En una vía hacia el litoral
 de zona barloventeña
con muchas curvas y rectas,
en las rectas sin problemas,
pero siempre  con cuidado,
cuando señalaban curvas,
tomabamos precauciones,
con lógica razonable,
bajar la velocidad,
es lo que hace la gente.

En la curva sin problemas
no encontramos vehiculos,
de pronto   a la derecha
una  mulata garbosa
sin ningún acompañante
apareció en nuestra vía
como perdida de rumbos.
 
Tenía rostro muy gracioso
con  ojos  inquisitivos,
también con senos turgentes
como cocos del ambiente,
con pantalones muy cortos
de esos que llaman calientes. 
 
Con sandalias de tirantes
y colores destellantes
terminaban hermosas piernas,
que parecían dos columnas
de ébano de escultura
afroamericana.

Hizo  señal de  costumbre
con el pulgar de la derecha,
para pedir por favor
una cola de rigor
hasta Playa Chiriqueña.

 
Al principio vacilamos
por los cuentos circulantes,
pero su estampa lozana
nos blindó la decisión  y
galantes la embarcamos
¿y después que más pasó?,
Hasta aqui llega la trama,
será para otra ocasión,
continuar nuestra misión.