Mi debut en el BHA (Diario)
Publicado en Aug 05, 2015
Era la pretemporada de fútbol 1968-1969 y el BHA (Banco Hispano Americano) de Madrid, estaba seleccionando futbolistas para formar la plantilla de aquel año. Así que yo, que venía de haber jugado en el CAP (Central de Ahorro Popular) de Madrid, donde me habían rogado y suplicado que siguiese con ellos pero sin conseguirlo, me presenté a la convocatoria que se celebraba en el Campo del Gas de la ciudad madrileña. A los pocos minutos de comenzar el partido, y después de haber llevado a cabo algunas espléndidas jugadas como medio volante (mi puesto natural es el de 8 pero recorro todo el campo de arriba abajo y si es necesario juego hasta de portero) le hice tan asombroso túnel (caño se dice en Hispanoamérica) a un tal "Churri" que fui inmediatamente fichado como titular del equipo por el míster Ordóñez (ex del Málaga según decía él y quizás fuese verdad). Lo que sucedió después está bien claro. Salvo 2 ó 3 partidos me negué a jugar en el BHA porque no deseaba hacerlo junto a fachas como Machón que, por cierto, no tenía ni la décima parte de mi movilidad ni la centésima parte de mi visión de juego. Pero seguí asistiendo a todos los entrenamientos en el Campo del Gas para estar en forma y jugar con mis amigos en la Casa de Campo. Gracias a unas cuantas jugadas mías (si me lo agradeció o no me lo agradeció sólo es problema suyo y de su propia conciencia) conseguí que ficharan como titular a una tal Narros (padre) al cual, por otra parte, le demostré cómo era también capaz de cortar en seco sus escapadas por la banda izquierda y sin hacerle falta alguna. Esas y otras espectaculares enseñanzas futbolísticas quedaron grabadas para siempre en aquel Campo del Gas donde Escalonilla (portero titular del BHA) me eligió como el mejor jugador del equipo. Ni eso hizo que yo cambiara de opinión y no quise jugar en aquel equipo repleto de fachas (salvo 2 ó 3 ocasiones en que les demostré a todos que no jugaba de titular simplemente porque no me salía de los cataplines jugar con ellos). Y a otra cosa, mariposa, que me estaba esperando Rosa... o Rosalía... o vaya Dios a saber cuál de todas ellas... bajo la sonrisa siempre cómplice de mi abuelita materna Rufina a la cual le brindé bastantes de mis goles marcados en aquel histórico Campo del Gas de Madrid.
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