¿Por qué somos unívocos? (Reflexiones)
Publicado en Jun 12, 2015
Es totalmente falso que todos y todas tengamos un precio. Es totalmente falso y una gran mentira promocionada por los mundanos eso de que cualquier persona se puede comprar o vender como una mercancía. Y es totalmente falso, sea cual sea el valor que quieran pagar, porque los verdaderos cristianos y las verdaderas cristianas no sólo somos únicos sino que, además de ser únicos como sucede con todos los seres humanos, hombres y mujeres que han existido, existen y existirán, somos sobre todo unívocos y, por ser unívocos, sabemos que estamos liberados y que nigún mundano nos puede comprar ni nos puede vender ya que nuestra liberación proviene del sacrificio de Jesús de Nazaret en la cruz. Nuestro Señor Jesucristo nos rescató de la muerte eterna y pagó con su propia sangre. Él vive dentro de nosotros y nosotros vivimos con Él. Por eso, como sucede con el verdadero amor, los cristianos y las cristianas ni nos vendemos ni nadie nos puede comprar sea cual sea el grandioso valor monetario y/o materialista que quieran pagar por nosotros y nosotras. No hay en el mundo dinero, ni nunca lo habrá, para comprar al cristiano verdadero. Y lo mismo sucede con las cristianas de verdad.
También es totalmente falso eso que dicen los mundanos de "nunca puedes decir de este agua no beberé". Una de las canciones cristianas que más me emocionan cuando la escucho es la que dice así: Oh Señor tú me sacaste, del mundo donde vivía, me cubriste con tu sangre, me llenaste de tu vida. Vida nueva tú me dabas en la cruz donde morías, esa cruz en el Calvario, donde tú me diste vida. Haz de mí un vaso nuevo, Señor, donde otros puedan beber, beber de tu agua viva, agua que quita la sed. Yo soy el agua de vida de la fuente te daré, el que beba de mi agua nunca más tendrá ya sed. Vida nueva tú me dabas en la cruz donde morías, esa cruz en el Calvario donde tú me diste vida. Haz de mí un vaso nuevo, Señor, donde otros puedan beber, beber de tu agua viva, agua que quita la sed. Los mundanos ofrecen muchos vasos, millones y millones de vasos, conteniendo aguas sucias, aguas pecaminosas, aguas que te producen dolor y muerte. Ya sabéis bien a todo lo que me refiero con eso de aguas sucias. En este sentido, un día en que estaba trabajando en el Banco Hispano Americano, una ignorante compañera de aquellas duras jornadas laborales (para mí no sólo eran duras sino durísimas) me dijo que ella no creía, para nada, que yo pudiera afirmar con total rotundidad que nunca jamás he bebido, nunca jamás bebo y nunca jamás beberé, de ese vaso de agua sucia que consiste en traicionar a la persona a la que amamos por encima de todas las cosas de este mundo. Y ya sabéis también a lo que me refiero con eso de traicionar a la persona a la que amamos por encima de todas las cosas de este mundo. Yo me casé con mi Princesa (la chavalilla de mis primeros sueños infantiles y la única que preside en mi corazón) cuando estaba a punto de cumplir los 36 años de edad. Quieran o no quieran aceptarlo los mundanos, nunca jamás bebí del vaso de esas aguas sucias que ya sabéis cómo se llaman y me casé siendo virgen, completamente virgen al igual que lo era Ella. Y yo me pregunto y me respondo con total conciencia y convicción: ¿Lo que puede hacer un hombre o una mujer no lo puede hacer cualquier otro hombre o cualquier otra mujer?. ¡Lo que puede hacer un hombre o una mujer lo puede hacer cualquier otro hombre o cualquier otra mujer! Y aquí entramos en el asunto de ser unívocos por completo y sin dar lugar a ninguna clase de dudas. Para aquellos y aquellas lectores y lectoras que quieran alegar que no tienen memoria (lo más seguro, sin tener que pensar mal del todo, es que tienen memoria pero les conviene decir que no se acuerdan) vuelvo a reescribir un texto que hace tiempo ya escribí en estas redes sociales. Aquí está para que lo vuelvan a leer todos esos "desmemoriados" y "desmemoriadas" a las que no les interesa recordar porque tienen mucho que ocultar. Sobre mi Libro "Los múltiples madriles" aclaro para todos y todas los lectores y lectoras que yo soy de lo que huyen como de la peste de toda clase de generalidades. No creo absolutamente para nada en la generalización pues soy de los que he afirmado en multitud de ocasiones que cada ser humano es único y unívoco. Yo soy único y unívoco como lo eres tú, seas madrileño o madrileña ya que yo también lo soy. Jamás creo en la generalidad. Creo absolutamente en los principios de la individualidad de cada ser humano pues ahí radica la Realidad de dicho ser humano, ahí radica la Verdad de dicho ser humano y ahí radica la Espiritualidad de dicho ser humano. Mi tocayo José Ortega y Gasset se hizo célebre cuando dijo: "Yo soy yo y mis circunstancias". Mi libro "Los múltiples madriles" no sólo es mi Verdad y mi Libertad personal e individual sino que no me retracto absolutamente de nada de lo escrito en él. Yo soy solamente yo sin cualquier circunstancia. Yo tengo mi propia Verdad que es distinta a cualquier Verdad de cualquier madrileño o madrileña. Cada ser humano es una Verdad distinta y una Libertad diferente. No creo para nada en las generalizaciones. Pero el poeta Antonio Machado era de los que decían que la Verdad, la verdadera Verdad de cada ser humano, radica en su corazón. Yo tengo mi propia vida, tú tienes tu propia vida y él o ella tiene su propia vida. Y lo vivido por mí no lo puede vivir nadie más que yo, como lo vivido por tí no puede vivirlo nadie más que tú y lo vivido por él o ella no lo puede vivir nadie más que él o ella. Por eso, en este libro, cuento mi Verdad propia e individual, libre y unívoca. Son mis vivencias propias. Está escrito con mi Libertad (distinta totalmente a la Libertad de cualquier otro madrileño o madrileña y no la pienso ni hacer callar ni mucho menos venderla por un puñado de monedas). Repito para quienes hacen como que no entienden porque les conviene no entender. Está escrito con mi Verdad (distinta totalmente a la Libertad de cualquier otro madrileño o madrileña y no la pienso ni hacer callar ni venderla por un puñado de monedas). No me retracto de nada de lo escrito porque han sido mis experiencias propias y personales (totalmente diferentes y distintas a las experiencias personales vividas por cualquier lector o lectora) y si puedo lo voy a publicar con total Libertad, con total Verdad y con total Sinceridad. Yo no escribo lo que escribes tú como no vivo lo que vives tú (huyo como de la peste de toda clase de generalidades) y por eso, como es mi vida y la he vivido y la he sentido y la he experimentado y la he comprobado una y mil veces, es por lo que me siento muy orgulloso de mi libro "Los múltiples madriles" que es distinto al libro que puedas escribir tú, seas hombre o seas mujer. Con el Derecho de la Libertad de Expresión y sabiendo perfectamente qué es la Libertad, qué es la Libertad de Expresión y que son propias de cada ser humano y distintas para cada ser humano es por lo que en él cuento mis experiencias tal como las viví en la Realidad. Sé perfectamente la Realidad que viví yo (distinta totalmente a la Realidad que vive cualquier otro madrileño o madrileña) pero defiendo mi Ser porque soy mi Ser, defiendo mi Yo porque soy mi Yo y mi Ser no es tu Ser ni mi Yo es tu Yo. No solo no me retracto de lo escrito sino que, si un editor me pide el libro para publicarlo, lo haré con toda la Dignidad de saber que es lo que yo viví (totalmente distinto a lo vive o pueda vivir cualquier otro madrileño o madrileña). No me afectan para nada ni las críticas positivas (que nunca me envanecen) ni las críticas negativas (que nunca me asustan). Es mi Verdad y es la Verdad vivida por mí. No es ni tu Verdad ni la Verdad de ningún otro lector o lectora. Un filósofo podría decir: "Soy Yo y mi Verdad... sólo Yo y mi Verdad... y no tú y tu Verdad". Lo podría haber dicho cualquier filósofo importante pero lo he dicho yo. Y en base a esa Absoluta Libertad y Sinceridad que me viene directamente de Dios es por lo que me siento orgulloso de haberlo escrito. Otro filósofo importante podría haber dicho. "Yo soy tan distinto a ti como mi experiencia es tan distinta a la tuya pues somos completamente diferentes y vivimos experiencias completamente distintas". Lo podría haber dicho cualquier filósofo importante pero lo he dicho yo. Y en base a todo lo expuesto que sirva este texto de Prólogo a mi libro "Los múltiples madriles". Amén. Hace muy pocos días, una amiga cristiana que no hace más que dudar (y yo creo que ya basta de dudar cuando de ciertos temas se trata) me preguntaba (y eso que es creyente) que si Dios existe y es Bueno, ¿por qué permite tantas desgracias y maldades que hay a lo largo y ancho de todo este mundo ya que Él conoce todo el Pasado, todo el Presente y todo el Futuro?. Me lo tomé con calma pero, antes de contestarle rotundamente para no dar lugar a más dudas si eres creyente, le pregunté que si había leído la Biblia, o había escuchado hablar de lo que dice la Biblia a personas que la han estudiado profundamente, cómo es que no sabía que Dios llevó a cabo 3 Pactos con la Humanidad: el Pacto con Adán, el Pacto con Moisés y el Pacto con Jesús de Nazaret. Si se hubiese dedicado a desentrañar lo que dichos Pactos fueron y son no me haría esa pregunta tan inmadura para una persona creyente que lleva ya bastantes años dentro del Cristianismo. Pero como no tenía ni idea de lo que le estaba explicando, pasé a algo más concreto, algo más fácil de asimilar, algo que fuese comprendido hasta por los niños y las niñas que empiezan a saber lo que es la vida. Le expliqué que, conociendo como conozco el interior de los seres humanos, estoy totalmente convencido y eso lo puedo asegurar por encima de cualquier duda, que si Dios hubiese creado a los seres humanos totalmente atados a Él para evitar que cometieran errores y pecados, los seres humanos se hubiesen rebelado contra Dios y le hubiesen exigido que no los tuviera "esclavizados" a sus deseos. Y Dios amó y ama tanto a los seres humanos que, oyendo estas rebeliones (y aún conociendo todo el Pasado, todo el Presente y todo el Futuro) nos concedió el mayor don que nos pudo haber dado: El Libre Albedrío. Esto es muy importante de saber antes que decir que Dios permite el mal como dicen los ignorantes que no saben quién es Dios, cómo es Dios, y de qué manera actúa Dios. Dios no es, para nada -absolutamente para nada- ni responsable ni culpable de los males que existen en la Tierra. Él es la Bondad y en la Bondad no puede existir ninguna clase de permiso para la Maldad. Oyendo las peticiones de "libertad" de los seres humanos, nos concedió el Libre Albedrío y, a partir de ese momento (que coincide con la misma creación de los seres humanos) somos los seres humanos los únicos responsables y/o culpables de las maldades de este mundo porque, usando el Libre Albedrío que tanto deseamos desde que fuimos creados por Dios, solamente nosotros y nosotras somos los responsables de dirigir nuestro caminar hacia el Bien o de dirigir nuestro caminar hacia el Mal. Quienes quieran comprender esto de ser únicos y unívocos y, para entender lo de la concesión del Libre Albedrío que Dios nos otorgó (aun siendo conocedor del Pasado, del Presente y del Futuro) os recomiendo, con total sinceridad y la humildad propia que todo escritor debe tener para ser considerado grande, que leáis detenidamente mi cuento titulado "Y en el principio era Nada". Leed despacio, muy despacio, y pensando en cada uno de los detalles del cuento y de lo que sucede en el cuento. Es una buena recomendación antes de seguir diciendo y creyendo esa ignorancia de que Dios permite y es responsable o culpable de que los seres humanos cometamos pecados, cometamos imprudencias y, además, muchos de ellos se encaminen, a través del Libre Albedrío, hacia la Maldad. Que somos únicos e irrepetibles, porque no hay ni ha habido nunca ni habrá dos seres humanos igaules, es una verdad reconocida ya por todo el mundo. Ahora bien, analicemos la frase de "genio y figura hasta la sepultura". Es una de las frases que más daño han hecho en el mundo de los seres humanos por su enorme relatividad. Si un ser humano sabe que su genio y figura son totalmente defectuosos o imperfectos, lo racional, lo razonable y lo inteligente es cambiar de genio y figura antes de que te llegue la muerte. Es un razonamiento tan simple y tan sencillo que hasta los más pequeños y las más pequeñas de los seres humanos lo comprenden y lo entienden. Por eso, por conocer todas estas cuestiones y otras mcuhas más de la vida humana, los verdaderos cristianos y las verdaderas cristianas no sólo somos únicos -como todos lo demás seres humanos- sino que somos unívocos (que quiere decir todo lo contrario que equívocos) porque sabemos y publicamos al mundo entero que Jesucristo es el Camino y quien sigue ese Camino nunca se pierde; porque sabemos y publicamos al mundo entero que Jesucristo es la Verdad y quien cree en esa Verdad nunca se equivoca; y porque sabemos y publicamos al mundo entero que Jesucristo es la Vida y quien se acoje a esa Vida nunca muere. Y termino dirigiéndome a los que viven en las maldades (sin darse cuenta) con lo siguiente: es totalmente falso lo que dicen los mundanos de que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Es totalmente absurdo decir que lo malo conocido, si ya se sabe que es malo, es mejor que lo bueno por conocer si ya se está afirmando que es bueno aunque no lo conozcamos todavía. Pues ya está. Por eso los cristianos y las cristianas además de ser únicos y únicas somos unívocos y unívocas y no nos hemos equivocado al seguir a Jesucristo; porque razonando con sabiduría humana hemos cambiado lo malo que conocíamos por lo bueno que hemos empezado a conocer.
Página 1 / 1
|
José Orero De Julián
Daniel Vega
En fin... ese no era el punto. Quiero decir que no me parece lo mejor elevar a los creyentes, que igual otros son libres de no serlo, y bien sabido es que no existe Verdad absoluta. La Sabiduría cristiana no es la misma que la de cualquier otra cultura, y mucho menos superior. Ninguna lo es.
¡Saludos! Si te has ofendido dímelo, que no me faltan ganas ya de disculparme por comentar.