Inocencia.
Publicado en Jul 08, 2015
El hijo del cacique está muy excitado, porque es la primera vez que sale con su padre a cazar. Tiene apenas siete años. El morral donde lleva el arco y la flecha le pesa. Sus ojos tienen una mirada de fresca inocencia. Ha escuchado conversaciones de adultos, sobre las flechas que atravesarían el corazón del hombre blanco si intenta invadir sus tierras.
Los ojos inyectados en sangre de los mayores cuando hablan de las fechorías y crueldades del hombre blanco asustan al niño de tal manera que prefiere huir para no seguir escuchando porque su breve vida, en parte gracias a su madre, es belleza y paz. Vuelve a la realidad, descarga la flecha sobre un venado, brota mucha sangre de la herida del animal. El hijo del cacique se ha ganado la admiración de todos. Vuelve contento a la tribu con su presa. Lo recibe su madre, lo abraza. Sus miradas se cruzan. Su madre lo vuelve a mirar con ojos llorosos porque su hijo cedió por ese arco y flecha algo de su bella inocencia. Diana Decunto - 08/07/2015
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