El Molino de Calabria (Novela) -Capitulo 3-
Publicado en May 14, 2015
Las luces de los faros de los coches policíacos alumbraban gran parte de la Piazza Matteotti.
- ¡Bajen con sumo cuidado el cuerpo de ese desdichado! ¡Con sumo cuidado! ¡No quiero perder ninguna posible pista! - Pero Jefe... ¡está sangrando por todas sus visceras!... - Sé que es muy desagradable para la vista pero tendrás que adaptarte a ello, Pelikan, porque tú vas a ser quien te encargues directamente del asunto. ¡Puedes usar todos los hombres que quieras pero necesito encontrar cuanto antes al animal que ha llevado a cabo esta carnicería! Archibaldo Samitti, Comisario Jefe de Catanzaro, empujó con su bastón de madera de avellana, los dos ojos hasta que los juntó uno al lado del otro. - ¿Qué clase de animal crees tú que ha podido llevar a cabo esta masacre inhumana? - Me cuesta pensar que existan seres humanos capaces de hacer algo así. - Pues ya ves, gran detective, que la realidad supera siempre a la ficción. - Eso de gran detective va en serio o es puro recochineo por su parte. - ¡No seas absurdo, Pelikan! Si no fueses el mejor detective de Italia no estarías trabajando continuamente para mí. - Ser absurdo es lo mejor que podemos ser en nuestro oficio si queremos tene éxito. - Entonces contesta a mi primera pregunta. ¿Por qué ha elegido precisamente la Piazza Matteotti? - Esa es la primera pregunta que tengo que saber contestar. ¿Tiene un cigarrillo, Jefe? - Es rubio americano. - Es igual. Sólo lo enciendo para concentrarme en mis trabajos. Archibaldo Samitti sacó dos cigarrillo, dio uno a Pelikan y encendió el del detective antes de encender el suyo. - Vamos a ver si empezamos por coger alguna onda que sea valiosa, Jefe. Giacomo Matteotti fue un político italiano que luchó contra el fascismo y se enfrentó duramente a la aspiraciones de Mussolini. Nacido en Fratte Polesine, del Véneto, en 1885 y muerto en Roma en 1924, entró en política como socialista reformista y en 1921 ingresó en el Partido Socialista italiano. Odiado por Mussolini, fue un activo promotor del cooperativismo obrero en el medio rural. Desde el Parlamento advirtió sobre los peligros de la violencia fascista y criticó la tendencia fascista y dictatorial de Mussolini cuando llegó al poder en 1922. En un discurso parlamentario en 1924 propuso anular los escaños de los diputados fascistas, y éstos, en represalia, le asesinaron diez días después. Pese a las protestas de los diputados demócratas, el rey Víctor Manuel III no depuso a Mussolini y aquel crimen quedó impune. - ¡Host! ¿Eso quiere decir que detrás de toda esta horrenda carnicería hay gente muy poderosa que va a impedir que hayemos la respuesta a lo sucedido? - Eso es lo primero que me viene a la mente, Jefe. - ¿Y para darlo a conocer ha elegido precisamente esta plaza para que lo tengamos en cuenta? - Escuche, Samitti. ¿Quién dirige todos los hilos de la mafia calabresa en estos momentos? - Todos sabemos que es "Colgate". Pero no tenemos ninguna prueba contra él sobre ninguna clase de crímenes o asesinatos. Sabe cubrirse muy bien las espaldas. - Por alguien que tenga mucho poder. ¿No es cierto, Jefe? - Eso es muy fácil de deducir. - Observemos ahora el cadáver. ¿Usted cree que primero le acuchillaron terriblemente el rostro hasta dejarlo tan desfigurado, después le sacaron los ojos, luego le clavaron la estaca en las tripas y por último lo colgaron de la rama de la palmera? - Eso me han comentado ya los expertos en criminología. - Lo que no tiene sentido es lo de la estaca... a no ser que... La intervención de un agente impidió seguir a Pelikan con sus opiniones. - ¡Jefe! ¡Ya sabemos quién es la víctima? - ¿Quién? - Un joven llamado Horacio Craignone. - Bien. Eso es un dato necesario y ya lo tenemos. Puede retirarse agente. ¿Qué estabas intentando deducir, Pelikan? - Que si le han clavado la estaca en las tripas es algo más que un simple ajuste de cuentas entre gentes mafiosas. - ¡Host! ¿Estás diciendo que algún sentimiento mucho más violento que un simple ajuste de cuentas ha influido en este asunto? - Por supuesto que sí. ¡Odio¡ Pero no un odio normal sino un odio diabólico. - ¿Por dónde vas a empezar, Pelikan? - Creo que tendré que hacer una visita a "Colgate". De nuevo el agente volvió a intervenir. - ¡Jefe Samitti! ¡Hemos encontrado un anillo en el bolsillo interior de la chaqueta de la víctima! - ¿Un anillo de compromiso? - Pues no. No es un anillo de compromiso. Más bien parece una especie de amuleto infernal; porque es el rostro del diablo con los dos cuernos sobresaliendo mucho. - ¡Host, Pelikan! ¡Va a ser que estás acertando sobre que no ha sido un asunto de simple ajuste de cuentas entra mafiosos! - Un momento, Jefe. ¡Puede ser una mezcla de mafia y diabolismo al mismo tiempo! Recuerdo que en 1988 el diario "Paese Sera" relató un caso con el apelativo de "el diablo mafioso". Se refería a la escalofriante escena que encontraron los carabineros en San Pietro de Amantea, a dos pasos de la famosa playa calabresa: un grupo de fanáticos religiosos, en éxtasis, ante una imagen de la Virgen, un gato destripado y un hombre ahorcado. Esta es la forma de muerte que la mafia de Calabria impone a los "traidores". La víctima se autoestrangula mediante un macabro sistema de cuerdas que le une el cuello, las rodillas y el tobillo. Como no puede estar mucho tiempo en pie, se cae y acaba autoestrangulándose. El estrangulado de la secta de Amantea tenía además un tiro de pistola en la sien. - ¡Vaya, vaya, vaya! Me parece que yo también te voy a acompañar a tener una charla "amistosa" con "Colgate"... - Me gustaría ir yo solo, Jefe Samitti. - Pero no puedo darte ese gusto ahora. Quizás más tarde. En este primer contacto con "Colgate" tengo que estar yo también presente. - Usted me dijo, cuando me contrató para solucinar sus casos más difíciles, que tendría libertad de acción para hacerlo a mi manera. - Te prometo que sólo iremos los dos. Ninguno de mi hombres vendrá con nosotros. - Esta bien. Pero sólo por una vez. No quiero que se haga costumbre algo que no entra en mi forma y manera de trabajar. Por cierto; pregunte a sus hombres qué clase de cuerda se ha usado para colgar a la víctima. Archibaldo Samitti dio la orden y un agente le contestó desde la oscuridad, - ¡Una maroma de 65 milímetros de diámetro con doble nudo! - ¿Qué te dice eso, Pelikan? - Que es verdaderamente un sádico el que ha llevado a cabo esta especie de carnicería inhumana. - Y pensar que puede estar viviendo como un ciudadano normal... - Puede ser, Jefe. - Ya te dije antes, Pelikan, que la realidad siempre supera a la ficción. Sin estar dándonos cuenta podemos estar todos los días tomando cafés junto con monstruos de esa naturaleza y hasta podemos estar hablando con ellos creyendo que son excelentes vecinos o incluso buenos amigos. Todos los días sucede algo parecido. - ¿Buena gente, Jefe? ¿Mala gente, Jefe? Ningún ser humano puede saberlo. Eso sólo queda para conocimiento de Dios hasta que se produce algún hecho que motiva a esa clase de bestias a actuar como lo que en realidad son y no como están aparentando ser. Los hombres que hemos vivido demasiado, como usted y yo, creemos que lo hemos visto todo y... sin embargo... cada día nos sorprendemos con algo inesperado... - ¡Ya está bien de cháchara, Pelikan! ¡Otro detalle a tener en cuenta es que la estaca que le han clavado en las tripas tenías estrías para desgarrar más el vientre de este desdichado joven! - Si no fuese porque no me queda más remedio que ganarme el cheque por mis servicios prestados ahora mismo cogía mi automóvil y me largaba a Venecia, a invitar a alguna de mis amigas a un paseo en góndola, romántico y todo eso. - ¿Con besos incluídos, Pelikan? - Con besos incluídos, Jefe. - Tendrá que ser en otro siglo más favorable, Pelikan. Ahora sube a mi coche que vamos a tener una larga charla con "Colgate". Mis hombres ya saben lo que tienen que hacer. - Un momento, Jefe... ¿por qué le llaman "Colgate"?... - Porque siempre está sonriendo para mostrar su enorme y blanquísima dentadura completa. Es más, le da por aromatizársela con menta y, como le da por comer continuamente ajos y cebollas crudas, cada vez que hablas directamente con él te suelta un olor que te mareas del todo. - ¿Eso es verdad, Jefe Samitti? - Eso es verdad, Pelikan. Sube al coche que nos vamos a su chalet. Y salieron hacia su destino.
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