Con divisa verde y blanca (Teatro) -Eplogo-
Publicado en May 06, 2015
Personajes:
Don Berrinche Blasa Doctor Cataplasma Escenario.- Habitación de Don Berrinche en su casa-cortijo de Calañas, pueblo de la provincia de Huelva. Don Berrinche comienza de nuevo a delirar mientras están presentes su pareja Blasa (amancebada pero no casada) y Cataplasma (el médico de cabecera de Don Berrinche). Don Berrinche.- ¡Mis valores! ¿Dónde están todos mis valores? Blasa (canturreando por lo bajito).- En el fondo del mar matarile rile rile, en el fondo del mar matrarile rile ron... Don Berrinche.- ¡Traedme el escudo que me atacan con sus florines y tocad las liras! ¡He de quitarme los pesos de encima! ¡Pesos! ¿Cuántos pesos he de seguir soportando? Cataplasma.- ¡Delira con la lira! Don Berrinche.- ¡Libra tras libra me he de librar! ¡Ni una guinea! ¡Ni una guinea voy a perder! ¡Mis acciones! ¡Deseo compensar mis acciones cupón corrido tras cupón corrido! ¡Franco! ¡Soy franco! Blasa.- ¡Se ha vuelto tonto del todo! ¿Usted qué opina, doctor? Cataplasma.- ¡Es verdad! ¡Parece tonto del todo! Don Berrinche.- ¡Franco! ¡Soy franco! Blasa.- ¡Qué perra ha cogido con lo del franco! Don Berrinche.- ¡Perra tras perra soy franco del todo! Blasa.- ¿Y cómo está del sucre? Cataplasma.- ¿Quiere usted decir cómo está del azúcar? Blasa.- Eso mismo quiero decir... pero como le da por hablar a veces en inglés... Don Berrinche.- ¡Sucre! ¡Quiero sucre sin devaluar! ¡Cuánto peso llevo encima! ¡Los soles! ¡Ay mis soles de antaño! ¡Abrid la ventana para que entren mis soles! Blasa.- ¿Abro o no abro, doctor? Cataplasma.- ¡Abra usted la ventana, por favor! ¡Es la petición de un moribundo y dichas peticiones se han de cumplir! Blasa.- ¡Pero puede morir de una pulmonía! Cataplasma.- Ya da lo mismo... Don Berrinche.- ¡Colón! ¡Necesito un colón para poder descubrir la verdad! ¡A mí los escudos que esas cuentas se defiendan porque no ha de entrar, vive el dólar, nadie que esté más limpio que lo está Colón! ¡Necesito mis colones ahora mismo! ¿Cómo están los marcos? ¡Decidme ya cómo están los marcos! Blasa.- Si se refiere a los de las ventanas están carcomidos del todo... Cataplasma.- ¡Cállese un poco, mujer o lo que sea, para ver si adivino qué quiere decir! Don Berrinche.- ¡La Bolsa! ¡Me quieren quitar la Bolsa sin tener en cuenta mis valores! ¡Pero esas puertas se defiendan que no ha de entrar vive Dios en el corrillo de Banca sino uno o la sumo dos! ¡Mi escudo! ¡Traed mi escudo que me atacan con sus florines! ¡Tocad las liras, plebeyos, tocad las liras para cantar mi gloria y las de las muchas rupias, digo rubias, que he conocido! ¡Ahora he de ir a por las guineas porque soy así de duro! ¡Ni una libra de comisiones me van a quitar esos sinvergüenzas! ¡Mi escudo! ¡Traed mi escudo porque me defenderé, vive Dios y mientras esté yo vivo, del ataque de sus florines! ¡Ni un céntimo de tiempo voy a malgastar en explicar nada sino que voy a ajustar las cuentas y no dejaré que las corrientes me lleven a más quiebras de mi cabeza! ¡Divisa, Panchita, divisa el horizonte que ya vienen a por mis chicas, digo a por mis cheques! Cataplasma.- Así fue cómo comenzó hace ya tres largos meses. No veo ninguna clase de mejoría sino todo lo contrario. Blasa.- ¿No se da cuenta de que Panchita ya no está a su servicio? Cataplasma.- No se da cuenta. No sabe que Panchita trabaja ya para el profesor Don Minervo y la está a usted confundiendo con ella. Blasa.- Pero si yo soy muy blanca y Panchita es muy negra... Cataplasma.- Pero ya no ve los colores... Blasa.- Que pena me da el pobrecito... Cataplasma.- Y tan pobrecito que es... porque no le queda ni tan siquiera un triste céntimo de toda su antigua e inmensa fortuna... Blasa (a punto de marearse).- ¡Que me da! ¡Que me da! ¡Que me da algo! Cataplasma.- ¿Pero no le estoy diciendo que ya no tiene nada para dar? ¿Qué le sucede a usted, Doña Blasa? Blasa (sentándose en la silla que está vacía).- ¡Mis sales! ¡Necesito mis sales! Cataplasma.- Hablando de sales es mejor que usted salga de aquí... pero a la velocidad del rayo meteórico... y no vuelva ni para la época de las Pacuas Floridas... Blasa.- ¡De eso nada! ¡Antes quiero meter en la cárcel a Florita! Cataplasma.- ¿Hace ya tres meses que se la llevó Jaimito y usted sigue todavía pensando en ella? Blasa.- He estado esperando tres largos meses para ver si caían los hijos... digo los higos... pero como los hijos no llegan... digo los higos no llegan... Cataplasma.- ¿De qué hijos o higos está usted hablando? Blasa.- Yo me entiendo bien, doctor, yo me entiendo bien. Cataplasma.- Pues debe ser la única persona que se entiende bien en todo este asunto... Blasa.- ¡A eso voy! ¡A solucionar todo este asunto! ¡No me voy de Calañas sin ver a Florita en la cárcel! Cataplasma.- ¡No sea usted más tonta de lo que parece y dedíquese solamente a ser Blasa la portera de su casa! Blasa.-¡Cómo coja al "Tío Vivo" de Escobar me lo cargo! ¡Vaya que si me lo cargo! Cataplasma.- Lo siento, portera... pero ya murió hace algunos años... Blasa.- ¡Pues alguien tiene que ser el culpable de que se me haya escapado Florita! Cataplasma.- ¿Pero no se da cuenta de que a sus 16 años de edad ya es lo suficientemente adulta como para haberse ido con Jaimito por su propia voluntad? Blasa.- ¿Por qué tiene que existir ese tal Jaimito? Cataplasma.- Porque existe esa tal Florita. Blasa.- O sea... que en definitiva... este asunto es como la pescadilla que se muerde la cola... Cataplasma.- Si lo quiere llamar usted así bien llamado está... pero yo mejor yo diría que este asunto es como la portera siendo una ortera... Blasa.- ¡No le doy un chuletón porque soy toda una dama! ¡Quiero ver entre los barrotes a Felisa! Cataplasma.- ¡Ay que risa! Blasa.- ¡No me ponga nerviosa, doctor! ¡Quise decir Florita! Don Berrrinche.- ¡Que me atacan! ¡Que me quieren quitar las rupias, digo las rubias! ¡Pero como es cierto que sucre quiere decir azúcar, voy a poner toda la mayor cantidad de sucres en juego, sólo para endulzar la situación un poco! ¡Tocad las liras lacayos, tocad las liras mientras en el marco de la puerta me defiendo con mi escudo! ¡Cuando pase a la historia quiero un marco bien de oro y bien de plata y bien de bronce donde se recojan todos mis valores que son muchos por cierto y de cierto en cierto os digo que a mis reales no los toca ni mi Blasa, mi amada portera de la casa! ¡Traed mi corona, súbditos de mis cuentas, traed mi corona que voy al combate por defender mis letras! ¡Nadie se libra! ¡Nadie se libra! ¡Hasta el quétzal sucumbe cuando le llega su hora! ¡Divisa, Panchita, divisa! Blasa (levantándose de la silla como movida por un resorte!.- ¡Atiza! ¡Sigue todavía vivo! Cataplasma.- Pero no mejora nada. Blasa.- ¡Florita! ¡La única culpable de todo este follón de muy padre y señor mío es Florita! Cataplasma.- Perdone que le diga, señora portera, pero este follón de muy padre y señor mío lo han armado entre Don Berrinche y usted misma por liarse sin haberse comprometido nunca. ¿Me está entendiendo? ¡Deje usted en paz a Florita porque ya hace más de un mes que está casada con Jaimito y como Dios manda! Blasa (Sentándose de nuevo en la silla para no caerse al suelo).-¡Imposible! ¡Eso es del todo imposible! Cataplasma.- ¿Se puede saber por qué eso es del todo imposbile! Blasa.- ¡Ese muerto de hambre que es Jaimito nunca la podrá mantener si se ha casado con ella! ¡No tiene ni oficio ni beneficio para mantener a una chica de tanta calidad! Cataplasma.- Pues se quivoca usted, portera de su casa; porque no sólo se puede ganar la vida usando el arte sino que acaba de comenzar a trabajar en un banco después de tres meses de estar trabajando en una caja. Blasa.- ¿Se está usted cachondeando de mí, doctor Cataplasma? ¿Qué es eso de un banco y de una caja? ¿Tal vez quiere uted decir que Jaimito se ha metido a vagabundo y por eso pide limosna sentado en un banco mientras por las noches duerme dentro de una caja? Cataplasma.- ¡Perdone mi equivocación, Doña Blasa! ¡Quise decir Banco y Caja con B y C mayúsculas! ¡De Olavide pasó a Canalejas en menos que canta un gallo! Y no me estoy refiriendo a la Política porque es el propio Jaimito quien ha dejado ya en claro, tanto en la Caja como en el Banco, que pasa olímpicamente de todos los sindicatos. ¡Él sólo va a lo suyo y hace muy bien! Mire lo que le ha sucedido a Don Berrinche por meterse a politiquero. Blasa.- ¡Mis sales! ¡Mis sales! ¡Mis sales! Don Berrinche.- ¡El franco! ¡Se derrumba el franco! ¡Bajo este sol tan ardiente defenderé a muerte todos los rublos de la corriente! ¡De frente! ¡Cuenta de frente contra los leones! ¡Resistiré todo los pesos que quieran echarme encima! ¡Yo soy como Colón, donde pone el ojo pone el melón! ¡A mí, amigo Yuan, a mi! ¡A mí valiente guaraní! ¿Quién estuviera en Córdoba por ver a las morenas pasear? Cataplasma.- ¡Como una regadera! ¡Definitivamente está ya como una regadera! Don Berrinche (antes de dar su último aliento de vida).- ¡Mis reales! ¡Defenderé a muerte mis reales! ¡A mis reales no me los toca ni mi Blasa, portera de esta casa! ¡Esas cuentas se defiendan que no han de entrar, ¡vive Dios!, en ellas quien no estuviere más limpio que lo está el sol! ¡Mis soles! ¡Me quieren robar mis soles! ¡Traedme un escudo y tocad las liras porque esta batalla será más famosa que la de La Plata! ¡Mi plata! ¡Que nadie toque mi plata! ¡Divisa, Panchita, divisa! Cataplasma (tomando el pulso a Don Berrinche).- ¡La ha palmado del todo! Blasa (imitando a Carlos Gardel mientras se levanta de la silla).- ¡Adiós muchachos compañeros de mi vida barra querida de aquellos tiempos me toca a mi emprender la retirada debo alejarme mi muchachada! ¡Adiós muchachos ya me voy y me resigno contra el destino nadie la falla se terminaron para mi todas las farras mi cuerpo enfermo no resiste más! Blasa sale de la escena mientras el Doctor Cataplasma tapa el rostro de Don Berrinche con la sábana de la cama) Cataplasma.- El que persigue dos liebres no coge ninguna. De Publio Siro como diría Don Minervo. SE BAJA EL TELÓN. FIN DE LA OBRA.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|