Cuando se convierte en oficio (Reflexiones)
Publicado en Sep 09, 2015
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Cuando se convierte en oficio, la mendicidad forma parte de la llamada picaresca social. Insisto, para dejarlo bien claro, que me estoy refiriendo a cuando la mendicidad se convierte en oficio. Remarco lo de cuando se convierte en oficio para que nadie se equivoque acerca de lo que a continuación voy a escribir para afirmar tal reflexión. 
 
Como buen cristiano que soy, y me precio además de serlo, nunca jamás se escuchó decir a Jesucristo lo de "ayuda al mendigo con solidaridad, amistad y amor". Lo que dijo Jesucristo es "ayuda al necesitado con solidaridad, amistad y amor". ¿Han visto ustedes la enorme diferencia que hay entre mendigo y necesitado?. Pues bien. Yo afirmo rotundamente que un mendigo no es un necesitado y un necesitado no es lo mismo que un mendigo. Son dos términos que, en gran medida, resultan ser hasta opuestos. Y lo vamos a razonar. 
 
Antes que nada traigo a este mi texto de reflexión aquella patética demostración que llevó a cabo un periodista español y lo publicó con toda clase de detalles demostrativos de que era verdad lo que descubrió. ¿Saben qué descubrió aquel periodista español después de pasarse un mes pidiendo en las calles haciendo creer al público que era un mendigo? Lo que descubrió es que aquel mes que estuvo mendigando ganó casi el doble que trabajando como periodista y eso que el sueldo de periodista era (e incluso sigue siendo) de los de clase media alta y rozando los de clase alta. O sea que era muchísimo más ventajoso estar sentado en la calle, sin hacer nada más que recibir limosnas de los ciudadanos, que sudar trabajando como periodista. 
 
La enseñanza más distintiva del Cristianismo es que Dios se despojó de sus atributos divinos y participó de lleno en la experiencia humana. En este proceso, Jesús mostró al mundo que los seres humanos pueden ser santos al practicar la compasión por el pobre, el oprimido, el incapacitado, el paria y el extranjero. ¿Se refiere, este párrafo, en alguna ocasión a los mendigos? Pues no. Se está refiriendo a los pobres, a los oprimidos, a los incapacitados, a los parias y a los extranjeros pero no se está refiriendo a los mendigos que se convierten en mendigos profesionales de la mendicidad para poder entenderlo mejor. 
 
Los evangelios revelan la innegable verdad de que Jesús se conmovía ante las necesidades humanas y respondía mediante actos de misericordia. A menudo, llamó la atención a las necesidades y preocupaciones de los pobres y despreciados; tenía un interés específico en relacionarse con ellos y darles las buenas nuevas de salvación. Sin embargo, a menudo, antes de atender sus necesidades espirituales, también respondía a sus necesidades físicas. Desafiaba a los pudientes a responder a las necesidades de los pobres como su deber. De los pobres decía que ellos nos proveen una oportunidad para hacer el bien y constituyen un examen de nuestra aptitud para participar del reino celestial (ver Mateo 25:31-46). ¿Y qué dice textualmente, y con traducción literal y directa, Mateo 25:31-46? Dice lo siguiente: "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna".
 
¿Habéis leído en alguno de los renglones de este párrafo la palabra mendigo? ¿Se está refiriendo Jesucristo a los mendigos o a los necesitados? Porque insisto en que no es la misma cosa. Nos vamos acercando a lo que yo quiero demostraros; pero antes vamos a terminar de leer algo del Nuevo Testamento relacionado con lo de dar a los demás. Leed Mateo 5:42 y os encontraréis con esto: "Al que te pida, dale; no rehúses prestar". Pero es necesario saber muy bien lo que quiere decir todo esto; así que acudamos a lo que interpretan los teólogos cristianos.
 
"Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses". Dice La Biblia de las Américas: "y al que desee pedirte prestado no le vuelvas la espalda". Lucas 6:30, "A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pi­das que te lo devuelva". Dice La Biblia de las Américas: "y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames". En estos preciosos textos Jesús nos enseña la bondad y la generosidad, características divinas. Es necesario que seamos generosos y bondadosos para ser "hijos (imitadores) de Dios". ¿Dar y prestar a todo el mundo? No hay conflicto entre enseñanzas bíblicas. Es necesario estudiar con cuidado para siempre ver la armonía en­tre ellas. Este texto no contradice otros que requieren el empleo de buen juicio en dar y ayudar a otros. Segunda de Tesalonicenses 3, enseña que no se debe ayu­dar a aquellos que no quieren trabajar. El verículo 6, dice "que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente", y el versículo 11 lo aclara, "no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno". En el versiculo 8 Pablo dice, "ni comi­mos de balde el pan de nadie". El versículo 10 concluye, "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma". Este texto claramente pone límite sobre el ayudar a otros.
 
Sigamos ahora con otros textos del Nuevo Testamento (el que no habla de la Verdad de Dios a través de Jesucristo y gracias al Espíritu Santo): En Efesios 4:28 y Primera de Tesalonicenses 4:11,12, Pablo requiere que todos trabajen. "El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje ... para que tenga qué compartir con el que padece necesidad" (tomando en cuenta lo que Pablo dice en Segunda de Tesalonicenses 3). Primera de Timoteo 5:8, "si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un in­crédulo". El deber de cuidar de la propia familia es otro factor que se debe consi­derar. El discípulo de Cristo debe ser ge­neroso, pero no debe descuidar a su propia familia. 
 
Bien. ¿Dónde aparece en todo esto la palabra mendigo? Lo que aparece en muchas ocasiones es la palabra necesitado y la necesidad de ganarse la vida trabajando pero no a través del oficio (y recalco lo de oficio) de sentarse en las aceras para pedir limosna porque se han convertido en mendigos y mendigas profesionales. ¿Es lo mismo ser un mendigo que estar necesitado? Para empeza a distinguir ambas cosas voy a transcribir un testo de psicología humana que acabo de encontrar en Internet, titulado "Ansiosamente necesitados de amor, de nuestro amor". Es muy bueno y me sirve como Introducción a lo que quiero explicar después. 
 
"La mente es paradójica, pero no ilógica, sino que tiene su propia lógica y maneras de funcionar. Curiosamente, y ahí reside su paradoja, ella suele transitar en dirección contraria a lo que estamos habituados a ver, por eso no solemos entender muchas veces lo que nos ocurre. Lo único que se necesita para comprenderla es entender el lenguaje en el que trabaja.
Lo que llamamos egoísmo, al contrario de lo que podríamos pensar, no se encuentra en la persona que tiene (y no sólo que aparenta) sentimiento de la propia valía, que se siente profundamente bien en su propio ser, sino que se halla justamente en personas que buscan a los demás para colmar (aunque siempre les es insuficiente) su propia carencia afectiva infantil. Éstas suelen ser personas muy dadas a los demás, sacrificadas (usualmente en exceso) pero que no suelen realmente saber amar (sencillamente, porque no se aman a sí mismas) porque sienten un hambre de afecto tan extremo que les ciega, no les hace ver más allá de dicha carencia, y por tanto no pueden ver a los demás tal y como son, y mucho menos amarles verdaderamente... por eso suelen idealizar rápidamente a quien tienen delante, a cualquiera que crean que les puede proporcionar el afecto que tan desesperadamente andan buscando; y se sacrifican relegando sistemáticamente sus propios deseos e intereses (y muchas veces, hasta los intransferibles derechos básicos como seres humano) ante esa persona “amada”, interpretando que así se hacen más dignos de amor a sus ojos… pero es muy difícil amar a quien anda rebajándose y mendigando nuestro amor a toda costa. Mediante ese proceder, condicionado por tremenda necesidad afectiva, cada una de esas personas tan sólo atraerá (una y otra vez) a manipuladores y controladores narcisistas, que encontrarán en ese mendigo, en ese ser que tan poco se ama, una víctima muy apropiada para colmar a su vez sus propias y malévolas carencias, ansias de control y poder sobre otros... y es que sin duda, la persona que manipula, que controla, también tiene sus carencias afectivas y tampoco se ama realmente a sí misma aunque exteriormente pueda parecer todo lo contrario (víctima y verdugo son en este caso ambas caras de la moneda, buscando colmar la misma insuficiencia afectiva mediante estrategias aparentemente tan distintas) ya que ésta sólo busca el control en los demás como sucedáneo del propio amor y autoestima que no se proporciona, por eso se suelen encolerizar tanto la persona manipuladora cuando sus planes se vienen abajo y pierden poder o influencia sobre sus víctimas. Ante una situación así, con suerte, esa relación parasitaria se romperá (no sólo puede darse en una relación de pareja, puede ser también de familia o amistad, incluso de trabajo) provocando en la persona que mendigó el amor o afecto, desilusión, confusión e incluso depresión, vivencias éstas que actuarán a modo de “efecto rebote”, lo que la hará sentirse más hundida, hambrienta y necesitada que nunca, se hará mucho daño, sufriendo tremendamente con las historias mentales (y muy probablemente culpabilizadoras) que se repetirá a sí misma en esos momentos en los que se siente tan abandonada; sí, está realmente abandonada, pero sobre todo de sí misma...  y pronto buscará distracciones, evasiones, en los demás, quizás en otra “relación ideal” (muy posiblemente también nociva) quizás en grupos de “amigos” que no la estimen realmente o que la juzguen sin comprenderla, pero con quienes al menos se siente distraída de sí, y puede “dejar de pensar” por un rato; mas la soledad en dichas compañías puede hacerse sentir más profundamente que estando únicamente consigo misma. No hay culpas, cada persona tiene sus propias heridas, muchas de ellas surgidas durante la infancia, nuestra mente, que no disponía por aquel entonces de la experiencia ni la consciencia para entender lo que estaba pasando realmente, creó a nuestro ego y juez interior como una defensa nada flexible pero útil ante situaciones en las que sentimos falta de cariño o amor por parte de nuestros padres o familiares, de las personas más importantes en nuestra recién inaugurada vida. Quizás entonces, nuestro limitado bagaje vital llegó a la conclusión de que debíamos “hacer méritos” para optar al amor de los demás, porque por el simple hecho de existir no lo merecíamos. Cambiar el pasado no es posible, pero no tenemos porqué resignarnos o entenderlo como algo que determinará toda nuestra vida sin remedio. Hemos de darnos cuenta de que realmente quien está pidiendo atenciones y amor cuando actuamos de la manera referida más arriba (mendigando, sacrificándonos inconscientemente o sobreexigiéndonos todo el tiempo...) es nuestro niño o niña interior herido o herida, que reclama lo que entonces no tuvo, ha quedado congelada esa carencia y necesidad, oculta en nosotros con el paso de los años pero no por ello inactiva. Lo que pretendo es mostrar que esta carencia afectiva primera no es posible colmarla de manera externa, en vez de ir hacia los demás con esas ansias y exigencias inconscientes, necesitamos llevar a cabo una labor o tarea personal. La forma de solucionar este círculo vicioso no se encuentra (por mucho que nuestro ego nos lo susurre) en el olvidarnos de nosotros mismos para darnos a los demás… en la ciega idealización de otras personas (que sólo indica lo mucho que reniego de mí mismo y el poco aprecio que me tengo) o en tener que hacer todo “perfecto” a ojos de los demás, sino en la humildad, en la comprensión de mí mismo y en la compasión"
 
Aquí corto el texto transcrito para haceros comprender que quien mendiga no es lo mismo que quien está necesitado; y lo afirmo por una razón fundamental: quien mendiga -quien se ha convertido en un mendigo o en una mendiga profesional- carece de dignidad humana, la ha perdido por completo y por eso se dedica a engañar a los demás para que los demás le den lo que ellos y ellas no quieren obtener mediante el trabajo; mientras que, por contra, el ser humano necesitado (hombre o mujer) mantiene siempre viva su dignidad como ser humano y no está mendigando absolutamente nada sino que está exigiendo a la sociedad en la que vive que le dé oportunidades dignas para demostrarlo. Cuando entiendo esos patrones internos destapo las falsedades sobre las que se apoyan los mendigos y las mendigas profesionales que no son otra cosa sino manifestaciones extremas de la clásica picaresca social; con la cual les es muy cómodo vivir como parásitos de la sociedad mientras la sociedad pica el anzuelo y les mantiene sin que ellos o ellas trabajen para ganárselo. Los necesitados (tanto hombres como mujeres) piden y reclaman justicia social para tener ese trabajo que necesitan como seres humanos con dignidad porque son responsables y quieren seguir siendo responsables durante toda su vida. El mendigo y la mendiga profesionales no quieren saber nada de esa responsabilidad. Por desgracia conozco ya muchos casos de mendigos y mendigas que no quieren hacer caso cuando les ofreces la oportunidad de ganarse la vida con dignidad a través de un trabajo y la formación continua para tener cada vez más posibilidades de crecer como persona.
 
Un ejemplo de ello, de los muchos que podría citar, me ocurrió hace unos meses en la ciudad de Murcia. Existe una mujer (no sé si española o extranjera porque eso viene a ser lo mismo) que está todo el santo día sin moverse de la puerta de un Mercadona pidiendo, dice ella, porque tiene hijos que alimentar. Está bien. Aceptemos esas circunstancias. Pero resulta que le entregué una tarjeta personal para que acudiese a nuestra ONG MUAD (Mujeres Unidas Apoyando al Desarrollo) explicándole que allí sería atendida en todas sus necesidades tanto ella como sus hijos, que allí tendría posibilidades de encontrar un trabajo a través de nuestra Bolsa y nuestros contactos con empresarios y empresarias, que allí tendría la ocasión de dejar de ser una ignorante y prepararse a través de nuestros Talleres y Programas de Formación Continua tanto en lo laboral como en lo intelectual, que allí iba a recibir toda clase de ayuda en cuanto a alimentos y asesoramiento para resolver cualquier cuestión burocrática de papeles y para ponerla en situación legal. ¿Hizo caso a mis recomendaciones o le interesaba mucho más seguir siendo una vagabunda comiendo a costa de los demás en lugar de ser una persona con dignidad propia gracias a su evolución humana? No hizo ni puñetero caso. Un par de meses después volví a pasar por el mismo lugar y seguía en sus labores de mendiga profesional. Ni tan siquiera piensa en esos hijos que dice que tiene (puede que sea cierto o que forme parte de la picaresca) a la hora de tener la suficiente decencia como para dejar de seguir engañando a los demás. Y eso ocurre con muchísimas personas que en lugar de querer ganarse la vida como personas que están necesitadas de ayuda (auunque la ayuda les haya sido ofrecida a cambio de nada) prefiere seguir con la cómoda mendicidad mientras haya incautos e incautas que piquen en el anzuelo de la sensibilidad mal entendida. El necesitado es sensible y necesita sensibildiad mientras que el mendigo o la mendiga ni tiene sensibilidad ni la busca pero engaña queriendo dar lástima cuando la lástima no es el camino para que un ser humano tenga dignidad suficiente como para decir que es un ser humano. 
 
Todos los gobernantes de la Unión Europea han comenzado a saber cuál es el verdadero problema de millones de seres humanos (hombres, mujeres, niños y ancianos) que huyen de sus países precisamente porque no quieren vivir como mendigos sino que sienten la necesidad de encontrar algún lugar donde poder trabajar con dignidad pensando en sus vidas pero, sobre todo en las de sus hijos, hijas y posteriores descendientes. En este sentido el actual gobierno de Europa está ofreciendo el compromiso de dar acogida a un total de 120.000 personas necesitadas (se las llama inmigrantes y no mendigos ni mendigas) y, para poder hacer las cosas como Dios manda, el gobierno español va a pedir a cada Comunidad Autónoma de España que presenten un listado completo de personas que pueden acoger en sus comunidades. ¿Qué tienen ahora que decir tantos "rojetes" que se las dan de defensores de La Causa cuando, en la realidad y cuando hay que demostrarlo (y lo sé por experiencia propia gracias a Dios ya superada sin sus ayudas) son más "agarraos" que un chotís verbenero? La vida nos da sorpresas y sorpresas nos da la vida señores "marxianos" por no llamarles marcianos en verdad. Y luego se llaman, pomposamente, internacionalistas. ¡Lo que hay que aguantar, Dios mío! ¿Verdad que sí, Carlos de La Elipa? Pues eso. A engañar a La Elipa o a La Felipa que está que flipa.  
 
Lean, por favor, "Rinconete y Cortadillo" (o "Novela de Rinconete y Cortadillo) obra de Miguel de Cervantes Saavedra, y analicen profundamente a un personaje denominado "Monipodio". Deben saber que este nombre ha dado lugar a la palabra "monipodio" que, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española significa " conjunto de personas que se asocian para fines ilícitos". ¿Existen o no existen en la actualidad numeroso Monipodios repartidos por todo el mundo y que se dedican a la práctica de explotar a los necesitados y a las necesitadas obligándoles a ejercer el oficio de mendigos y mendigas? Existen. Y los tenemos hasta delante de nuestras propias narices; porque desayunan a nuestro lado como si fuesen personas honradas.
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Reflexiones de carcter social y cristiano.

Palabras Clave: Comunicacin Divulgacin Reflexiones Pensamiento Conocimiento Instrucciones Sociedad Realidad Verdad Fe Cristianismo.

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Instrucciones



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