Con divisa verde y blanca (Teatro) -Escena VI-
Publicado en Apr 27, 2015
Prev
Next
Personajes:
 
Jaimito
Florita
Don Rosendo
Doña Leonor
Pocholita
Diógenes
Cebolleta
Jeremías
 
Escenario.- Un muy lujoso Salón de Visitas en la vivienda de los familiares de Jaimito, en la calle Príncipe de Vergara de Madrid, donde se encuentran degustando un fino vino moriles Jaimito y Florita (que están sentados en un cómodo sofá) frente a Don Rosendo que se encuentra sentado en un cómodo butacón.
 
Jaimito.- ¡Muchas gracias por su hospitalidad, tío! Le doy mi palabra de honor, en nombre de toda nuestra familia, de que vamos a estar solamente muy poco tiempo con ustedes. Tengo pensado ponerme a trabajar dentro de muy pocas semanas y ayudar con ello a que ella estudie su carrera completa en la Universidad Complutense. Ella es Florita.
 
Florita.- ¡Repito lo mismo que Jaimito! ¡Muchas gracias por su hospitalidad, tío!
 
Don Rosendo.- ¡Caramba, Jaimito, no sabía yo que tenías novia, y además tan guapa y sexy, siendo solamente tan joven!
 
Jaimito.- ¡Ni yo tampoco!
 
Florita.- ¡Oye, Jaimito! ¿Entonces quién soy yo para ti?
 
Jaimito.- ¡Atiza! ¡No sabía que estabas escuchando!
 
Florita.- ¡Dejate de tonterías y chistes malos, aunque sean graciosos de verdad, y contesta a lo que te he preguntado!
 
Jaimito.- ¡Es que soy muy despistado y tú bien sabes que soy muy despistado! ¡Ahora recuerdo que prometí casarme contigo desde el primer momento en que te conocí! Es que como ha habido tantas... que no lo fueron... 
 
Florita.- ¡Deja las historietas para Vázquez y compañía! ¡Concéntrate todo lo que te sea posible y contesta sin andarte por las ramas!
 
Jaimito.- ¡Centrifugado estoy!
 
Florita.- ¿Te crees gracioso del todo o eres todavía un aficionado que intenta llegar algún día a ser gracioso del todo?
 
Jaimito.- Que no... que lo que quiero decir... esto... que sí...
 
Florita.- ¿No o sí? ¡A mí no me interesa para nada y no me ha interesado jamás esta actual moda del sí pero no y del no pero sí que me parece digna de gilipollas. Solamente de gilipollas y yo con los gilipollas no pierdo el tiempo! ¿Soy tu no novia o no soy tu novia?
 
Jaimito.- ¡Eres la única novia que he tenido yo en toda mi vida y lo que me falta por vivir! Lo que pasa es que, por eso precisamente, no estoy todavía acostumbrado. Por eso te dije antes que muchas sí pero no... aunque tú eres que sí pero sí... ¿Me has entendido ahora?
 
Florida.- Te creo. Me has aclarado el asunto y yo digo lo mismo de ti. ¡Muchos no pero uno solo sí y ese uno y único eres tú!
 
Don Rosendo.- Aclarado ya el asunto yo, en verdad, soy un hombre muy poco exigente. Me conformo solamente con leer en total tranquilidad el periódico en este mi estratégico y cómodo lugar que me sirve de refugio cuando comienzan las batallitas familiares. Sé que no tengo dotes de mando y por eso tuve que trabajar de manera muy excesiva, y muchas veces hasta frustrante, para llegar a tener tanto como ahora tengo y llegar hasta donde he llegado. Soy muy ingenuo, y sé que ese es mi pecado, porque me confío de todos, tanto de las personas que se lo merecen como de las gentuzas que no se lo merecen! ¡Pero no voy a cambiar ahora que sólo me gusta gozar de la vida placentera y en completa paz!
 
Jaimito.- Con nosotros dos, en este sentido, no va a tener ningún tipo de problemas. Nos adaptamos a toda clase de circunstancias pero las circunstancias no nos imponen su voluntad sino que nosotros nos imponemos a ellas. Le puedo dar, por anticipado, todo el dinero que usted crea conveniente que le tengo que pagar por estar estas pocas semanas en su domicilio, tío.
 
Doña Leonor (entrando con una bandeja llena de pasteles y que deja sobre la mesa).- ¡Ni hablar! ¡Yo soy aquí quien manda y ordena! ¡No nos vais a pagar ni un solo céntimo mientras estéis en mi casa! ¡No voy a admitir que pagueis ni un sólo céntimo! ¿De acuerdo?
 
Don Rosendo.- Yo no estoy diciendo nada...
 
Jaimito.- ¿Y si les pago todo los gastos o la parte de los gastos que nos correspondan?
 
Don Rosendo.- Yo no estoy diciendo nada...
 
Doña Leonor.- ¿Los gastos? ¡Gasto yo en una sola tarde de ir de compras a las boutiques de mioda que todo lo que vosotros podáis gastar en un año! ¡Te lo puedo demostrar si te atreves a acompañarme al Corte Inglés que ni me da corte ir allí a comprar ni tampoco es inglés digan lo que digan en su publicidad. Son dos paradojas cualquiera pero como hoy en día está tan de moda vivir con las paradojas...
 
Don Rosendo.- Que a gusto se está con tanta tranquilidad a mi alrededor... de momento...
 
Doña Leonor.- ¡Antes de hablar demasiado pronto te recuerdo que tienes que bajar la basura a la calle!
 
Don Rosendo.- Bueno. Está bien. Lo acepto. Pero de momento estoy leyendo la prensa.
 
Doña Leonor.- ¿Y "Lecturas"? ¿Te has olvidado de "Lecturas"?
 
Don Rosendo.- Tú bien sabes que yo sólo leo un libro cada año bisiesto y solamente el día 29 de febrero porque el día 29 de febrero es el día más aburrido que han inventado los hombres.  ¡Lo sabes muy bien Leonorcita desde que nos casamos hace ya la tira de años!
 
Doña Leonor.- ¡Lo sé muy bien, Rosandito, y tú sabes muy bien desde que nos casamos hace ya la tira de años que ahora mismo, si es posible hasta volando, vas a abandonar tu poltrona y vas a hacerme el favor de bajar la basura a la calle y, de paso, vas a comprarme "Lecturas" en el quiosco de los periódicos y revistas!
 
Don Rosendo (suplicando).- ¡Pero que no se entere Jeremías, por favor, que no se entere Jeremías! 
 
Florita.- ¿Quién es Jeremías? ¿El portero de todos estos palacetes en donde viven ustedes y sus vecinos?
 
Don Rosendo.- ¡Si fuera el portero yo no tendría ninguna clase de miedo, pero me da pavor de que se llegue a enterar Jeremías! ¡Ya lo comprenderás cuando lo veas en persona!
 
Doña Leonor.- ¡Nada de chácharas ahora! ¡Eso de las chácharas sólo es propio de las chachas! ¡Así que levántate ya y sal volando a cumplir como buen amo de casa!
 
Don Rosendo.- ¡Ya lo estás viendo, Florita! En esa casa sólo soy un mueble de adorno nada más.
 
Doña Leonor.- ¿Un mueble de adorno tú con esa facha que tienes? 
 
Don Rosendo.- ¡Tengo facha de facha pero no soy ni he sido jamás un facha! Si lo fuese... ¡ay si lo fuese!...
 
Doña Leonor.- Si fueses en verdad un facha... ¿qué ibas a hacer tú si es que se puede saber y si es que te atreves a contarlo?...
 
Don Rosendo.- ¡Poneros a todos en fila india, incluido el dichoso Jeremías, y haceros a todos y a todas levantar el brazo derecho y cantar el "Cara el Sol" en alto, pero que muy en alto, hasta que se enteraran todos los vecinos y hasta que me cansara yo de escucharos!
 
Doña Leonor.- ¡O bajas inmediatamente a tirar la basura y a comprarme "Lecturas" o te canto yo a ti "La Traviata" pero en versión feminista!
 
Don Rosendo (asustado).- Ya voy... ya voy... ya voy... pero no hace falta que me empujes...
 
Don Rosendo se levanta rápidamente del cómodo butacón, deja el periódico "El País" sobre la mesa, y sale deprisa de la escena mientras Doña Leonor, con sonrisa de triunfadora, ocupa su lugar.
 
Doña Leonor.- ¡Pues es verdad que se está tranquilamente gozando de la existencia bien sentada aquí!
 
Jaimito.- Ahora que ya reina la calma... ¿acepta que le pague yo la parte de los gastos que nos corresponda a Florita y a mí durante las pocas semanas que vamos a estar viviendo con ustedes?... ponga usted el precio que quiera, tía... o en caso contrario prefiero irme a alquilar alguna habitación por las zonas más posibles de Madrid...  
 
Doña Leonor.- ¿Pero cómo te atreves ni tan siquiera a pensar o insinuar que voy yo a explotaros económicamente y os voy a cobrar un precio de usura? ¡Jamás de los jamases! ¡Y además, tampoco voy a consentir jamás de los jamases que te vayas a vivir con este bombón de chavala que tienes como novia a una mugrienta buhardilla de la zona de Cuatro Caminos! No vais a pagarme ni un sólo céntimo porque no os voy a cobrar ni un sólo céntimo. ¿Puedo darte un consejo canturreando, Jaimito?
 
Jaimito.- Gracias por su generosidad que no cabe en tan grande y noble pecho, tía... esto... bueno... que quiero decir que sí... que de corazón... que gracias y que canturree usted lo que quiera... con tal de que no sea "La Traviata" en versión feminista...
 
Doña Leonor (canturreando).- ¡Cuatro caminos hay en mi vida cual de los cuatro será el mejor! ¡Tú que me viste llorar de angustia dime paloma por cual me voy!
 
Jaimito (otra vez ya todo en silencio).- ¿Me está usted avisando de algún peligro, tía?
 
Doña Leonor.- ¡Escucha, Jaimito! Madrid es una ciudad muy grande y, sobre todo muy cosmopolita! ¿Sabes lo que quiere decir cosmopolita? 
 
Jaimito.- Sí. Entre otras definiciones de la palabra a la que se está refiriendo ahora usted, y hablando de Madrid, es un lugar donde conviven toda clase de personas y te puedes encontrar con toda clase de gentes. 
 
Doña Leonor.- ¡Por Santa Lucía y San Pancracio al mismo tiempo! ¿Tú sabes de verdad eso?
 
Jaimito.- Sé de verdad eso.
 
Doña Leonor.- Pues sigo con mi tarea de ser consejera para parejas en momentos de apuros. En Madrid puede pasaros lo mejor y también puede pasaros lo peor. Es como cualquier otro lugar de la Tierra pero en mayúsculas. Por eso hay aquí muchas buenas personas pero también hay muchos golfos y golfas, por lo de la equidad de género que piden las feministas, y es bueno que no os metáis en problemas.
 
Jaimito.- No se preocupe tanto, tía, porque la veo ya muy nerviosa y se puede desquiciar del todo. Conozco la ciudad de Madrid y todos sus alrededores como la palma de mi mano. Tanto la palma de mi mano derecha como la palma de mi mano izquierda según sea el gusto del consumidor o la consumidora para dejar también claro que yo también creo en la equidad de género aunque huyo de las feministas como si fueran machistas con disfraz de peonas de albañil. Así que, en ese sentido, no se preocupe más por darnos consejos. Somo una pareja ya experimentada en esto de sortear obstáculos que hasta me parece que nos vamos a apuntar al Club de Vallehermoso para practicar los 110 metros vallas porque se nos da de maravilla correr y saltar cuando tenemos que correr y tenemos que saltar.
 
Doña Leonor.- ¿En verdad conoces tú tantísimo sobre la ciudad de Madrid?
 
Jaimito.- Muchísimo más de lo que usted se pueda estar imaginando.
 
Doña Leonor.- ¿Y cómo se ha producido ese milagro si tú siempre has vivido, hasta ahora, en Calañas de Huelva y allí no hay ni tan siquera 20.000 habitantes?
 
Jaimito.- 4.187 exactamente hasta el día de hoy en que ya sólo quedan exactamente 4.185 desde que nos hemos ido Florita y yo. 
 
Doña Leonor.- ¡Madre del Amor Hermoso! ¡Madre del Amor Hermoso! ¿Y siendo así esa tan triste realidad cómo es posible que sepas tanto de la capital de España y sus alrededores?
 
Jaimito.- ¡No se le olvide contar a Leganés y Ciempozuelos por eso de los locos que por allí residen!
 
Doña Leonor.- ¡Virgen Purísima! ¡Virgen Purísima!
 
Jaimito.- De eso de lo de purísima y tal y tal y cual podemos hablar alguno de estos días un poco más despacio. Lo que sucede es que todos los años, desde que era un niño de tan solo uno de edad, me he pasado todas las largas temporadas de las vacaciones anuales escolares y colegiales en Madrid y, po eso, mientras muchísimos son los que van yo ya he vuelto desde hace mucho tiempo. ¿Me entiende?
 
Doña Leonor.- ¡Cielo Santo! ¡Cielo Santo! ¡Y Cielo Santo!
 
Jaimito.- Al principio venía con Don Minervo que tenía un hermano viviendo en una chabola del Pozo del Tío Raimundo donde nos daba cobijo; pero después vine muchas veces con mi mejor amigo, Bolita, cobijados en un piso de okupas del barrio de Usera que nos conocían y nos dejaban un hueco entre ellos. Pero muchísimas veces más he venido yo solo y sin ninguna compañía salvo la de Dios. ¡Y ya me ve aquí! ¡Estoy todavía vivo y completamente sano del coco y del resto de mi cuerpo!
 
Doña Leonor (empezando a llorar).- ¡Perdona, Jaimito!
 
Jaimito.- No llore usted, señora. No se lo he contado como si fuese una tragedia personal sino para que usted no se preocupe ni por Florita ni por mí.
 
Doña Leonor (llorando).- ¡Perdona nuestras cobardías!
 
Jaimito.- ¿A qué cobardes se está usted refiriendo, tía?
 
Doña Leonor (llorando).-  ¡A todos! ¡Absolutamente a todos nosotros!
 
Jaimito.- No la entiendo, señora...
 
Doña Leonor (dejando de llorar).- ¡Viniste al mundo sin que lo quisieran ni tu padre ni tu madre que, en esos momentos, estaban ya tramitando los papeles del divorcio! ¡Por eso nadie quiso cargar con el mochuelo!
 
Jaimito.- Gracias por lo de mochuelo. Es muchísimo mejor que ser un zángano. También a Sofía Loren, a pesar de ser tan guapa y tan sexy, muchos la llamaban Sofea Loro. Pero a ella eso no le importaba nada de nada. Se reía de todos ellos y pasaba olímpicamente de los insultos. Le bastaba y le sobraba con saber que era muy guapa digan lo que digan esos que la insultan y que son más feós que cacatúas vestidos con bañador. ¡La envidia sólo es un producto de los impotentes y los impotentes para lo único que valen es para autodestruírse ellos mismos! 
 
Doña Leonor.- ¡Eso sí que es una gran verdad! 
 
Jaimito.- Entonces no le de más vueltas al asunto.
 
Doña Leonor.- Pero es necesario que sepas...
 
Jaimito.- Si usted lo dice...  dígalo...
 
Doña Leonor.- Tu padre y tu madre, después de abandonarte recién nacido debajo de un puente de Extremadura, se divorciaron y se casaron cada uno de ellos otra vez; pero sus nuevos matrimonio duraron muy poco tiempo y volvieron a casarse por tercera vez para volver a fracasar y pedir el tercer divorcio. Ahora ninguno de los dos quiere volver a casarse y sólo tienen amantes que van cambiando continuamente. ¿Qué piensas de ello, Jaimito?
 
Jaimito.- Que son unos completos infelices.
 
Doña Leonor.- ¡Tú lo has dicho, Jaimito! ¡Efectivamente es así! Son unos completos infelices que ganan muchísimo dinero; pero tanto él como ella se gastan inmensas cantidades de dinero en acudir a citas con psiquiatras y a comprar decenas y decenas de pastillas que tienen que tomar para poder conciliar el sueño; algo que no logran porque sus conciencias no se lo permiten. Tienen hijos e hijas pero no saben en realidad quiénes son los verdaderos padres y las verdaderas madres de todos ellos y de todas ellas. El único hijo verdadero que se sabe que fue hijo de los dos eres tú. ¿Qué opinas ahora que sabes todo esto?
 
Jaimito.- De verdad que sólo me dan lástima y pido a Dios que tenga misericordia de ellos.
 
Doña Leonor.- El resto de tus familiares somos también culpables.
 
Jaimito.- ¡No sean ustedes masoquitas, por favor! Yo no le echo la culpa a nadie.
 
Doña Leonor.- ¡La verdad es que siempre pensamos y siempre habíamos creído que no habías podido sobrevivir y que habías muerto por congelación debajo de aquel puente! ¡Pero nuestra obligación, ya que tu padre y tu madre fueron sólo un par de cobardes, era la de haber investigado a fondo hasta saber si habías muerto o estabas vivo!
 
Jaimito.- Yo no hago culpables a nadie. Los culpables sólo se hacen culpables sin que nadie les diga que lo son. Ni Don Rosendo ni usted tenían ninguna obligación para haber investigado ese asunto. La culpa reside en quienes cometen el pecado de la cobardía y ustedes no son ni han sido cobardes porque, en caso de serlo, no nos habrían admitido vivir con ustedes en su propio hogar.
 
Doña Leonor (llorando).- ¡Gracias, Jaimito!
 
Jaimito.- No vuelva usted a llorar. Hágalo por Dios. Yo soy de los de Jesucristo. ¿Me comprende?
 
Doña Leonor (dejando de llorar).- ¡Sí, Jaimito! ¡Te comprendo demasiado bien! Pero tienes tus derechos y es justo que tus derechos sean reconocidos porque eres el único hijo verdadero de tu padre y de tu madre de cara a la enorme fortuna que supone la herencia que te mereces. Yo estoy continuamente en contacto con tu padre y con tu madre y sé en dónde están residiendo así que te voy a dar sus direcciones para que los conozcas y exijas todo lo que te correponde por ley.
 
Jaimito.- ¡Un momento, tía, un momento! ¡A mí no me gusta nunca ir demasiado deprisa porque prefiero saborear bien toda mi existencia! Viví una infancia inmensamente feliz y una adolescencia inmensamente dichosa. Ahora que estoy en plena juventud no quiero tirar todo eso por la borda. Tanto la vida de él como la vida de ella deben ser unas verdaderas mierdas. ¿Me equivoco?
 
Doña Leonor.- ¡No te equivocas en nada! ¡Ellos mismos lo reconocen y lo dicen públicamente! ¡Sus vidas son unas verdaderas mierdas! ¡Y eso está confesado tanto por él como por ella!
 
Jaimito.- Entonces no haga más por mí. No me interesa conocerles ni me interesa saber dónde viven ni nada de sus vidas.
 
Doña Leonor.- ¿Estás de acuerdo con él, Florita?
 
Florita.- ¡Estoy con Jaimito a muerte! Quiero decir que estoy con él mucho más allá de la muerte. Estoy con Jaimito hasta la Eternidad porque lo que dice y lo que hace es de ser un verdadero y completo hombre a pesar de tener solamente 18 años de edad.
 
Doña Leonor.- Pero... si algún día te casas con él...
 
Florita.- ¡Eso no lo ponga usted en duda! ¡Algún día me casaré con él!
 
Doña Leonor.- En ese caso también tendrías pleno derecho a dicha herencia.
 
Florita.- ¡No cambio ni un sólo segundo de vida feliz pasada junto a Jaimito ni por todo el oro del mundo! ¡Prefiero ser muy feliz y no una desgraciada! 
 
Jaimito.- ¡Escuche, tía! La vida de mi padre y de mi madre es una mierda como ellos reconocen públicamente y a mí no me interesa, absolutamente para nada, la mierda. No me interesa para nada ni conocerles ni saber quiénes son ni a qué se dedican ni en dónde están viviendo. No me gusta comer mierda. En lugar de comer mierda como ellos a mí me encanta comer pasteles como esos que están en la mesa. 
 
Doña Leonor (sonriendo).- ¡Gracias, Jaimito, por tu perdón! Estos pasteles que hay sobre la mesa los acabo de traer yo porque son para Florita y para ti. Es un regalo de corazón. Los he comprado en Casa Lhardy y sólo son para vosotros; así que comerlos antes de que vengan los demás. 
 
Jamito.- ¿Los demás? ¡Yo nunca tengo miedo a los demás! Sean quienes sean los demás nos los comeremos compartiendo con los demás sean quiénes sean. ¡Jamás he tenido miedo de nadie!
 
Florita.- ¿Comprende usted ahora, señora, por qué le amo tanto? ¡Es el hombre más valiente del mundo quieran o no quieran reconocerlo los demás! ¡Es el hombre más valiente del mundo y jamás podría yo conocer a alguien más valiente que él! ¡Ha hecho por mí lo que jamás ningún otro ser humano hubiese hecho!
 
Doña Leonor.- ¿Qué es eso tan sorprendente que ha hecho por ti cuando resulta que tú eres la chica más guapa y atractiva que yo he conocido , conozco y conoceré?
 
Florita.- ¡Me liberó del todo y de todos, tía! ¡Sólo él lo ha conseguido porque sólo el me ama de esa manera tan incondicional!
 
Jaimito.- Dejemos ese asunto para otro día. Esos pasteles provienen de Casa Lhardy y eso quiere decir que son de la pastelería restaurante con más clase y estilo que existe en Madrid. Hace más de 170 años que se inauguró. Sé que cuando eso sucedió todavía toreaba Cúchares, había aguadores por las calles y acababa de nacer la música de zarzuela. 
 
Doña Leonor.- ¿Sabes algo de zarzuelas, Jaimito?
 
Jaimito.- Bastante, tía.
 
Doña Leonor.- ¿Y de verdad sabes cómo nació la zarzuela?
 
Jaimito.- De verdad que lo sé.
 
Doña Leonor.- ¡Cuenta! ¡Cuenta! ¡Me fascina todo lo relacionado con la zarzuela! Como con Rosendo no hay manera de hablar de temas culturales es una verdadera ganga tenerte en mi casa aunque sólo sea por unas cuántas semanas.
 
Jaimito (jugueteando con un móvil que ha sacado del bolsillo derecho de su pantanlñon).- ¿Usted cree que tenemos tiempo suficiente para hablar de ello?
 
Doña Leonor.- ¡Por supuesto que sí! Los demás tardarán todavía una hora en llegar y Rosendo se habrá quedado entretenido en el bar jugando al dominó con sus amigos. ¡Tenemos suficiente tiempo para que me lo cuentes con toda clase de detalles!
 
Jaimito.- Está bien si usted así lo quiere. La zarzuela nació en el siglo XVII en el pabellón de caza del Palacio de la Zarzuela (lugar llamado así por el gran número de zarzas que lo rodeaban) en la época de Felipe IV. Gran amante del teatro, éste monarca era aficionado a los espectáculos musicales cargados de efectos; así, gustaba de celebrar representaciones nocturnas, fiestas cortesanas con música. Aprovechando los momentos de descanso con sus cortesanos, y para distraerse, contrataba compañías madrileñas que representaban obras donde se alternaba el canto con pasajes hablados. Las primeras zarzuelas nacieron como pequeños experimentos, un género musical que se situaba entre el teatro, el concierto, el sainete y la tonadilla. Fueron "El jardín de Falerina" de 1648, "La fiera, el rayo y la piedra" de 1652, "Fortunas de Andrómeda y Perseo" de 1653, "El golfo de las Sirenas" y "El laurel de Apolo". Todas de Pedro Calderón de la Barca. Son consideradas las primeras zarzuelas.
 
Doña Leonor.- ¿Y sobre qué temas hablaban esas zarzuelas de Calderón?
 
Jaimito.- Los temas de estas primeras zarzuelas son mitológicos. "El golfo de las Sirenas", estrenada en 1657 en el Palacio de la Zarzuela, está basada en dos episodios de "La Odisea" de Homero. "El laurel de Apolo2, estrenada el 4 de marzo de 1658 para celebrar el nacimiento del príncipe heredero Felipe. Y "Próspero" y "La púrpura de la rosa", también de Calderón y estrenada en el coliseo del Buen Retiro, el 17 de enero de 1660, están basados en fábulas de Ovidio de su obra "Metamorfosis". Pero pronto la música fue un elemento fundamental para las zarzuelas.
 
Doña Leonor.- ¿Cómo fue eso?
 
Jaimito.- El músico Juan Hidalgo, autor 'oficial' de música teatral para la corte, puso música a la obra de Calderón "Celos aún del aire matan", estrenada en el coliseo del Buen Retiro, el 5 de diciembre de 1660; su argumento esta basado en la fábula de Céfalo y Procris de la "Metamorfosis" de Ovidio. Otras obras de Calderon son: "Eco y Narciso"  de 1661, "Ni amor se libra de amor" de 1662, "El asno de oro", "La estatua de Prometeo"... todas basadas en temas clásicos y mitológicos. 
 
Doña Leonor.- ¿Y qué pasó después de Calderón?
 
Jaimito.- La zarzuela tuvo su auge a finales del siglo XVII y decayó en el siglo XVIII debido a la invasión de música italiana durante la época de los primeros Borbones. Felipe V prefería la música cantada en italiano al desconocer la lengua española. La zarzuela tuvo que dejar paso a la ópera, representada por compañías italianas que Felipe V trajo a España. Entonces, la zarzuela trató de adaptarse a la manera italiana debido a la preferencia del público por la ópera, fracasando. Aunque los italianos triunfan, destaca en este tiempo el éxito de la zarzuela barroca "Viento es la dicha de amor", en 1743, de José de Nebra y Antonio de Zamora. 
 
Doña Leonor.- ¿Quiénes fueron José de Nebra y Antonio de Zamora? Soy bastante culta pero, la verdad sea dicha, no sé nada de ellos.
 
Jaimito.- José Melchor Baltasar Gaspar Nebra Blasco, nacido en Calatayud el 6 de enero de 1792 y muerto en Madrid el 11 de julio de 1768 fue un compositor español, hijo de José Antonio Nebra Mezquita, quien era organista de la catedral de Cuenca.
 
Doña Leonor.- ¿Has dicho que se llamaba José Melchor Baltasar Gaspar?
 
Jaimito.- Eso es, tía. El padre de José de Nebra, que ha he dicho que fue organista de la catedral de Cuenca, era tremendamente creyente y por eso le puso el nombre del esposo de María y los tres Reyes Magos.
 
Doña Leonor.- Curioso... verdaderamente curioso... ¿Y Antonio de Zamora?... ¿Quién fue Antonio de Zamora?
 
Jaimito.- Antonio de Zamora, nacido en Madrid el 1 de noviembre de 1665 y muerto en Ocaña el 7 de diceimbre de 1727, fue un dramaturgo español amigo del también dramaturgo Francisco Bances Candamo. Como dramaturgo, se dedicó fundamentalmente a refundir piezas del barroco, en especial de Pedro Calderón de la Barca, cuya retórica supo apropiarse con asombrosa fidelidad. Su zarzuela "Todo lo vence el amor" fue compuesta para celebrar el nacimiento de Luis I en 1707 y se representó en el Coliseo del Buen Retiro con música de Antonio de Literes.
 
Doña Leonor.- ¿Cómo puedes saber todo eso, Jaimito?
 
Jaimito.- Cuando vengo siempre a Madrid no vengo solamente a pasármelo bomba sino que, además de divertirme a todo trapo, también busco cultivarme culturalmente al máximo de lo que pueda. Y luego se lo transmito todo a Florita. Por eso es tan culta como soy yo o incluso todavía más; pero se lo calla hasta que algunos y algunas, al saber que es hispanoamericana, intentan hacerla de menos y entonces les salen los tiros por la culata porque resulta que ella es de más... pero que de más cultura que todos ellos y todas ellas juntos... o arrejuntados como parece que es la moda que se lleva entre todos esos y esas ignorantes... 
 
Florita.- Más culta que él no soy pero es cierto que estamos a la misma altura y eso, Doña Leonor, se debe a que él es un 140 y un 140 soy yo.
 
Doña Leonor.- Verdaderamente digno de una epopeya amorosa como esa zarzuela de "Todo lo vence el amor" que has citado antes, Jaimito.
 
Jaimito.- ¿Sigo o ya es suficiente?
 
Doña Leonor.- Te dije antes que todavía falta una hora para que vengan los demás; así que, si me quieres hacer un favor, sigue...
 
Jaimito.- Favores a las damas los hago siempre pero no piense usted mal...
 
Doña Leonor.- ¡Jajajajajá! ¡Buen humor el tuyo! Comprendo... comprendo... 
 
Jaimito.- Es que existe Ella y Ella se llama Florita aunque muchas veces, en plan cariñoso y romanticón y todo eso de la sensibilidad y el darle a uno el gustazo de llamar a su amor como le dé la real gana, pues voy y la llamo Lina por lo de Florilina aunque a alguno no le guste o sienta envidia o celos o vaya usrted a saber qué cuernos de cosas sienta. ¿Me entiende?
 
Doña Leonor.-  ¡Jajajajajá! ¡Buen humor el tuyo! Entiendo... entiendo...
 
Jaimito.- Pues conozco a muchos y a muchas que ni parecen comprenderlo ni parece que lo entienden...
 
Doña Leonor.- Ya. Ya sé lo que quieres decir. Sigamos con lo de las zarzuelas que es mucho mejor.
 
Jaimito.- Con Fernando VI en el trono, desde 1746 hasta 1759, aumenta el esplendor de la ópera italiana y el hundimiento de la zarzuela. A Fernando VI, le sucede Carlos III, que no es muy aficionado a la música italiana y prefiere las óperas menores, las zarzuelas mitológicas y costumbristas. Don Ramón de la Cruz es el primer autor que abandona los temas mitológicos para centrarse en temas costumbristas madrileños que se acercan más a las zarzuelas que hoy conocemos. "Quien complace a la deidad acierta a sacrificar" de 1557, fue su primera zarzuela. Don Ramón de la Cruz y el compositor Antonio Rodríguez de Hita formaron un importante dúo en composiciones de zarzuela. Sus obras se representaban en funciones nocturnas veraniegas a beneficio de los cómicos, destacan: "Las segadoras de Vallecas". de 1768 y "Las labradoras de Murcia".
 
Doña Leonor.- Los cómicos... ¡qué graciosa palabra!... 
 
Jaimito.- ¡Los cómicos ambulantes, Doña Leonor, los cómicos ambulantes! Todos ellos eran bastante feos por cierto o, al menos casi todos ellos, pero no me he divertido más y mejor con nadie sino con los cómicos ambulantes. Casi todos ellos eran feos pero todos ellos eran sanos. Y en verdad que los añoro, señora. Eran los comediantes nómadas de las pequeñas compañías que nacieron con el Renacimiento y durante el Siglo de Oro español iban solos o formando grupos llamados compañías, y hacían sus representaciones en pequeñas poblaciones, como Calañas, de Huelva, siguiendo circuitos rurales que recorrían en caballerías o en carros. El nombre de esta forma de teatro itinerante tuvo su origen en la naturaleza trahumantes de los cómicos y, más en concreto, en la obligación por ley de acampar a una legua de la población en la que iban a actuar. Por eso se les llamaba cómicos de la legua y no de la lengua como dicen quienes no saben bien lo que dicen. Era honestos. Verdaderamente eran honestos a pesar de ser bribones a la vez. 
 
Doña Leonor.- ¿Cómicos de la lengua has dicho?
 
Jaimito.- Jejeje. No exactamente de la lengua sino de la legua, porque tenían que acampar a una distancia de 4 hasta 7 kilómetros de las poblaciones donde actuaban... ya que los poderosos les tenían verdadero temor... yo diría que hasta pánico... por las verdades que hablaban con sus lenguas. ¡Cómicos de la legua! ¡Variante pícara y castiza de la commedia dell'arte italiana y que fueron enumerados y descritos nada más y nada menos que por Agustín de Rojas Villandrando, en 1603, con su obra "El viaje entretenido", donde diferencia hasta ocho tipos de comediantes ambulantes de aquella su época: bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía. Yo conocí, de manera muy especial, a la farándula que era de carácter bohemio.
 
Doña Leonor.- ¡Qué interesante! Cuenta... cuenta...
 
Diesel.- Es muy largo de contar pero puedo resumirle diciendo que mis novias salían de las noches.
 
Doña Leonor.- ¡Por Dios, por Dios y por Dios! ¿Te estás refiriendo a las mujeres de la vida?
 
Jaimito.- ¡Nada más lejos de la realidad, señora! No sé que sucedería con los demás bohemios ni me interesa... para nada de nada...  saberlo o no saberlo...  pero las mías no eran mujeres de la vida sino chavalas de los sueños; lo cual, como puede usted bien entender, son cosas opuestas. Mis novias no eran prostitutas sino vírgenes; algo así como ángeles del cielo enviadas por Dios para hacerme compañía en medio de la soledad.
 
Doña Leonor.- Perdón, Jaimito, perdón otra vez... pero lo que das a entender...
 
Jaimito.- ¿Qué es lo que doy a entender, señora? No sé qué es lo que darán a entender los demás pero yo solo doy a entender una cosa y esa cosa es la virginidad hasta la hora de contraer matrimonio. ¡Así de claro y rotundo!
 
Doña Leonor.- ¿Y después del matrimonio?
 
Jaimito.- Lo que hagan los demás no me interesa pero yo soy y seré siempre igual. ¿Me entiende ya?
 
Doña Leonor.- Creo que llevas razón...
 
Jaimito.- La mayoría de la gente malinterpretan las cosas, pero eso ya no me importa. No me interesan, para nada, esas interpretaciones ajenas a mi verdadera personalidad. A mí sólo me interesa interpretar lo que soy y no lo que aparento ser. Lo digo ahora para no dar pie a malas interpretaciones. ¿Soy verdadero o soy falso?
 
Florita.- ¡Es verdadero todo lo que está diciendo Jaimito y yo lo certifico como que es verdadero! A mí tampoco me interesan, para nada, lo que digan lo demás. Jaimito es bohemio pero nunca ha ligado con putas sino con vírgenes. Lo verdaderamente importante de los hombres no es saber dónde han estado sino conocer las acciones que han llevado a cabo allí en donde han estado. ¿Qué le parece, señora?
 
Doña Leonor.- ¡Parfait, magnifique, merveilleux! ¡Muy hondo, muy profundo, muy filosófico y, por lo tanto, muy real y muy verdadero!
 
Jaimito.- Lo cual, en lenguaje muy popular para entendernos todavía mejor, quiere decir que muchos las matan callando pero algunos las dejamos vivas. ¿Qué dice usted, señora? Si lo quiere comprobar estudie a fondo las vidas de mis dos grandes admirados Don Luis y Don Carlos, y conste que me refiero, para no herir sensibilidades que se me vienen a la memoria, a Dominguín y Arruza, esos dos grandes genios del Humanismo torero. ¡Cuánto Humanismo estamos viviendo hoy en día, tía, cuánto Humanismo por todas partes! La paradoja es que con tanto Humanismo estamos dejando de ser humanos porque muchos se creen ya los dioses de la sociedad. 
 
Doña Leonor.- ¡Brillant, superbe, excellent! ¡Muy directo, muy claro, muy rotundo y, por lo tanto, muy cierto y muy verídico! ¿Qué pasó después?
 
Jaimito.- ¿Después de qué, tía?
 
Doña Leonor.- ¡Estamos hablando de las zarzuelas!
 
Jaimito.- ¡Ah, ya! ¡Las zarzuelas! ¡Claro! Lo que pasa es que, de repente, se me ha ido el santo al cielo y mi mente estaba en otro lugar... pero... ¿no le aburren mis conversaciones?...
 
Doña Leonor.- ¡Todo lo contrario! ¡Aprendo muchísimo de la cultura y de la vida escuchándote, Jaimito! Me parece que, mientras esteis vosotros dos viviendo con nosotros, voy a dejar de leer "Lecturas" para seguir teniendo esta clase de conversaciones provechosas tanto para la mente como para el alma.
 
Jaimito.- A finales del siglo XVIII la zarzuela está a punto de desaparecer, sustituida por la 'tonadilla escénica', un género lírico-dramático menor con melodías populares españolas y temas costumbristas y humorísticos; aunque este tipo de teatro cantado, marcadamente cómico, de corta duración, ya contaba con antecedentes en el siglo XVII como lo fueron las las tonadillas que formaban parte de las grandes piezas teatrales, comedias, óperas, tragedias o zarzuelas; así que no es hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando la tonadilla escénica, como género independiente, alcanzó su mayor popularidad.
 
Doña Leonor.- ¿Popularidad? ¡Cuánto me gustaría a mí alcanzar la popularidad! Haz de saber, Jaimito, que lo que más envidiaba yo, cuando estudié Biología en la Universidad de La Sorbona de París, eran las chicas más populares de todo el campus. Yo pasaba desapercibida porque sólo era una del montón y a mí eso me producía traumas.
 
Jaimito.- ¿Le producía traumas no ser una de las chicas populares del campus de la Universidad? 
 
Doña Leonor.- Eso he dicho y eso todavía no ha desaparecido de mi mente. A veces, mientras duermo, sueño que todos los chicos unviersitarios están de rodillas antes mí y que yo los voy despreciando, uno por uno, a todos ellos; a todos esos chicos que me dejaron en el olvido cuando más ilusiones tenía yo de ser popular.
 
Jaimito.- Yo les diría a todos ellos que no maten nunca jamás las ilusiones de nadie a la hora de jugar a vivir. Pero hablar con necios es como querer que los burros compongan una oda a la belleza de la mujer. ¿Puedo seguir? 
 
Doña Leonor.- Sigue, por favor. 
 
Jaimito.- ¡Me estoy refiriendo a las zarzuelas, señora!
 
Doña Leonor.- ¡Ah, ya! ¡Las zarzuelas!¡Claro! Lo que pasa es que, de repente, se me había ido la santa al cielo y estaba mi mente en otro lugar... pero puedes continuar...
 
Jaimito.- El auge de la tonadilla escénica, y el apogeo de la ópera italiana, está íntimamente relacionado con el reinado de Carlos III, desde 1759 hasta 1789. Este monarca, después de haber reinado en Nápoles durante 25 años, se instaló en España e impuso como moda el cantar tonadillas en las comedias. La tonadilla se diferencia del sainete en que el segundo es una pieza hablada y la tonadilla es cantada, literariamente ambos son similares. Su argumento es simple, predomina el personaje y apenas hay acción, porque ésta es expuesta por el personaje. La finalidad del texto es divertir al público, provocar su risa, y al mismo tiempo, exponer una crítica social y transmitir alguna moraleja de lo representado. La estructura músical está fuertemente relacionada con el texto, así consta de tres partes: introducción, en la que se expone el asunto, dirigiéndose directamente al público habitualmente; sección central, en la que se centra la acción del argumento y sección final, que a menudo no guarda relacción con el argumento, soliendo ser unas seguidillas y un número de despedida. Este esquema no fue rígido y a medida que la tonadilla evolucionó fué cambiando. Cuatro ejemplos de tonadilla escénica son "El majo y la italiana fingida" de 1778, "Garrido enfermo y su testamento" de 1785, "Lección de música y bolero" de 1803, y "La cantada vida y muerte del general Mambrú" de1785. 
 
Doña Leonor.- Si además de saber eso me sabes decir quienes las escribieron no me queda otro remedio que darte una Matrícula de Honor, Jaimito.  
 
Jaimito.- "El majo y la italiana fingida" y "Lección de música y bolero" son de Blas de Laserna; "Garrido enfermo y su testamento" es de Pablo Esteve; y "La cantada vida y muerte del general Mambrú" es de Jacinto Valledor.
 
Doña Leonor.- ¡Divin! ¡Vraiment divin! ¡Eres tan divino que es para quitarse el sombrero y hacerte una estatua!
 
Jaimito.- Que sea dando un beso a Florita... por favor...
 
Doña Leonor.- ¿Un beso amoroso tal vez?
 
Jaimito.- Eso... eso... chocolates Hueso...
 
Doña Leonor.- ¿Y qué pasó cuando llegó Napoleón? 
 
Jaimtio.- Efectivamente, como Napoleón ya estaba loco del todo al ocupar España desde 1808 hasta 1814, barrió la ópera italiana, trayendo la ópera cómica francesa, que no triunfó. Al término de la guerra regresó la ópera italiana que triunfaba en toda España, a excepción de Madrid y otras ciudades donde esta lengua provocaba rechazo.
 
Doña Leonor.- Rechazo cualquier indirecta en lo que a mí se refiere.  
 
Jaimito.- Dejando a usted aparte, con la llegada del Romanticismo el nacionalismo musical español quiso imitar la ópera italiana en lengua castellana, con temas mitológicos y heroicos que pronto se abandonaron por una temática basada en la lengua castellana. La zarzuela resurgía. 
 
Doña Leonor.- ¡Qué bien! ¡Sigue, sigue que esto se pone emocionante del todo! 
 
Jaimito.- A mediados del siglo XIX comienzan a proliferar las zarzuelas. Los compositores Hernando, Barbieri, Gaztambide, Oudriz, Inzenga, Salas y otros, fundan la Sociedad Artística, difusora de la zarzuela por toda España. Luis de Olona era el presidente, Gaztambide el director de orquesta, Barbieri director de coros y Francisco Salas director de escena. De esta sociedad destacan los éxitos: "Jugar con fuego", estrenada en 1851 en el Teatro del Circo y "Los diamantes de la corona" de 1854, ambas de Francisco Asenjo Barbieri, y "Catalina", que quizás fuese la amante de un tal Joaquín Romualdo Gaztambide y Garbayo, y no le confunda con Carbayo el del Real Oviedo puesto que el que yo digo nació en Tudela, Navarra, el 7 de febrero de 1822 y murió en Madrid el 18 de marzo de 1870, mientras que Carbayo, el del Real Oviedo, era del siglo XX. El caso, para no perdernos por los cerros de Úbeda. es que se inició entones una nueva etapa para la zarzuela.
 
Doña Leonor.- ¿Una nueva etapa como si fuera la Vuelta a España en ciclismo?
 
Jaimito.- ¡Exacto! ¡Así fue, tía! En 1853 Pascual Juan Emilio Arrieta Corera, nacido en Puente la Reina, de Navarra, el 21 de octubre de 1823 y muerto en Madrid, el 11 de febrero de 1894, gran compositor del siglo XIX, en un ataque de españolismo a toda ultranza, se pasó a la zarzuela, estrenando, con gran éxito, en el Teatro del Circo su primera obra: "El dominó azul", con libreto de Francisco Camprodón. Ese mismo año, el 6 de junio Arrieta estrena "El grumete". Arrieta, cada vez más españolista, se incorporó a la Sociedad Artística, al tiempo que tres de sus componentes iniciales, Odruid, Inzenga y Hernando, salieron de ella debido a una ampliación de capital que no se pudieron permitir. Arrieta reforzó económicamente la Sociedad Artística al tiempo que su aspecto musical se dejó llevar por tendencias italianizantes. Un año después de su marcha Odruid solicitó su reingreso pudiendo aportar el capital requerido. 1854 es el año en que triunfan "Aventura de un cantante" y "Los diamantes de la corona", de Barbieri; "Catalina" y "El alma de Cecilia", quizás otra de sus amantes pero sin confirmarlo ni negarlo, de Gaztambide. En 1885 Fernandez Caballero estrena en el Teatro del Circo "La vergonzosa de Palacio" sin ninguna clase de vergüenza; y este mismo año Arrieta estrena "Guerra y muerte" para, el 21 de septiembre, estrenar su más famosa obra, "Marina" que pudiera haber sido su tercera amante, lo cual está todavía sin confirmar y yo no lo puedo tampoco hacer.
 
Doña Leonor.- Vaya lío con tantas probables o posibles amantes...
 
Jaimito.- Y lo que te rondaré morena; porque este éxito de la zarzuela en Madrid pronto se extiende a otras capitales españolas. Nicolau Manent y Francesc Porcell estrenan en el Liceo de Barcelona "La tapada del Retiro", que bien tapada estaba, y "No más zarzuela"respectivamente. En estos tiempos, las zarzuelas estaban influenciadas por la ópera italiana y la ópera cómica francesa, no tardando en adaptarse al folklore regional y más en particular al folklore local, pasando a estar protagonizada por personajes de la calle que hablan el lenguaje del pueblo. Por ejemplo, en la zarzuela madrileña, tópicos como: la forma castiza de expresarse, situaciones y lugares madrileños, el uso de ritmos musicales como el chotis, la mazurca; aunque ninguno de estos tiene orígen madrileño puesto que el chotis es una danza alemana de origen escocés y la mazurca es una danza nacional polaca...
 
Doña Leonor.- No te cortes ahora, Jaimito, y dime qué era el género chico.
 
Jaimito.- Era yo muy chico entonces pero recuerdo que la principal diferencia entre el 'género chico' y la zarzuela es el tiempo de duración y el número de actos. La zarzuela suele tener dos o tres actos y el 'género chico' solo uno. Su nacimiento se sitúa en El Recreo, en 1867 que, como sun nombre indica, era un pequeño teatro de la madrileña calle la Flor.
 
Doña Leonor.- ¿Pero también sabes dónde está la calle la Flor de Madrid?
 
Jaimito.- Por supuestísimo que sí como dice un repipi que conozco yo. ¡Muy cerca del Paseo de la Chopera por donde yo caminaba multitud de veces envuelto en mis pensamientos! ¿Puedo continuar o va a seguir interrumpiéndome?
Doña Leonor.- Perdona otra vez, Jaimito.
 
Jaimito.- Es que no quiero perder el hilo...
 
Doña Leonor.- Estaré callada...
 
Jaimito.- El 'género chico' fue promovido por empresarios y creado por un grupo de actores cómicos, Juan José Luján, Antonio Riquelme y José Vallés, para impulsar el teatro por horas en el que, en un mismo día, se representaban varias. La menor duración de las obras, menos de una hora, abarataba el coste de las localidades, llegando hasta las clases humildes que abarrotaron el teatro. Las recaudaciones aumentaron espectacularmente, así como la producción de obras. Este fue el nacimiento del 'género chico', llamado así no por ser un teatro de menor calidad, sino por ser más breve. También se ha denominado, erróneamente, a la zarzuela en general 'género chico' en contraposición a la ópera. 
 
Doña Leonor.- Perdona que te interrumpa pero si no te lo pregunto estallo... 
 
Jaimito.- ¡No estalle usted, por favor, no vaya a ocurrir una desgracia!
 
Doña Leonor.- ¿Qué diferencia había?
 
Jaimito.- Una de las mayores diferencias entre el 'género chico' y la zarzuela es el argumento. La zarzuela grande se basa en temas dramáticos o cómicos de acción complicada, 'el género chico' trata el teatro costumbrista, reflejando la vida cotidiana madrileña. Respecto a la música, esta es pegadiza, tarareable, hecha para servir al texto. Sus melodías van desde lo bailable, gracioso, hasta lo sentimental y amoroso. Toda su música está basada en el folklore español: boleros, jotas, seguidillas, soleás, pasacalles, fandangos, habaneras, valses, mazurcas, polkas y, por supuesto, el chotis. La crítica denostó este nuevo teatro pero el público lo aplaudió, creándose tres nuevos teatros: el teatro Martín, el teatro Lara y el Eslava. Más tarde, los inventores de este nuevo tipo de teatro se trasladarán de El Recreo a el teatro Variedades, situado en la calle Magdalena. En 1873 se inagura el Teatro Apolo, templo del 'género chico'. En sus inicios, en 1844, el 'género chico' se representaba sin música. La primera obra en la que se incorpora música es "La canción de la Lola", bastante antes del "boom" de Lola Flores, hermana de Carmen para más señas, con libreto de Ricardo de Vega, música de Chueca y Valverde, estrenada en 1880 en el teatro Alhambra, en la calle Libertad. El 'género chico' llegó a su máximo explendor en 1886 con el estreno de "La Gran Vía", una obra de Chueca y Valverde, el 2 de julio y en el Teatro Felipe. Algunos de los compositores del 'género chico' son: Manuel Nieto, Ruperto Chapí, Federico Chueca... En cuanto a obras maestras: puedo citar "El Santo de la Isidra", "La fiesta de San Antón", "Chateu Margaux", "El pobre Valbuena" y, sobre todos las muy famosas "La alegría de la huerta", "La verbena de la Paloma", "La canción de la Lola", "Agua, azucarillos y aguardiente", que me trae muy buenos recuerdos de mis vacacaciones ifnatiles junto a mi abuela materna" en Cuenca, y "La revoltosa" entre otras. ¿Qué más quiere usted saber, tía?
 
Doña Leonor.- Hablando del Teatro Apolo...
 
Jaimito.- El teatro Apolo fue construido en el antiguo solar del convento del Carmen, con una capacidad para dos mil quinientos espectadores. Fué inagurado el 23 de marzo de 1873 con la intención de representar comedia española. Sus inicios no fueron del todo buenos debido al excesivo precio de la entrada, dieciocho reales por cabeza, y a que estaba un poco alejado del centro de la ciudad. La consagración de este teatro no le llegó hasta diez años después cuando se orientó hacia el "género chico" y el llamado 'teatro por horas'. Estrenándose en él las obras cumbre de este género: "La verbena de la Paloma", "El año pasado por agua", "El dúo de la africana", "La revoltosa", "Cádiz", "Agua, azucarillos y aguardiente", "La reina mora"...
 
Doña Leonor.- ¡Para el carro un momento, Jaimito! ¡Si es verdad que "Agua, azucarillos y aguardiente" te trae tan buena memoria, haz una sinopsis de su arguemento para ver si es verdad que la viste con tu abuela materna en Cuenca!
 
Jaimito.- En el Teatro Xúcar, de Carretería, para ser más exactos...
 
Doña Leonor.- ¡A ver si es verdad!
 
Jaimito.- ¡Allá voy como el Cristo de los Faroles que es una manera de hablar muy cristiana! Resulta que Atanasia, llamada Asia, niña cursi, y su madre doña Simona, se mudaron a Madrid en donde llevan una vida mísera, debiendo dinero hasta al casero. Una carta del tío les aconseja regresar al pueblo de Valdepatata, donde el primo está loco por casarse con Asia. Pero ésta sueña con Serafín, hijo de un ex ministro. Serafín ofrece dinero a Pepa, que regenta un quiosco de aguadora, para que le eche un somnífero a la madre de Asia, pero ésta se niega. Lorenzo, compañero de Pepa la convence para que lo haga. Pepa se enfrenta a Manuela, una aguadora sin puesto, que en la actualidad está emparejada con Vicente, un torero, antiguo novio de la propia Pepa. Vicente y Lorenzo no parecen tener tanta enemistad como Pepa y Manuela, y pactan qué hacer con el dinero de Serafín. Llegan Asia y su madre para pedir dinero a Serafín para pagar la renta, la madre cae en aparente sopor y Serafín promete el cielo a Asia. De repente la madre despierta y se van, como es habitual, al Paseo de Recoletos. Serafín cae en un profundo y verdadero sueño, ya que realmente fue él quien finalmente ingirió el somnífero. Asia, desengañada, está dispuesta a volver a Valdepatata. A la media noche Pepa y Lorenzo, con Manuela y Vicente, se van al baile de la Verbena de San Lorenzo, mientras que a Serafín, que sigue durmiendo, pierde su ropa y su cartera a manos de Garibaldi, un raterillo del barrio que se gana la vida tocando la lira. El final ya se lo puede usted imaginar... 
 
Doña Leonor.- ¡Me convenciste del todo! Sigue con lo de Apolo. 
 
Jaimito.- ¿El dios griego o el teatro?
 
Doña Leonor.- Estamos con las zarzuelas, Jaimito.
 
Jaimito.- Es que si tengo que hablar del dios Apolo pues también sé bastante sobre él...
 
Doña Leonor.- ¡Céntrate en el teatro, por favor, sobrino!
 
Jaimito.- Muy bien. Veo que estamos entrando en razones. El éxito de este teatro obligó a los empresarios a mantener los espectáculos de zarzuela durante todo el año, incluso en verano; dando origen a los llamados teatros estivales construidos en madera, al aire libre y generalmente en lugares poblados de árboles. Destacan el teatro Recoletos, Felipe , Eldorado, Maravillas y Tívoli. El teatro Felipe, llamado así por su fundador, Felipe Ducazcal, estaba situado en el paseo del Prado, cerca del Palacio de Correos y Telecomunicaciones, fue inagurado en mayo de 1885 por la compañía de cómicos del teatro Variedades. En este teatro se estrenó en 1886 "La Gran Vía" como ya le dije antes. Otras obras representadas en el teatro Felipe son "Los valientes", de Javier de Burgos, "¡Al agua patos!" de Jackson Veyán y Angel Rubio, "De Madrid a París", de Jackson y Chueca, y "El chaleco blanco" de Ramos Carrión y Chueca. El teatro Felipe fue trasladado a la calle Bailén y posteriormente desapareció. 
 
Doña Leonor.- ¡No te detengas que me tienes ya del todo abobada!
 
Jaimtio.- Sigamos pero sin embobarnos tanto por dejar unas cuantas bobadas para el futuro. En el teatro Recoletos, situado en la calle de Olózaga, destaca el estreno de "Los bandos de Villafrita", caricatura de los políticos más conocidos de aquella época, con texto de Navarro Gonzalvo y música de Caballero. Este teatro se cerró en 1894 y poco después sufrió un incendio que lo hizo desaparecer. ¿Continúo con el Príncipe Alfonso"
 
Doña Leonor.- ¡No po favor, más Historia no, por favor!
 
Jaimito.- Me estoy refiriendo al Teatro...
 
Doña.- Si es así pue sí...  
 
Jaimito.- El Teatro Príncipe Alfonso fue construido para circo en 1863. En él se representaron muy distintos géneros, conciertos sinfónicos de la Sociedad de Conciertos, y obras como "Certamen nacional", con libreto de Perrín y Palacios y música de Nieto; "Trafalgar", texto de Javier de Burgos y música de Gerónimo Giménez; y "Los voluntarios", de Irayzoz y Giménez. Y siyo ya sin interrupción alguna, por favor. El Teatro Eldorado estaba situado en el solar donde se encuentra hoy la Bolsa de Madrid. Se inaguró en 1897 y se cerró en 1903 a causa de un incendio. Sobre sus ruinas se construyó el Tívoli. En Eldorado se estrenaron obras como "El poble diablo" de Celso Lucio, Quinito Valverde y Torregrosa; y "El Barquillero" de López Silva y Chapí. ¿Recuerda usted a los barquilleros?. 
 
Doña Leonor.- ¡Por supuesto que recuerdo a los barquilleros de Madrid! ¡Qué maravillas de tiempos aquellos!
 
Jaimito.- Hablando de Maravillas, el Teatro Maravillas se inaguró en 1886. En este teatro se estrenó la obra de Chapí y Estremera titulada "Las hijas de Zebedeo". Otros teatros menores en los que se presentaron obras del género chico fueron el Novedades, Moderno, Cómico y Romea. También fue importante el Teatro Eslava ya que durante algún tiempo incluyó al género chico entre sus representaciones. Fue construido en 1871 por Bonifacio Eslava, hermano del músico Hilarión Eslava. En sus comienzos estuvo destinado a salón de conciertos y almacén de instrumentos musicales. En 1873 José Leyva lo arrienda y reconvierte la planta baja en un gran café, sobre el cual se construyó un teatro de dos pisos en el que se cultivaba el género atrevido, calificado entonces como subido de color. Este café fue tan famoso que llegó a ser citado en La Gran Vía: "Te espero en Eslava tomando café". Más tarde, Bonifacio Eslava trata de lavar la cara al local y dignificar su nombre. Es cuando comienzan a estrenarse zarzuelas de un acto, de calidad bastante alta. Triunfaron obras como: "A la plaza", "Ya somos tres", "Torear por lo fino", "De cádiz al puerto", "Cómo está la sociedad", "Toros de puntas" y "Coro de señoras".
 
Doña Leonor.- ¡No es necesario que me digas quiénes fueron sus autores porque estoy ya abochornada del todo por lo que tanto sabes y yo tanto ignoraba siendo una enamorada de las zarzuelas!
 
 
Jaimito.- Entonces, sigo. En 1894, con el Eslava, Chapí se aventura como empresario. En su primera temporada se representaron cuatro obras, las tres primeras pasaron sin pena ni gloria y la cuarta alcanzó gran éxito. Fueron "Flores de mayo", "El moro Muza", "Una aventura en Oriente" y la aclamada "El Tambor de Granaderos". ¡Ésta sí que fue sensacional! ¿Se la cuento?
 
Doña Leonor.- Cuéntamela, por favor.  
 
Jaimito.- "El tambor de granaderos", nada que ve con la novela "El tambor de hojalata" de Hermann Hesse, es una zarzuela en un acto y tres cuadros. La música es del maestro Ruperto Chapí, pensando yo que quizñas por eso en el "Un, dos, tres responda otra vez" de la televisión esplñaol, surgió la idea de la calabaza "Ruperta". Bien. el caso es que el libreto fue de Emilio Sánchez Pastor, que no era precisamente un pastor de los muchos que abundan hoy en día y que para mí son demasiados piensen lo que piensen los demás porque en algunos lugares ya abundan más que las ovejas propiamente dichas por ese afán de conseguir los papeles estelares en el teatro de la vida, y fue estrenada en el Teatro Eslava de Madrid. Esta zarzuela recrea un día antes de la huida de España del rey José I Bonaparte, el llamado "Pepe Botellas que, para decir la verdad, era un abstemio al que no le gustaba el alcohol pero las malas lenguas decían que sí y que amaba mucho a España aunque no los españoles a él, y la historia de amor entre Gaspar, hijo de un noble caído en desgracia por ser fiel a los Borbones, y Luz, su amada, huérfana que está a cargo de un tío que quiere apoderarse de su dote para lo cual la quiere meter a monja, no sin antes haber conseguido que Gaspar sea obligado a ingresar en el ejército. El final ya se lo puede usted imaginar porque terminó como el rosario de la aurora...
 
Doña Leonor.- Me lo imagino... me lo imagino...
 
Jaimito.- Pues dejando de imaginar tanto, resulta que posteriormente, y hasta su cierre, se representaron "El cortejo de Irene, La alegría de la huerta" y "Viaje de instrucción".
 
Doña Leonor.- Perdona que te corte, Jaimito... pero cúanto me instruyo oyéndote contar... ¿Puedo cantar un poco?.
 
Jaimito.- Está usted en su cosa... digo en su casa... 
 
Doña Leonor (cantando).- ¡Pena, penita, pena!
 
Jaimito (cantando).- ¡Pena de mi corazón!
 
Doña Leonor.- ¡Jajajajajá! ¡No lo hacemos mal del todo pero hay otros dúos mejores, así que sigamos con las zarzuelas!
 
Jaimito.- Lo demás es ya de finales del siglo XIX y de todo el siglo XX y usted debe saber mucho más que yo de todo eso por ser una enamorada del tema; aunque puedo decirle que siempre se ha querido comparar a la zarzuela con la ópera sin tener en cuenta que, aunque ambos son teatro cantado, son distintos géneros musicales. Entre la zarzuela y la ópera existen diferencias. La zarzuela es típicamente española, y no se ha extendido fuera de nuestras fronteras, a excepción de Hispanoamérica. Ha conseguido resistir la influencia operística italiana y vienesa. La ópera es totalmente cantada, mientras que en la zarzuela se alternan escenas cantadas con pasajes hablados. Pero, la causa que impidió a la zarzuela traspasar fronteras fueron los temas locales y el folklore popular. Así mismo, la zarzuela asimila cantos y danzas populares que el pueblo asimila como suyo; la zarzuela tiene caracter popular, es asequible a las clases bajas, esto ha provocado el desprecio de muchos. ¿Ha conocido usted un desprecio más grande que ese?
 
Don Rosendo (asomando la cabeza por la puerta del Salón para Visitas).- ¿Está Jeremías? ¿Alguien puede decirme si está Jeremías por aquí?
 
Doña Leonor.- ¡Pasa sin miedo, calzonazos! ¡Jeremías todavía no ha llegado!
 
Don Rosendo (entra completamente nerivios, se acerca a donde se encuentra sentada Doña Leonor y le entrega la revista "Lecturas" que ella deja sobre la mesa).- ¡Por favor, Leonorcita, que no se entere de esto ese tal Jeremías! ¡Por favor! ¡Te lo ruego! ¡Te lo suplico! ¡Te lo imploro! ¡Que Jeremías no se entere de esto!
 
Florita.- ¿Pero quién es ese tal Jeremías del que tiene usted tanto miedo, tío?
 
Don Rosendo.- ¡Mejor no cuento nada! ¡No es que le tenga miedo, es que le tengo pánico, terror, canguelo!
 
Jaimito.- ¡No se apure usted tanto por eso, tío! ¡Aquí estoy yo para defenderle si es necesario porque si es necesario usaré la fuerza física ya que me sé manejar muy bien en las artes marciales! Todavía recuerdo que una vez les zumbé a dos chulos de mujeres de esos de la calle de Valverde por la Zona de La Ballesta! Eran dos chulos de mujeres pero no tenían ni media hostia y no servían para otra cosa sino para ser chulos de mujeres! ¡Me dio lástima y les dejé vivir en lugar de cortarles la cabeza! ¡No merecía la pena mancharse de sangre por culpa de ellos porque sólo eran dos cerdos nada más pero, como a todos los cerdos les llega siempre su San Martín, pues habrán acabado como acaban siempre todos los cerdos! ¡Alguien habrá hecho la matanza con ellos!
 
Don Rosendo.- ¡Supongo que sí, Jaimito! ¡Supongo que todo eso es verdad pero es que Jeremías es mucho peor que dos chulos de mujeres juntos!
 
Jaimito.- ¿Es que ese tal Jeremías no sabe ganarse la vida de otra forma?
 
Doña Leonor.- ¡Acabas de dar en la diana, Jaimito! ¿Tienes dinero suficiente como para residir en Madrid?
 
Jaimito.- Tengo dinero suficiente para mantenerme yo y mantener a Florita durante tres meses o cuatro, pero es que mucho antes ya pienso estar trabajando y ganando un buen sueldo que nos mantenga a los do sin la ayuda de nadie más que luego te pasan recibo por ello... 
 
Doña Leonor.- ¡Te advierto que es muy difícil encontrar trabajo, hoy en día, por los madriles y sus cercanías!
 
Jaimito.- Lo sé. Pero no voy a trabajar en cualquier cosa sino en lo que me he estado preparando casi un año entero.
 
Doña Leonor.- ¡Y cómo vas a conseguir ese milagro?
 
Jaimito,.- ¡Nada de milagro, señora! Mañana mismo me presento a un examen en el Banco Canalejas y pasado mañana me presento a un examen en la Caja Olavide y pienso aprobar en los dos sitios y así poder elegir el que sea mejor para Florita y para mí.
 
Doña Leonor.- ¿Quieres trabajar en un Banco o en una Caja de Ahorros?
 
Jaimito.- No es que quiera es que debo... y no va a ser de milagro... porque para eso he estado aprendiendo con la mejor profesora de esa clase de oposiciones que he conocido en mi vida. Doña Margarita Gautiérrez, "La Dama de las Camelias", me ha enseñado mucho más de lo que me van a pedir en esos exámenes de oposición! Hasta he aprendido a disimular haciendo como que soy fumador de tabaco para fardar más ante las chicas cuando solamente me dedico a encender los cigarrillos nada más. 
 
Don Rosendo (reaccionando).- ¡Nada de exámenes, Jaimito! ¡Si de verdad quieres o debes trabajar en un Banco o en una Caja de Ahorro, dime en dónde quieres hacerlo porque yo me conozco a todos los altos cargos y directivos de los Bancos y las Cajas de Ahorros de Madrid y pueblos de la periferia! ¡No es cuestión de arriesgarse! ¡Mañana mismo te pones a trabajar donde quieras! ¡Llámalo si quieres enchufe pero la inmensa mayoria de todos los que trabajan en esos sitios lo hacen, aunque no tengan ni idea de ese trabajo, porque están enchufados! ¿Me entiendes?
 
Jaimito.- ¡Le entiendo muy bien pero no lo voy a aceptar por nada del mundo!
 
Doña Leonor.- ¿Es que le vas a hacer ese desprecio a tu tito Rosandito?
 
Don Rosendo..- ¡Eso, eso! ¡Para desprecios ya tengo bastante con los que me hace Leonorcita!
 
Jaimito.- No es por desprecio, ni por orgullo, ni por soberbia... sino por dignidad..  y por dignidad no permito entrar a trabajar como un enchufado ni aunque todo el resto de mis futuros compañeros y compañeras lo sean o por lo menos la inmensa mayoría de todos ellos y todas ellas. Siempre habrá algunas plazas, auqnue sean muy pocas, para quienes sabemos de verdad de qué van esos trabajos y no necesitamos enchufes de ninguna clase.
 
Don Rosendo.- ¡Está bien, está bien y está muy bien! ¡Yo me callo!
 
Doña Leonora.- ¡Cállate ya, calzonazos, y siéntate en ese sillón que queda libre porque vas a escuchar algo prodigioso!
 
Don Rosendo (cogiendo el periódico "El País" con  sus dos manos y sentándose en el sillón que está vacío).- ¿Qué tengo que escuchar, Leonorcita? ¿No te parece que ya he escuchado demasiadas cosas en mi vida?
 
Doña Leonor.- ¡Cállate y escucha! ¡Deja por un momento de leer "El País", que es lo único que sabes leer, y escucha a Jaimito; porque Jaimito tiene una memoria milagrosamente prodigiosa! Jaimito... cuéntale a Rosandito todo lo que me has contado a mí, por fa...
 
Jaimito.- ¿Usted cree que es necesario, tía?
 
Doña Leonor.- ¡Por supuestísimo que sí como dice el panoli que según parece conoces tú! ¡Una memoria tan milagrosamente prodigiosa no la he conocido jamás y eso que estoy acostumbrada a leer todo tipo de memorias de actores, actrices, modelos y las gentes más famosas de nuestra época como esos políticos que tanto aman salir en los medios aunque sea por ladrones, estafadores, timadores y muchos otros oficios terminados en es!
 
Jaimito.- ¡Nada de memoria milagrosamente prodigiosa, señora! Ni que yo fuera un elefante...
 
Doña Leonora.- Pero si me lo has estado demostrando desde hace una hora...
 
Jaimito.- ¿No se ha dado usted cuenta de que mientras yo hablaba no paraba de manipular mi móvil?
 
Doña Leonor.- ¿Y qué pasa por eso? ¡Hoy en día es totalmente normal estar hablando y manejando, al mismo tiempo, un móvil! ¡Es lo que más se lleva en la actualidad!
 
Jaimito.- ¡Precisamente por eso se lo hago saber, tía!
 
Doña Leonor.- ¡No entiendo nada! ¿Qué problema hay?
 
Jaimito.- Lo que le quiero decir es que desde que hemos empezado a hablar de las zarzuelas no he hecho otra cosa sino que ir consultando la información contenida en el ordenador que tengo dentro de mi móvil...  
 
Doña Leonor.- ¡Tierra trágame! Pero si yo creía que mientras hablabas estabas consultando el listado de todas las chavalas con las que has ligado...
 
Jaimito.- ¡Estamos en el siglo XXI, tía, pero es imposible del todo poder ligar con tantas! Eso sólo ocurre con el Agente OO7 pero en el cine, porque lo que es en realidad ese menda no se come ni una rosca y, además, yo sé que soy bastante guapo y bastante atrativo pero no me creo que yo sea Alain Delon ni tampoco la reencarnación de Alain Delon. ¡Pídame imposibles pero no me pida milagros en esto de saber y poder ligar con chavalas que estén guays!
 
Don Rosendo.- ¡Ya te digo yo siempre, Leonorcita, que nadie es perfecto cuando no haces más que meterte conmigo! ¡Jaimito puede tener una memoria milagrosamente prodigiosa pero no es perfecto del todo!
 
Jaimito.- ¡Si yo tuviese esa memoria que cre usted que yo tengo, tía, la verdad es que sería un monstruo y ni lo soy ni deseo serlo!
 
Doña Leonor.- ¿Y tú qué dices a todo esto, Florilina? ¿Sabías la verdad de tu Jaimito?
 
Florita.- Pues sí... lo sabía... pero es que Jaimito muchas veces es como un niño... porque, efectivamente, tiene una memoria milagrosamente prodigiosa pero muchas veces es sólo un niño y no precisamente un niño tan santo como otras creen que es... 
 
Doña Leonor.- ¿Y a ti te gusta que sea precisamente así, Florilina? 
 
Florita.- ¡Me encanta que sea así y me tiene encantada porque no es de otra manera! ¡Es una de las mejores cualidades que tienen los hombres como él! 
 
Don Rosendo.- Lo que yo te digo siempre, Leonorcita...
 
Doña Leonor (enfadada).- ¡Cállate, calzonazos, y sigue dedicándote a leer ese periodicucho que es lo único que sabes leer! ¡Eres más simple que el mecanismo de un chupete!
 
En ese momento entran en escena Pocholita, Diógenes, el abuelo Cebolleta que lleva una escayola en el pie derecho por culpa de la gota y que se sostiene gracias a un bastón, y el loro Jeremías que está subido en el hombro izquierdo de Cebolleta.
 
Pocholita.- ¡Quiero que la luna no salga nunca jamás, mamirruchi!
 
Don Rosendo (mirando por encima del periódico porque está intentando ocultar su rostro para que no le vea Jeremías).- ¿Pero que está diciendo esta criaturita, Leonor?
 
Doña Leonor.- ¡Deja en paz a Pocholita porque es la niña de mis ojos y sigue leyendo todas tus tonteras politiqueras de locos y de loqueras!
 
Pocholita.- ¡Que desilu mamuchi! ¡Qué desilu mamuchi!
 
Doña Leonor (acogiendo en su regazo a Pocholita mientras le acaricia la cabeza).- ¿Qué te ha pasado ahora, mi Pocholitina? ¿Otro nuevo novio que te abandona a la deriva? Pero... ¿cuándo vas a poder llegar a la costa?... ¿no ves que así no puedes seguir?... 
 
Pocholita.- ¡No quiero ver nada de nada pero que nada de nada y nada de nada! ¡Mi novio me ha dejado para siempre! ¡Buaaa! ¡Buaaa! ¡Buaaa!
 
Doña Leonor.- ¿Otro novio que te ha dejado para siempre? Pero Pocholita mía... estás batiendo todo un récord... menos mal que te queda el consuelo de entrar en el Libro Guinnes...
 
Pocholita (levantando la cabeza y en plan nostálgico).- A la luz de la luna parecía otra cosa...
 
Diógenes (cantando con gesto de malvado).- ¡Yo me enamoré de noche y la luna me engañó! ¡Yo me enamoré de noche y la luna me engañó!
 
Pocholita.- Mamuchi... ¡dile a Diógenes que se calle o le callo yo de un certero zapatazo en el cielo del paladar y le hago ver todas las estrellas con las que sueña cuando cree que nadie le está viendo!...
 
Doña Leonor.- ¡Cállate ya, Diógenes! ¿Es que no tienes ni una pizca de amor fraternal?
 
Diógenes (dirigiéndose a Don Rosendo).- Papi... ¿qué es el amor fraternal del que habla mami?...
 
Don Rosendo (volviendo a mirar por encima del periódico para no ser descubierto por Jeremías).- Yo no digo nada... yo no digo nada...
 
Cebolleta.- Pero entonces yo, dirigiendo a mis diez mil mamelucos...
 
Jeremías (Dándose cuenta de que está Don Rosendo).- ¡Calzonazos! ¡Calzonazos! ¡Rosendito es un calzonazos!
 
Don Rosendo (tirando el periódico al suelo para enfrentarse al lorito).- ¡Que alguien haga que se calle esta cacatúa o le retuerzo el gaznate para siempre y se acabó el cachondeo que se trae conmigo¡ ¡Parece una escarola pere le meto en la perola! ¡Vaya que sí que le meto en la perola! ¡Charlatán! ¡Sinvergüenza! ¡Malcriado! ¡Loro mugroso! ¡Jeremías tenías que ser, aguafiestas!
 
Jeremías.- ¡Calzonazos! ¡Calzonazos! ¡Rosendito es un calzonazos!
 
Don Rosendo.- ¡Que alguien se lo lleve fuera de mi vista o le aplasto como a un capullo! ¡Gusano! ¡Eres una cacatúa pero de verdad que pareces un gusano!
 
Diógenes.- ¡Me lo llevo yo, papi, pero no es una cacatúa sino un lorito aunque bastante fresco como una lechuga sí que parece que es!
 
Don Rosendo.- ¡Pues como parece fresco como una lechuga, y bastante fresco que es porque se pasa la vida comiendo a mi costa, o te lo llevas de inmediato o le desplumo y le cuezo en la olla exprés a una temperatura de 365 grados fahrenheit o sea un grado por cada día de este aciago año en que llegó a mi casa!
 
Jeremías.- ¡Calzonazos! ¡Calzonazos! ¡Rosandito es un calzonazos!
 
Diógenes.- Mami... ¿puedo salir a la calle a jugar un rato con la patineta mientras me llevo a Jeremías antes de que a papi le den los mil y un males otra vez?... 
 
Doña Leonora.- ¡Está bien! ¡Todo sea por la paz y no por la guerra!
 
Diógenes coge al loro Jeremías, lo pone sobre su hombro derecho y salen los dos del escenario.
 
Voz de Jeremías.- ¡Calzonazos! ¡Calzonazos! ¡Rosendito es un calzonazos!
 
Don Rosendo.- ¡Es la última vez que soporto a ese plumero verde! ¡Un día le convierto en bayeta y limpio todo el polvo de la casa con sus plumas! ¡Lo voy a convertir en puré de tapioca! ¿Cómo se habrá podido enterar esta vez? ¿Quién ha sido el chivato o la chivata que le ha dicho que he bajado la basura a la calle y he comprado "Lecturas" en conta de mi santa voluntad?
 
Doña Leonor.- ¡Basta ya de tonterías tontas, Rosendo! ¡Jeremías te conoce ya tanto que no tienes ningún secreto para él!
 
Don  Rosendo.- ¡Hasta que termine convertido en ensalada con aceite y vinagre! ¡Ese día lo celebro yo emborranchándome de felicidad después de haberme comido todos sus huesos!
 
Pocholita.- ¡Mamurri! ¡Mamirruchi! ¡La que se está quedando en los huesos soy yo de tanto desamor tras desamor! ¡Ay, mamita! ¡Ay ay y ay!
 
Doña Leonor.- ¡Deja ya de hacer tanto el paripé, Pocholita! ¡Ya llegará algún siglo de estos en que consigas cazar a algún pardillo que merezca la pena y se encuentre despistado del todo! ¡Vamos, vamos! ¡Anímate que tenemos pasteles para merendar! ¡Te presenteo a Jaimito y a su novia Florita! ¿Ves como todas tienen suerte en la vida?
 
Jaimito.- Perdone, tía, pero la suerte es mía.
 
Doña Leonor.- ¡Y nadie te la va a quitar! ¡Esta es mi hijita Pocholita y este vejestorio al que ya le falta un tornillo es el abuelito de la familia! Se apellida Cebolleta pero parece una metralleta.
 
Jaimito.- ¿Cómo es eso de que parece una metralleta? Yo le veo como un anciano muy agradable.
 
Doña Leonor.- No le des cuerda que la arma...
 
Cebolleta.- Yo, una vez cuando era comandante del V-77 en Corea...
 
Jaimito.- ¿De verdad ha estado usted en Corea?
 
Cebolleta.- Y estando rodeado hasta de catorce monos enemigos...
 
Jaimito.- ¿De verdad que eran catorce monos enemigos? Porque yo cuando estuve en el Turquestán enfrentándome a diez mil gatos de angora...
 
Cebolleta (empuñando el bastón como arma de ataque).- Entonces yo solo fui y vencimos... porque, como era general de división, abandoné a toda la división y me lancé al ataque por el Desfiladero de Las Termópilas y en medio de las termitas...
 
Jaimito.- De las termitas yo recuerdo que cuando ya me estaban devorando...
 
Cebolleta (otra vez con el bastón como arma de ataque).- Fue en Tegucigalpa cuando montado en mi caballo del Séptimo Regimiento de los Lanceros de Tamerlán...
 
Doña Leonor.- ¡Abuelito, haga el favor de irse a su habitación a descansar un rato proque tiene usted que estar agotado ya por culpa de tantas batallas! 
 
Cebolleta.- Está bien... está bien... pero cuando estuve luchando con los bereberes de la Barbería... esto... digo de la Berbería...
 
El abuelo Cebolleta sale de la escena.
 
Florita.- Hablando de batallas importantes... a mi Jaimito no le da vergüenza ser pobre... pero lo que le da vergüenza son las personas que han tenido la culpa de que él lo sea...
 
Doña Leonor.- ¡Eso sí que es ser un homb re verdadero! ¡Hallar ahora a hombres así es más difícil que encontrar una aguja en un pajar! ¡Te felicito, Florita! ¡No lo sueltes jamás!
 
Jaimito.- Quizás haya muchos hombres como yo aunque usted no lo sepa, Doña Rosenda. En realidad quienes aman demasiado el dinero es que no saben lo que es amar... pero puede ser que muchos hombres no amen tanto el dinero sino los valores... porque me resulta difícil pensar que no los hay o que los hay en un número pequeño. ¡Soy optimista por naturaleza!
 
Doña Leonor.- Quizás lleves razón... pero es muy difícil de creer porque hoy abundan los rábanos... digo los rácanos...
 
Pocholita.- ¡Ay ay y ay!
 
Doña Leonor.- Pocholita..,. no pierdas jamás la esperanza de pescar a algún buen merluzo... pero de momento... mientras Florita esté viviendo con nosotros y como en tu habitación hay dos camas pues compartes tu habitación con ella mientras Jaimito puede dormir solo en la habitación para las amistades ilsutres. ¿Te da miedo dormir solo, Jaimito?
 
Jaimito.- No sé lo que es eso...
 
Doña Leonor.- ¿No sabes lo que es dormir solo?
 
Jaimito.- No. Me refiero al miedo por las noches...
 
Pocholita.- ¡Qué ilu! ¡Qué ilu! ¡Y qué ilu, Florita!
 
Florita.- ¿Qué quieres decir, Pocholita?
 
Pocholita.- ¿Cuánto tiempo vamos a vivir juntas?
 
Florita.- Hasta que Jaimito se ponga a trabajar; lo cual será en dos semanas o como mucho en tres.
 
Pocholita.- ¡Tiempo más que suficiente para que te vengas conmigo a ligar chicos que valgan la pena de ser ligados! ¡Eres el anzuelo que siempre he necesitado para poder pescar, por lo menos, a un dorado que otro! ¡Jejejé!
 
 
Florita.- Pues va a ser que no, Pocholita, porque lo que es yo no tengo ni la menor gana de ligar con nadie que no sea jaimtio y resulta que todos los días estoy ligando con él.
 
Pocholita.- ¿Es que sois novios de verdad y no dormís juntos?
 
Florita.- Eso es. No tenemos ganas de dormir juntos porque nos pasamos todo el día ligando y no nos queda tiempo para pensar en otras cosas sino en ligarnos mutuamente. Lo de dormir jutnos llegará después del altar. No vamos diciendo por ahí que otros hagan lo mismo pero predicam,os lo que hacemops nosotros por todo eso de la herencia, la coherencia y la querencia... ¿me entiendes?...
 
Jaimito.- Lo que te está explicando Florita es nuestra hoja de ruta en este nuestro viaje por la existencia al cual solo invitamos a quienes quieren ser invitados nada más.
 
Pocholita (asombrada).- ¡Ah, ya!  
 
Doña Leonor.- ¡Ya está bien de hablar! ¡En la mesa hay dos buenas docenas de pasteles, comprados hoy mismo en Casa Lhardy y que son una verdadera tentación! Y como la tentación no es la vecina del piso de arriba y no es tampoco eso de hacer el amor o no hacer al amor que hasta me da el ataque de risa sólo de oírlo decir por la calle del Percebe número 13... pues... ¡al ataque!...
 
Doña Leonor, Pocholita, Florita, Don Rosendo y Jaimito comienzan tranquilamente, ya una vez calmado todo, a comerse lo pasteles.
 
SE BAJA EL TELÓN
FIN DE LA ESCENA VI 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
Página 1 / 1
Foto del autor José Orero De Julián
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 392 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Obra teatral.

Palabras Clave: Literatura Prosa Teatro Comedia Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy