Con divisa verde y blanca (Teatro) -Prembulo-
Publicado en Apr 21, 2015
Personajes:
Doctor Cataplasma Panchita Don Berrinche. Escenario.- Habitación del señor Don Berrinche, que está dentro de su cama mientras hacen su aparición el Doctor Cataplasma y la empleada del hogar Panchita. Doctor Cataplasma.- Vamos a ver cómo está hoy nuestro enfermo. ¡Don Berrinche! ¡Despierte un momento, Don Berrinche! Panchita.- ¡Por Jesús, María y José y por todos los santos y santas del cielo! ¡No sea usted catamañanas Doctor Cataplasma! Es mejor que le deje descansar ahora. Doctor Cataplasma.- ¿Qué sucede con nuestro enfermo, Panchita? Panchita.- ¡Un dracma! ¡Un verdadero dracma de la Grecia! ¡Ya es dracmática la situación! Doctor Cataplasma.- ¿Tan mal se encuentra? Panchita.- Encontrarse sí que se encuentra de cuando en vez pero le da por tener alucines. Doctor Cataplasma.- Eso le pasa por ver tantas películas de Almodóvar. Ya le aconsejé yo que dejara de soñar tanto con Penélope. Panchita (cantando por lo bajito e imitando a Serrat).- Penélope, con su bolso de piel marrón y sus zapatos de tacón y su vestido de domingo. Doctor Cataplasma (preocupado).- No me digas, Panchita, que Don Berrinche... Panchita.- Pue sí se lo digo. ¡A usted y al lucero del alba si es necesario! A tanto llega el asunto que siempre va diciendo que tiene dólar de cabeza después de... ya sabe usted... Doctor Cataplasma.- ¿Es que no tiene suficiente con Blasa? Panchita.- ¡Ay que guasa, doctor, ay que guasa! ¡De su ruina esa es la causa! En este momento se despierta Don Berrinche y comienza a alucinar mientras se medio incorpora apoyando su espalda en las tres almohadas que tiene por cabecera. Don Berrinche.- ¡La Bolsa! ¡Me quieren quitar la Bolsa sin tener en cuenta mis valores! ¡Pero esas puertas se defiendan que no ha de entrar vive Dios en el corrillo de Banca sino uno o la sumo dos! ¡Mi escudo! ¡Traed mi escudo que me atacan con sus florines! ¡Tocad las liras, plebeyos, tocad las liras para cantar mi gloria y las de las muchas rupias, digo rubias, que he conocido! ¡Ahora he de ir a por las guineas porque soy así de duro! ¡Ni una libra de comisiones me van a quitar esos sinvergüenzas! ¡Mi escudo! ¡Traed mi escudo porque me defenderé, vive Dios y mientras esté yo vivo, del ataque de sus florines! ¡Ni un céntimo de tiempo voy a malgastar en explicar nada sino que voy a ajustar las cuentas y no dejaré que las corrientes me lleven a más quiebras de mi cabeza! ¡Divisa, Panchita, divisa el horizonte que ya vienen a por mis chicas, digo a por mis cheques! Panchita.- ¡Ay que dólar, digo dolor, Doctor Cataplasma! ¡Ay qué dólar, digo dolor, me dá verle en esta situación de quiebra total! Doctor Cataplasma.- ¡Don Berrinche! ¡Eh, Don Berrinche! ¡Olvide ahora lo de la divisa porque nadie viene sino que el tiempo avisa. ¡Ay que risa con la Felisa! Me la acabo de encontrar en la chocolatería mojando churros que da gusto verla. Don Berrinche.- ¡Que me atacan! ¡Que me quieren quitar las rupias, digo las rubias! ¡Pero como es cierto que sucre quiere decir azúcar, voy a poner toda la mayor cantidad de sucres en juego, sólo para endulzar la situación un poco! ¡Tocad las liras lacayos, tocad las liras mientras en el marco de la puerta me defiendo con mi escudo! ¡Cuando pase a la historia quiero un marco bien de oro y bien de plata y bien de bronce donde se recojan todos mis valores que son muchos por cierto y de cierto en cierto os digo que a mis reales no los toca ni mi Blasa, mi amada portera de la casa! ¡Traed mi corona, súbditos de mis cuentas, traed mi corona que voy al combate por defender mis letras! ¡Nadie se libra! ¡Nadie se libra! ¡Hasta el quétzal sucumbe cuando le llega su hora! ¡Divisa, Panchita, divisa! Don Berrinche vuelve a cerrar los ojos y se queda completamente dormido mientras ronca más fuerte que un hipopótamo con faringitis. Panchita.- ¡Sea usted franco, doctorcito! ¿Cómo ve usted a mi amo y señor? Doctor Cataplasma- Yo siempre soy franco y te voy a ser franco, Panchita. Lo veo peor de lo que me creía y eso que me creía lo peor. Don Berrinche vuelve a despertarse y a delirar de nuevo. Don Berrinche.- ¡El franco! ¡Se derrumba el franco! ¡Bajo este sol tan ardiente defenderé a muerte todos los rublos de la corriente! ¡De frente! ¡Cuenta de frente contra los leones! ¡Resistiré todo los pesos que quieran echarme encima! ¡Yo soy como Colón, donde pone el ojo pone el melón! ¡A mí, amigo Yuan, a mi! ¡A mí valiente guaraní! ¿Quién estuviera en Córdoba por ver a las morenas pasear? A Don Berrinche le da, de repente, por cantar... Don Berrinche.- ¡Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena, con los ojos de misterio y el alma llena de pena! Doctor Cataplasma (aterrado).- ¡Cállese, Don Berrinche, por favor! ¡No levante tanto el cante que se va a enterar la Blasa y me echa de su casa! Pero Don Berrinche ya está fuera de sí mientras sigue cantando... Don Berrinche.- ¡Granada, tierra soñada por mí, mi cantar se vuelve gitano cuando es para ti. Mi cantar, hecho de fantasía, mi cantar, flor de melancolía que yo te vengo a dar. Granada, tierra ensangrentada en tardes de toros, mujer que conserva el embrujo de los ojos moros, te sueño reblede y gitana cubierta de flores y beso tu boca de grana jugosa manzana que me habla de amores! Doctor Cataplasma (cada vez más aterrado).- ¡Cállese ya, Don Berrinche! ¡Salimos de Málaga y nos metemos en Malagón! Aquello sirve para que Don Berrinche siga cantando... Don Berrinche.- ¡Malagueña salerosa, besar tus labios quisiera, besar tus labios quisiera, malagueña salerosa, y decirte niña hermosa que eres linda y hechicera, que eres linda y heciera como el candor de una rosa! Doctor Cataplasma (asustado del todo).- ¡Que se va a enterar la Blasa, Don Berrinche, y nos va a armar el bochinche! Don Berrinche cambia de palo pero sigue cantando a pleno pulmón. Don Berrinche.- ¡América, América, todo un inmenso jardín esto es América. Cuando Dios hizo el edén pensó en América! En vista de que no existe forma humana de hacer callar a Don Berrinche, el Doctor Cataplasma le atiza un tal soberano guantazo que lo deja dormido otra vez profundamente. Panchita.- ¡Jesús, María y José! ¡Vaya día que estamos viviendo si a esto se puede llamar vida! Don Berrinche.- ¡Era necesario darle una leche, Panchita! Panchita,- ¡Sí! ¡Era necesario dársela pero no con tan mala leche como ha hecho usted! Don Berrinche vuelve a despertAr delirando... Don Berrinche.- ¡Que me doblo! ¡Que me doblo! ¡Que me doblo! ¡Que me convierto en doblón! Panchita.- ¡Dios mío y que mi Dios me pille confesada! ¡Otra vez le ha vuelto la locura! Don Berrinche.- ¡Traedme un escudo! ¡Traedme un escudo que me atacan con sus florines! Doctor Cataplasma.- ¡Déjese ya de tantos florines que esto parece ya el Jardín Botánico de San Fernando! Al escuchar de nuevo al doctor, Don Berrinche se arranca de nuevo a cantar... Don Berrinche.- ¿Puedes escuchar los tambores, Fernando? ¡Yo recuerdo hace mucho tiempo otra noche estrellada como esta la la luz del fuego, Fernando! Doctor Cataplasma.- ¿Se puede saber de quién está hablando ahora, Panchita? Panchita.- Yo sólo sé que quien se fue a Sevilla perdió su silla. ¡Se ha puesto más bravo recordando a Fernando que un morlaco de la "Casa Toril"! Doctor Cataplasma.- ¿Los de la divisa blanca y verde? Panchita.- ¡En efecto, doctorcito! ¡Al parecer ese tal Fernando le hace recordar a los toros de "El Garrobo"! Lo que no sé es cuál será el motivo... pero me suena a cuerno quemado... o Fernando está bien adornado o poco le falta para estarlo... Doctor Cataplasma.- ¡Debe ser cierto, Panchita! ¡Le veo bastante quemado ya! ¡Como si fuera Luis Mariano! Panchita.- ¿A quién se refiere usted, doctorcito? ¡A Luis "El Literas", el calé más famoso de toda Andalucía, o a Mariano "El Pijo", el payo más guaperas de todas las tierras andaluzas? Doctro Cataplasma.- ¡A los dos al mismo tiempo, Panchita! ¡A los dos al mismo tiempo! ¡Pobre Fernando! ¡La de cachos que estará desayunando día tras día! Don Berrinche (volviendo a cantar a pleno pulmón).- ¡Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decideme ahora de quién de quién son esos olivos, andaluces de Jaén, andaluces de Jaén! Doctor Cataplasma.-¡Ya está bien del todo, Don Berrinche, ya está bien del todo y haga el favor de no comportarse como un niño! Don Berrinche (que sigue cantando).- !Almería, un inmenso coral es tu hermosa bahía! ¡Almería, es tu Virgen del Mar mi estrellita y mi guía! ¡Almería paraíso de amor, tus mujeres son flores! Doctor Catasplasma.- ¡Deje de decir sandeces de romántico trasnochado, Don Berrinche! ¿Cómo pueden ser flores las mujeres? ¡Estoy hay que terminarlo de manera definitiva y para siempre! Panchita.- ¡No, por favor, doctorcito! ¡Otra leche no, por favor! ¡Si quiere darle una hostia es mejor llamar a Don Pío! Doctor Cataplasma.- ¿El cura de Zalamea la Real o el de la otra Zalamea? ¡Porque con tanto Zalamea por aquí y tanto Zalamea por allá es que no salgo de mi asombro! Panchita.-¡Ese mismo, doctorcito, el de la Real Sociedad! ¡El cura de Zalamea que en vez de orinar es que mea! ¡El de Zalamea la Real y dejemos a la Serena serena! ¡Él podrá encontrar la solución de este caso a base de hostia va y hostia viene! Ya sabe que Don Berrinche es muy acólito del cura de Zalamea... Doctor.- ¡Atiza! Panchita.- ¿Me está pidiendo que le atice yo? ¡No! ¡Me da mucha pena de verdad! Doctor Cataplasma.- ¡Vayamos pues en busca de ese cura a ver si le cura o no le cura! El Doctor Cataplasma y Panchita salen de la escena dejando a Don Berrinche delirando. Don Berrinche.- ¡Mis reales! ¡Defenderé a muerte mis reales! ¡A mis reales no me los toca ni mi Blasa, portera de esta casa! ¡Esas cuentas se defiendan que no han de entrar, ¡vive Dios!, en ellas quien no estuviere más limpio que lo está el sol! ¡Mis soles! ¡Me quieren robar mis soles! ¡Traedme un escudo y tocad las liras porque esta batalla será más famosa que la de La Plata! ¡Mi plata! ¡Que nadie toque mi plata! ¡Divisa, Panchita, divisa! SE BAJA EL TELÓN. FIN DEL PREÁMBULO.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|