideración es cumplir con algo digno de consideración y dejar de ser personajillos de salón; lo cual es algo que parece que han olvidado. O somos todos un ejemplo que sirva de modelo a las generaciones futuras o nos salvamos todos al grito de marica el último y ponemos pies en polvorosa si es que nos quedan fuerzas suficientes para poder seguir resistiendo en esta supervivencia que llaman la técnica del reciclaje. Y es que o nos reciclamos continuamente o los peces gordos se meten en nuestras humildes y pequeñas peceeras y se nos engullen el poco sustento que nos queda ya como reservas para la superviviencia. Las encuestas siempre dicen lo que ellos interpretan, pero no son la realidad acuciante de quienes esperamos que, de una vez por todas, la crisis sólo sea un pasado inolvidable en que nos reíamos a todo trapo para olvidarla, para dejarla precisamente en el olvido. ¿Pero cómo podemos olvidar si siempre nos están buscando las cosquillas para que sigamos riéndonos sin parar en sus famosos mítines consistentes en hablas ajenas a nuestros intereses? ¿Es un comportamiento humano practicar el hecho de que siempre vengan con sus ideologías y nos echen un cubo de agua fría a todas nuestras ilusiones? Si algo de grandioso tenemos los que aún podemos resistir con un café con leche a costa de nuestro paupérrimo presupuesto mensual, es que todavía podemos estar vivos para contarlo. ¡Veremos cómo aguanta el Sistema donde lo único sistemático que existe es el sucio combate verbal para subir al cajón del podio politico que, a decir verdad, está ya tan lleno de porquerías ideológicas que más que un podio parece el palo de un gallinero! Ya no podemos ni almorzar mollejas (y me refiero al pan) así que o recuperamos los cuartos que nos han estado esquilmando desde la Transición a la Nada (¡VayaTransición más cutre que nos quiere llevar a la Nada!) o aquí se lía un follón que deja en mantillas al motín de Esquilache. Hay quienes proclaman, y no están faltos de razón, que la sociedad actual es una verdadera birria y es que, por cada metro cuadrado se la superficie terrestre, das una patada y resulta que existe un millón de ladrones más o menos aforados. ¿Es un comportamiento humano esto de los ladrones aforados? Porque si eso es un comportamiento humano todas las lecciones que hemos recibido en nuestras queridas y amadas infancias resultan papel de lija a la hora de ir al servicio higiénico para cumplir con nuestras necesidades. Por supuesto que a nadie le gusta esta metáfora, pero es la mejor que se me ha venido a la memoria a la hora de definir lo que estamos viendo con nuestros propios ojos. O se hacen más humanos los comportamientos de quienes tienen que demostrarlo o nos embarcamos todos en "El Barco de Papel" y nos dedicamos a contarnos cuentos infantiles mientras esperamos que los políticos politiqueros nos solucionen la papeleta en lugar de tanto papelón como están dramatizando y que, si Marcabrú levantara la cabeza y lo viese, recitaría una trova inolvidable con la cantidad de mentiras que nos cuentan desde todos los lados del espectro (y vaya que sí que es espectral) de los partidos políticos de cualquier ideología que podamos ya imaginar. Esto es, a decir verdad, el Jardín de las Delicias para sus ya abultados bolsillos. Así se las ponían a Felipe VII, pero todos los políticos politiqueros se olvidan (y digo todos) de que nosotros no usamos paletós ni somos paletos porque no tenemos ni un solo pelo de tontos. O sea, para resumir en pocas palabra más, o nos resuelven el problema de los dichosos comportamientos humanos o tomamos medidas a la altura de ellos que, por desgracia, se encuentran a la del betún de las botas del famoso Duque de Alba. Si estuviese el famoso Duque de Alba vivo otro gallo nos cantaría pero, mientras tanto, no nos queda otro remedio más que montar el pollo hasta que se comporten verdaderamente de manera humana. Ni en el Aziliense se había visto nada igual.
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