GUACHOS
Publicado en Sep 15, 2009
A vos Carucha, que no soportaste la agonía de andar sin un rumbo. Oh... la bronca que debes haber tenido cuando dabas las patadas al aire, mientras te decidías irte a vivir a donde dicen que no se sufre... y te fuiste sin saber por qué ni quien fue el que te trajo a este mundo agónico de papás.
-Si yo hubiera tenido padre y madre todo habría sido diferente. -solía decirme el Carucha. -Sí, tan diferente... -le reafirmaba yo, ya que aquello siempre había sido todo un tema para nosotros. Y nos quedábamos pensando en algo muy lejano. Sin embargo, muchas veces escuchaba quejarse de los suyos a los niños de la casa bonita... Será porque ellos tuvieron la oportunidad de que alguien los rete; pero con otro tono... no sé, digamos que no conozco la diferencia... pero cuando peleábamos contra ellos los revolcábamos enteros, los apretábamos contra el piso y les terminábamos echando chorritos de tierra en el pelo; "para que nos veamos todos iguales", les decíamos; y ahí está lo que no entendíamos: aquellos que les ponían perfume hasta para jugar a la pelota, eran los que nos buscaban la pelea, y como el Carucha y yo no teníamos padres, o alguien quien nos defendiera más bien, terminábamos cuidándonos entre nosotros, con un encarnizamiento que no sé de donde nos brotaba... será porque sabíamos que después que escupían tierra, pegaban un solo grito, y venían a ayudarlos sus "papis", peor que eso, nos culpaban a nosotros, nos decían sucios, sucios y guachos... y nos sonaba raro esto ultimo... pero calmábamos la bronca cuando nos sentábamos a analizar la pelea y a reírnos de los dos que se iban colgando de una oreja. Luego del análisis, y de las risotadas contagiosas, nos poníamos a dibujar con un palito en la tierra. Después venía la pregunta que siempre me hacía; es que él creía que porque yo iba a sexto debía saber lo que significaba guachos sin ser animales... por supuesto yo me imaginaba (como para responderle algo), que los animales son libres, y le decía "quieren decirnos libres, Carucha..." Pero esto no calmaba nuestra bronca, porque en el fondo los dos sabíamos lo que significa, y no queríamos llorar... Volvía a quedar otro silencio entre nosotros... y seguíamos dibujando un largo rato; hacíamos caritas con bigote, o monigotes con pollera con un nene de la mano... Entonces, otra vez la sorpresa frente a nosotros: peinaditos y perfumados, "para hacer otro partidito...", nos volvían a buscar... Nosotros, como no teníamos quien nos rete, o nos perfume, no sabíamos... pero terminábamos aceptando. Y como siempre, el juego duraba lo que se demoraba uno de estos dos en decirnos guachos...
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facundo aguirre