El Molino de Calabria (Novela) -Captulo 20-
Publicado en May 30, 2015
El hombre que vigilaba la puerta del Stadio Nicola Ceravolo miró mi credencial firmada por el Comisario Jefe Archibaldo Samitti, se cuadró y me saludó marcialmente. Yo pensé que quizás me había confundido con todo un general de carabineris, así que sonreí ligeramente y entré al estadio. Rápidamente vino a mi encuentro el detective Pelikan.
- ¡Es horroroso, Oreto! ¡Yo he tenido que ir al water a vomitar! - ¿Otra vez ha sido con sadismo? - Incluso con más sadismo que el que empleó con Horacio Craignone. - ¿Dónde está el Jefe Samitti? - Esperando en la tribuna. Ha tenido que salir a tomar un poco de aire fresco. También ha vomitado en el water. Ahora está tranquilizando sus nervios mientras fuma cigarrillo tras cigarrillo. - ¿Me está esperando a mí? - Eso es. Necesitamos hablar los tres, pero quien manda es él; así que nada de querer ser el uno más inteligente que el otro. - Ya te he dejado bien claro, Pelikan, que yo cuando trabajo nunca jamás he competido contra nadie, que nunca jamás compito contra nadie y que nunca jamás voy a competir contra nadie. Yo sólo compito contra mí mismo incluso cuando estoy practicando cualquier clase de deporte. - Eres muy raro, tío. - Eso me ha dicho alguna vez una mujer que no me conoce ni la mitad de la mitad de la décima parte de lo que soy aunque forme parte de mi propia familia. - ¿Alguna tía tal vez? - Sí. Una tía que está totalmente confundida conmigo. Se cree que soy el mulero que va en el centro, confundiendo maridos con cuñados, cuando lo que soy solamente es el periodista que me gusta ser. ¿Hay alguien más raro o más rara que confundir a los maridos con los cuñados? - ¡Jajajajajá! ¡Eres un tío genial, Oreto! - Quizás por eso dice de mí que soy un tío raro. Algo así como una sobrina que no sabe de mi vida más que me llamo Giuseppe nada más. - Curioso, Oreto, curioso. - Solamente jaleos de familia que no me interesan para nada porque nunca me han interesado jamás. Por ejemplo, si Emiliano no hubiese estado tan interesado en subir peldaños en la famila de los "colgates" hasta ser el mismísimo sucesor del padrino, estaría todavía vivo. ¿Qué te parece la comparación entre Emiliano, la mujer que confunden maridos con cuñados y la sobrina que anda más despistada que una clarisa trabajando en "El Molino de Calabria"? - Sólo llego a la conclusión de que el raro es Emiliano y todos los que forman parte de familias tan complicadas como los "colgates". - Podemos compenetrarnos bien tú y yo si dejas de querer ser mejor que yo porque para mí la amistad no se mide de esa manera. A lo mejor es por eso por lo que hay ciertas mujeres que me llaman raro. - Pues es lo más sensato que he escuchado yo en cuanto a la verdadera forma de ser amigos. - Veo que en este estadio abunda el color bermejo. - Sí. Es cierto, Oreto. Y eso sí que es raro del todo. - Teniendo en cuenta que sólo es cosa de fútbol pues sí que es raro, Pelikan. - ¿Vamos a hablar con el Jefe? - Vamos a hablar con el Jefe, Pelikan, porque tanto color bermejo por todas partes me está aburriendo de verdad. Olvidemos las depresiones, Pelikan, porque nos queda mucho por vivir para que nos pongamos a discutir si es mejor bermejo que rojo o que blanco o incluso que rosa o verde. ¿No te parece? - Vamos, Oreto. Llevas toda la razón. El mundo es todo un arco iris de colores; pero algunos sólo prefieren verlo gris. - ¡Guitarra y pipa, Pelikan! ¡Guitarra para cantar temas más o menos absurdos y pipa para poder sentir que lo absurdo es como las volutas de humo que cada cual las interpreta según su manera de verlas! De acuerdo compañero y, a pesar de eso, amigo. - ¡Jajajajajá! ¡Deberías haberte llamado Juan! - Pero me llamo Giuseppe y no me gusta ver la vida como gris. - Te comprendo, Oreto, te comprendo. - ¿Pero además de comprenderme me entiendes? - Creo que sí. Nos pusimos a caminar y Pelikan volvió a intervenir... - ¿Por qué hay muchos que no saben interpretar la vida tal como lo haces tú? - Quizás sean esos que caminan por los paseos, melancólicos, pensando en esa triste nostalgia que van pregonando a los cuatro caminos y que dice lo de "cualquier tiempo pasado fue mejor". ¿Es cierto eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, Pelikan? ¿Qué clase de nostalgia tienen los colchoneros por poner un ejemplo que se ajuste a lo que estamos hablando? - No lo sé. Posiblemente los psiquiatras puedan explicarlo mejor. - Según los psiquiatras es casi imposible estar loco. - Pues el tipo que está cometiendo estos crímenes tan crueles debe ser una de esas excepciones que hacen que los psiquiatras digan que es casi imposible en vez de decir que es del todo imposible. Por eso no lo afirman como un absoluto. - Tú lo has dicho, Pelikan. La locura siempre es muy relativa. Habíamos llegado ante el Jefe Samitti que estaba sentado y fumando sin parar. Se puso en pie cuando nos vio llegar... - ¡Hola, Oreto y compañía! - Le ha faltado añadir lo de Sociedad Limitada. - Déjate de bromas ahora, Oreto. - ¿Qué sucede, Jefe? Como siga fumando tanto no pasa de esta noche... - ¡Calla, mío Dio, Oreto! ¡No me pongas más nervioso de lo que estoy! - ¿Usted nervioso con lo flemático que siempre es que hasta muchos dicen que tiene sangre de inglés en sus venas en lugar de calabresa? - No me hables más de sangre, porque bastante he visto ya esta madrugada. - Está bien. Dejemos la flema y los nervios aparcados. ¿Dónde está el cadáver? - ¿El cadáver? ¡Di mejor dónde están los trozos del cadáver! - ¿Tanta ha sido la carnicería? - ¡Ni te lo puedes imagirnar, Oreto! ¡Vamos! Entramos en el interior del estadio y Samitti nos condujo hasta un pasillo donde, precisamente, estaba ubicado el water de los caballeros. ¡El espectáculo era verdaderamente dantesco! Alineados en perfecta fila india se encontraban, en primer lugar, los ojos arrancados de cuajo y después, en forma continua y diabólicamente encadenada, la cabeza que había sido serruchada para sacarle los sesos que estaban tras ella; los brazos donde aparecían decenas de clavos incrustrados; las piernas casi carbonizadas debido a quemaduras de cigarrillos y alguna plancha encendida; y el tronco al cual le faltaba el órgano viril que estaba clavado en la misma puerta del water, más el corazón que presentaba un mordisco de antropófago y se encontraba dentro de un contenedor de basuras. Me aguanté las náuseas y no vomité de milagro. Fue Pelikan el que habló primero. - ¡Es horrible! ¡Propio, en verdad, de un sádico animal embrutecido! ¡Es alguien que carece de alma! Preferí ir de forma directa... - ¿Cuándo se va a llevar a cabo el examen del forense, Jefe? - Lo más pronto posible. - Tal como les prometí a ustedes dos, tengo algo que contarles; así que vamos los tres a hablar, en privado, a su despacho, Jefe Samitti. - ¿Conoces algo que nosotros no sepamos todavía? - Tarde o temprano lo van a descubrir; así que vamos a su despacho para ganar tiempo. Salimos del estadio y subimos al automóvil de Archibaldo Samitti. Una vez más me toca ser el copiloto y en el trayecto, con los tres guardando un profundo silencio, me da por meditar para mis adentros algo así como un poema callado... - Vientos surcando el cuerpo en cada alba. Un misterio que se asoma al universo y en mi verso vive el sueño que acompaña. La araña del tiempo en el cristal que empaña. El corazón se hace tenso mientras se engaña aquel que finge un beso que desengaña. El amor es un momento denso primigenio que descansa en la tarde mansa... cuerdo el corazón se ensancha y en aquella latitud profunda y ancha llega el recuerdo entre cuerpo y alma. Quien reclama se dirige al total encuentro de la calma. En el centro de la humilde pero noble cama se queda soñando dentro cuando todo es llama. No existe el desamor si canta el ruiseñor y clama el viento en la copa de sabor a dama. Y es que llama el poeta soñador en el atardecer que exclama: ¡luz de sombra en el ardor para quien lo proclama!. Y pienso en las luces y sombras de nuestras vidas... - Somos IGUALES a la hora de tener hambre, pero somos DIFERENTES a la hora de elegir lo que comemos. Somos IGUALES durmiendo profundamente, pero somos DIFERENTES soñando. Somos IGUALES ante un acontecimento universal, pero somos DIFERENTES en la forma de reaccionar ante dicho acontecimiento. Somos IGUALES cuando comenzamos a vivir nuestras vidas, pero somos DIFERENTES cuando vamos teniendo las experiencias de los años vividos. Somos IGUALES cuando sentimos un dolor o una alegría, pero somos DIFERENTES a la hora de manifestar ese dolor o esa alegría. Somos IGUALES cuando tenemos miedo a morir, pero somos DIFERENTES en la manera de afrontar ese miedo. Somos IGUALES cuando tenemos deseos de escribir, pero somos DIFERENTES debido a nuestras distintas capacidades cuando escribimos. Somos IGUALES cuando recibimos una noticia, pero somos DIFERENTES a la hora de responder a esa noticia. Somos IGUALES al marcar un gol en un partido de fútbol, pero somos DIFERENTES cuando expresamos la alegría de haber marcado un gol en un partido de fúbol. Esta lista puede ser infinita porque es, en verdad, infinita. - ¿Qué te sucede, Oreto? - Nada, Jefe, nada. Solamente estoy pensando que cuando no somos nada es porque tenemos la puerta abierta para poder llegar a ser algo. ¿Está usted de acuerdo señor Samitti? - Esto... sí... claro... supongo... - Menos dá una piedra, Jefe; pero, al menos, suponer ya es un primer paso... - ¿Un paso hacia dónde? - Un paso hacia llegar a ser inteligente. Y no se me ofenda, por favor, porque no le he nombrado a usted se lo merezca o no se lo merezca. Así que volvamos a guardar silencio para saber qué somos, quiénes somos y, sobre todo, cómo somos cada uno de nosotros. ¿Verdadero o falso, Jefe? - Esto... sí... claro... verdadero... - Ya pensé yo, cuando le conocí, que podríamos llegar a comprendernos... pero hace falta hablar para saber descubrir... - ¿A qué descubrimiento de estás refiriendo? - América fue descubierta por Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492... lo cual quiere decir que no me estoy refiriendo a eso... - ¡Jajajajajá! - Gracias por reírse, Jefe. - ¡Jamás me atrevo a reírme de ti porque eres superior a mí! Sólo me produce risa cómo lo dices. - Pues anote que me estoy refiriendo a descubrir quién es el verdadero asesino. Volvió a reinar el silencio mientras Pelikan intentaba penetrar en lo profundo de mis pensamientos. - ¿Ya estás otra vez intentando pelear contra mí para ver quién vence de los dos, Pelikan? - Esto... yo... no es eso... - ¿Entonces qué es, señor detective? - Bueno... sí... es eso... - Pues entonces no podrás avanzar nunca porque debes de saber que no avanzamos cuando peleamos contra los demás sino cuando peleamos contra nosotros mismos. Es la única manera que existe para intentar alcanzar la perfección. ¿Has leído "Juan Salvador Gaviota" de Richard Bach? - Nunca se me ha ocurrido hacerlo. - Pues en verdad que te recomiendo que lo leas. Quizás te puedas superar cuando lo hayas comprendido. ¿Te amenizo lo que falta de viaje? - Me gustaría aprender... - Primera Jornada. La libertad es una meta que nunca se alcanza pero podemos estar liberados para poder soñarla y prefiero vivir con ella antes que morir por ella, con perdón de todos los héroes de la Historia con los cuales, Gracias a Dios, no comparto honores. Tenemos, ante nosotros, la labor de señalar palabras unidas que nos sirvan para imaginar, al mismo tiempo, Seguridad y Libertad. Cruzan por mi mente los recuerdos. Anoto mis tres conjuntos: "familia en democracia", "amor sin celos" y "nido de pájaros". En el primer ejemplo "familia" me significa Seguridad y "en democracia" me significa Libertad. En el segundo ejemplo lo que me significa Seguridad es "amor" y lo que me significa Libertad es "sin celos". En el tercero y último de mis ejemplos, "nido" me significa Seguridad y "de pájaros" me significa Libertad. A estos ejemplos sólo me falta unir otro más: "personalidad y autonomía". En este último caso "personalidad" es a Seguridad como "autonomía" es a Libertad. Estamos en el mundo de Juan Salvador Gaviota donde Seguridad y Libertad son dos utopías. ¿Podemos convertirlas en realidades para nuestro propio mundo sacándolas del contexto de Juan Salvador Gaviota? Podemos. Y podemos si sabemos superar "los fracasos", superar "lo que nos digan" y superar "nuestros límites". Esa es la cuestión. - ¿Puedes seguir? - Segunda Jornada. Está en ti la esencia de tu persona. Está en tu mirar las cosas más allá de lo externo, en lo profundo, en lo íntimo de cada uno de los destellos que sacan a relucir tus pensamientos cuando contemplas la vida. ¿Qué es la vida sino una concatenación de sentires tamizados por el pensamiento perpendicular de tus ideas? Cuando sientes, cuando sufres, cuando gozas... cuando te quedas contemplando la vida que vives en plena dimensión y sacas conclusiones positivas para tu forma de ser es cuando de verdad existes. Y es eso la existencia íntima de tu persona, la que te da siempre valor para sentir la felicidad y la tristeza, el ánimo y el desánimo, y las ganas de seguir adelante. Está en ti la esencia de tu persona. Y está en tu interior la verdad de lo propìo que es, en definitiva, lo que realmente asumimos en este nuestro caminar terráqueo. Después sólo queda el misterio de haber comprendido lo que es tu vida proyectada hacia el más allá de tu propia presencia. Proponernos un reto. Esa es la cuestión en estos momentos. Pienso. ¿Merece la pena ser lo que llaman "normal" para satisfacer la envidia de ciertas gentes que no son capaces de ser como tú? No. Lo que merece la pena es ser como deseas ser a pesar de la envidia que eso produzca en esas gentes que no deben significar nada para ti. Los retos se logran cuando no se piensa ni en el fracaso ni en la muerte. El fracaso es de los indecisos. La muerte es de los incrédulos. Quien palpa el sentimiento de la perfección huye siempre del conformismo. Eso es muy importante para lograr cumplir con nuestros retos. Romper con la rutina y convertirla en aventura diaria, en sorpresa diaria, en diario descubrimiento. ¿Para qué hacer promesas sólo por contentar a los que no quieren que seas diferente a ellos? Si hiciésemos caso a todo lo que nos dicen unos y otros no haríamos absolutamente nada; así que, una vez teniendo en claro lo que quieres hacer, hazlo. Si sabes que te va a valer para triunfar no hagas caso a nadie que intente detener que lo hagas porque buscará convencerte de que no lo lleves a cabo. No les hagas caso. Solamente es la envidia que les produce el hecho de que ellos no pueden hacerlo. - ¿Algo más, compañero? - Tercera Jornada. Quizás no sea tan importante el "para qué" sino más bien el "por qué". ¿Por qué hay personas que caminamos desde siempre sin dejar nunca de ansiar nuevos horizontes? Hay seres humanos que no se interrogan esas preguntas y se conforman con un solo horizonte. Sin embargo, hay otros muchos seres humanos que nos interrogamos continuamente y entonces necesitamos ir hacia ellos, hacia esos horizontes donde buscamos las respuestas que nunca son completas del todo. Porque siempre queda una interrogante latiendo en nuestros espíritus. ¿Por que caminamos siempre? Porque algunos hemos nacido para no responder con razones absolutas y nuestro espíritu necesita entonces especificar nuestra individualidad dentro del conjunto de los caminantes. ¿Somos personas caducas o somos personas perennes? Esa es una cuestión que siempre se establece en el pensamiento humano cuando nos enfrentamos a nuestra realidad. Las personas caducas tienen, como bien lo demuestra su forma de ser, fecha de caducidad y, una vez llegada ésta, ya no sienten nada por lo que tener que luchar. Otras personas somos perennes y luchamos continuamente porque llevamos la juventud dentro de nuestro espíritu. Y todo lo que existe dentro del espíritu se refleja en el exterior de nuestro propio organismo vivo. Vivir o estar viviendo. Son dos cosas muy diferentes. Vivir no tiene trascendencia alguna si no estamos, en verdad, viviendo. En este caso, en el estar siempre viviendo, radica la juventud de nuestras personalidades individuales dentro del conjunto de la colectividad. O asumimos las inquietudes de buscar nuevos horizontes, nuevos pensamientos, nuevas preguntas, o quedamos inservibles para nuestro propio yo; ese yo que transmitimos hacia los demás sin dejar, para nada, de seguir buscando superar las limitaciones. Hay tanto que aprender... Podemos seguir siempre aprendiendo sin importarnos lo que digan los demás. Lo más importante de nuestras vidas es alcanzar y palpar la perfección que reside en nosotros mismos. Eso es amar lo que hacemos. Eso es amar lo que soñamos. Eso es amar lo que, en verdad, somos. Si los demás no son como nosotros es un problema ajeno a nuestra voluntad y, en ese sentido, lo que debe imponerse en nuestros criterios es la voluntad propia y no la decadencia ajena. ¿Por qué no hay más entre nosotros? La única respuesta que se puede dar es que nosotros somos una persona en un millón. Únicos, unívocos, irrepetibles. En la vida hay mucho más que solamente comer, luchar o alcanzar poder en la Bandada. Y es que, en la vida, la meta debe ser (bajo el punto de vista de quienes somos una persona en un millón) encontrar esa perfección y reflejarla en todo lo que nos proponemos conseguir. Si te paras, si te detienes, si te abandonas, te quedas varado para el resto de tu vida. Elegimos nuestro mundo venidero mediante lo que hemos aprendido en el pasado y mediante lo que estamos aprendiendo en el presente. Aprender tanto que, en una sola vida, haber alcanzado lo que otros no consiguen aunque vivan mil vidas más. - Simplemente genial. ¿Existe quizás una cuarta jornada? - Cuarta Jornada. Esta hora sin pausa y sin naufragio de las cosas eterniza sus dimensiones y me devora la sombra. Hay una luna blanca que me mira, poco a poco, con impasibles recuerdos de añoranzas. No acierto a medir esta hora verde, de árbol desconocido, que nace y me recorre la creencia de ser un hombre con rendijas, como un pájaro unánime que sesga el alba. No acierto a medir esta hora alimentada con flores de cien hojas y otras presencias de mis sueños que me hacen sentir sus frutos tan presentes que se quedan sembrados en el huerto de las esperanzas. Por eso pienso, simplemente, que es la hora arcana de los alientos impensados. Mañana el día se teñirá del tinte de un errante cielo. Y la gente se volverá a mirar al sol. Y yo extenderé mi cuerpo a través de la brillante aureola luminosa y mantendré delante de las flores, bajo el errante cielo, los preciosos aleteos de esta hora nocturna que viene a ser como trino de ave de primavera en desesperada huida hacia el horizonte. En esta hora puedo emprender mi canto volcado entre el viento alborotado de las calles favoritas de la vieja zona de la ciudad y me puedo adentrar en esa primavera imaginada que es el eco de todos los poemas que se han escrito en el universo. Finalmente flotaré hasta alcanzar la nube dorada donde se esconde la bandada de pájaros rebeldes y plasmaré, a través de cada sílaba de los versos unívocos, algo así como "el cielo emprende inocentemente un viaje de esperanza sobre las estrellas no encontradas" y permaneceré en esta habitación recitando odas y fabricando sueños con el más pequeño movimiento de mi alma, porque creo en la sensibilidad del ser humano, sobre todo ahora que la noche afluye a mis sentidos. Sé que la envoltura de los dedos de un poeta sabe hablar a través de la tierra de su cuerpo y por eso la meseta espumosa del caminar entre el tacto y la caricia es el gesto primitivo de la acción de separar las metáforas y absorberlas como si hablasen a oscuras, lentamente, ampliando los lejanos caminos. Creo en las sensaciones que parten de esos dedos y surcan, suavemente, ilusiones que nacen en su fuego quemando los cordajes apasionados de cualquier beso. Es la hora de permanecer abrazados hasta poder quedar dormidos en un éxtasis sonoro y sensual que nos vuelva a introducir, una y mil veces más, en el mundo de los misterios. Un salto hacia adelante alumbrado sólo por el efecto lunar y una experimentación hipnótica desencadenada por el frenético escenario de estrellas compitiendo entre sí en un trenzado centelleo consagrado de efectos progresivos que son una propuesta auténtica para los rasgos faciales. Una pluralidad de colaboraciones celestes para hacer más singulares los pasos del ser humano que obtiene así el reconocimiento de sus ilimitadas ensoñaciones. El humano y sus recuerdos. Aquellos que nadie le puede arrebatar porque están dispuestos a ser proyectados hacia el futuro. ¿Quién puede definir en esta hora lo que es verdad y lo que es ficción? Forman parte inseparable de un mismo mensaje: una fe que modifica la narración de lo que contemplamos. Una provocación literaria. Una historia hermosa que llega a nuestro pálpito. Una vuelta a las raíces de los múltiples y diversos estilos de la representación humana. !Dios mío, me pierdo y no consigo atrapar todo lo que me dices en esta hora! Y entonces sólo queda una cosa por hacer: olvidarme de mí mismo y adentrarme en esa dimensión que todos poseemos pero que sólo descubrimos al llegar esta hora en que podemos comprender todo lo inexplicado del día mientras en el exterior sólo se escuchan los místicos sonidos del silencio. Nuevos horizontes, nuevos pensamientos, nuevas ideas... Y volar y acariciar el cielo con mis manos... hasta saber que he sabido llegar... - ¡Cuánto te debemos, Oreto, cuánto te debemos Pelikan y yo por el simple hecho de que estés colaborando! - La voluntad, Jefe, solamente es la voluntad. - Y es cierto cuanto dices, porque no vamos a ir a hablar a mi oficina privada sino que os voy a invitar al Club Nocturno "Ayers Rock One" de Lamezia Terme. Sé que está en la calle Centrada Persicara porque soy un habitual cliente de su discoteca donde se puede bailar durante toda la noche entera. - ¿Prefiere usted hablar dentro de un club nocturno antes que en su propio despacho privado? - Eso he dicho, Pelikan. Y he dicho que invito yo. Al llegar al "Ayers Rock One" buscamos un lugar muy escondido y lejano al ruido de la música para poder hablar sin tener que levantar demasiado la voz. Como fondo se escuchaba la letra de rock que estaban bailando una gran cantidad de jóvenes y jovencitas. Era la canción "Maneras de vivir" y los tres estábamos escuchando mientras bebíamos, despacio, nuestros cubalibres. - No pienses que estoy muy triste si no me ves sonreir es simplemente despiste maneras de vivir. Me sorprendo del bullicio y ya no sé qué decir cambio las cosas de sitio maneras de vivir. Voy cruzando el calendario con igual velocidad subrayando en mi diario muchas páginas. Te busco y estás ausente te quiero y no es para ti a lo mejor no es decente maneras de vivir. Voy aprendiendo el oficio olvidando el porvenir me quejo sólo de vicio maneras de vivir. No sé si estoy en lo cierto lo cierto es que estoy aquí otros por menos se han muerto maneras de vivir, Descuelgate del estante y si te quieres venir tengo una plaza vacante. - ¡Leñes! ¡Es de Leño! - De tal palo tal astilla, amigo Pelikan. - Hay muchas maneras de vivir, estimado periodista. - Eso es tan sabido, estimado Jefe, como que hay muchas maneras de morir. ¿Usted que elegiría? ¿Vivir de odio o morir de amor? - ¡Caramba, Oreto! ¡Vaya manera de ser un filósofo precisamente en estos momentos! - Digamos que filosofar es solamente dejarse llevar por la contracorriente... - ¿Estar en contra de lo establecido? - Sí. Eso es filosofar. Otra cosa es que haya, en la actualidad, muchos filósofos que se creen indispensables; lo cual es, para mi forma de entender la vida, que han elegido vivir de odio en medio del caos. A eso se está reduciendo la existencia humana. ¿O no cree usted lo mismo después de ver tantos ejemplos? - La verdad es que vuelves a llevar razón... - Pues no deseo llevar para nada la razón porque con la razón no se llega a ninguna parte... - ¿Qué me estás insinuando? - Que sólo me interesa la fe. La razón se la pueden quedar todos ustedes muy bien guardada dentro de sus bolsillos porque no me sirve para nada a la hora de poder interpretar lo que ha sucedido con "Nostradamus". - Oreto, yo siempre uso la razón cuando trabajo como detective. - Pues yo prefiero usar la fe cuando trabajo como ser humano, Pelikan. Estábamos en medio de una tan interesante discusión de puntos de vista y maneras de entender la vida y la muerte, cuando se acercaron a asediarnos tres jovencitas: una morena, una rubia y una pelirroja. Era la pelirroja la que habló. - ¡Hola, chicos! Samitti contestó en nombre de los tres. - ¿Qué es lo que buscáis tres chicas como vosotras de tres inocentes pardillos como nosotros que nos sabemos ni lo que es un conejo? - ¡Queremos ligar con vosotros! Samitti frenó los impulsos instintivos de Pelikan que estaba empezando a levantarse, entusiasmado, de su asiento; pero que tuvo que volver a quedar sentado. - ¿Qué es para vosotras ligar, jóvenes expertas de la experiencia súper elemental? - ¡Eso lo sabe todo el mundo! - ¡Pero nosotros tres no somos todo el mundo! - ¡Se supone que ligar consiste en que nos invitéis a unas copas y, a cambio de ello, terminemos en la cama! - Ya vamos entendiendo un poco de qué va la movida. ¿Se dice movida por lo mucho que os movéis dentro de la cama o por qué otra causa? La pelirroja se quedó cortada... - ¡No te cortes, por favor, no te cortes porque aquí los que tenemos que actuar de gilipollas somos nosotros tres y no vosotras! - ¿Es que no os interesamos lo suficiente para ir a la cama? - Ya vamos mejor. ¿Y qué hacemos nosotros en la cama? - ¡No me digas que no sabéis qué hacer en la cama! - ¡Salvo dormir profundamente no se me ocurre otra cosa más provechosa! La pelirroja debió de pensar que nosotros solamente éramos tres idiotas. - ¡Vamonos, chicas! ¡Estos tres son más raros que los perros verdes! Y se marcharon totalmente desorientadas. - ¿Dónde demonios nos hemos metido? - Calma, Pelikan, calma. Como Comisario Jefe de la Policía de Catanzaro te afirmo rotundamente que aquí estamos bien protegidos. Volvimos a guardar silencio para escuchar otra de rock. - Qué es tu obsesión permanente, qué es lo que quieres conseguir, qué es lo que carga el ambiente dime, qué puedo hacer por ti. Me observas indiferente y sabes mucho ya de mí. Has visto que soy prudente dime, qué puedo hacer por ti. Soy bastante deficiente me gustaría ser feliz. No tengo cuenta corriente dime, qué puedo hacer por ti. Alguna vez, ¡sorprendente! sé que has confiado en mí si no he sido suficiente dime, qué puedo hacer por ti. - ¡Leñes, Jefe, otra de Leño! - Si. Ya lo estoy escuchando, Pelikan. Quizás sea que ya se haya pasado la época de dar con Estopa y estemos en la de repartir con Leño. ¿Sabes a qué me refiero? - Supongo que a lo de la prostitución de los sentimientos. - Tú lo has dicho, Pelikan. ¿Qué opinas tú, estimado periodista, sobre esto de la prostitución de los sentimientos y repartir con Leño en lugar de dar Estopa? - Hace tiempo que lo escribí pero puedo hacer un esfuerzo y memorizar el preámbulo. - Adelante, Oreto. Sin miedo. - Sin miedo, señor Samitti; sin miedo a decir siempre la verdad. En una era histórica dominada absolutamente por la “imagen”, el ejercicio de la reflexión intelectual está siendo cada vez más estrecho. Se empobrece la cultura. Se achica el corazón. Se destruye el sentimiento… Ya no es noticia saber de jóvenes hundidos en la droga y el alcohol, ni de jóvenes que circulan vertiginosamente por las “autopistas” del sexo con “la marcha” metida a fondo y “el motor” a las máximas revoluciones por minuto. Tampoco es noticia ya el conocer de jóvenes que amaron y fueron seducidas, violadas, embarazadas, abandonadas tras haber vivido lo que ellas creyeron un maravilloso amor… y no sigo porque tengo muchos ejemplos y quienes quieran verlo que busquen en las hemerotecas; pero puedo terminar con la conclusión haciendo otro esfuerzo de memoria que es tan saludable para nuestra salud mental. - Adelante, Oreto. Sigue sin miedo con la conclusión y quien quiera leer las historias personales que busque en las hemerotecas. - Termino sin miedo, señor Samitti; a pesar de que cuando lo escribí escuché por una emisora de radio a todo un completo imbécil, porque imbécil completo era, decir que yo era fascista solamente por decirles en la cara lo que ellos son en verdad. - Venga esa conclusión. - Conclusión. ¿Culpables? Ellas no. Ella sólo ignoran que son las víctimas de la prostitución de los sentimientos. Ignoran que prostituir es depauperar, hasta el grado máximo, lo que por sí mismo sólo es limpia naturalidad. E ignoran que prostituir los sentimientos es degradar la condición de lo noble y lo sublime hasta convertirlo en manifestación de vacuidad. En un vacío... ¿Culpables? Sí. Los hay. Partiendo de la base de que el mundo actual es multidisciplinar y, a causa de la superintercomunicación mundial, los análisis ya no son simples, sino complejos, es necesario señalar como culpables: al ingenuo vivir de iluso sentimiento en iluso sentimiento (intercambiando “amores explosivos” como se comercian baratijas en un mercadillo de “ocasión”); al falso empeño de vivir de autoengaño en autoengaño (hasta destruir la capacidad de nuestra autoestima personal y acabar siendo el objeto que de mano en mano va y ninguno se lo queda); a los falsos profetas del “amor libre” (siempre que sea el otro o la otra el esclavo y la esclava y no yo); a los hipócritas pacifistas del “haz el amor y no la guerra” (siempre que sea el otro o la otra quien rinda sus armas mientras yo sigo llevando la canana bien repleta de munición); a tantos “intelectuales” de la posmodernidad, depredadores de la familia (ellos dicen que el hogar es un infierno), depredadores de la espiritualidad (ellos se autoproclaman los dioses sustitutos de un Dios que ellos dicen que no existe) y depredadores del amor noble (detestan el romanticismo porque aman sólo el rock de la “Edad de los Metales” y el sonido “undergruñido”… al que llaman, debido a su carencia musical, “underground” que es más moderno de pronunciar y disimula bastante…). Y ¡cómo no! culpables son los numerosos “donjuannadies” de la “nada nada más”, los ilustres catedráticos de las “universidades del relax” (doctores en Simulación Lingüística” y otras materias) y los ampulosos “ganadores” (algunos de ellos también ganaderos) de la Alta Sociedad S. L. y las existosas “liberadas” (algunas de ellas hasta leen libros) del querido de Mercedes… (Benz). Addenda Final. Dos mujeres (o tres o cuatro o vaya usted a saber cuántas más) y un camino (o dos avenidas o tres parques o no sé cuántas playas del amor) tienen la culpa. ¿Qué os ha parecido, compañeros de la lucha de clases porque resulta que en esto del vivir o se tiene clase o no se tiene pero no existe el término medio? Archibaldo Samitti y Pelikan solamente reaccionaron aclamándome con un largo minuto de aplausos que hicieron llamar la atención de lo que se encontraban allí. - ¡Vale, compañeros, pero yo no soy Valentino! ¿De acuerdo? Rodolfo era mucho Rodolfo y yo solo soy muy poco Giuseppe. Asi que dejad de llamar la atención porque os quiero contar algo de lo que os he prometido. - ¿Por qué no todo lo que conoces, compañero? - Escucha, Pelikan. No puedo contaros, todavía y hago hincapié en lo de todavía, porque no tengo todavía la respuesta más adecuado al igual que sucede con vosotros dos en cuanto a lo que conocéis y yo desconozco. ¿De acuerdo? Nada de combatir entre nosotros para saber quien sabe más cosas o se nos escapa el conejo. - ¿Qué demonios has descubierto? - Alguno que otro, Samitti; pero lo principal, debido a lo que está sucediendo, es que Paolo, conocido como "Nostradamus" en el mundo de los hampones de las mafias calabresas, era un hombre de la familia de los "palmolives". - ¿Con esa cara de idiota que tenía, y que me perdone Dios porque ya está muerto pero si estuviera vivo se lo diría de frente y sin esconderme ante nadie, ese tal Paolo "Nostradamus" era un "hobmre fuerte" de "Palmolive". - ¡Exacto, Jefe, exacto! ¿Y eso qué quiere decir cuando se entere "Palmolive"? - ¡Mío Dio! ¡Va a estallar la Guerra de Catanzaro! ¡Esto va a ser peor que una pelea entre los tifosis de la Union Sportiva Catanzaro y los tifosis del Reggina Calcio luchando por el poder futbolero de Calabria! - ¡Sigue acertando, Jefe! Sólo que en esta ocasíón no se trata de simples y analfabetos tifosis del fútbol sino de bandas mafiosas o, en otras palabras, de fascistas contra fascistas combatiendo por el poder fáctico de Calabria! - ¡Host, Oreto! ¡Gracias por la información! ¡Te debemos una! - No me debéis ninguna. Yo tengo ya una completamente asegurada y me basta y me sobra con una nada más. - ¡Jajajajajá! ¿A qué te estás refiriendo? - A mi chorra y lo que debo hacer con mi chorra. - Está bien, estimado periodista. Supongo que ahora lo más importante y urgente es poder movilizar a todos mis hombres por todas partes de la ciudad para que me comuniquen dónde va a ser el campo de batalla. - Sí. Preocúpese de eso y de no ofrecerme ninguna a cambio. No soy de esa clase de salidos. - ¿Eso quiere decir que no deseas estar un tiempo más con nosotros por ver si ahora de verdad ligamos? - Eso quiere decir que no uso mi tiempo libre para engañarla. Adiós. Que se os de muy bien lo de ligar con las morenas, las rubias o las pelirrojas pero yo tengo, todavía, mucho trabajo por delante para poder terminar limpio de paja ya que sólo me interesa el grano. De trigo hablo pero pueden ustedes pensar, porque oara eso está el libre pensamiento tan de moda, en trigonometría. Trigo es a trigonometría como mío es a miopía. ¿O no es cierto, Jefe? - ¿Es que estás diciendo que no las distingues bien en medio de tanta oscuridad? - Estoy diciendo que no necesito distinguir a ninguna de ellas porque ninguna de ellas es la mía. Y sí. Es verdad quo no veo más allá de mis narices pero tengo tanta intuición que me basta y me sobra para saber dónde tengo que meter la chorra y no hacer chorradas como otros hacen. - ¡Me has convencido, estimado periodista! ¡Yo también me voy a casa en lugar de seguir aquí haciendo el chorra con todas ellas y hablando chorradas tras chorradas por ver si cae un polvo! ¡Me has dado una verdadera lección de fidelidad! No sé qué decidirá hacer ahora Pelikan pero yo me voy a casa porque mañana tengo que estar preparado para combatirles a los "colgates" y a los "palmolives" al mismo tiempo. Supongo que mañana estarás con nosotros, Oreto... - ¿Dónde y para qué? - En Catanzaro y para planificar la estrategia que necesitamos para evitar que toda la ciudad arda por los cuatro costados por culpa de la guerra entre los facinerosos "colgates" y los facinerosos "palmolives". - Yo no tengo problemas, pero... - ¿Qué pero te está haciendo dudar? - Tiene forma de ángel pero es una chavala preciosa. - ¿Y una chavala preciosa, que parece un ángel, va a evitar que estés con nosotros? - Espero que no. - Entonces quedamos todos en la puerta de la Accademia de Belles Artis a las diez de la mañana. Estoy seguro de que vendrás. - Si Dios lo quiere estaré mañana con vosotros. - ¿Y tú que vas a hacer ahora, Pelikan? - Yo no me quedo a solas en este antro. En lugar de escuchar tanto rock me voy a casa para relajarme un poco escuchando algo de música clásica que sea de verdad, y en verdad, música. Y como el Jefe y Pelikan, por su propia voluntad y sin tener que haberles machacado con ningún sermón de obispo, fraile o cura, decidieron irse conmigo, salimos a la calle, volvimos al automóvil de Samitti, siempre yo como copiloto, y nos fuimos a nuestros diversos domicilios pensando en cómo poder combatir a toda aquella calaña de mafiosos, "colgates" y "palmolives", que estaban dispuestos a aniquilarse mutuamente porque para eso eran verdaderos fascistas.
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