Señorías (Reflexiones)
Publicado en Sep 01, 2015
Hay algunos señores que no se conforman con serlo y aspiran, sobre todas las cosas habidas y por haber, convertirse en señorías antes de subirse el sueldo hasta allá donde los demás no podemos mirar por lo alto que se lo han puesto diciendo lo de "todo está atado y bien atado" (famosa frase de Franco que dio la vuelta al mundo en ochenta días) ya que siempre son sus ambiciones las penúltimas del fenómeno de las metamorfosis políticas y sociales. Los cargos de señorías aguardan dentro de los cajones ministeriales y por eso tantos son los que ansían cogerlo todo y pasar a formar parte de las clases pasivas pero, eso sí, con el cargo de señorías y no de simples señores. ¿Será posible que el placer sea tan sanguinario para los necesitados? Los que se van por los que vienen. Ya tenemos a algunos señores dispuestos a ser señorías para decirnos que podemos votar por ellos con total tranquilidad ya que nos van a robar sólo un poco más que antes. Mas, en este sentido, es un vivo ejemplo. Lo de siempre. Que resulta que este tal Mas se hace más el vivo que Lázaro resucitado. Y por eso va cantando lo de "dame, dame, dame tu voto y yo te daré las gracias porque luego te ignoraré cuando sea Señoría".
Y así, con esta desfachatez tan política y tan social, los cargos más pesados se aligeran de sus cargas para ir a parar, otra vez de nuevo, a los cajones ministeriales donde siempre hay una mano amiga que reparte los dividendos. A todos los demás se nos divide el sueldo pero a las señorías se les multiplica. Es el llamado "efecto dominó" que tan de moda se puso ya allá por los años 60 del pasado siglo XX. Ahora vuelve la moda a reaparecer para disuadir a quienes quieran meter la manos en el emporio de dichas y dichosas señorías. En aquellos días de la famosa década prodigiosa el eslogan más famoso fue "dame y dame y dame cuando yo te llame" y por eso, ahora que llega el revival, nos vuelven a llamar aunque ya sabemos, por fin y gracias a Dios, que las señorías viajan hacia los paraísos que no sé cual será la razón de ser llamados fiscales cuando, a la hora de la verdad, no fiscalizan nada. Y es que ya no se conforman con ser chorizos aficionados como en aquella famosa década que tanto nos sorprendió a todos, sino que se han convertido en ladrones profesionales ahora que vuelve la moda del hula hop entre los robaperas; así que una de dos, o nos ponemos las pilas de Duracel para aguantar todo lo que se nos viene encima o tomamos las de Villadiego y que vote la novia del Reverte mientras nos alejamos del eje de flotación de los partidos más o menos corruptos pues de todo hay en todos ellos. ¿Y qué hacemos entonces los que no tenemos ningún partido más que, por poner un ejemplo, el que celebran Jumilla contra Bala Azul? Supongo que nos queda el consuelo de poder salvarnos del desencanto, lo cual ya es muy importante para nuestros currículos digan lo que digan los clásicos de toda la vida; porque resulta que si se retratan en el retrete se les ve rápidamente la cara que tienen y el morro que le echan a todo esto. O sea, que de señorías está la mafia llena; pero al fin y al cabo polvos son y en polvos se van a convertir ya que no tienen otra cosa que hacer, lo cual significa que nosotros no tenemos nada que votar ni en las elecciones generales, ni en las autonómicas, ni en las europeas, porque quienes estamos limpios de votos ya podemos coger el tren de vida que nos queda gracias a Dios y alejarnos del fuego cruzado entre tanto polvo como están levantando las señorías. Yo, por ejemplo, prefiero cruzar el charco para que no me salpique ninguna gota de hipocresía. Os recomiendo que escapéis por ejemplo a Groenlandia porque con los pingüinos se vive mejor; aunque os van a calentar las orejas con lo de "¡Vótame, vótame mucho, como si fuera este voto la última vez! ¡Vótame, vótame mucho, y verás que pronto tu voto me hace ser juez!". Aguantad los cantos de sirena y marchad a Groenlandia. Es un consejo de amigo.
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José Orero De Julián