Parábola del pollino (parábola)
Publicado en Aug 06, 2015
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Allá por el año 100 antes de Jesucristo, andábase el rey númida Masinisa caminando con su séquito de cortesanos y cortesanas por la población de Thagaste cuando encontróse a uno de sus vasallos bereberes que andaba, a trancas y barrancas, tirando de su pollino. Se le antojó al rey acercarse a aquel desdichado súbdito.
 
- Al parecer tenéis, pobre vasallo, problemas con vuestro pollino.
 
El humilde bereber, después de cierta sorpresa, acertó a hablar con el gran Masinisa.
 
- Pues, en diciendo la verdad, señor monarca... aquí donde le veis mi pollino es todo un sacamuelas.
 
El rey Masinisa no pudo por menos que contener la risa.
 
- No creo yo que un pollino como ese posea tan altos conocimientos.
 
- ¿Cuánto os apostáis, señor monarca, a que es cierto cuanto os digo?
 
- ¿Os vale con una bolsa completa llena de monedas de oro?
 
Al humilde bereber se le abrieron los ojos.
 
- ¿La bolsa completa llena de monedas de oro a cambio de qué, señor monarca?
 
- A cambio de vuestra propia vida.
 
El humilde bereber no se asustó ante tal envite.
 
- De acuerdo, señor monarca. Si mi pollino os demuestra que es un perfecto sacamuelas la bolsa llena de monedas de oro es para mí y si mi pollino no puede demostrar que tiene tales conocimientos podéis quitarme la vida si os apetece.
 
- Está bien, pobre vasallo. ¿Cómo podemos comprobar que en verdad vuestro pollino es un perfecto sacamuelas?
 
- Hacédselo saber vos mismo, señor monarca; pero sería muy aconsejable que todo vuestro séquito de cortesanos y cortesanas guardara una prudente distancia.
 
El rey númida Masinisa, que por aquel entonces tenía ya 62 años de edad y había tenido muchas y muy grandes experiencias, ordenó a todo su cortejo de aduladores cortesanos y cortesanas que se alejaran a una prudente distancia y, situándose de frente al pollino del humilde bereber, le dirigió autoritariamente la palabra.
 
- ¡Pollino! ¡Si en verdad eres un sacamuelas hazmelo saber de inmediato o mando matar a vuestro amo!
 
El pollino ni tan siquiera movió las orejas.
 
- Me parece que habéis perdido la vida, pobre vasallo. Este pollino ni tan siquiera sabe contestar con un sí o con un no.
 
- Majestad. Lo estáis haciendo mal.
 
- ¿Qué estoy haciéndolo mal? ¿Cómo he de hacerlo entonces?
 
- De todos es sabido que los pollinos sólo responden cuando quien les ordena algo se sitúa detrás de sus patas traseras y le arrea un fuerte garrotazo mientras le hace la pregunta.
 
- ¿Y tú crees que de esa manera tu pollino me va a demostrar que es un sacamuelas? Si preguntándole de frente no responde, mucho menos responderá situándose detrás de él y, además, dándole un garrotazo.
 
- Hacedlo tal como os lo indico, majestad, y veréis cómo obtenéis una respuesta afirmativa.
 
El rey númida Masinisa pensó que lo único que estaba haciendo el humilde bereber era perder el tiempo necesario para que él tuviera compasión y no mandara quitarle la vida.
 
- He de aseguraros, pobre vasallo, que no os perdonaré la vida.
 
- Está bien, majestad... pero si la respuesta es positiva os recuerdo que no os olvidéis en darme la bolsa llena de monedas de oro que habéis apostado.
 
- La palabra de un rey númida vale más que diez mil discursos.
 
- Entonces haced la prueba tal como yo os he indicado.
 
El humilde vasallo bereber entregó al rey Masinisa un garrote que siempre llevaba en la mano y el rey se colocó justo detrás de las patas traseras del pollino.
 
- ¿De verdad crees, vasallo ignorante, que este pollino ha de contestarme afirmativamente dándole un garrotazo en los cuartos traseros?
 
- De verdad, majestad.
 
Sin mediar otra palabra alguna, el rey númida Masinisa arreó tan fuerte garrotazo en los cuartos traseros del pollino que éste soltó tan dos grandes coces en la mandíbula del monarca que le arrancó, de cuajo, dos muelas de la parte derecha y otras dos muelas de la parte izquierda. Y mientras Masinisa rodaba por el suelo lleno de dolor, el humilde vasallo bereber le hizo levantar mientras le dirigía la palabra. 
 
- ¿Es o no es un sacamuelas mi pollino?
 
Los cortesanos y las cortesanas quisieron prender al atrevido bereber pero el rey númida mandó que le soltasen.
 
- En verdad que me habéis demostrado que vuestro pollino es un verdadero sacamuelas puesto que me ha arrancado, de cuajo, dos de la parte derecha y otras dos de la parte izquierda de mi mandíbula.
 
Ante el asombro y la estupefacción de todos los cortesanos y cortesanas, el rey Masinisa ordenó que se le entregara al humilde y pobre vasallo bereber un gran bolsa llena y repleta de monedas de oro.
 
- Gracias, majestad. Veo que no sólo habéis aprendido sino que os comportáis como un verdadero señor.
 
Esto fue lo que sucedió en el año 100 antes de Jesucristo en la población númida de Thagaste y esto fue lo que, desde entonces, pasó de generación a generación a ser contado y hasta cantado por todas las comarcas de Numidia. 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Parábola

Palabras Clave: Parábola

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Moraleja & Fábula



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José Orero De Julián

Mientras la prudencia es digno de alabanza, la temeridad es propia de los ignorantes.
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August 06, 2015
 

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