Viaje al espacio
Publicado en Mar 06, 2009
Estaba sentada en su cocina. Hacía un calor aplastante. El aire caliente, como aliento insoportable penetraba por la ventana entreabierta. Escuchaba música italiana. Eran en realidad canciones de amor. Era lo que menos necesita en ese primer anochecer del nuevo año. Después del brindis de noche vieja, que pasó con sus hijos, sentía hoy más que nunca su soledad. A ciertas cosas se había adaptado. Siempre era el "paquete" de uno de ellos. La pasaban a "retirar" y según donde se reunían, uno de ellos era el "encargado" de devolverla. Ya estaba institucionalizado así. Ellos lo hacían con amor y jamás la hicieron sentirse demás, pero igual se sentía así. ¡Qué diferente sería...! ¡Ay! ¡Ni remover ese pensamiento! Sí, ella sabía bien que no podía ser. El se fue y eso acabó. La muerte termina con todo.
En fin... su nietita la disfrutaba y la hacía disfrutar. Aún era muy pequeña. Anoche no llegó a ver los fuegos artificiales. Se durmió antes. Ella misma, ¿los gozó? Màs bien estaba como expectante y nerviosa. Quizás era que ya estaba demasiado vieja... A él le hubieran encantado... era lo que más le gustaba en las fiestas... Ella miraba ese cielo oscuro del country y los miles de destellos multicolores por doquier que le despertaban otras miles de fantasías... ¿Cómo sería elevarse en uno de esos lanzamientos? Un viaje en cohete... ¡Qué maravillas en este mundo actual cibernético! Con salud y cuarenta años menos, un viaje a las estrellas, al infinito, a ese espacio aún inexplorado, seria una de sus metas. Cambió el CD Puso ahora música country... Era uno de los discos preferidos de él. En realidad todos todavía son los que él escuchaba. Solamente dos o tres son un regalo de su hija. A ella le gusta escuchar música, pero hasta ahora le faltaba la comodidad de un aparato fácil de manejar, moderno y transportable. Se regaló uno para estas fiestas. Aquí estaba frente a ella... con un formato moderno, parece una nave espacial o un plato volador... ¡Qué gracioso! Pensando en viajes espaciales... Levantó la vista, en sus oídos resuena una canción de Tanya Tucker y se mece al ritmo country. Una oscuridad casi impenetrable bosteza desde el ventanal. Cuando trata de sondearla, de pronto una luz azul la enceguece. - ¡Uy! Estos locos siguen con los fuegos artificiales... - fue lo primero que se le cruzó en la mente.- Ya el primer día del nuevo año llegaba a su fin, pero siempre quedaba algún desubicado... Los destellos no la dejaban ver... Ya se escuchaba a Johnny Rodríguez aconsejando en su canción que había que amar con un corazón pleno.... Su corazón palpitaba en ese momento a un ritmo alocado. El intenso reflejo que había le hizo abrir la puerta, quería ver qué se incendiaba. -¡Estos locos! ¿Por qué no tenían más cuidado? Ni bien dio vuelta la llave en la cerradura que venía fallando desde hace un año, la puerta se abrió prácticamente sola. Una fuerza, que no hacía fuerza, le empujó a avanzar por una rampa luminosa. Vio que figuras casi imperceptibles levitaban a su lado. Vio es decir mucho, en realidad sólo sentía sus presencias. Penetró en... en no sabe qué... ¿Era una luz? ¿Una nave? Había perdido toda noción de realidad, de tiempo de lugar... la había invadido una gran paz... Ningún sentimiento.... Ni asombro, ni pena, ni soledad. Paz. Como en una enorme burbuja se elevaba, se elevaba... A su derecha, a su izquierda, en el horizonte, arriba o abajo no existía nada... o sí millares de explosiones como de fuegos artificiales... ¿A dónde iba? La Tierra parecía alejarse de ella. Se veía como la esfera gigantesca que muestran en las películas. Se elevaba y elevaba y un vacío oscuro con destellos lejanos la estaba recibiendo. Creyó reconocer uno tras uno los planetas y sus lunas que le habían enseñado en la escuela. Una música suave y un aroma sutil la envolvían. No estaba asombrada ni tenía miedo. Simplemente avanzaba o la llevaban. ¿Quiénes? ¿A dónde? En realidad ni siquiera le importaba, tal era su embeleso. Deseaba que no terminara esa placidez. Un giro levemente más brusco la alertó. Miró hacia delante y se sintió decepcionada. ¿Era de nuevo la Tierra? ¿Habían regresado? Suavemente se sintió depositada. ¿Qué era eso? Algo no cerraba. Era la Tierra y no lo era. Seguía la música, el perfume, no era noche cerrada, se sentía una frescura sin igual... Había una casa que conocía y que no... Si alguien le preguntara en ese instante de dónde era, no encontraría respuesta...Era idéntica a... pero eso no podía ser... ¿Una fantasía corporizada? Años de dibujos y bosquejos hechos entre dos sobre su casa de los sueños... Allí estaba... La puerta se abrió y allí, en el dintel estaba él. ¿Qué hacía allí? ¿Cómo había llegado? No podía ser... Pero para su sorpresa hasta escuchó su voz. Sí, era. Recorrieron juntos esa, su casa. Se contaron las mil y una cosas que sólo les importaban a ellos. No se hacían preguntas... como si... como si nada. Ella no quería romper el encanto con preguntas y él no necesitaba hacerlas... Sin tiempo ni espacio vieron ese instante... Ella deseaba que no acabara nunca... Sin embargo el destello azul la volvió a su realidad. De nuevo la rampa sin que ella ofreciera resistencia. Embriagada totalmente por la presencia de él escuchaba: -Aún no es tu tiempo... yo te esperaré aquí. El próximo viaje recién será el definitivo. En paz y con el mismo embeleso cruz+o el espacio desde esa tierra hacia la Tierra. Se sintió bajada por la rampa luminosa. Volvió a entrar en su cocina. La noche oscura y sofocante como bostezo de monstruo la miraba por la ventana. Ya no había destellos luminosos, ya no resonaba la música country. La sensación de soledad había desaparecido y en su lugar quedo la certeza que él la aguardaba en la casa de sus sueños.
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