Dicen que dicen que dicen (Pedros) -Diario-
Publicado en Aug 08, 2015
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Resulta que acabo de leer una columna de opinión de un periodista del diari deportivo MARCA, en la cual afirma que a Florentino le gustan los culebrones más a una maruja (y recuerdo que Maruja le dio calabazas a Moreno antes de irse a Barcelona) pero yo no conozco, al menos todavía, al presidente del Real Madrid, luego no es en ese Florentino en el cual estoy ahora pensando. Resulta que el Florentino que estoy pensando sí que era un entusiasta seguidor de los culebrones pero si era maruja o no era maruja mejor que se los pregunten a "La Recuencana" que se hizo muy "amiguita" de él; aunque, a decir verdad, un menda que se pasa toda la jornada laboral mirándose las muelas a través de una grapadora pues bastante raro sí que es y, además, este mundo está lleno, por desgracia, de carniceros. Explicado esto vamos a lo siguiente.
 
Resulta que el culebrón de Pedro (el del Barcelona) está llegando a su fin y, al parecer, el canario ya está haciendo las maletas para irse a Inglaterra. Se marcha porque no quiere ser suplente de nadie. Hace bien. Yo hubiese hecho lo mismo. Y se marcha si es que a última hora Luis Enrique se hecha para atrás cosa que dudo que Pedro acepte. Y entonces voy y yo, que no me gustan para nada los culebrones como sí sucede con Florentino (y repito que no me refiero al presidente del Real Madrid) sino a uno que de Caballero de Gracia no tiene ni la más mínima gracia (aunque intentaba ser gracioso) pasó a querer ser importante en la corte de aduladores de Alfonso XII. Sí. Parece una incogruencia pero es real. Hasta que le pillaron y resulta que no tenía ni idea de informática. 
 
Así que voy al tema central: los tres Pedros que han jugado conmigo al fútbol y a los que conozco como Pedro "Capilla", Pedro "Hispano" y Pedro "Pozoblanco". Da la casualidad o circunstancia o cosas del destino o providencia de Dios, que los tres jugaban -y por cierto que jugaban muy bien- de defensas centrales en el fútbol 11. Por lo menos en el tiempo en que jugué yo con ellos. Los tres eran fuertes y valientes. Los tres sabían ordenar muy bien la defensa. Y los tres me estimaban como motor y líder de los equipos. Empecemos por Pedro "Capilla". Que Pedro "Capilla", además de excelente defensa central era una buena persona y me estimaba de verdad, lo demuestra el hecho de que, al conocerme en la CAP (Central de Ahorro Popular) de la Oficina Principal de Madrid, me preguntó que si yo era futbolista porque estaba buscando jugadores que supiesen hacerlo muy bien para completar la plantilla. Yo le dije que estuve a punto de fichar por el Real Madrid juvenil pero que rechacé la oportunidad porque mis planes eran otros distintos a ser un profesional del fútbol. Se dio cuenta de que decía la verdad e, inmediatamente me hizo la ficha y me colocó en las alineaciones titulares del CAP donde jugué todos los partidos y no fui sustituido en ninguna ocasión. Pedro, que jugaba muy bien de defensa central, demostró al director general de la CAP que no se había equivocado al ficharme y el director general de la CAP lo confirmó jugando algunos partidos y viendo mi gran clase técnica, mi enorme sentido táctico y mis increíbles dotes de estratega en los campos de fútbol. Pedro "Capilla" me apreciaba tanto que, cuando decidí marcharme al Banco Hispano Americano de Madrid, me pidió que por favor, aunque me fuese de la CAP, siguiera jugando en dicho equipo porque contaba conmgio y yo era insutituible como titular. Le di las gracias pero le dije que prefería marcharme para no tener que soportar a algún que otro viejo cascarrabias y envidioso como ya había tenido que aguantar. Era mejor saler a tiempo antes que seguir jugando con esa clase de personajillos. Y como resulta que Pedro "Capilla" me consideraba no sólo un excelente futbolista sino una noble persona ahora está mucho más claro que el que ofendió gravemente a un alto directivo de otro Banco o Caja, no podía ser otro nada más que el viejo astuto y viejo zorro de Cerrillo. Ya se sabe que el diablo no sabe más por diablo sino por viejo astuto y viejo zorro. Lo que debió de suceder es que, aprovechando que yo estaba desayunando fuera dle edificio, a Cerrillo eso le cabreó muchísimo y por eso insultó y mandó a la mierda al citado alto cargo de otra entidad bancaria. Asustado por lo cometido, Cerrillo tuvo la cobardía, cuando el agraviado quiso saber quién había sido ese maleducado (y Cerrillo era muy maleducado cuando se cabreaba mienstras yo era siempre sereno y correcto con todas las personas con las que hablaba por teléfono y la telefonista de la Oficina Principal de la Central de Ahorro Popular de Madrid lo sabía de sobra, le dijo a Monjas que había sido yo. Como Monjas cayó como un pipiolo en la trampa del viejo astuto y viejo zorro Cerrillo (que Dios le haya perdonado) lo puso en el informe que envió a Atienza quien habló conmigo y yo le conté la verdad. Simplemente le dije que yo no era el culpable porque en esos momentos estaba desayunando. Conocidos los hechos por el director general de la CAP llegó a la verdadera conclusión: el grosero era Cerrillo (puesto que cuando se cabreaba, y siempre estaba como cabreado, no decía más que groserías y yo era un chico muy bien hablado incluso dentro de los campos de fútbol). Aquello sirvió para que, inmediatamente, me nombraron fijo en la plantilla de trabajadores de la Central de Ahorro Popular de Madrid pero yo ya había sido reclamado por el Banco Hispano Americano de Madrid y decidí cambiarme de entidad bancaria después de haber tenido ocasión de formar parte de la celebración que la Central de Ahorro Popular de Madrid llevó a cabo en el Hotel Continental madrileño (muy cerca de la estación de metro de Atocha) y sólo sentí la despedida por el hecho de que ya no iba a poder seguir ligando con un pequeño ramillete de chavalas estupendas y de muy bien (lideradas por la morena de la sucursal urbana a la cual nunca olvidé). Pero me fui para quitarme la pesadilla de los envidiosos como Cerrillo y aquel viejo futbolista al cual le demostré cómo jugaba yo a ese deporte dejando su boca cerrada para siempre. 
 
En el equipo del BHA de Madrid, conocí a Pedro "Hispano", otro gran defensa central que sabía jugar muy bien al fútbol. También era duro pero noble. También sabía colocar muy bien a los defensas. Y también era un gran admirador de mi forma y manera de jugar. Tanto es así que en el útlimo partido que jugué con Banco Hispano Americano de Madrid (que se estaba celebrando en el terreno de juego de la EMT (Empresa Municipal de Transportes) no pudo aguatarse más porque estaban perdiendo el partido mientras yo seguía en el banquillo y se lo dijo muy en voz alta al envidioso -y un poco maruja según decían de él y eso a m´ñi no me importaba en absoluto): ¡Eres un gilipollas, Nacho, porque tienes al mejor del equipo en el banquillo y estamos perdiendo precisamente porque el mejor del equipo estña en el banquillo por culpa de lo gilipollas que eres; así que déjale jugar por lo menos los diez últimos minutos del partido y te lo va a demostrar! Agradecí a Pedro "Hispano" que me considerara el mejor jugador del equipo y lo demostré en los diez últimos minutos que jugué con el BHA de Madrid en el terreno de juego del EMT de Madrid. Ya era imposible ganar o empatar el partido pero en los minutos que estuve jugando cambió todo y, de repente, pasando a dominar insitentemente hasta hacer que los del EMT se refugiasen en una defensa numantina para evitar que sufriesen una inesperada derrota. Fue la última vez que jugué en el BHA de Madrid y debía ser el mejor del equipo porque a pesar de todo y a pesar de que nunca quise ser titular de aquel equipo, el míster Ordóñez (del cual mejor no quiero opinar nada) me dijo que por favor asistiera a la comida que se celebraba en la Residencia del BHA de Navacerrada, en la sierra madrileña; adonde acudí no por nadie del equipo (aunque algunos como Pedro y Escalonilla, por ejemplo, me consideraban el mejor) sino por las camareras de dicha Residencia que eran unas morenazas tan etupendas que tiraban de espaldas a quien tenía la agradable ocasión de conocerlas y por eso Follente (que Dios le haya perdonado) se volvió loco por ellas y porque resulta que ellas le habían dicho lo de "no está hecha la miel para la boca de un asno". 
 
Y en cuanto a Pedro "Pozoblanco" ¿qué puedo yo dedir de mi gran amigo y entrañable compañero de las dos amplias y larguísimas tempoardas en las que etuvimos ganando todos los partidos contra los del Ciencias en la Casa de Campo de Madrid. Sólo que era un formidable defensa central. Que era fuerte y valiente. Que sabía colocar muy bien a la defensa y que fue uno de mis mejores amigos y compañeros en esto de jugar al fútbol. Yo siempre sabía que cuando subía al ataque, Pedro "Pozoblanco" (nacido en Pozoblanco de Córdoba, en España) sabía cubrir muy bien el espacio que yo dejaba lbre aunque, rápdiamente, después de haber marcado algún gol o de haber hecho una jugada con peligro de gol, bajaba a cubrir mi espacio que Pedro "Pozoblanco" había sabido guardar con total disciplina, colocación y sentido táctico. Así que de Pedro "Pozoblanco" sólo tengo excelentes y muy buenos recuerdos.
 
Y fin. Ya no hay más que decir. Que cada maruja (que no me importa quiénes son los marujas porque paso olímpicamente de todos ellos y no me meto en sus vidas para nada) coja sus velas y se vayan a hacer vientos que quiere decir que tenga buena travesía en sus "marchas" ya que tanto les gustan las "marchas" y los culebrones. Yo tranquilo. Yo sigo siendo "Diesel" tanto dentro de los campos de juego como fuera de ellos. Y lo de los marujas ni me viene ni me va porque no me interesa para nada. 
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