- ¡No quieras Josángel, no quieras! (Voz de Marianito).
 
- ¡Pero Marianito! ¡Este niño es tonto! (Voz de Sabina).
 
Y hay que ser tonto, pero que demasiado tonto del todo, para tirarse de cabeza al suelo, desde la tercera litera, la de más arriba, creyendo que en dicho suelo hay un pastel y sin darse cuenta de que si en el ya citado suelo hubiese un pastel me lo habría comido yo.
 
Pues bueno. Que resulta que a la voz de ¡timba, hay timba en la habitación de al lado! los de siempre, los que se creen cabecillas porque los encabeza Emilín, se cuelan por el ventanuco hasta que les pilla el sargento Permuy. Yo, mientras tanto y como siempre, estoy tranquilo porque me encuentro muy lejos de allí ya que estoy con Diego Valor, Laffite, Portolés y la bella Beatriz, enfrentándome a las fuerzas del mal que están dirigidas por el General Sandor y el Gran Mekong, intentando por lo tanto salvar la Tierra de invasiones marcianas.
 
Y qué risa Tía Felisa cuando vuelvo a la Tierra y les veo desfilar a todos, dirigidos por Emilín y su lugarteniente Darío, solamente en calzoncillos, caminito arriba... ¡de los cuatro cabezas, ay de los cuatro cabezas los que van en el centro hacen rarezas, mamita mía, hacen rarezas!... hasta llegar al palo de la bandera (para algo deben valer los palos de las banderas en los campamentos militares digo yo) siendo el hazmerreír de todas las chavalillas que, asomadas a las ventanas bajo la sórdida y extrema vigilancia de las monjas, no hacen más que reírse a carcajadas.
 
El jajajá consiguiente retumba retumba retumba (como la canción de Manolo Escobar) hasta llegar a las habitaciones de quienes no podemos hacer otra cosa sino seguir soñando... pero no con inexistentes pasteles en el suelo... sino con los tebeos de hadas en donde salen chavalas preciosas y mira que mola mogollón esto de aficionarse a los tebeos de hadas como "Alicia", "Ardillita", "Azucena" por ejemplo. ¡Vaya ejemplo para los dos más pequeños! Pero mía no es la culpa sino que lo que pasa es que ya he vuelto del planeta Marte y estoy ahora pensando... pensando... hasta cuando... hasta cuando... y es hasta cuando veo a un par de soldados trayendo, en bandeja, unos buenos chuletones asados para el hijo del sargento Permuy y los amigos del hijo del sargento Permuy mientras a los demás sólo nos dieron una ración de sopa de fideos y eso Gracias a Dios. 
 
- ¡No quieras Josángel, no quieras! (Voz de Marianito).
 
- ¡Pero Marianito! ¡Este niño es tonto! (Voz de Sabina).
 
Yo es que me parto de risa cada vez que lo recuerdo... mientras del soldadito Pepe, el destructor de campamentos silvestres, paso del todo... y si Adelita se fuese con otro como Adelita no es mi mujer me daría lo mismo lo mismo porque yo no me llamo Manuel... y por eso no soy vaquero ni me paso de la raya. Así que cuando se mayor nada de perseguirla en un buque de guerra ni llevarla conmigo al cuartel. No faltaría más que eso. Y sigo jugando con el sombrero de paja en mi litera de abajo solando con eso de que no quiero ser como ellos. No tengo edad no tengo edad para amarte y quizás quieras esperarte a que sea mayor para darte mi corazón. 
 
Mientras tanto Estalote sigue manejando a toda velocidad por las carreteras nacionales y ya nos está esperando "La Cafetera". Pero eso es ya otra historia de mis grandes y numerosas aventuras.
 
- ¡No quieras Josángel, no quieras! (Voz de Marianito).
 
- ¡Pero Marianito! ¡Este niño es tonto! (Voz de Sabina).