La Salle 1 Los Pitufos 2 (Diario)
Publicado en Aug 12, 2015
Escenario: Campo de fútbol del Colegio La Salle en la Calle del General Romero Basart, número 50. 28044 Madrid. Teléfono 917 05 00 11 (donde podéis escribir o llamar para saber si es cierto).
La Salle 1 Los Pitufos 2 Domingo placentero, con temperatura primaveral, en la capital de España. Antes de comenzar el partido, Andrés Castillo me pregunta. - ¿Hoy tienes ganas de jugar, Diesel? - ¿Cuándo me has visto tú a mí jugar sin ganas, Patuchas? - Es que pensé que... - ¿Que eres demasiado tonto tal vez? - Eso, eso... - Chocolates Hueso... Y dándole el primer corte a Patuchas se inició el partido. De los muchísimos encuentros en que jugué de manera extraordinaria uno de ellos fue precisamente este. Desde el mismo pitido inicial, con la pequeña ayuda de un chaval al cual yo no conocía porque jugaba por primera vez en Los Pitufos, me adueñé de todo el terreno de juego impidiendo que la zona media del La Salle (que era su línea más impontante) se moviese a gusto y tomaran posesión de la zona. Ean dos o tres contra mí y jamás les permití que consiguieran imponerse. Escuché lo que dijo un aficionado del barrio (¿Qué os pasa hoy que no estais tocando ni una?). Tan asombrosa demostración de fuerza, rapidez, resistencia, técnica e inteligencia a lo largo y ancho de todo el campo hizo que los del Lasalle no pudiesen montar ningun ataque y se tuvieron que esforzar al máximo para no recibir una docena de goles solamente en la primera parte en la que metimos un gol (0-1 para Los Pitufos) y pudieron ser dos si el árbitro, asustado ante aquel vendaval que se abatía contra La Salle, anuló un golazo que marcó de cabeza uno de mis delanteros a un pase medido que salió de mis botas. Un golazo en toda regla que era el 0-2 para Los Pitufos. Todo el público, fans masculinos y femeninas del La Salle, estaban enmudecidos. No me importó que nos anulasen aquel gol porque seguí dando todo un recital también en la segunda parte sin que los del La Salle supiesen qué estaba pasando. Nunca jamás Los Pitufos habían ganado al La Salle y mucho menos en el propio campo de estos. Así que marcamos el 0-2 a nuestro favor (0-2 a favor de Los Pitufos) y seguí jugando como si fuéramos todavía con empate a cero. Sólo un pequeño descuido de un defensa de Los Pitufos hizo que el La Salle consiguiera un gol (1-2) pero ya jamás tuvimos problema alguno porqe comencé a cubrir los huecos de mi defensa mientras seguía creando juego a lo largo y a lo ancho de todo el campo. En varias oportunidades di pases de gol que mis compañeros de Los Pitufos malograron por mala puntería; así que si hubiésemos metido otros cinco o seis goles más a nadie le hubiera sorprendido. Fue tal el dominio aplastante de Los Pitufos que hasta me permití el lujo de hacer un "tuya-mía" con Andrés Castillo para engañar por completo al defensa central del La Salle que no se atrevía a intentar salir de su zona, y cuando lo hizo cambié completamente de sentido la dirección del pase y fue una lástima que no acabase en gol por culpa de que nuestro delantero no acertó a mandar el balón a las redes. Aquello no lo habrán olvidado jamás ni los del La Salle (que estupefactos se quedaron al ver como perdían por primera vez en la historia del barrio ante Los Pitufos) ni Los Pitufos, ya que uno de éstos afirmó rotundamente que era el mejor equipo que habían tenido a lo largo de toda su historia. Y existen algunas fotografías que así lo recuerdan. Narrar todas las jugadas que elaboré aquel plácido domingo de festival futbolístico me es del todo imposible porque fueron tantas que no puedo recordar todas, pero nunca jamás las habrán olvidado quienes me vieron jugar de aquella manera tan completa que ni los de la "naranja mecánica" neederlandesa (por aquel entonces de moda) serían capaces de hacerlo igual. Así que, al final del encuentro, me acerqué a Andrés Castillo. - Escucha, Patuchas... no te pido que me lo mejores... sólo iguálamelo... Silencio sepulcral. Andrés Castillo no se atrevió ni a ponerlo en duda. Así que rematé la faena... - Pues ya que tanto ansías ser capitán y líder aprende un poco lo que es ser capitán y, además, ser líder. Y ya en mi hogar de la calle madrileña de Juan Duque, numero 16, piso 5-2, que había comprado mi madre en efectivo gracias a los dineros de mi padre y de mi y solamente de mi padre y de mí para que se entere el mundo entero, seguí escribiendo "Setamor y Bisalma" una vez que ya había terminado "Galicia a través de sus ríos" antes la mirada inteligente, atenta y alegre, de mi perro "Chester" (irlandés de color canela) con quien di después uno de aquellos placenteros paseos que hacíamos por nuestra barriada. Y ahora pregunto a los que lo vieron: ¿Podía o no podía haber sido yo un futbolista profesional del Real Madrid?. La única respuesta verdadera es que podía pero yo no quería. Al pan se le llama pan y al vino se le llama vino y para mí haber jugado como profesional en el Real Madrid no me hubiese supuesto esfuerzo alguno. Pero no quise intentarlo porque ya pensaba en estudiar Periodismo. Lo de escritor me viene de nacimiento.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|