Dónde está el abogado, matarile, rile, rile (Diario)
Publicado en Aug 10, 2015
Buenas tardes don José María. ¿Está usted de viaje o está usted en su casa que es donde debería estar usted un poco más de tiempo en vez de hacer que María siga trabajando como una esclava en las tareas domésticas? Esté usted donde esté, ¿se puede saber dónde está el mejor abogado de la República de Ecuador que dijo usted que me iba a presentar para defender mis derechos de autor de "El juicio de José" y "Amigos para siempre" ante el acecho de los avarientos Barahona y Correa? No se preocupe. Usted siga a lo suyo que se lo voy a decir yo cantando. Escuche. Escuche señoría.
Yo soy el autor, matarile, rile, rile. Yo soy el autor, matarile, rile, ron chimpón. Dónde está el abogado, matarile, rile, rile. Dónde está el abogado matarile, rile, ron chimpón. En las aguas de Florida, matarile, rile, rile. En las aguas de Florida, matarile, rile, ron chimpón. Y soñando con Los Ángeles, matarile, rile, rile. Y soñando con Los Ángeles, matarile, rile, ron chimpón. Irá alguna virgencita, matarile, rile, rile. Irá alguna virgencita, matarile, rile, ron chimpón. Qué oficio tiene el pavo, matarile, rile, rile. Qué oficio tiene el pavo, matarile, rile, ron chimpón. Pues como usted bien decía, señor don José María, claro que era cierto que había mucho dinero en Teleamazonas. Pero como Barahona y Correa pasaban mucha hambre, aunque tenían pluriempleos para vivir como grandes burgueses, pues es lógico que se quisieran comer todo el pastel. ¿Dónde está el mejor abogado de la República de Ecuador, don José María, que usted tanto decía que me iba a presentar para defender mis derechos de autor? ¿De verdad cree usted que yo soy el que se chupa los dedos? Usted me confunde con El Maxi; pero mire por dónde yo no soy Máximo aunque mi entrega sea máxima. ¿Entiende usted este juego de palabras o seguimos jugando al tesoro escondido? ¿Era Teleamazonas la Isla del Tesoro de todo aquel enredo en que estaban todos ustedes más pringados que el pringue de las cacerolas de mi abuelita materna después de haber cocinado pollo al ajillo? De pollo en pollo y paso de todo el rollo. Así que buen provecho, don José María, y espero que Barahona y Correa no sigan pasando hambre porque para eso están sus caritativos servicios. Claro que la caridad, señor don José María, me parece que tiene sus apalancados y los que no somos de allí pues aquí te espero comiendo un huevo hasta que venga algún tiempo nuevo. ¿No es verdad que usted sirve muy bien a los "hambrientos" como Barahona y Correa mientras a mi que me parta un rayo? Bueno. Está bien. La próxima vez que usted haya de viajar a Sudáfrica donde tantos seguidores y seguidoras tiene con la boca abierta cuando declama sus fabulosos dicursos oratorios haga el favor de, si no le es molestia, traerme un sanduche de león caliente mientras sigo leyendo algunas de mis poesías esperando que me presente al mejor abogado de la República del Ecuador que bien que se lo ha presentado usted ya a Barahona y Correa para que no pasen hambre aunque sea a costilla de mi nombre. "Diesel" le envía un cordial saludo. Le voy a citar una de mis frases más apreciadas: Dice así, don José María: "sólo podemos ser justos cuando sabemos ser justos" (de José Orero De Julián). ¿Ha a divinado ya quién soy yo? ¿De verdad que no recuerda que yo soy el autor de "El juicio de José" y "Amigos para siempre" al que tan falsamente ofrecía usted su ayuda con el mejor abogado de la República del Ecuador que, vaya sopresas nos da la vida, bien que puso usted al servicio de los "hambrientos" Barahona y Correa que para eso eran ecuatorianos y no un emigrante español nada más? Vaya y vaya y vaya. Y vaya usted por favor a sus próximos y emocionantes viajes a tierras incógnitas para allí declamar toda su famosa oratoria que yo, mientras tanto, a lo mejor visito algún oratorio español (y por supuesto que me enorgullezco de ser español) por ver si encuentro a dicho abogado. Pero no se preocupe. Ni le creí entonces ni le sigo creyendo ahora. Y es que resulta que, ya ve usted, señor padre y muy pastorcillo de hambrientos alto burgueses de esta farsa teatral (y ya sabe por qué digo lo de la farsa teatral), resulta que yo sólo creo en Jesucristo. ¿Qué tendremos los españoles, Dios mío señor don José María, para ligar tanto con las chavalas guapísimas que vamos conociendo por nuestras Américas? ¿Un poco de envidia quizás don José María? No se preocupe porque no es cuestión de falcones ni de raza sino de instinto natural. ¿Me comprende bien ahora, don José María? Métase al mejor abogado de la República del Ecuador en el rincón que le quede libre, don José María, que yo ni se lo pedí ni se lo pido. El mejor abogado, como usted parece ignorar, es este tal Jesucristo con el que hablo en cualquier lugar, en cualquier momento, y en voz alta porque a Él le gusta que hable con Él de esa manera. Así que ya sabe usted con quién hablaba en voz alta mientras usted, en contra de todos sus principios, intentaba hacerme callar. No. No se preocupe. No deseo viajar con usted a ninguna parte de este planeta. Donde está el abogado matarile, rile, rile. Prefiero un millón de veces más estar con mi Princesa. A su abogado metáselo en el rincón que más guste le de. Vous comprenez? Se lo digo en francés para que sepa usted que yo también soy políglota claro que un poco menos que usted porque resulta que no tengo en casa nada más que el Larousse pero lo de la Enclopedia Británica pues no; porque para eso hay que ser un alto ministro como usted. Dele usted, de mi parte, mis saludos más cordiales al Santo Padre que yo rezaré el Padrenuestro para cumplir penintencia. Amén.
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