El Molino de Calabria (Novela) -Captulo 18-
Publicado en May 28, 2015
Como me había despertado a las seis de la mañana, decidí darme una buena ducha, después me vestí otra vez de sport y, para relajar los nervios, continué con mi lectura de "Las lechuzas lo ven todo". De repente, sonó con gran estrépito algo que primero fue sordo pero después brutal y terrible. Alguien había arrojado por las escaleras un baúl lleno de cacharros de latón y estaba, ahora, tirando jarrones de porcelana, platos de vidrio y hasta alguna barra de hierro. En un principio pensé en levantarme del sofá y salir a investigar de qué se trataba todo aquello, pero sonaron todas las alarmas del Hotel y resonaron las pisadas de un gran número de gentes que corrían por los pasillos sin orden ni concierto y totalmente descontroladas. Llegué a la conclusión de que gran parte de las gentes están locas de remate. Entonces fue cuando se escuchó un verdadero aullido de mujer.
- ¡¡Aaaaayyyyy!! ¡¡Santo cielo!! ¡¡Ya está otra vez de nuevo el loco de siempre!! Cuando se impuso de nuevo el silencio más absoluto, tomé la decisión de no asomar mis narices para nada y seguí leyendo... - ¿Quieres un cigarrillo, Berta? Ella aspiró con fuerza, fue a decir algo y luego, cambiando de idea, apretó los labios. - Berta. Hay que darle con un palo para impedir que le quite a uno los sesos. No tiene importancia. Es su manera de ser. No puede cambiar. Eso es todo. Ahora voy a dormir otra vez. No se moleste en despertarme. Vaya y duerma un poco. Nos queda tiempo. En este momoento decidí dejar de leer y encendí uno de mis "yesmokes". Miré el reloj de mi muñeca izquierda y eran las ocho de la mañana. Me preparé un buen tazón de cacao con leche y saqué una caja de galletas. Empecé a echar humo como si fuera un motor recalentado, pero el cacao con leche y las galletas de trigo calmaron mis nervios. Ya estaba otra vez en plena forma física y mental y decidí caminar hasta la Accademia di Belle Arti, en la Via Tommaso Campanella pensando en otra frase dicha por este famoso personaje: "La muerte es dulce para quien la vida es amarga". Y comencé a pensar en mi adolescencia. - Se marcharon los vencejos a otros campos a emigrar se secaron los olivos quedó triste el encinar y tú te fuiste con ellos a otro hombre enamorar con tus miradas azules y tus labios por besar. Adolescencia. Triste y alegre adolescencia de mis años renacidos. Y continué hablando con mis pensamientos. - Estábamos en el mismo lugar donde se habían quedado ciertos recuerdos de adolescencia, aquella rebelde adolescencia que me formó como unidad autónoma dentro del conglomerado de circunstancias familiares. Pasión. Pasión por comprender el mundo. Recordé algo que yo había escrito, hacía solamente muy pocos años, en un mes de julio... - Se disparó una idea en medio de la cabeza y empezó a nacer de nuevo. Fue un renacimiento humano al que llamó Conciencia. De pronto comenzó a sentir otra manera de ver e interpretar el mundo y, aunque al final de su segunda existencia tenía la segura sensación de que habría de volver a autodispararse otra idea, notó una enorme alegría por volver a tener la oportunidad de sentir ganas de expresar sus decisiones. Sabía, estaba seguro, era lo más probable... que esta segunda ocasión también equivocaría algunos caminares... pero se sintió feliz cuando descubrió que ahora se le presentaba la ocasión de caminar por rutas desconocidas y anheladas en su primera vivencia. Nada de renuncia a vivir se dijo. Y tomó carretera y "mantra" para descubrir nuevas fulguraciones en su experiencia. Era la autodeterminación de sentirse un poco más libre que antes. Y así hasta volver de nuevo a intentarlo en su futuro tercer renacimiento humano. Respiró y comenzó a andar... Respiré profundamente y, al olor de las rosas que crecían a mi paso, seguí recordando... - Habrán de caer las rosas de llorar perlas desde su tallo y la realidad de todos nuestros sentires se llenará de vuelos alumbrados bajo el leve resplandor de las estrellas. Y el tiempo de meditar dejando letras en la noche pasada por el tiempo se irá diluyendo hacia el alba con un propio paseo entre nuestras manos. La luna hará, una vez más, su pesencia en este latir de sangres ensoñadas en la verdad de todas las palabras vivientes y escritas como en hojas expandidas por el viento de la existencia. Y cuando soñemos, una vez más, con la verdad de nuestros sueños… habrá un resurgir de pétalos en la clara mañana del nuevo día. ¿Cuándo nuestras vidas dejarán latidos entre las sombras del recuerdo? Cuando se haya callado el respiro de las rosas que lloran perlas desde su tallo y cuando la aurora vaya a desentrañar el verdadero espíritu habitable de nuestras conductas humanas. No somos otra cosa más que un suspiro nacido en un día en que las luces encendieron su crepúsculo en nuestro aliento y, desde entonces, estamos viviendo en este pleamar de vaivenes cotidinos con el ensueño de crear existencia con palabras nacidas en esas mismas rosas del amanecer. Se me ha hecho tarde para ir a recoger los frutos de este otoño, pero esperaré a la nueva primavera para ver florecer nuevamente a las rosas en el jardín suspendido de estas horas locas. Y es que vivimos la única cordura de todos nosotros y nosotras, los que escribimos con el afán de sernos sentimiento en las letras de nuestro corazón, para ser siempre unos locos del mañana… Cuando llegué ya estaban las cuatro esperándome delante de la puerta de la Accademia di Belle Arti de Catanzaro. Noté que estaban algo inquietas. - Pensé que no ibas a venir... - ¿Cómo puedes pensar eso de mí, preciosa? - No importa que me llames por mi nombre y apellido. Ya se lo que contado a ellas. - ¿Les has dicho a tus nuevas amigas que te llamas Rosalinda Este? - Sí. Nos hemos compenetrado perfectamente y ya no es necesario ocultarme bajo el nombre de "Blancaflor". - Está bien. Yo nunca discuto sobre tus decisiones. ¿Dónde queréis que vayamos a tomarnos unos ricos chocolates a la taza? Había decidido por todas ellas y acerté porque todas ellas estuvieron de acuerdo con lo de tomarnos unos ricos chocolates a la taza. La que eligió el lugar fue Pietra Rondella; porque Roberta Fena estaba demasiaod ocupada en mirarme fijamente a los ojos, Berta Colini seguía tan tímida y callada como era su costumbre y Rosalinda Este permanecía como soñando en no sé qué cuestión. - ¿Qué os parece si nos vamos, en autobús, hasta el Vittoria de Falerna. Está solamente a 62 kilómetros de distanca y en menos de una hora estamos allí. Además en el Vittoria podemos hablar con mucha mayor libertad sin que nadie pueda reconocernos. - Si estáis todas de acuerdo... Ninguna de las otras tres dijo nada en contra y nos fuimos caminando, en completo silencio, hasta la estación de autobuses. La procesión iba por dentro de todas ellas mientra yo intentaba descubrir mentalmente qué podría haber ocurrido para tener aquella reunión tan urgente e inesperada. Ya dentro del autobús, camino de Falerna que también pertenece a la provincia de Catanzaro, comencé a pensar para mis adentros mientras las cuatro, en los asientos delanteros al que ocupaba yo, charlaban animosa y amistosamente sobre temas que interesan a las mujeres. - En el camino de los sentires amistosos, caminando hacia el lejano horizonte, todos se fueron ya, todos se fueron ya… no tengas miedo… todos ellos se fueron ya… estamos solo nosotros y en ese círculo amistoso yo sólo para ti dejé de ser un misterio de ensoñación para que sepas que soy verdadero en la amistad del beso. Interpretación. Lo que yo estaba haciendo era una interpretación de mí mismo. - No es tan importante el lugar, ni la hora ni tan siquiera la manera… lo que importa es el viaje en sí mismo. Podemos viajar, por poner un ejemplo, sin haber salido para nada de nuestra sala comedor. O podemos viajar por todo un continente entero haciendo viajes tan sorprendentes que hasta las lunas se conviertan en cometas. Así es la vida bohemia de quienes soñamos y vivimos al mismo tiempo. Vida. Sueño. Todo cabe en el alma cuando de viajar se trata. No es tan importante el lugar, ni la hora ni tan siquiera la manera. Lo importante es el viaje en sí mismo. Una vez llegados al bar chocolatería Vittoria de Falerna, en la Via Aldo Moro, número 16, les ofrecí cigarrillos. - ¿Alguna de vosotras quiere encender un cigarrillos? Todas respondieron que no pero que yo tenía libertad total para hacerlo e incluso se pusieron de acuerdo en decirme que con un cigarrillo encendido en la mano, fuese la izquierda o fuese la derecha porque eso les daba lo mismo, me veían mucho más hombre de lo que ya era. Así que saqué uno del paquete que dejé sobre la mesa, y lo encendí. - Si alguna lo desea en algún momento de nuestra charla, puede coger uno sin tener que pedirmelo. Caudno ya nos sirvieron las cinco tazas de chocolate, acompañadas de sus correspondientes raciones de churros, empecé con una pregunta mientras dábamos buena cuenta de lo servido. - ¿Por qué has decidido contarles a tus nuevas amigas que te llamas Rosalinda Este? No te lo estoy criticando sino que tengo sano interés por saberlo. - ¡Porque no pienso acudir, para nada y nunca más, al "Molino"! - ¡Menos mal que no hemos firmado ningún contrato! - En cuanto a los 100.000 euros que nos han entregado son, como bien dijeron ellos, solamente dos regalos. - Pensándolo bien podemo decir, sin que los santurrones y las santurronas se tengan que enfandar por ello aunque se echen las manos a sus cabezas, que son dos regalos de Dios. Aquella ocurrencia sobre los santurrones y las santurranas hizo que las cuatro sonrieran y, de esta manera tan sencilla, empecé a romper la tensión que tenían acumulada todas ellas. - Vamos a ver, Rosalinda. Dime solamente la verdad. ¿Por qué has decidido renunciar por completo a seguir actuando en las galas de "El Molino de Calabria"? - Quizás te asustes al saberlo porque voy a ser totalmente sincera y directa. - No te preocupes. Soy demasiado joven todavía pero ya no me asusta nada o, mejor dicho, casi nada porque, cada día, los verdaderos hombres aprendemos a asustarnos un poco más... Rosalinda Este fue, como había adevertido, completamente sincer y directa. - ¡María Elena Vito es una completa lesbiana que siempre está salida del todo y yo, en particular yo y que cada persona piense y actúe como le dé la gana porque eso ni me preocupa lo más mínimo ni me importa en absoluto, no trabajo ni trabajaré jamás en un lugar donde estoy siendo acosada continuamente por la obsesión de una lesbiana! - ¿Cómo has sabido que es una completa lesbian que siempre está salida del todo? - Anoche, sin conocerme de nada más que por mi físico, me quiso obligar a dormir con ella porque, según ella, deseaba echarme un polvo que, sin metáfora alguna, quiere decir que quería follarme viva. ¡Eso fue lo que me dijo, delante de todas mis nuevas amigas, sin ninguna clase de vergüenza ni control en las palabras que pronunciaba! ¿Te sorprende, Giuseppe? - Aunque quizás tú no te lo creas yo también estaba seguro de que lo es. - ¿Sabías que la esposa de Silas Rossi es lesbiana? - Corrijo. No es que lo supiera sino que me lo imaginaba e imaginar también es parte del saber. - ¿Cómo es que te lo imaginabas? - Por dos razones muy obvias. La primera de ellas es que es horrorosamente fea y la segunda de ellas es que nunca te quitaba los ojos de encima cuando actuastes en "El Molino de Calabria". Intervino Roberta Fena... - Hay una tercera razón tan obvia como esas dos que citas. - ¿Una tercera razón? - Sí, Giuseppe. Le importa menos que un pimiento morrón que su esposo el guapísimo Silas Rossi le ponga los cuernos con la guapísima Etna Curti que, a su vez, es la esposa del gran banquero Germano Bisi. - Y, además, para más inri resulta que Marco Curti es homosexual. Aquella intervención espontánea y natural de Berta Colini me llamó poderosamente la atención. - Eres muy observadora, Berta. - Yo creo que lo soy demasiado. - ¿Es por eso por lo que pareces tan tímida aunque en realidad no lo seas? - Prefiero ser así. Es la mejor manera de que me dejen en paz. - Estoy de acuerdo contigo, Berta. A mí me sucede lo mismo. - ¿Tú eres tímido? - ¿Por qué razón no iba a serlo? - Porque eres un periodista que trabaja como instructor de otros periodistas. - Yo no me voy comiendo al mundo como hace ese tal Germano Bisi. Pietra Rondella tomó ahora la palabra. - Precisamente de Germano Bisi es de lo que queríamos hablar con Rosalinda y contigo. Esa es la cuestión por la que estamos pidiendo urgentemente vuestra ayuda. - ¿Es que Germano Bisi es un enfermo mental? - ¡Mucho más de lo que crees! Pero que te lo cuente Roberta Fena que es la que más lo tiene que sufrir. Roberta Fena explotó... - ¡Es un enfermo mental en todo el sentido de la palabra! ¡Un completo sádico sin límites! ¡Se corre de gusto cuando nos somete a sus torturas, sobre todo cuando me las impone a mí! ¡Todo lo que tiene de millonario lo tiene de degenerado y morboso! ¡Me da verdadero asco hasta cuando tengo que pronunciar su nombre! - Escucha, Roberta. Habla sin miedo. Dice un proverbio sueco que una alegría compartida se transforma en doble alegría mientras que una pena compartida se transforma en media pena. Y es verdad. Decía el gran escritor romano Marco Valerio Marcial que "siente dolor verdadero el que se consuela sin testigos"; así que no sufras tú por más tiempo ese dolor en soledad porque yo me ofrezco a ser ese testigo que necesitas. ¿Cuántas veces le preguntamos a nuestro corazón por cosas que fueron y por cosas que no fueron; por cosas que se hicieron y por cosas que no se hicieron? Siempre resuena, por todas partes donde caminemos y en todos los lugares donde estemos, nuestro corazón cuanto más veces vivimos. Así que abre de par en par tu corazón y deja que salgan todas tus emociones. - ¡Muchas gracias, Giuseppe! ¡Estoy enormemente contenta por haberte conocido! Sé que nos vas a ayudar. - Espera, espera, Roberta. Un momento, por favor. ¿Es cierto que Horacio Craignone era un íntimo amigo tuyo? - Totalmente cierto. Teníamos relaciones íntimas. - Eso puede ser muy interesante. ¿Germano Bisi sabía de esa intimidad que había entre vosotros? - Lo sabía desde el primer momento. - ¿Qué sucede en realidad con Germano Bisi? - Tiene un verdadero arsenal en su residencia privada. Comencé a hilvanar los hilos recordando lo sucedido con el ya fallecido Emiliano Halcón en la enorme finca de "Colgate". Y razoné en voz alta. - Germano Bisi puede tener algo que ver con la mafia... - ¡Exacto, Giuseppe! Es uno de los hombres de la familia de "Colgate" - ¿Hay alguien que está ocupando ahora el lugar que ocupó Horacio Craignone? - No. Pero sé que Paolo "Nostradamus" está totalmente enamorado de mí. - ¿Ya sabe Germano Bisi que ese tal "Nostradamus" te ama? - Sí. y resulta que Paolo "Nostradamus" también forma parte de la mafia, pero es de la familia de "Palmolive". - ¿Los "colgates" y los "palmolives" están luchando por obtener la hegemonía de todos los negocios sucios en Catanzaro? - Todas nosotras, las del cabaret "El Molino de Calabria", sabemos que sí. - ¿Y qué opináis de Don Aldo Lame? - Como su apellido indica sólo es un lame culos de "Colgate". En realidad es un "hombre de paja". - ¿Qué entiendes tú por ser un "hombre de paja"? - Hombre que ocupa un cargo pero en realidad está a las órdenes de otra persona que tiene realmente el poder. - ¡Perfecto, Roberta! Eso es ser un "hobmre de paja". ¿Estás segura de que Don Aldo Lame es un "hobmre de paja"? - Sí. Solamente aparece como el dueño del cabaret "El Molino de Calabria" pero hay alguien oculto que es el verdadero dueño porque Don Aldo Lame sólo es un títere en manos de alguien que le controla continuamente. Actúa tal como le ordenan. - ¿Y sabes, en verdad, quién puede ser esa persona? - Todo apunta a que es el mismísimo "Colgate". Eso es lo suponemos todas nosotras. - ¿"Colgate" acude muchas veces al cabaret? - Solamente muy de tarde en tarde. Quizás para no levantar sospechas. Es un viejo zorro. - ¿Sólo suponéis que es él o lo podéis afirmar con total rotundidez? - Es que está más claro que el agua. Todas las evidencias dicen que es él. - No digo que no... pero tampoco digo que sí... - ¿Qué quieres decir, Gisueppe? - No todas las claras evidencias son tan claras y, en ocasiones, aunque sea en un mínimo muy pequeño de ocasiones, hay evidencias que no son verdades. - ¡Con mayor razón para que nos ayudeis! ¡Tenéis que ayudarnos, por favor! - ¿Por qué no habéis acudido a Archibaldo Samitti? Es un hombre íntegro y además es el Comisario Jefe de la Policía de Catanzaro. Os ofrecerá más protección de la que yo os puedo dar. - No queremos vernos envueltas en líos con los policías. Si acudimos a Samitti nos detendrán a todas, tendremos que pasar por miles de interrogaciones y hasta es posible que tengamos que estar un buen tiempo encarceladas. No nos conviene de ninguna de las manera. - ¿Cuáles son las verdaderas razones por las que tenéis miedo a los policías? - No sabemos quiénes son buenos y quiénes son malos. Sin embargo, con Rosalinda y contigo no tenemos ninguna clase de dudas. Sois buenas personas de verdad. - Pero insisto en que Samitti es un hombre íntegro y os protegería mejor que nosotros dos en cuanto a los peligros a los que estáis expuestas. - No, Giuseppe. Casi todos los policías son machistas. Puede ser que algunos no lo sean, pero la inmensa mayoría de ellos lo son. No es que sean personas malas por naturaleza pero son machistas y nosotras estamos demasiado buenas. ¿Me comprendes? En este momento decidí darnos un descanso... - ¿Os apetece que tomemos unos martinis? Todas dijeron que sí y eso fue lo que le ordené al mesero para que nos los sirviera sin perder mucho tiempo. - ¿Es así cómo ligas con las chicas guapas? - ¿Quién? ¿Yo? ¿Te estás refiriendo a mí, Rosalinda? Pero si yo no me como ni una rosca.. - Eres un verdadero sinvergüenza pero me caes muy bien por lo simpático que eres. ¿Qué es para ti comerse una rosca o no comerse una rosca? Carraspeé ligeramente y, para pasar el apuro, me quedé mirándome las manos. Es un recurso que uso muchas veces para poder escapar... y comenzar a soñar para mis adentros... - Tu alma de aurora en la noche es himno de amor y de pasiones en medio de miles de canciones que en mi boca son todo un derroche. Yo quisiera escribirte un acorde de besos encendidos en tus labios y sentirte siempre en ese lugar a donde van los pájaros más sabios. - ¿Sabes que tienes una manos muy bonitas? Otra vez la intervención tranquila y serena de la silenciosa Berta Colini me hizo volver a la realidad. - Sólo son las manos de un escritor... - Estoy segura de que saben acariciar muy bien todo lo que aman... por ejemplo... las hojas de un libro... o un ramo de rosas... o una pipa de fumar... o un perro... o una mujer enamorada... Yo no sabía ya ni donde esconderme, pero mantuve la calma y conseguí que volviéramos a hablar del asunto por el cual estábamos en aquella reunión. - ¡Escuchadme ahora muy bien las cuatro! Tengo el presagio de que estáis en un grave peligro de muerte. Así que es muy importante que no volváis nunca más a la villa de la señora Vito. Es mi deber protegeros y la mejor opción que se me ocurre es que, por unos días, estéis refugiadas en un cámping lejos de la ciudad de Catanzaro. ¿Alguna de vosotras ha estado en alguno que cumpla con este requisito? Fue Pietra Rondella la primera que contestó... - ¡Yo conozco uno! Se llama "Cammello Grigio" y se encuentra en Roccelletta. A 22 kilómetros de distancia de Catanzaro. ¿Puede valer ese? - Puede valer si me dais la palabra de que no vais a salir del cámping, para nada, hasta que todo haya terminado. - ¿Es que tienes alguna pista, Giuseppe? - Es solamente un presagio nada más, pero os advierto que lo del grave peligro de muerte no os lo digo por meteros miedo como si yo fuera el coco asustando a cuatro niñas perdidas en el bosque de los lobos feroces como si fueséis cuatro caperucitas rojas, sino una realidad.¿Confiais en mí? Aunque no lo parezca no estoy hablando de ninguna broma. - ¡Todas confiamos en ti! - Gracias, Roberta. - ¿Pero cómo vamos a llegar hasta allí si es que no hay autobuses que vayan desde aquí en directo? Rosalinda tomó la palabra y encontró la solución. - Es muy fácil. Yo tengo carnet para conducir toda clase de automóviles así que vamos a alquilar uno por los días que sean necesarios. Pero que sea uno que no llame a nadie la atención para evitar problemas. - ¡Bravo, Rosalinda! No sólo eres preciosa sino que eres sumamente inteligente. ¿Estáis todas de acuerdo? - ¡Para mí va a ser una gozada volver a disfrutar durante unos días del "Cammello Grigio"! - Pero no olvides, Pietra, que me habéis dado la palabra de que no saldréis de allí mientras exista el peligro. Las cuatro lo podéis pasar muy divertido si no cometéis ninguna locura. - Un momento, Giuseppe. Yo quiero seguir a tu lado. - No puede ser, Rosalinda. Estás amenazada por el mismo peligro que tus nuevas amigas. - Pero recuerda que soy tu alumna y estoy aprendiendo a investigar. Te has comprometido con "Il Giornale di Calabria" para que me enseñes todo lo que puedas. - ¿De verdad quieres seguir conmigo sabiendo que la muerte acecha? - ¡Hasta morir si es necesario! - No vas a morir si sigues mis consejos. - Pero este consejo de quedarme en un cámping mientras tú te lo pasas en grande gozando mientras investigas no lo acepto. Quiero gozar contigo. - ¿Pero qué estás diciendo? ¿Te has vuelto loca del todo? - Me refiero a gozar como una profesional. - Calla, por favor, que cada vez lo complicas más. - Me refiero al oficio de periodista. Todos soltamos risas, nos levantamos y volvimos, en autobús, a la ciudad de Catanzaro donde, sin perder ni un segundo, nos dirigimos a la oficina principal de "Economy Car Rentals" donde Rosalinda eligió un sencillo Dacia "Sandero" de color azul oscuro. Y nos fuimos hasta el cámping "Cammello Grigio", que quiere decir "Camello Gris", donde llegamos cuando, efectivamente, la tarde se había vuelto gris y amenazaba tormenta. Dejamos instaladas a las tres cabareteras en una tienda de campaña situada junto a una familia de gitanos que las recibieron con gran jolgorio al comprobar que estaban de tan buen ver y nos volvimos, a la máxima velocidad permitida, a la ciudad de Catanzaro. - ¡Vaya día, Giuseppe! ¡Estoy agotada del todo! - Descansa todo lo que puedas, Rosalinda. Cierra bien la puerta de tu casa y no la abras absolutamente a nadie. - Pero si nadie sabe dónde vivo... - Excepto los zorros que buscan frutas apetitosas. - ¡Jajajajajá! Eso me recuerda la fábula del zorro y las uvas de Esopo, Babrio, Fedro, La Fontaine y Samaniego. - ¡Mío Dio! ¿Los recuerdas a todos? - Como anrtes has dicho; no sólo estoy muy buena sino que soy muy inteligente. - Pero tú ya no estás verde sino demasiado buena... ¿me comprendes?... - Lo tendré en cuenta. Me dio un ligero suave en la cara y se adentró en el portal de su vivienda. De nuevo, cuando ya comenzaba a llover, volví a caminar, con las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón por las orillas del Corace. Y rememoré. - Cuando la lluvia se equivoca es que ha venido a mojar mi corazón mientras yo dormía con los besos llenos. ¿Cuántos abrazos en la noche habré dado mientras la lluvia se equivoca de lugar?. Quizás cientos o quizás miles… pero las caricias de los encuentros amorosos siguen viniendo cada noche en que la luna se refugia en el fondo de tus ojos. Cuando la lluvia se equivoca no ha cedido mi espíritu y ha seguido amando la complicidad sin temblor, alegre, con un poco de magia tan simple como querer seguir besándote. Cuando la luvia se equivoca he podido oír la luz de las sombras y he escuchado un latir de corazones en el fulgor de la densa noche. Como un rumor de enjambre laborioso he despertado al día, desde lejos, desde la estancia apacible en el más allá de lo visible. Cuando la lluvia se equivoca yo también sigo amándote.
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