Las mayores mentiras se dicen siempre en silencio (Reflexiones)
Publicado en Apr 19, 2015
Las mentiras de todos los políticos -profesionales del charloteo y el cambalache de un léxico inflado e inflamado de soberbia- no residen en lo que dicen sino en lo que callan. Por eso he elegido este título ("Las mayores mentiras se dicen siempre en silencio") para el presente texto reflexivo. No es mía la frase. Es del gran escritor Robert Louis Stevenson. Y es que, al parecer, los políticos han confundido a la península española con la isla del tesoro y hay que dejar bien oculto el tesoro para que no se lo lleven los rivales.
Anoche estuvimos cenando (mi Princesa y yo) con una gran pareja de amigos (Juan y Jimena) para, después, pasar un buen rato con otra nueva amiga (Jimena) que, al parecer, le encanta hablar de las cuestiones sociales y políticas. En seguida tuvimos empatía mutua y propuse el siguiente axioma social: ahora resulta que todos los partidos tienen la solución de la crisis en sus manos y que prometen crear millones de puestos de trabajo pero, sin embargo, no detallan cuáles son las empresas que se van a dedicar a contratar a todos esos millones de parados que esperan, ya completamente desanimados, que surjan esas empresas de la caja mágica de las sorpresas de Nano Aravena Ortiz porque resulta verdaderamente sorprendente que se les de puestos de trabajos a tantos millones de hombres y mujeres del paro cuando no existen ni empresas ni la más remota idea de dónde van a surgir esas empresas. Oyendo a los políticos uno llega a pensar, como decía el poeta inglés Alexander Pope, que "el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte mentiras más para sostener la certeza de esta primera". Esto es lo que está pasando con todos los ilustres e inveterados personajes de la política nacional. Si, como bien dijo Antonio Machado, la mentira manifiesta falta de imaginación, los clásicos "pesos pesados" de la política, en España, demuestran tener una imaginación nula; porque la buena imaginación es la que inventa verdades pero estos señores desconocen lo que significa la palabra verdad. Lo que callan es que no existen esas soluciones mágicas nada más que en la teoría del "miente más que cuanto más mientas más votos lograrás". Recuerdo a mi amigo Juan Manuel en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. No se le ocurrió otra idea más peregrina que mentir a una chavala con la que quería ligar haciéndola creer que él había estado en la isla de Cuba, a las órdenes de Fidel Castro, cortando caña de azúcar hasta hacerse todo un hombre. Ya le avisé yo que había despertado demasiadas expectativas en la chavala y que, a partir de ese momento, si quería ligarla de verdad tendría que seguir mintiendo cada vez con más descaro por cada día que pasara después de haberla conocido. Y para eso hace falta mucha imaginación que, por desgracia, no poseía en tan grandes cantidades mi estimado amigo de Lavapiés. Pues lo mismo ocurre con nuestros más "pesos pesados" de la política española. Escuchándoles a todos te das cuenta, rápidamente, de que, al igual que dijo el escritor y dramaturgo francés Jules Renard, de vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes. De eso estuvimos anoche hablando un buen rato en casa de nuestras nuevas amistades. De eso y de saber si los políticos mienten de nacimiento o ha sido la costumbre las que les ha convertido en Pinochos; porque en verdad que el asunto ya es de narices. Siendo yo todavía un adolescente en la Fase de Observación, vi una frase que mi hermano mayor (como producto de su primer fracaso sentimental) habia grabado en la barandilla de la terraza de nuestra casa. Decía que "no se puede vivir de ilusiones". Como me dio por pensar que de alguna manera era mi obligación levantarle la moral de su ánimo yo le respondí grabando en la misma barandilla, y a continuación de su pesimista frase, lo de "pero sí se puede vivir de esperanzas". Cuando estos recuerdos me vienen a la mente es cuando más creo en la magia de las horas de los ensueños; algo que los ilustres políticos de nuestra querida patria no han debido conocer jamás en sus vidas. Porque una cosa es poder ensoñar con un futuro mejor y otra, por lo que estamos viendo, es que no nos permitan ensoñar ni tan siquiera con el presente. O sea, que cuando uno recuerda a Louis de Rougemont, no puede hacer más que sonreír y seguir inventando aventuras que nos hagan olvidar lo que callan los políticos y que a nosotros nos sirve para crear Ínsulas Baratarias con las cuales seguirles el juego hasta desnudarles en las urnas por ver qué hay debajo de sus lustrosas chaquetas. Y es que se han creído que España es una isla y que nosotros somos más inocentes que los guanches. Por ejemplo. Es en el famoso Juego de la Oca donde se dice "de oca a oca y tiro porque me toca"; pero da la casualidad de que en el mismo Juego de la Oca también se dice "de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente". De tanto tirar y tirar, los políticos "de toda la vida" se han olvidado de que siempre la corriente da muchas sorpresas y lo que se avanza en un primer momento de mentiras se retrasa en un segundo momento de verdades. En realidad, los políticos mienten olvidando la frase popular que dice: "Cuando me mientas hazlo con cariño porque como sea verdad no te quedará ni una huella, mi niño". Son como niños. En verdad que son como niños. Hay muchas cosas que lo demuestran. Por ejemplo, todavía estamos todos y todas quienes tenemos un mínimo de conocimiento preguntándonos sobre qué diantres quiere decir eso de los "brotes verdes" en la Economía. Aún estoy intentando averiguar, en arduas investigaciones, en qué Teoría Económica aparece eso de los "brotes verdes" y qué significa. Claro que, por lo visto, a los políticos de toda la vida les ha dado ahora por ser completamente indiscretos; algo así como si la vida se hubiese convertido en un verdadero objetivo de las televisiones. ¿No será que siguen jugando a demostrarnos que lo evidente deja de ser evidente cuando se niega que es evidente aunque sea evidente? A pesar de nuestra extrema juventud todavía intentamos resolver este rompecabezas que, a algunos, les produce ataque de nervios. Y, al parecer, todavía da grandes réditos políticos esa vieja manía de usar eufemismos para decir lo contrario de lo que se quiere decir o para no decir lo que se quiere decir. La máxima paradoja de todo este transitar por la política nacional es que hasta el señor de las paradojas se ha convertido en paradoja en sí mismo. Esto demuestra algo que es muy evidente: la revolución nunca es una solución; porque da la casualidad de que a toda revolución siempre le ha sucedido una contrarevolución anulando a la revolución. Es Historia pura y verdadera. Así que la solución no es la revolución sino la transformación. Lo que sucede es que todos sabemos que hay que ponerle el cascabel al gato pero la pregunta del millón es saber quién es quien se va a atrever a ponerle ese cascabel cuando el gato sigue con las ganas de seguir comiéndose todo el pastel. Podemos celebrar cantidad de reuniones para poder esclarecer un poco el panorama; mas lo que sucede, en verdad, es que han sembrado tantas clases de dudas que ya no se ve ningún panorama posible así que tendremos que reinventar alguna posibilidad imaginada por ver si la imaginación es hacer realidad un sueño utópico hasta convertirlo en una realidad verdadera y cierta. Lo dije yo el día 1 de septiembre del año 2009 después de Jesucristo. Vamos a ver si podemos o no podemos. Pero lo que sí es cierto es que, sobre esto del poder, fue el famoso historiador inglés quien dijo que con un poder absoluto hasta a un burro le resulta fácil gobernar. ¿Quién se quiere apear del burro cuando ya se está montado sobre él? Podemos lucubrar muchas respuestas. Ludwig Wittgenstein dijo que sentimos que aun cuando todas las posibles cuestiones científicas hayan recibido respuesta, nuetros problemas vitales todavía no se han rozado en lo más mínimo. Por supuesto que entonces ya no queda pregunta alguna; y esto es precisamente la respuesta. ¿Por qué? Ese es el problema. Como dijo Lucio Anneo Séneca: prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones. Y la única verdad, en la política nacional de hoy en día, es la mentira; o porque esté de moda mentir o porque mentir les convierte en más interesantes.
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