Las siete estaciones (Diario)
Publicado en Aug 05, 2015
Deslumbrantes, afamados y glamurosos caballeros y sesudos varones de las mil y una experiencias existenciales, hagan el favor, si no les inoportuno demasiado, de tomar nota en sus repletas agendas de citas. Escriban, por favor: "Hacer las siete estaciones significa ir de bar en bar, de tasca en tasca, y de tugurio en tugurio, bebiendo más alcohol que un cosaco hasta quedar tumbados en el suelo, completamente borrachos, por culpa de querer olvidar a una mujer". Aunque ustedes lo deben saber muy bien por propia experiencia.
Estimada "molinera": Cuando usted dice que me conoció me parece que se equivocó del todo; porque resulta que usted, en su portal y en medio de la noche madrileña, me envió con cajas destempladas a que me fuera a hacer las siete estaciones para poder olvidarla. Se equivocó del todo. Estoy seguro de que me debió confundir con Emilín, que sí que hizo alguna vez las siete estaciones para poder olvidar a una que le dijo que no. O quizás estaba usted pensando, además de en Emilín, en el Tío Benito. Y, sin embargo, no se dio ni cuenta de que yo no era ninguno de los dos. A lo mejor es que la noche madrileña no le dejó ver bien. Pues bueno. No. Ni por usted, estimada "molinera", ni por muchas mejores que usted, que he conocido a mansalvas, he tomado yo jamás ni una sola gota de alcohol. Y para que bien lo sepa he aquí lo sucedido aquella noche. Llegué muy tarde a casa después de tomarme un buen baño de luna. Me acosté al llegar la madrugada y pasé la noche en vela escuchando dos hermosas canciones. Se las voy a dictar completas pero no crea que están relacionadas con usted porque se volvería a equivocar de nuevo lamentablemente. Son las siguientes. Primera canción: "Dejaré mi tierra por ti dejaré mis campos y me iré lejos de aquí. Cruzaré llorando el jardín y con tus recuerdos partiré lejos de aquí. De día viviré pensando en tu sonrisa de noche las estrellas me acompañarán. Serás como un luz que alumbra en mi destino me voy pero te juro que mañana volveré. Al partir un beso y una flor un te quiero una caricia y un adiós. Es ligero equipaje para tan largo viaje las penas pesan en el corazón. Más allá del mar habrá un lugar donde el sol cada mañana brille más. Forjarán mi destino las piedras del camino lo que no es querido siempre queda atrás. Buscaré un lugar para ti donde el cielo se une con el mar lejos de aquí. Con mis manos y con tu amor podré encontrar otra ilusión lejos de aquí. De día viviré pensando en tu sonrisa de noche las estrellas me acompañarán. Serás como una luz que alumbra en mi camino me voy pero te juro que mañana volveré. Al partir un beso y una flor un te quiero una caricia y un adiós. Es ligero equipaje para tan largo viaje las penas pesan en el corazón. Más allá del mar habrá un lugar donde el sol cada mañana brille más. Forjarán mi destino las piedras del camino lo que no es querido siempre queda atrás. Al partir un beso y una flor un te quiero una caricia y un adiós. Es ligero equipaje para tan largo viaje las penas pesan en el corazón. Más allá del mar habrá un lugar donde el sol cada mañana brille más. Forjarán mi destino las piedras del camino lo que no es querido siempre queda atrás". Segunda canción: "Donde brilla el tibio sol con un nuevo fulgor dorando las arenas. Donde el aire es limpio aún bajo la suave luz de las estrellas. Donde el fuego se hace amor el río es hablador y el monte selva. Hoy encontré un lugar para los dos en esta nueva tierra. América, América todo un inmenso jardín esto es América. Cuando Dios hizo el edén pensó en América. Cada nuevo atardecer el cielo empieza a arder y escucho el viento que me trae con su canción una queja de amor como un lamento..El perfume de una flor el ritmo de un tambor en las praderas danzas de guerra y paz de un pueblo que aún no ha roto sus cadenas. América, América todo un inmenso jardín esto es América. Cuando Dios hizo el edén pensó en América". Después llegó el alba y, para que usted lo sepa del todo, estimada "molinera", me levanté sin haber dormido porque me necesitaban mis compañeros de equipo. Nadie supo nada de lo vivido la noche anterior y jugué uno de los partidos de fútbol más completos y deslumbrantes de mi vida. No sólo volvimos a ganar sino que, una vez más, no defraudé a mis compañeros de los cuales era líder además de capitán. Así que, como está sabiendo, no bebí ni una sola gota de alcohol ni por usted ni por ninguna otra chavala de las muchas conocidas por mí ya que estaba pensando... precisamente en el otro lado del mar... mientras usted me debió de confundir con Emilín o el Tío Benito o los dos juntos a la vez. Cuando estuvimos todo el día juntos usted, estimada "molinera", no me preguntó. Si me hubiese preguntado habría sabido que yo nunca he sido de "la banda de San Pedro" sino de "la banda de El Trabuco" y por eso, cuando yo le pregunté por los cortijos de Andalucía, usted se volvió a equivocar conmigo cuando seguramente pensó que yo ansiaba ser un habitante de cortijo trabajando bajo el látigo de un capataz cuando, en realidad, yo soy un bandolero de la serranía (ronda más o ronda menos me da lo mismo) o sea de los que roban a los ricos para regalar a los pobres. ¿Curro Jiménez? No. Usted vuelve a equivocarse, estimada "molinera". Quizás acertaría si piensa en "El Estudiante" pero dando capotazos a los toros enamorados de la Luna. Mas debe saber, para que no vuelva a confundirse, que yo no soy El Torero de Oro sino El Torero de Plata que nunca recibe ovaciones sino que siempre sale envuelto en ese profundo silencio que deja pensando a todas las gentes de los graderíos mientras slago de las plazas mirando a las estrellas. Ha de saber, estimada "molinera", que yo no lucho jamás contra los molinos de viento sino contra verdaderos y monstruosos gigantes y, quizás por ello, muchos "sanchopanzas" metidos a predicadores (llaménse por ejemplo Antonio tal vez o quizás o lo más seguro) se han equivocado conmigo creyendo que soy el humilde lobo "a lo San Francisco" cuando resulta que tengo mucho más de lobo estepario "a lo Herman Hesse". También se equivocó usted de parte a parte, estimada "molinera", creyendo que mi héroe era o bien Porthos o bien Athos o bien Aramis o bien D'Artagnan cuando, en realidad, mi héroe ha sido siempre "El Jabato". Se equivocó también usted, estimada "molinera", cuando le dijo a mi amigo Juan Manuel que me conocía mejor que él y que sabía mejor que él lo que me pasaba a mí cuando en realidad a mi no me pasaba nada, salvo que seguía jugando al fútbol con la misma clase, el mismo arte y la misma maestría de siempre. O sea que, mire por donde, cuando el dedo señala a la Luna yo no soy el tonto que mira al dedo (como podría suceder con Alberto tal vez, o quizás o desde luego) sino el que mira a la Luna cuando el dedo señala al tonto (que repito que podría ser Alberto tal vez, o quizás o desde luego). A lo mejor es por eso por lo que mi amigo Juan Manuel me conocía mucho mejor que usted, estimada "molinera", y por eso supo que yo era "Diesel". En definitiva; qué le vamos a hacer si España y yo somos así, señora, tal como dijo el Diego de Acuña de Eduardo Marquina. Y fin de la obra teatral. No da más para sí la historia. Quizás en alguna otra ocasión sepa usted quién fui yo en realidad, quién soy yo en realidad y quién seguiré siendo yo en realidad. Pero no me vuelva a confundir nunca más con Emilín, ni con el Tío Benito, ni con ninguno de los dos porque yo nunca jamás bebo ni una sola gota de alcohol por culpa de ninguna mujer. Eso lo sabe muy bien mi Princesa. Que tenga usted una buena noche y no siga pensando en lo que no fue... no vaya a ser que le llegue el alba y siga usted confundiéndose conmigo... porque yo no soy un torero que necesite que las chavalas guapas de la muy alta sociedad me arrojen ramos de flores ya que yo las flores las compro para regalarlas a las prostitutas acompañándolas con una alegre sonrisa. Y nada más. No piense usted nada más porque no hay nada más.
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