Sentado en el pretil de las ideas 
mientras la vida se eterniza en los segundos
dedico mis tiempos de silencio
para encontrar las paráfrasis del alba.
Quizás sea necesario...
como el viento de las hojas del otoño...
volver a caer en el mismo abismo
pero con sueños diferentes; con leves
pasatiempos de la existencia.  
 
Busco en las páginas no escritas
ese silente estar entre las cosas
para ser persona en medio de la bruma
y luz de conciencia solamente. 
 
Me dedico a beber de esas fuentes
que, émulas del siglo, abreven
la sed de todo este camino.
 
Existen los sueños de color celeste
y las rosas que, blancas de experiencias,
surgen de las sombras escondidas
en algún lugar de las almas.
 
¿Y qué hay de nuevo en el espacio
circulado en medio de la brisa?
Un porqué, un signar, una presencia
o quizás ese momento repentino
que hace sumergirme en la memoria.
 
Y, después de haber cantado a lo seres
circulantes del pensar y del misterio,
me he vuelto solamente una persona
de ardorosa existencia nada más.
 
Punto y contrapunto de conciencia,
Un estar presente en lo inasible
para sentirme de verdad y en lo profundo.