El Molino de Calabria (Novela) -Captulo 4-
Publicado en May 15, 2015
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Berta Colini revisó el apartamento, buscando en los sitios más raros, como lo hace sólo una mujer.
 
- Buen moblaje antiguo para el que le guste. A mí no me gustan.
 
Germano Bisi se resintió.
 
- No hace falta que nos expliques lo que a ti te gusta porque lo sabemos de sobra. Menos mal que tus opiniones no merecen la pena ni tan siquiera de escucharlas.
 
Roberta Fena se sentó en el lado derecho del el sofá de tres cuerpos.
 
- ¿Y tu esposa no sabe nada de esto?
 
- Buena pregunta, Roberta. La respuesta es bien sencilla. Etna Curti es tonta pero no tanto. Sabe que la engaño lo mismo que yo sé que ella me engaña a mí con Silas Rossi. Lo que cree mi querida esposa es que yo la engaño con princesas, duquesas, marquesas, condesas...
 
- ¡Todo lo que tienes de poderoso lo tienes de grosero!
 
- ¿Te ha ofendido la verdad?
 
- Tu verdad no ofende ni a la más inocente de las criaturas de este mundo.
 
- Pues tú precisamente no eres una inocente criatura. ¿O me equivoco?
 
- Supongo que los poderosos tenéis muchas equivocaciones que sabéis ocultar. 
 
 - ¿Cómo crees tú que se puede amasar una fortuna si no es de esa manera?
 
- Tienes un patrón mental verdaderamente mezquino. Debe ser el santo y seña de los banqueros. Habéis nacido mezquinos y mezquinos deseais morir.  
 
El banquero Bisi se sentó en el centro del sofá para seguir hablando. 
 
- Ya que tanto te gusta observar todos los rincones del apartamento ¿puedes traer la botella de Louis Roederer Cristal Rosé 2002? Está considerado como el mejor champán del mundo y lo puedo gastar incluso hasta con zorras. Así que coge también tres copas y siéntate con nosotros. A mi izquierda todavía hay espacio. 
 
Roberta Fena tampoco guardó silencio en esta ocasión.
 
- Nosotras podemos ser zorras pero tú ni tan siquiera llegas a ser un pichón. ¿Quién te maneja a la hora de la verdad, fanello?
 
- Lo de pichón no me ofende porque lo sabe toda Calabria; pero lo de pardillo me ha dolido mucho, Roberta. ¿Por qué crees que alguien me maneja a mí?
 
- Porque se nota a mil kilómetros de distancia que sólo eres un títere nada más.
 
Berta llenó un vaso de champaña y se lo entregó a Roberta, llenó otro vaso de champaña y se sentó a la izquierda de Germano pasando la botella y la copa vacía al banquero. Este tuvo que servirse él mismo.
 
- ¿No crees que es una ofensa, Berta?
 
- De vez en cuando las zorras también tenemos nuestros derechos.
 
- ¿Puedo saber qué derechos tenéis las zorras?
 
- Poder elegir a los fanellos; aunque yo os llamaría stronzos porque os define con más realidad. 
 
- ¿Me has llamado gilipollas?
 
- Todas las zorras sabemos que eso es lo que eres. Por cierto, hablando de Silas Rossi, me parece que Etna ha elegido mejor que nosotras. Se sabe que Silas es generoso mil por mil pero en cuanto a vosotros, los banqueros, sois más tacaños que Jean Paul Getty, que fue considerado el tipo más agarrado de la Historia del Mundo. ¿Crees que no sabemos que este champán no te ha costado ni tan siquiera un céntimo de euro? ¿Te lo ha regalado tal vez Silas Rossi a cambio de lo que todas nosotras sabemos?
 
Germano Bisi le dio una bofetada a Berta Colini que hizo derramar parte del champán de su vaso sobre la pechera del agresor.
 
- ¡Eso para que tengas callada la lengua! ¡Espero que no te atreverás a ir contando por todo Catanzaro la historia de mis botellas de champán!
 
- Se ha comprobado que el cien por cien de los machistas sois además de impotentes también cobardes.
 
Germano Bisi lanzó una amenaza.
 
- ¡Cuidado con tu boca, víbora, o te la tendré que cerrar para siempre!
 
- ¿Y se puede saber cómo lo vas a poder hacer?
 
- Si tengo que cortarte la cabeza de cuajo sé la mejor manera de hacerlo.
 
Intervino Roberta Fena.
 
- Quizás lo hayas aprendido de "Colgate".
 
- Espera un momento, Roberta, porque después de haber dejado bien en claro quién es quién de verdad en el mundo de las chicas de "El Molino de Calabria", quiero aclarar algo contigo.
 
Berta Colini volvió a intervenir.
 
- Está bien claro que quien nos mantiene a las chicas del "Molino" es Don Aldo Lame.
 
- ¿Y quién crees tú que mantiene a Aldo Lame?
 
- Cualquiera menos un mezquino avariento como tú.
 
- Es mejor hacer como que no has dicho nada.
 
- Pero lo ha dicho.
 
- Tranquilas, Roberta... porque tú y yo lo vamos a pasar muy bien...
 
- ¿De verdad te crees que eres "El Tigre de Bengala" cuando estás en la cama con nosotras?
 
Germano Bisi volvió a disimular su cólera.
 
- No hay mejor fama que la demostrada.
 
La frase de Bisi hizo que Roberta Fena soltase una carcajada.
 
- ¡Jajajajajá!
 
- ¿Puedo saber de qué te ríes ahora?
 
- ¿Te digo la verdad o una mentira piadosa?
 
- Sé que eres muy sincera cuando te lo propones. ¿Cuál es la verdad?
 
- ¡Ni tan siquiera estás clasificado entre los cien mejores según el ránking personal de todas las prostitutas de Calabria! Si no existieras ninguna de nosotras te echaríamos en falta. Tener sexo contigo es muchísimo más aburrido y falto de interés que dormir con un oso perezoso. Así es cómo te catalogamos todas nosotras. Sólo tienes que preguntarlo en los lupanares a los que acudes para saber esta gran verdad. Ni tan siquiera eres un mito como sucede con algunos, banquero de merda.
 
- ¿Cómo te has atrevido a llamarme?
 
- Banquero de merda.
 
Germano Bisi hizo un tremendo esfuerzo para poder controlarse.
 
- ¿Así que eso es lo que opináis todas de mí?
 
- Todas las que te conocemos de verdad.
 
- ¿Y entre esos mitos que ocupan los primeros lughares de vuestro rámnking, en qué lugar se sitúa "Nostradamus"?
 
- ¡Deja en paz a Paolo! ¡Vale diez mil veces más que todas tus riquezas acumuladas a base de expoliar a los más necesitados!
 
Germano Bisi cambió radicalmente de actitud y prefirió el cinismo.
 
- A Paolo "Nostradamus" es imposible dejarle en paz. Es tan guapo...
 
- Por lo meno no es feo como tú.
 
- Cuéntame que lío te traes con él.
 
- ¡Ten mucho cuidado con ese tipo, Germano! ¡Es de los que cumplen con sus juramentos!
 
- ¿Lo dices por las tonterías con las que me ha amenazado esta madrugada?
 
- No te lo tomes a broma, Germano.
 
- ¡Sé distinguir muy bien lo que es solamente una broma y lo que es claramente una amenaza! ¡Cuando existe una amenaza es que alguien tiene la culpa!
 
- Y tú eres inocente... ¿no es cierto?...
 
Germano Bisis hizo una mueca como de sonrisa pero resultó ser patética y repulsiva.
 
- No estoy acostumbrado a serlo, pero esta vez la culpa no es mía.
 
- Entonces debe ser que la luna enloqueció a Paolo "Nostradamus".
 
- Ya veremos si enloqueció o no enloqueció; pero ahora quiero que sepas algo muy novedoso.  
- Cada día aprendo más aunque sólo sea para sentir asco. 
 
- Entonces te encantará saber que existen látigos de un material de cuero llamado crocs que produce mucho dolor pero no deja ninguna huella física en el cuerpo humano.
 
Germano Bisi se levantó de sofá, buscó debajo de éste, sacó el látigo del que estaba hablando y se volvió a sentar en medio de las dos. Roberta Fena no se asustó.
 
- Veo que la ciencia avanza mucho más de lo que la mente humana puede imaginarse. 
 
- ¡Bene, bene, bene! ¡Estás pensando molto bene! Pero resulta que todo lo que se inventa debe ser para algo práctico o, en caso cotrario, es una pérdida de tiempo.
 
- Eso quiere decir que lo usas.
 
- No te lo tomes como un asunto personal, Roberta, porque bien sabes tú que eres mi preferida por encima de todas las demás.
 
- ¿Pero?
 
- Eso es. Pero quien tiene la culpa debe sufrir el castigo que se merece.
 
- ¿Estás diciendo que yo soy la culpable de que Paolo esté enamorado de mí?
 
- No estoy diciendo nada que no sepamos todos y por eso tengo que hacer algo... así que desnúdate hasta quedarte sólo con tus prendas íntimas si quieres seguir viviendo algunos años más.
 
Roberta Fena sabia que no saldría viva de aquel apartamento si no cumplía con la orden del cruel Germano. Así que, muy lentamente, se fue quitando sus ropas hasta quedarse solamente con el sostén y la braga.
 
- Muy bien. Lo estás haciendo muy bien. Tienes una espalda tan sexy que despierta el apetito hasta al más maricón de la Tierra.
 
 - ¿Tal vez tú?
 
Germano Bisi sintió más ira que nunca.
 
- ¡¡Colócate de cara a la pared!! 
 
- Supongo que así es cómo actúas siempre para considerarte un hombre aunque no lo seas...
 
- ¡No voy a ser yo quien te dé los diez latigazos completos que te mereces, sino tu amiga Berta Colini! ¡¡De cara contra la pared y levanta los brazos para que sea completo el espectáculo.
 
 
Berta no sintió otra cosa hacia Germano más que repugnancia. 
 
- Eres tan cobarde que no te atreves a hacerlo tú mismo.
 
- ¡Calla la boca, Berta, o te la vuelvo a cerrar con otro guantazo! Quizás sea tan cobarde como tú dices, pero no tengo otra alternativa para demostraros que el que manda soy yo... así que comienza ya... y dalos con tal fuerza que no tengas que volver a repetirlos. Es por el bien de tu amiga.
 
Roberta Fena se colocó de cara a la pared y levantó los brazos.
 
- ¡¡Empieza ya Berta!! 
 
Fueron diez latigazos verdaderamente duros. Roberta Fena soltó exclamaciones de dolor al ir recibiendo cada uno de ellos pero no derramó ni una sola lágrima ni pidió clemencia dejando así a Germano Bisi mucho más frustrado todavía.
 
- Solucionado el asunto. Como ya no hay nada más que celebrar, vístete de nuevo que tenemos que regresar al hogar dulce hogar. En cuanto a "Nostradamus" me temo que no llegará a viejo.
 
Roberta Fena se volvió a vestir muy lentamente, después los tres salieron del apartamento del banquero, volvieron a entrar en el lujoso "Lykan" super deportivo y se dirigieron hacia "El Molino de Calabria" en completo silencio. No tenían ya nada de qué hablar salvo lo que pensaban y no querían decir.   
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de suspenso y terror.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Relatos Policaca Suspenso Misterio Intriga Terror Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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