Orgenes de la Ciencia Ficcin (Ensayo): El Simbad egipcio.
Publicado en Aug 24, 2015
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Siguiendo con nuestro viaje por los orígenes de la ciencia ficción resulta que la Historia de 2El marinero náufrago" es el relato de un viaje a Punt (tierra originaria de gitanos por cierto) escrito alrededor del 2200 antes de Jesucristo, aunque algunos eruditos lo retrasan hasta la época de la Dinastía XII (siglo XX antes de Jesucristo). La historia incluye referencias a las ofrendas a los dioses así como a todo tipo de mercancías: incienso, madera fragante, marfil, grano, fruta, pescado, aves, e incluso a una serpiente gigante. Pertenece a las obras clásicas de la antigua literatura egipcia, que en el Imperio Nuevo eran muy conocidas y se utilizaban en las escuelas de escribas para ejercitarse. Según el colofón, el relato es obra "del escriba de hábiles dedos, Ameny hjo de Amenaa". Existe una mención a esta obra en un texto ramésida y es el primer relato de naufragios, de los que son muy conocidos los de Simbad y Robinson Crusoe. Cuenta la experiencia del náufrago, sus temores, la soledad y el miedo a morir en un país extranjero, un tema recurrente en la historia de la Literatura Antigua Egipcia. Todo esto según Wikipedia. Pero veamos qué nos cuentan en Utopías "El Arka". 
 
"El Náufrago" es un texto egipcio del que únicamente se conserva un copia de procedencia desconocida conservada en el museo Ermitage de San Petersburgo. Para la traducción que aquí presentamos nos hemos basado principalmente en la versión de Jesús López, publicada por la editorial Tecnos: "Cuentos y Fábulas del Antiguo Egipto". También se ha consultado la edición de Miraguano dentro de  "Cuentos y Leyendas del Antiguo Egipto", así como la de Ángel Sánchez Rodríguez, que cuenta con una transliteración de los jeroglíficos. Incluimos esta historia en la sección “Utopías” de la revista ya que en ella se nombra la "Isla de Ka" habitada por una gran serpiente que se definirá a sí misma como el príncipe del "País de Punt" (ese que algunos dicen que es el origen más remoto de los gitanos). Ambos lugares son míticos, y por lo tanto más reales que su posible situación geográfica, ubicación que ha podido cambiar en el transcurso del tiempo, como las distintas expresiones de la esencia que estos nombres conllevan en sí: arquetipos revelados al "viajero", o en otras palabras, al iniciado. Para nosotros este texto tiene un carácter simbólico, o lo que es lo mismo iniciático, ahora bien, no se pretende aquí dar la clave de la historia, ya que varias son las lecturas posibles, ni llegar a una conclusión a través de su análisis, sólo podemos exponer las reflexiones a la que la lectura del propio texto nos ha conducido, un punto de vista que no podrá ir más allá de nuestras propias limitaciones. Una interpretación abierta de la que forma parte esta breve introducción y algunas notas acompañando el texto.
 
El simbolismo de la serpiente, quizás sea uno de los más complicados, ya que presenta un doble aspecto, "maléfico" y "benéfico". El primero es más común por ser el más divulgado, mientras que el segundo se hace patente en el antiguo Egipto, especialmente en la forma de serpiente real, el "uraeus". Ambos significados se sintetizan por analogía en el caduceo hermético y pueden interpretarse relacionados con la vida y la muerte, emanadas de un poder único en su esencia, pero doble en su manifestación. La serpiente está ligada principalmente a la idea de vida, de hecho los caldeos tenían una sola palabra para vida y serpiente. Es aquí donde encontramos su relación con el "Ka", que puede entenderse como un principio vital presente en todas las cosas, por lo tanto también en el hombre y en los dioses. En "Los Textos de las Pirámides" se nombra una serpiente de origen muy antiguo y relacionada con la décima morada del paraíso egipcio, "Neheb-Kau" ("El que confiere Kas"), que da de comer a los difuntos la "leche de luz" que ofrenda en dos vasos. En el "Libro de Amduat" (libro de lo que hay en el otro mundo), del Reino Nuevo, en la doceava hora aparece también una gran serpiente cuyo nombre es “El Abrasador Viviente”, cuya columna vertebral da vida a los dioses.
He aquí el argumento del cuento: El Compañero excelente dijo entonces: – Tranquilliza tu corazón, ¡oh príncipe! Mira, hemos llegado a la patria. La maza ha sido empuñada, la estaca ha sido golpeada y la amarra delantera ha sido colocada en tierra. Se dan gracias, se alaba al dios y cada cual abraza a su compañero. Nuestra tripulación ha vuelto indemne sin pérdidas en nuestra tropa. Hemos llegado al confín de Uauat, hemos dejado atrás Senmut, mira, hemos vuelto en paz, hemos llegado a nuestro país. Escúchame, príncipe, que no exagero. No todo sale siempre como se planea, mas siempre tenemos motivos para que se alegre nuestro corazón. Cuando Su Majestad el rey, tu padre, te llame ante su presencia, conserva la calma. Lávate, vierte agua sobre tus dedos, y responde sólo cuando seas interrogado. Habla con el rey según tu corazón, responde sin balbucear. Es el discurso del hombre quien lo salva. Su palabra hace que se le considere con indulgencia. Pero tú obrarás de acuerdo con los deseos de tú corazón; fatiga es hablarte. Te contaré algo parecido que me ocurrió a mí mismo cuando fui a las minas del soberano, cuando navegaba por el mar en un barco de ciento veinte codos de longitud y cuarenta codos de anchura. Había en él ciento veinte marineros de lo mejor de Egipto. Escudriñaban el cielo, escudriñaban la tierra, y sus corazones eran más intrépidos que los de los leones. Anunciaban la tormenta cuando aún no había llegado y la tempestad cuando aún no se había producido. Esta también la anunciaron aunque tarde. Una tormenta surgió cuando estábamos en el mar, antes de que hubiéramos llegado a tierra. El viento se alzó y redobló trayendo consigo una ola de ocho codos. Y un madero flotaba en ella a mi alcance. Entonces el barco sucumbió y de los que estabán en él no quedó ni uno allí. Luego fui depositado en una isla por una ola del mar. Pasé tres días solo, mi corazón como único compañero. Yacía en el interior de un refugio de ramas donde había buscado sombra. Luego alargué mis piernas para encontrar algo que poner en mi boca. Encontré higos y uvas, toda clase de excelentes verduras, higos de sicomoro maduros y verdes, pepinos como los cultivados, peces y pájaros. No existe nada que no se encontrara en su interior. Entonces me harté, e incluso arrojé al suelo porque había demasiado en mis brazos. Después, corté un palo para encender, hice fuego y ofrecí holocausto a los dioses. Entonces oí un ruido estruendoso y pensé en una ola del mar. Los árboles crujían, la tierra temblaba y, cuando destapé mi cara, descubrí que era una serpiente que estaba acercándose. Tenía treinta codos, su barba era más larga que dos codos, su cuerpo estaba recubierto de oro y sus dos cejas eran de lapislázuli perfecto. Estaba anudada hacia delante. Abrió su boca hacia mí mientras yo estaba sobre mi vientre delante de ella, y me dijo: —¿quién te ha traído, pequeño? ¿Quién te ha traído? Si tardas en decirme quién te ha traído hasta esta isla, haré que te conozcas, serás reducido a cenizas y convertido en algo que no se puede ver -Me hablas, pero yo no puedo escucharlo. Estoy ante ti y no me conozco—. Entonces me puso en su boca, me llevó a su lugar de reposo y me depositó sin dañarme, estando indemne, sin que hubiera sido arracando de mi. Abrió su boca hacia mí mientras yo estaba echado sobre mi vientre delante de ella. Entonces me dijo: —¿Quién te ha traído pequeño? ¿Quién te ha traído hasta esta isla del mar cuyos dos lados están en el agua?—. Entonces yo le respondí, mis dos brazos doblados ante ella, y le dije: —Yo descendí hacia las minas con una misión del soberano en un barco de ciento veinte codos de longitud y cuarenta codos de anchura. Había en él ciento veinte marineros de lo mejor de Egipto. Vieran el cielo o vieran la tierra, sus corazones eran más intrépidos que los de los leones. Anunciaban la tormenta cuando aún no había llegado y la tempestad cuando aún no se había producido. Cada uno de ellos, su corazón era bravo, y fuerte su brazo más que el de su compañero. No existía un ignorante en medio de ellos.
Una tormenta surgió cuando estábamos en el mar, antes de que hubiéramos llegado a tierra. El viento se alzó y redobló trayendo consigo una ola de ocho codos. Y un madero flotaba en ella a mi alcance. Entoces el barco sucumbió y, de los que estaban en él, no quedó ni uno allí, salvo yo —heme aquí junto a ti—. Luego fui traído hasta esta isla por una ola del mar. Ella me dijo: — No temas, no temas, pequeño, que tu cara no esté atormentada. Has llegado hasta mí. Mira, el dios ha permitido que vivas, él te ha traído hasta esta isla del Ka. Nada existe que no esté en su interior; está llena de toda clase de cosas buenas. Mira, tú pasarás mes tras mes, hasta completar cuatro meses en esta isla. Luego un barco vendrá del país y en él habrá marineros que tú conoces. Tú partirás con ellos hacia la patria y morirás en tu ciudad. ¡Qué feliz es quien narra lo que le ha ocurrido cuando ya pasaron las cosas penosas! Te contaré algo parecido que ocurrió en esta isla donde yo estaba con mis compañeros. Entre ellos había niños y hacíamos un total de setenta y cinco serpientes, mis hijos y mis hermanos. No te mencionaré a la hija pequeña por la que había suplicado. Entonces cayó una estrella y aquellos perecieron en fuego a causa de ella. Esto ocurrió cuando yo no estaba con ellos; cuando ardieron no estaba en medio de ellos. Pero luego desfallecí a causa de ellos cuando les encontré en un montón de cadáveres. Si eres bravo, domina tu corazón: abrazarás a tus hijos, olerás a tu mujer y verás tu casa. Esto es más hermoso que cualquier otra cosa. Llegarás al país y vivirás en él, en medio de tus semejantes. Estando extendido sobre mi vientre, toqué el suelo delante de él y dije: —Describiré tu poder al soberano y haré que sea informado de tu grandeza. Haré que te sean traídos perfumes ibi, hekenu, iudeneb, khesayt e incienso de los almacenes de los templos con el cada dios se satisface. Contaré pues lo que me ha sucedido y lo que he visto de tu poder. Se glorificará al dios, para ti, en la ciudad, ante los magistrados del país entero. Yo sacrificaré para ti toros en holocausto y retorceré el cuello a aves para ti. Haré que sean traídos a ti navíos cargados con toda clase de tesoros de Egipto, como se debe hacer para un dios que ama a los hombres en un país lejano que los hombres no conocen. Entonces ella se rió de mí, de lo que yo había dicho estúpidamente por no conocer. Y me dijo: —Tú no tienes mucha mirra ni cualquier forma de incienso, mientras que yo soy el príncipe de Punt, la mirra me pertenece, y ese hekenu, que dices es el producto principal de esta isla. Y ocurrirá, además, cuando hayas abandonado este lugar, jamás volverás a ver esta isla, transformada en olas. Entonces vino el navío que había anunciado anteriormente. Fui, me coloqué en una rama elevada y reconocí a quienes estaban en él. Luego fui a anunciarlo y encontré que ya lo conocía. Entonces me dijo: —¡Ve con salud, ve con salud, vuelve a tu casa para que veas a tus hijos!. Haz que mi nombre sea bueno en tu ciudad. Mira, éste es el encargo que yo te hago. Entonces me puse sobre mi vientre, mis dos brazos extendidos delante de ella. Ella me dio una carga de mirra, hekenu, iudeneb, khesayt, tishepes, shaasekh, colirio negro, colas de jirafa, grandes trozos de incienso, colmillos de marfil, perros, monos cercopitecos y toda clase de productos preciados. Llevé todo esto hacia el barco y luego, cuando me puse tumbado sobre mi vientre para adorarla, ella me dijo: —Llegarás a la patria dentro de dos meses, abrazarás a tus hijos, rejuvenecerás en la patria y allí serás enterrado. Entonces bajé hacia la orilla, junto al barco, y llamé a la tropa que estaba en el barco. Di gracias en la orilla al señor de esta isla y los que estaban en el barco hicieron lo mismo. Navegamos hacia el norte, hacia la residencia del soberano, y llegamos a la patria en dos meses, de acuerdo con todo lo que ella había dicho. Entonces fui introducido ante el rey y le entregué los presentes que había traído del interior de la isla. Él me dio las gracias delante de los notables del país entero, me elevó a Compañero y fui recompesado con doscientos siervos. Colofón: Préstame atención, después que he alcanzado tierra, después que he visto cuanto experimenté. Escúchame. Mira, es bueno para las gentes el escuchar. Él me respondió: —No te hagas el ingenioso, compañero, ¿quién dará agua a una ave al amanecer del día en que será degollada a la mañana? Aquí termina el texto, de principio a fin, tal como fue escrito por el escriba de ágiles dedos Imenaa, hijo de Imeny.
 
Así que viajó "a las nalgas de Uauat", es decir al confín de Uauat (Nubia) con Egipto. Los egipcios se orientaban mirando al sur. Uauat estaría al Norte, sería análogo a los confines del mundo, el inframundo. El cuento describe una geografía mítica de carácter iniciático. Senmut es la isla de Bigeh, enfrente de la isla de Philae, en los rápidos de la primera catarata. Según la tradición aquí se encontraba el Abatón, un lugar sagrado e inaccesible donde se encontraría una de las tumbas de Osiris, según las listas de las reliquias de los templos greco-romanos, se hallaba enterrada la pierna izquierda del dios, de ella nacía una fuente. Una de las designaciones de Isis es "Señora del Abatón", en este caso era nombrada como señora del Sagrado montículo. Cada diez días la diosa salía en su nave para hacer libaciones de leche en la tumba de Osiris. Dcie el cuento lo de "tu corazón en tu mano". El corazón es la sede de la Inteligencia. Y también dcie "cuando había descendido hacia el mar". Hay aquí una asociación de Seth con la palabra tormenta y trueno. En la traducción literal se puede interpretar con las acepciones de que el madero estuviese allí para provecho del protagonista," a propósito". Consideramos que se refiere a una idea relaciona con el destino y la providencia. La serpiente primitiva, primera y última imagen del dios Atum (el sol poniente). En efecto, el capítulo 175 del "Libro de los Muertos" anuncia que cuando el mundo retorne al estado caótico, Atum se convertirá de nuevo en serpiente. Fuente: Mircea Eliade "Historia de las creencias y las ideas religiosas". El lapislázuli es una piedra de color azul moteada con inclusiones pirita de hierro, las cuales se relacionaron con las estrellas del cielo. El oro para los egipcios era la carne de Ra. Varias veces en la narración aparecen números, estamos convencidos que éstos tienen un significado que se nos escapa. En este caso, 75, según la "Letanía de Ra"(datado por los historiadores en el Imperio Nuevo) son los nombres de Ra. Algunos autores han interpretado el texto relacionándolo con el curso diario del sol (Kurth y Goedicke), otros como Derchin-Urtel piensan que la serpiente debe identificarse con el Creador y la hija mencionada con Maat (la Verdad). En los textos egipcios el país de Punt también es denominado Ta Netjer ("la tierra del Dios"), parece ser que en su valor etimológico esté relacionado con el color rojo y por ello con los fenicios; pero los romanos decían que era país de pueblos nómadas, pastores libres que fueron el origen más remoto de los gitanos.
 
Ahora me apoyo en "Daimon": El mismo carácter de exotismo y superioridad egipcia encontramos en el "Cuento del náufrago", que data de la XII o XIII Dinastía (hacia el siglo XWIII antes de Jesucristo), y es una primera versión de un cuento repetido continuamente en todo el Oriente Medio que encontramos, en su forma más elaborada, en "Las mil y una noches" (Simbad el marino), después de haber sido utilizado en la "Odisea" (Ulises entre los feacios). Novegando por el mar Rojo y en ruta hacia las minas del Sinaí, un egipcio naufraga y encuentra refugio en una isla encantada cuyo soberano es una serpiente. La serpiente exhorta al náufrago a tener valor, relatándole su propia desdicha: una estrella ha caído del cielo matando a todos sus compañeros. "Seguramente, Dios ha permitido que tú vivas, puesto que te ha traído a esta isla del "ka"... Si eres fuerte, domina tu corazón". Los comentaristas vacilan sobre el sentido que debe darse a la expresión "isla del ka". El "ka" es el alma, la fuerza vital. "Isla del ka" puede significar "isla del espíritu", es decir, "isla encantada". o "isla del principio de la vida", isla de salvación, porque en ella se encuentra lo necesario para la existencia. La serpiente predice que el náufrago permanecerá allí cuatro meses y que después llegará un barco que lo llevará a su tierra. El náufrago promete gratitud, sacrificos y dones. La serpiente se ríe: no necesita nada. El náufrago regresa a Egipto según la predicción, cuenta sus aventuras, entrega presentes al rey y es cubierto de honores.
 
Este cuento y otros muchos más, demuestra que los egipcios sabían escribir ciencia ficción algunos miles de años antes de Jesucristo. Luego, al estudiar los orígenes de este subgénero novelístico-narrativo no debemos olvidarnos de estos cuentos, leyendas e historias del Antiguo Egipto. Y ya que ha sido citado el "País de Punto", con la intención de hacer callar para siempre a un bocazas que escribía en Vorem con el sobrenombre de "Randomizze" que sólo era un verdadero ignorante, yo fui quien escribí el texto de "Los Cuatro Origenes Gitanos" y, entre ellos (con todo lo de ciencia ficción que sea o no sea) situé su primer origen en Somalia. Este es el texto (de los cuatro que escribí) referido al País de Punt para que se entere ese tal "Randomizze" que sé bastantes más cosas que él ignora porque es solamente un ignorante y nada más que un ignorante.
 
Mi texto del Vorem dice así: Sobre los orígenes del pueblo gitano hay muchas teorías y todas ellas probables, pero todavía no se sabe cual es la definitiva. A mí me han llegado a contar cuatro orígenes distintos. Haciendo una cadena con esos cuatro orígenes he hallado una explicación histórica que sigue la siguiente ruta: Somalia-Egipto-Israel-India y de allí, de la India, llegó la diáspora y el éxodo por todas partes del mundo iniciándose en Europa y llegando, actualmente, a toda América y Australia. Este es el siguiente recorrido que he podido investigar a partir de los orígenes de este misterioso pueblo.

 
Primer origen en Somalia (sea o no sea ciencia ficción que puede que lo sea o no lo sea):Entre los años 4.000 y 3.000 antes de Jesucristo, en las llanuras semiáridas del Norte de Somalia, entre las ciudades de Burao, Hargeysa, Berbera y Karin, muy cercanas al Golfo de Adén (lo que hoy se conoce como Somalilandia) diversos grupos de pastores nómadas aprovechaban las épocas de pasto para trahumantear con sus ganados de cabras y ovejas. Uno de estos grupos humanos se llamaba, a sí mismo, los “rum” (“hombres pequeños”) y estaban tremendamente enamorados de su libertad. Grandes en su dignidad y pequeños en su grandeza (de ahí que se autodenominasen “rum”), siempre indómitos e imposible de ser sometidos por gente extraña, tenían, sin embargo, una fuerte organización social interna, de carácter patriarcal, basado en la fidelidad al jefe y al esposo, así como en respetar profundamente la palabra dada. Todos sus negocios se basaban en la palabra, que cumplían con total honradez. Los “rum” eran, como he dicho, nómadas, vivían libremente e iban de lugar en lugar. Y cuando llegaban las épocas climatológicamente duras, se refugiaban en cuevas, junto con sus ganados, y se dedicaban a las artes manuales de la cestería y la alfarería. En sus momentos de ocio representaban sus escenas cotidianas en las paredes de dichas cuevas. Eran artistas rupestres.
 
El territorio de los “rum” (donde vivían también otros grupos de pastores de etnias diferentes) era conocido por los egipcios como el misterioso País de Punt (voz que, en el Antiguo Egipto, designaba al territorio de los “hombres libres del norte y de las montañas”). Entre sus misteriosas tradiciones existían las supersticiones, la cartomancia, las adivinanzas, los secretos esotéricos de la magia, los oráculos, la quiromancia… ciencias ocultas que, desde lo más profundo de sus orígenes, acompañaban la vida de los “rum”. Poco más tarde (en el milenio comprendido entre 3.000 y 2.000 a. JC.) los pueblos nómadas somalíes vieron cómo desaparecían, poco a poco pero inexorablemente, los frondosos pastos con que se alimentaban sus ganados y llegó un momento en que tuvieron que llevar a cabo su propio éxodo. Había que buscar nuevas tierras. Muchos de estos grupos de pastores se fueron hacia el sur de Somalia, pero los “rum” tomaron la vía del norte y, después de trashumar por Djibouti y Etiopía llegaron hasta las cercanías del río Nilo. Habían entrado en el país de los egipcios. No se trasladaban por las orillas del Nilo sino que lo hacían a través de las zonas en donde se encontraban las llanuras propicias para el pastoreo de sus ganados. Y llegaron hasta Asuán y Luxor. Este pueblo denominado “rum” (algunos escriben “rom”) es el pueblo romaní que hoy se conoce más bien con el nombre de pueblo gitano. Y se fueron extendiendo por Egipto hasta llegar cerca de El Cairo. Este es, al parecer, el origen remotísimo de los gitanos, pero hay quienes no desean aceptarlo. La verdad histórica es que los gitanos llegaron a Egipto procedentes de Somalia, alrededor del año 2.000 antes de Jesucristo. Mañana hablaremos del supuesto origen egipcio de los gitanos. Algunos creen que fue en Egipto donde nació su origen… pero lo histórico es que llegaron desde Somalia según las investigaciones que he llevado a cabo. Pero más allá de cualquier discusión histórico científica el hecho es que los gitanos aparecen en Egipto hacia el año 2.000 antes de Jesucristo. Mañana escribiré sobre ello.
 
¿Qué me tiene ahora que decir ese ignorante llamado Randomizze? ¿A qué venían tantos insultos sobre mi persona cuando él no tiene ni idea de lo que es vivir al lado de los gitanos como sí tuve que vivir yo en mi infancia? ¿Conozco o no conozco a los gitanos, ignorante Randomizze? Más vale que antes de meter las narices donde nadie le ha llamado (me refiero a Vorem) aprenda usted un poco más de cultura y, sobre todo, de educación que es algo de lo que usted demostró carecer insultando a diestro y siniestro cuando no es más que un burgués resentido por no haber llegado a ser el sucesor de Mario Benedetti en Uruguay y de ahí su enorme frustración personal. Y aclarado este asunto (cada cual se merece ser lo que cada cual demuestra ser) me toca preguntar a mí porque llegó la Hora de la Verdad. ¿Quiénes eran los fascistas? ¿Ustedes tres -Randomizze, Crisantemo Azul y Villano- que sólo sabían comentar insultando como barriobajeros, chabacanos y verduleros mientras sus traseros les huele a aromas de buganvillas mezclado con jalea real para viejecillos aburguesados- o nosotros que escribimos tal como son nuestras ideas mientras respetamos las ideas de los demás? Está claro que ustedes tres que, para más inri, se creen la quintaesencia de la Literatura Hispanoamerican aunque no los conoce ni San Pedro. Y es que los escritores no nos la jugamos cuando escribimos sino cuando comentamos lo que escriben los demás y en eso, en lo de comentar a los demás, demuestran ustede ser barriobajeros, chabacanos y verduleros; pero hasta para insultar hay que tener gracia y salero... por no hablar d elos huevos... y ya aclarado el asunto, continúo con mi labor.  
 
Entre los entretenimientos a los que se dedicaban en sus ocios los antiguos egipcios, figuraba la literatura. Evidentemente, no todos los egipcios sabían leer y escribir, pero parece que sí un gran número de ellos. Estos afortundados podían leer sus historias preferidas en los rollos de papiro, o también en los ostrakones. Para quienes no sabían leer, había narradores que repetían los cuentos de aventuras y de magia que tanto abundaban entre los egipcios. 
 
En esta historia de "El marinero náufrago", ya se hallan las características de ciencia ficción que aparecían en la "Odisea" de Homero y también en la historia de "Simbad el marino". Procedente, como la "Odisea" y al igual que "Simbad el marino de las "Mil y una noches", este cuento forma parte de todo un ciclo de historias egipcias donde intervienen los temas mágicos (ciencia ficción de aquel entonces) y el escenario es la corte de Kheops, a quién están dirigidos los cuentos para entretenerlo con las maravillas acontecidas en ellos. Así que podemo terminar aclarando dos asuntos.
 
Ostracon u Ostrakon es una concha o fragmento de cerámica sobre el que se escribía el nombre del ciudadano condenado al ostracismo. En arqueología se emplea el término "ostracon" para designar los trozos de cerámica (o fragmentos calcáreos) que se utilizaban como borradores para aprender a escribir o pintar. Los ostracones son muy numerosos y son una fuente de información muy útil. En el Antiguo Egipto este término se aplica a los fragmentos calcáreos, o de cerámica, sobre los que el escriba, o el aprendiz de escriba, esbozaba un dibujo o un texto. El coste del papiro no permitía que se utilizara este soporte para las notas que no fueran oficiales, para los dibujos explicativos o satíricos y, mucho menos, para el aprendizaje de la escritura jeroglífica. En los ostraca los dibujos aparecen enteros, lo que los diferencia de fragmentos de cerámica que tuvieran los dibujos antes de romperse. Para el Egipto greco-romano, la papirología es la ciencia que estudia los textos griegos, latinos y demóticos contenidos no sólo en los papiros sino también en los ostraca.
 
Por último, para datar con la mayor exactitud posible al cuento "El marinero náufrago" (que es el primer antecedente conocido de "Simbad el marino"), hay que señalar que Jufu en egipcio antiguo, Jéops en griego, y  más conocido como Keops o Kheops, fue el segundo faraón de la cuarta dinastía, perteneciente al Imperio Antiguo de Egipto donde reinó desde el 1589 hasta el 1566 antes de Jesucristo; por lo tanto esa es la fecha real de este cuento que viene a formar parte de los orígenes de la ciencia ficción en Egipto.
 
No olvidemos que en la Lista Real de Abidos y la Lista Real de Saqqara se le denomina a este faraón como Jeops por Heródoto y Sufis por Manetón, Sexto Julio Africano, Eusebio de Cesarea y Jorge Sincelo. Se han encontrado cartuchos dibujados en la Gran Pirámide de Guiza con su nombre Jufu y el que pudiera ser su epíteto: Jnum-Jufu: «el dios Jnum me protege". El "Canon de Turín" le asigna 23 años de reinado, aunque su nombre es ilegible. Heródoto comentó que gobernó 50 años. Para Manetón, Sufis reinó 63 años, según el epítome de Julio Africano y la versión de Jorge Sincelo. Y fin de este capítulo. 
 

 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Ensayo

Palabras Clave: Literatura Prosa Ensayo Relatos Narrativa.

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Sociedad



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