Con divisa verde y blanca (Teatro) -Escena III-
Publicado en Apr 23, 2015
Prev
Next
Personajes:
 
Jaimito
Florita
Blasa
Doctor Cataplasma
Don Pío
Mortadelo
Don Minervo
Mendoza 
Los Siete Enanitos
 
Escenario.- Exterior de la casa de Don Berrinche en el pueblo de Calaña, en Huelva. Hay un tejado muy grande, de tejas rojas. Ante la casa, un banco donde están sentados Florita y Jaimito. Al fondo, a la derecha, está el establo. Tarde avanzada del segundo sábado del mes de mayo.
 
Jaimito.- ¿Qué tarde más bonita?
 
Florita.- Si tú lo dices...
 
Jaimito.- ¿Por qué no es bonita?
 
Florita.- Porque es muy peligroso decir esas cosas.
 
Jaimito.- Sí, es verdad. Tenemos que tener mucho cuidado para que no nos oiga Don Pío, ese cura de Valverde que me parece que ya está de camino. ¡Me parece que ya nos ha pillado!
 
Florita.- ¡No seas miedoso, Jaimito! Eso es el viento.
 
Jaimito.- ¡Todavía no podemos estar seguros! Mejor hablemos más bajito.
 
Florita.- Me parece que tengo que irme ya... 
 
Jaimito.- ¿Tan pronto?
 
Florita.- Es que tengo que ordeñar a la vaca.
 
Jaimito.- ¿Por qué tienes que ordeñar a la vaca precisamente tú?
 
Florita.- Vaya pregunta más tonta. ¿Es que no sabes que soy hija única?
 
Jaimito.- ¡Lo que no quieres es seguir estando a mi lado!
 
Florita.- Baja la voz, Jaimito.
 
Juanito.- Lo que no quieres es seguir estando a mi lado.
 
Florita.- Me parece que va a estallar una tormenta.
 
Jaimito.- ¿Es que te gusta tanto ese tontarra de Crispín?
 
Florita.- ¿De qué Crispín me estás hablando?
 
Jaimito.- ¡De ese tontarra de los Osborne que tiene toda la colección completa de "El Capitán Trueno" porque se la ha comprado su mamá!
 
Florita.- ¡Ahora sí que me voy a ordeñar a la vaca!
 
Jaimito.- ¡Todavía no me has contestado!
 
Florita.- Me estoy dando cuenta de que eres demasiado celoso...
 
Pausa
 
Jaimito.- ¿Te puedo hacer una pregunta muy interesante?
 
Florita.- Si es muy interesante pues sí...
 
Jaimito.- ¿Qué quiere decir eso de estar celoso?
 
Florita.- ¡No me digas que no lo sabes!
 
Jaimito.- Pues no lo sé.
 
Florita.- ¡No sé si eres tonto o te haces el tonto para parecer más interesante ante las chicas guapas!  
 
Jaimito.- ¡Andá! ¡Ahora resulta que la celosa eres tú!
 
Florita.- ¡No me hagas reír que se me mueven las orejas!
 
Jaimito.- ¿Igual que le pasa al Tío Benitín?
 
Florita.- ¡No me compares con ese soplagaitas con alpargatas, por favor!
 
Jaimito (intentando besarla).- Que no. Que no te comparo con nadie y menos aún con un soplagaitas de las narices.
 
Florita.- Que no sea en la boca, por favor...
 
Jaimito (después de darle a Florita un ligero besito en la cara).- ¿Cómo es eso de besar en la boca?
 
Florita.- ¿Es que tú no has soñado nunca?
 
Jaimito.- Si yo te contara lo que sueño...
 
Florita.- ¡Cuenta! ¡Cuenta antes de que llegue Don Pío!
 
Jaimito.- No te lo vas a creer. Seguro que no te lo vas a creer.
 
Florita.- Yo creo todo lo que me cuentas.
 
Jaimito.- Sueño continuamente con que soy un extraterrestre buscando...
 
Florita.- ¿Un extraterrestre buscando? ¿Y qué es lo que buscas siendo un extraterrestre? ¿Quizás una chica guapa para casarte con ella?
 
Jaimito.- No. Buscando un sitio que no sé todavía cómo se llama. Solamente eso.
 
Florita.- ¡Ahora sí que me voy a ordeñar a la vaca!
 
Jaimito.- ¿Es que no te parece interesante?
 
Florita.- ¡Dices más tonterías que Felipe Gazmoño!
 
Jaimito.- Pero es que Felipe Gazmoño es tonto de verdad.
 
Florita.- ¡Luego es verdad que dices muchas tonterías para hacerte interesante haciéndote pasar por tonto!
 
Jaimito.- Pero sin serlo...
 
Florita.- ¿Y por qué haces eso?
 
Jaimito.- Porque me aburro mucho escuchando los cuentos de los mayores.
 
Florita.- ¡Tú si que tienes cuento, golferas!
 
Jaimito.- ¿Yo golferas? ¿Y qué me dices entonces de tu querido Miguelito?
 
Florita.- ¿Tú también crees que es verdad eso de que yo pertenezco toda entera a Miguelito?
 
Jaimito.- ¡Eso es lo que dicen todos!
 
Florita.- ¿Y sabes lo que digo yo?
 
Jaimito.- Eso quisiera saber...
 
Florita.- ¡Te lo voy a decir cantando!
 
Jaimito.- ¡Vamos con la copla, Florita! ¡A ver si me convences o no me convences!
 
Florita (cantando).-  ¡Al sol le llaman Lorenzo y a la luna Catalina cuando Lorenzo se acuesta se levanta Catalina pero mira, mira, mira, pero mira mírame pero mira mira mira pero mira mírame! ¡Esta noche compañero yo no me monto en tu yate, esta noche compañero yo no me monto en tu yate! ¡Ay mi sere, sere, mi serená! ¡Ay mi sere, sere, mi serená! ¿Qué le pasa, qué le pasa a Miguelito? ¡Que le gusta mucho mucho el cafelito!  ¿Qué le pasa, qué le pasa a Miguelito? ¡Que le gusta mucho mucho el cafelito! ¿Qué le pasa, qué le pasa a Miguelito? ¡Que le gusta mucho mucho el cafelito! ¡Un poquito de aquí, un poquito de allá! ¡Ay que no me gusta para un restaurant! ¡Un poquito de aquí, un poquito de allá! ¡Ay que no me gusta para un restaurant! ¡Ay mi sere sere, mi serená! ¡Ay mi sere sere, mi serená! 
 
Llega Blasa... 
 
Blasa.- ¡Hola, hola y hola! ¡Olé, olé y olé! ¿Se puede saber qué es todo este jaleo que os traéis entre manos?
 
Jaimito.- ¡Buenas tardes, señora! Le juro que yo...
 
Blasa.- ¡Deja ya tantos juramentos, Jaimito! ¡Necesito una explicación convincente!
 
Florita.- ¡Jaimito es inocente!
 
Blasa.- ¡Si Jaimito es inocente yo soy Sor Sulpicio!
 
Florita.- ¿De qué es culpable Jaimito?
 
Jaimito.- No te esfuerces tanto, Florita. Siempre me echan la culpa de todo a mí. Ya estoy acostumbrado.
 
Blasa.- Porque eres más importante de lo que crees...
 
Jaimito.- ¿Usted es la que obliga a Florita a tener que ordeñar a la vaca?
 
Blasa.- Sí. Pero lo hace por su propia voluntad.  
 
Jaimito.- Voluntad es decir siempre sí a lo imposible.
 
Florita.- ¡Caracoles! ¿Dónde has aprendido eso?
 
Jaimito.- En un viaje que hice a Madrid capital.
 
Blasa.- No es bueno ir tantas veces a Madrid, Jaimito.
 
Florita.- Pues a mí me encanta que lo haga. Lo que ha dicho sí que es genial y si eso lo ha aprendido en Madrid pues... de Madrid al cielo, señora Blasa... de Madrid al cielo...
 
Jaimito.- ¡En eso sí que te doy toda la razón, Florita!
 
Blasa.- ¿Os ayudáis el uno al otro?
 
Jaimito.- Porque Florita tiene toda la razón.
 
Blasa.- ¿Solamente por eso? ¿Me quieres a mí convencer de que solamente es por eso?
 
Florita.- Me parece que ahora sí que me tengo que ir a ordeñar a la vaca.
 
Blasa.- ¡No tan deprisa, Florita! ¡Todavía estoy esperando esa explicación que me convenza del todo!
 
Florita.- ¿Y tiene que ser ahora mismo?
 
Blasa.- ¿Qué mejor momento que ahora?
 
Jaimito.- La explicación más convincente es que es muy bonito estar aquí sentado.
 
Blasa.- Pues lo siento por tí... pero Florita se viene conmigo...
 
Florita.- ¿Es que Jaimito es peligroso?
 
Blasa.- ¿Qué sabes tú de lo que es peligroso y de lo que no es peligroso si todavía no eres más que una chica primavera?
 
Jaimito.- En eso si tiene razón la señora. 
 
Blasa.- ¿Otra vez metiéndote donde nadie te llama?
 
Jaimito.- Suele pasarme muy a menudo y no lo puedo evitar. ¡Es la llamada de la sangre!
 
Blasa.- ¡Cada día estás peor, Jaimito!
 
Florita.- Pues yo le veo cada día más bueno...
 
Blasa.- ¿No te da vergüenza hablar de esa manera, Florita?
 
Jaimito.- Se está refiriendo a que cada día me ve más lúcido y lucido.
 
Blasa.- ¡Pues te aguantas un poco porque ahora tiene que irse a ordeñar a la vaca!
 
Florita.- Estoy pensando que la vaca puede esperar...
 
Blasa.- No debes ser tan romántica, Florita.
 
Jaimito.- A su edad todas las chicas lo son.
 
Florita.- ¡Qué listo eres, Jaimito!
 
Voz de Don Berrinche.- ¡Traedme un escudo por favor que me atacan con sus florines!
 
Blasa.- ¡Ya me está llamando! Ahora tengo que irme pero ya nos veremos las caras más tarde.
 
Jaimito.- ¡Buenas tardes tenga usted, señora! ¿De verdad no puede quedarse todavía un poco más con nosotros? ¡Qué pena penita pena, pena de mi corazón!
 
Florita.- Mejor cállate un momento, Jaimito, no vaya a ser que metas la pata.
 
Jaimito.- Quiero decir, señora, que la comprendo.
 
Blasa.- ¡Cuando vuelva quiero ver que la vaca ha sido ordeñada!
 
Blasa se mete dentro de la casa.
 
Jaimito.- ¿Por qué me has defendido tanto, Florita?
 
Florita.- No tengo ni la menor idea.
 
Jaimito.- Cualquier otra chica de las que conozco hubiese aprovechado la ocasión para crucificarme vivo.
 
Florita.- Pero yo no soy de esas cualquieras que conoces tú...
 
Jaimito.- ¿Eso es lo que opinas de mí?
 
Florita. Tengo que irme a por la vaca...
 
Jaimito.- ¿Si no la ordeñas te pegan?
 
Florita.- Tú lo has dicho. Si no la ordeño me sacuden de lo lindo.
 
Jaimito.- ¿Y qué sientes cuándo te estás sacudiendo de esa manera?
 
Florita.- ¡Asco! ¡Sólo siento asco y ganas de marcharme de aquí para siempre!
 
Jaimito.- Me gusta mucho que opines así. ¿Tú te escaparías conmigo para irnos de aventuras por Madrid?
 
Florita.- No puedes estar hablando en serio.
 
Jaimito.- ¿Pero te gustaría o no te gustaría?
 
Florita.- ¡Cuánta imaginación tienes, Jaimito!
 
Jaimito.- Pues resulta que por eso me insultan continuamente.
 
Florita.- ¿Quiénes te insultan por tener tanta imaginación?
 
Jaimito.- Los que son muy realistas porque tienen muchos reales en sus bolsillos.
 
Florita.- ¡Pónme un ejemplo para que te pueda creer!
 
Jaimito.- ¡El tontarra de Crispín!
 
Florita.- ¿Otra vez metiéndote contra los Osborne? ¿Te da envidia que él tenga toda la colección completa de "El Capitán Trueno" y tú sólo tengas algún que otro tebeo suelto?
 
Jaimito.- Nada de eso, Florita, nada de eso; porque resulta que vivir siempre envidiando es vivir siempre muriendo... y yo quiero vivir todavía muchísimos años más para cumplir con un sueño que tengo... 
 
Florita.- ¿Formo yo parte importante de ese sueño?
 
Jaimito.- No existe lo imposible, Florita, no existe lo imposible.
 
Voz de Don Berrinche.- ¡Dadme un escudo! ¡Dadme un escudo porque me atacan con sus florines y tocad las liras porque voy a triunfar con mis acciones! ¡No pienso perder ni una sola guinea! ¡Compensación! ¡Hacedme las mercedes de regalarme la compensación mercantil! ¡¡Me doblo, me doblo doblón tras doblón! ¡Cupón tras cupón voy a conseguir todos los títulos que me merezco! ¡Un ducado! ¡Dadme un ducado majestad! ¡Necesito una compensación mercantil así que dadme sus mercedes, alteza! ¡Grande de España! ¡Soy un Grande de España! ¡Dadme una corona porque soy un Grande de España! ¡Pagaré majestad, pagaré! ¡Cupón corrido tras cupón corrido pagaré! ¡Esas cuentas se defiendan que no han de entrar, vive Dios, en ellas quien no estuviera más limpio que lo está el sol! ¡Mis soles! ¡Necesito mis soles!  
 
Florita se asusta...
 
Florta.- Estoy asustada, Jaimito.
 
Jaimito.- No te asustes más vida mía... esto... no... quiero decir... es que se me ha escapado sin querer.... pero yo... no... yo...
 
Florita.- ¡No seas inoportuno, Jaimito! ¡Ahora tengo que ser yo la que se haga la resistente y no tú!  
 
Jaimito (mirando al cielo con disimulo).- Dentro de poco saldrán las estrellas...
 
Florita (mirando también al cielo).- Sí. En eso llevas razón. ¿Qué sabes tú de las estrellas?
 
Jaimito.- Deja que te lo diga cantando...
 
Florita.- Adelante, Jaimito, y no te cortes tanto... para no defraudarme...  
 
Jaimito (cantando).- ¡Estrellita dónde estás, me pregunto quién serás! ¡Estrellita dónde estás, me pregunto quién serás! ¡En el cielo o en el mar, un diamante de verdad! ¡Estrellita dónde estás, me pregunto quién serás! ¡Estrellita dónde estás, me pregunto quién serás! ¡Estrellita dónde estás, me pregunto quién serás! ¡En el cielo o en el mar, un diamante de verdad! ¡Estrellita dónde estás, me pregunto quién serás!
 
Florita (dando un besito en la cara a Jaimito mientras aprecen unas lágrimas en sus ojos).- No existe lo imposible, Jaimito, no existe lo imposible.  
 
Llega el Doctor Cataplasma...
 
Doctor Cataplasma.- ¿Qué te pasa, Florita? ¿Por qué estás llorando? ¿Te duele algo?
 
Florita.- ¡Atiza! ¡Acaba de llegar el Doctor Cataplasma! ¡Esto se pone feo!
 
Doctor Cataplasma.- ¿Me estás llamando feo a mí?
 
Florita.- Es por hacerle un favor...
 
Doctor Cataplasma.- ¿Hacerme un favor es llamarme feo?
 
Florita.- Pues sí... porque en realidad no es usted feo... sino feísimo...
 
Doctor Cataplasma.- ¿Acaso es que soy tan feo?
 
Florita.- Tan feo tan feo tan feo que si no lo veo no lo creo.
 
Doctor Cataplasma.- ¿Con quién me puedes comparar entonces?
 
Florita.- Boris Karlof era muchísimo más guapo que usted; así que imagínese lo feo que es.
 
Doctor Cataplasma.- ¡Maldita sea la hora en que acepté ser el doctor de cabecera de toda esta familia!  
 
Florita se levanta y se va camino del establo donde ya la vaca está esperando a ser ordeñada. Se oye el feliz mugido de la vaca.
 
Jaimito.- ¡Bueno, ya está! Ha llegado el momento de rezar el rosario. Yo me voy de aquí antes de que llegue la noche.
 
Luz encendida en la habitación de Don Berrinche. Blasa se asoma por la ventana.
 
Blasa.- ¡Esta noche va a ser hermosa para un rosario completo! El viento trae el frescor de la lluvia! ¡Tendremos tormenta! ¡Ay ánimas benditas qué paciencia hay que tener en esta vida! ¡Tengo más paciencia que una verdadera santa! ¡Y es que soy una verdadera santa!
 
Mientras Blasa cierra la ventana, Jaimito ha llegado hasta la puerta del establo por dónde entró Florita.
 
Jaimito (pensando para sí mismo ante la puerta del establo).- Ya no hay luz. Allá voy. La consolaré. Con lloriqueos es muy bonito.Tiene su gracia. Los viejos tienen razón.
 
Jaimito pasa dentro del establo mientras se oye otro feliz mugido de la vaca.
 
Voz de Florita.- ¡Por el amor del cielo! ¡Si te ven! ¡Hace demasiada calor aquí dentro!
 
Voz de Jaimito.- ¡Pues abre la ventana! 
 
Voz de Florita.- ¡No puedes entrar aquí!
 
Voz de Jaimito.- ¿Lo ha dicho la Blasa? ¡Ésta no es la casa! 
 
Voz de Florita.- ¡Eres un caradura!
 
Voz de Jaimito.- ¡Ahora nadie nos está viendo! ¡Podemos seguir hablando de las estrellitas mientras ordeñas a la vaca y yo atranco la puerta para que nadie se entere! 
 
Blasa (saliendo de la casa)
 
Blasa.- ¡Qué lata! ¡Qué mala pata! ¿Dónde estará esa rata? 
 
Blasa intenta abrir el establo pero no lo consigue porque Jaimito ha la ha atrancado con la barra de hierro.
 
Blasa (hecha un basilisco).- ¡Abre ahora mismo, guarra!
 
Voz de Jaimito.-  ¡Pst!
 
Voz de Florita.- Me matará.
 
Voz de Jaimito.- Cállate.
 
Pausa
 
Voz de Florita.- Nos encontrará.
 
Voz de Jaimito.- Si no te callas.
 
Blasa está intentando abrir la puerta.
 
Voz de Florita.- Es tan burra que lo va a conseguir.
 
Voz de Jaimito.- Cállate que puede oírnos y va a ser peor.
 
Voz de Florita.- ¿Qué se pensará que estamos haciendo?
 
Voz de Jaimito.- No te preocupes por eso. En realidad sólo nos busca para hacernos rezar el rosario completo. No le importa lo que estemos haciendo. Es una fanática de Don Pío nada más. 
 
Voz de Florita.- Ha dejado de golpear la puerta.
 
Voz de Jaimito.- Pero seguro que no se ha ido todavía.
 
Voz de Florita.- ¿De verdad sólo le importa que recemos el rosario completo y no le importa lo que estemos haciendo?
 
Voz de Jaimito.- Ni lo que estemos pensando...
 
Voz de Florita.- ¿Tú que estás pensando?
 
Voz de Jaimito.- No te lo puedo contar. Dice Don Pío que es pecado.
 
Voz de Florita.- ¿No tienes la suficiente confianza en mí para poder contármelo?
 
Voz de Jaimito.- Está bien. Sé que no eres una chivata. Estoy pensando que me gustaría estar, ahora mismo, en "El Corral de la Morería" de Madrid y que todas las flamencas se fijan en mí y me regalan rosas, lirios y claveles y entonces yo...
 
Voz de Florita.- ¡Eres un golfo, Jaimito! ¿Y yo? ¿Qué pasa conmigo?
 
Voz de Jaimito.- Si te escapas conmigo y nos vamos a Madrid te doy un lugar en mis pensamientos. 
 
Voz de Florita.- Pues ahora que hablas de pensamientos ya puedes ir pensando sobre la manera más rápida posible de cómo vas a hacer para resolver este lío que has armado.
 
Voz de Jaimito.- Tengo una idea brillante.
 
Voz de Florita.- Siempre que tienes una idea brillante tiemblo de miedo.
 
Voz de Jaimito.- Nada de miedo ahora. ¿Quieres tener que estar soportando toda la letanía del rosario completo o deseas venirte conmigo?
 
Voz de Florita.- Deseo irme contigo pero... ¿adónde?...
 
Voz de Jaimito.- Eso te lo cuento después.
 
Voz de Florita.- Perfecto, Es una idea brillante pero... ¿cómo crees tú que podemos salir de este establo sin ser pillados?...
 
Voz de Jaimito.- Eso es fácil de solucionar. ¿Ves la ventana? Pues saliendo por la ventana yo puedo trepar hasta el tejado y, una vez en el tejado, te puedo a yudar a ti a que también salgas de esta ratonera.
 
Voz de Florita.- ¿Cuando dijo rata se refería a mí o se refería a ti?
 
Voz de Jaimito.- Al principio supuse que se refería a mí pero cuando dijo lo de guarra me di cuenta de que lo decía por tí.
 
Voz de Florita.- Descarado. Sinvergüenza. Maleducado.
 
Voz de Jaimito.- Que yo no he dicho jamás que lo seas ni lo he pensado jamás. Es sólo lo que piensa esa basilisca. 
 
Voz de Florita,.- Tengo miedo, Jaimito. Sabiendo cómo se pone cuando se vuelve iracunda esa basilisca si nos atrapa podemos darnos por muertos.
 
Voz de Jaimito.- Ahora olvídate de los muertos y pensemos en los vivos. Necesitamos vivir todavía muchísimos años más. ¿De acuerdo?
 
Voz de Florita.- De acuerdo. ¿Cómo hacemos para vivir muchísimos años más?
 
Voz de Jaimito.- Pon mucha atenciñón. Ahora voy a acercarme lentamente a la puerta y voy a retirar la tranca de hierro pero, inmediatamente, nos vamos a la ventana. Salgo primero yo por ella, subo al tejado y, desde el tejado, te ayudo a subir a ti. ¿De acuerdo?
 
Voz de Florita.- De acuerdo pero si te caes y te matas... ¿qué epitafio pongo en la lápida de tu tumba cuando te entierren?...
 
Voz de Jaimito.- Nací, viví y morí... luego existo...
 
Voz de Florita.- Me caes gracioso hasta en los momentos más peligrosos de nuestras vidas. Ya no tengo miedo.
 
Jaimito se acerca lentamente hacia la puerta, se oye levemente el ruido que hace la tranca al ser descorrida y, breves segundos después, aparece Jaimito en el tejado del establo para, usando las dos manos, hacer que aparezca, también en el tejado, Florita.
 
Florita.- Ahora viene lo más difícil, Jaimito.
 
Jaimito- Guarda silencio, por favor. Esperaremos a que la basilisca entre en el establo para largarnos para siempre de aquí.
 
Florita.- ¿Para siempre?
 
Jaimito.- Si Dios quiere.
 
Florita.- ¿Y si Dios no quiere?
 
Jaimito.- Tendremos que tragarnos todo el rosario completo.
 
En ese mismo momento, Blasa empuja fuertemente la puerta, ésta se abre y entra tan violentamente en el establo que se oye un ruido estrepitoso.
 
Florita.- ¡Jaimito! ¿Qué ha sido eso?
 
Jaimito.- Si no ha sido un terremoto es que se ha pegado una hostia.
 
Florita.- ¡No seas mal hablado, Jaimito!
 
Jaimito.- Pero si eso no es ser mal hablado...
 
Florita.- ¡Podrías haber dicho trompazo en lugar de hostia!
 
Jaimito.- Por si no lo sabes son dos sinónimos y todos los sinónimos significan la misma cosa.
 
Voz de Blasa.- ¡Florita! ¡Sal inmediatametne de donde estés escondida! ¡Veo que has ordeñado ya a la vaca pero en cuanto te pille no te vas a librar de recibir unas cántas leches!
 
Florita.- Jaimito... ¿leches también es sinónimo de hostias?...
 
Jaimito.- También, Florita, también. 
 
Florita.- ¡El cura! 
 
Aparecen el cura Don Pío y el vigilante de la finca llamado Mortadelo, mientras Jaimito y Florita se agachan para no ser vistos.
 
Don Pío.- ¿A qué viene tanta insistencia en venir urgentemente hasta aquí, Mortadelo?
 
Mortadelo.- Don Berrinche cada vez está más mochales.
 
Don Pío.- ¿Entonces es verdad que está perdiendo el juicio?
 
Mortadelo.- Pues sí, Don Pío. Es mejor no decir ni pío pero ya que me pregumta...
 
Don Pío.- ¿Qué sucede, Mortadelo?
 
Mortadelo.- Don Pío, es mejor no decir ni pio, pero ya es sabido por todos los vecinos y todas las vecinas de Calaña que Don Berrinche está totalmente incurable y se hacen apuestas sobre cuál será el mes en que se lo lleven definitivamente para el Hospital Psiquiátrico Pascual.
 
Don Pío.- ¿El de la calle Diego Morón, sin número, de la ciudad de Huelva?
 
Mortadelo.- Digo digo Diego. Donde digo digo digo Diego.
 
Don Pío.- ¡Pobre Don Berrinche! ¡Con lo gran gerente bancario que era! ¿Quién le ha visto y quién le ve? 
 
Mortadelo.- ¡Nadaba tantísimo entre la flotación de las monedas que ha terminado por ahogarse!
 
Don Pío.- ¿Es que se ha ahogado Don Berrinche?
 
Mortadelo.- ¡Señor cura, por favor, no le mate antes de tiempo! ¡Sólo es una manera de hablar! ¡Una figura literaria como dice Don Minervo!
 
Don Pío.- No es bueno tomarse la tragedia de Don Berrinche a modo y manera de mofa, de burla, de escarnio. de farsa, de... ¿de qué se yo si como dijo Sócrates sólo sé que no sé nada?...
 
Mortadelo.- ¿Sócrates el de la Selección de Fútbol de Brasil dijo que sólo sabia que no sabía nada? Pero si era el motor de su equipo...
 
Don Pío.- ¡Te advierto, Mortadelo, que vengo con unas ganas inmensas de repartir hostias a todos y a todas! ¿Quiéres ser tú el primero en recibir una?
 
Mortadelo.- me da vergüenza decirlo... Don Pío... pero eso es imposible... porque no me he confesado todavía...
 
Don Pío.- ¿Cuánto tiempo hace que no te confiesas, Mortadelo? 
 
Mortadelo.- Me da vergüenza admitir que no me confieso desde el año de 1958 que es cuando comencé a ser famoso a nivel regional por toda esta comarca... pero... esto... ya sabe lo que son estas cosas de La Fama... que resulta que La Fama se me subió a la cabeza... y pues no me confieso desde entonces... porque La Fama es así... que no es culpa mía Don Pío... sino de La Fama... y que se confiese La Fama antes de confesarme yo... porque o jugamos todos con las mismas cartas o se rompe la baraja y no juega ni Dios... ¿no lo cree usted así, Don Pío?... 
 
Don Pío.- ¿Te falta un tornillo o estás ya mochales del todo, Mortadelo? ¿Quién te ha contado a ti que eres tan famoso como te crees? Más allá de Calaña a ti no te conoce ni el perro de San Roque.
 
Mortadelo.- ¿El perro de San Roque? ¿Quéclase de perro es ese y qué clase de Fama tiene?
 
Don Pío.- Eres un inculto, Mortadelo. ¿No sabes eso tan famoso de el perro de San Roque no tiene rabo porque Ramón Ramírez se lo ha cortado?
 
Mortadelo.- Compruebo con entusiasmo y con asombro, y no es por hacerle la pelota señor cura, que hablando con usted uno aprende bastante.
 
A Don Pío se le infla el pecho de orgullo...
 
Don Pío.- No soy vanidoso ni me las doy de sabio pero es verdad... ejem... esto... no es por dármelas de inteligente pero es cierto... ejem... esto... no es por dármelas de lumbreras pero es exacto... ejem... esto...
 
Mortadelo.- Don Pío... ejem... esto... no sería mejor dejarlo ya...
 
Don Pío.- ¿Cómo? ¡Ah. sí claro! No es por dármelas de Salomón pero es verdad... ejem... esto... no es por fardar demasiado pero es cierto que molo cantidad... ejem... esto... ¿qué me habías dicho, Mortadelo?...
 
Mortadelo.- Que nos están esperando y ya está cayendo la noche y que si sigue usted con tantos piropos hacia su persona no nos va a dejar ninguno para los demás. 
 
Don Pío.- ¡Alea jacta est que quiere decir la suerte está echada!  
 
Mortadelo da tirones de la manga derecha de la sotana del cura para avisarle...
 
Mortadelo.- ¡Don Pío! ¡Don Pío!
 
Don Pío.- ¿Qué sucede ahora?
 
Mortadelo.- Que ya llegan los que faltaban.
 
Don Pío.- ¡Éramos pocos y parió la abuela!
 
Don Minervo.- ¿Qué pasa señor curita?
 
Don Pío.- ¡Un poco más de respeto, rojete!
 
Don Minervo (presentando a Mendoza).- ¡Nada de disusiones bizantinas ahora, Don Pio! ¡Aquí le presento a mi amigo íntimo Mendoza, el famoso Alcalde de Zalamea!   
 
El cura y el alcalde se dan la mano.
 
Mendoza.- De Zalamea la Real y no de Zalamea de la Serena para poner a cada uno en su verdadero lugar.
 
Don Pío.- ¿Viene usted en plan de apache guerrillero o viene usted en plan de palomino atontado?
 
Mendoza.- ¡Ni lo uno ni lo otro, matasanos!
 
Don Pío.- ¿Yo matasanos? ¿Se atreve usted a llamarme a mi matasanos?
 
Mendoza.- ¡Sólo es una broma, Don Pío! ¡Como le he visto a usted tan noblote así, a primera vista, pues le he contado un chiste!
 
Don Pío.- ¡Pues procure usted no despertar mis instintos naturales; porque yo a usted así, a primera vista, le veo bastante veleta!
 
Mendoza.- ¡Veleta! ¡Se atreve usted llamarme a mí veleta!
 
Don Pios.- ¡No se enfade, señor alcalde! ¡Es que como le veo a usted tan socarrón pues me he tomado esta licencia en señal de confianza entre usted y yo!
 
Mendoza- ¿Y qué le parece si trabajamos un poco, señor cura?
 
Don Pío.- ¡Eso mismo digo yo, señor alcalde!
 
Todo el grupo, al que se une Blasa, entran en la casa de Don Berrinche para llevar a cabo la promesa del ritual del rosario completo para pedirle a la Virgen del Rocío por la salud mental de Don Berrinche. En ese momento Jaimito y Florita se bajan del tejado y salen del escenario cuando aparecen Los Siete Enanitos de Blancanieves cantando... 
 
Los Siete Enanitos.- ¡Ay ho! ¡Ay ho!! ¡Ay ho, ay ho, ay ho! ¡Ay ho, ay ho, ya es hora de cerrar! ¡Ay ho, ay ho, ay ho! ¡Ay ho, ay ho, nos vamos a cenar! ¡Ay ho, ay ho, ay ho! ¡Ay ho, ay ho!
 
SE BAJA EL TELÓN
FIN DE LA ESCENA III 
Página 1 / 1
Foto del autor Jos Orero De Julin
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 283 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Obra teatral.

Palabras Clave: Literatura Prosa Teatro Comedia Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy