Pero no veis que es "Diesel"? (Diario)
Publicado en Sep 14, 2015
Fue un domingo primaveral, o tal vez veraniego, en la Casa de Campo de Madrid. Llevábamos ya realizados algunos partidos contra los del equipo de Menéndez y fue Menéndez el que dio el aviso a los suyos: "¿Pero no veis que es "Diesel" quien dirige todo el equipo de ellos?". A lo cual uno de su propio equipo le contestó: "¡Ya nos hemos dado cuenta desde hace varios domingos pero quién es capaz de anularle si se mueve por todos los lados del terreno de juego! ¡Si te crees capaz de hacerlo márcale tú a ver si lo consigues!". Menéndez se quedó callado porque tuvo que aceptar que ganásemos, empatásemos o perdiésemos, era imposible que a mí me anularan como jugador de fútbol. No sólo me movía por todos los lados del terreno de juego sino que, si llegaba la ocasión, me gustaba también jugar de portero e intentar quedar imbatido aunque tuviese que dejar el puesto de organizador de mi equipo o dirigirlo desde la portería. Y es que, más que capitán, yo era el líder; porque ser capitán de un equipo de fútbol lo puede ser cualquiera designado por los compañeros, pero ser líder de un equipo de fútbol no lo nombra nadie sino que surge de la propia concidión natural de líder. Y eso era yo llevara o no llevara el título de capitán (muchas veces se unían ambas cosas) porque era líder desde mi nacimiento como futbolista allá en el patio del recreo del Colegio Lope de Rueda de Madrid.
Hace ya muchos años que nos enteramos de que Menéndez murió de un ataque cardíaco pero aquel domingo en que descubrió que yo era líder de mis compañeros todavía era capaz de manejar bien el balón; mas también recuerdo aquel otro domingo en que Juan Manuel, que me había puesto el apodo de "Diesel", tuvo un pequeño altercado con él. Ante la estupefacción de todos los que estábamos jugando, y debido a que Juan Manuel estaba anulando a Menéndez con un marcaje hombre a hombre, éste le sóltó lo de "¿Es que quieres cazarme?"; a lo cual, mi amigo y compañero universitario Juan Manuel, que tenía las ocurrencias graciosas de los del barrio de Lavapiés, le contestó con un "Yo me dedico a cazar a otra clase de animales". Durante el partido guardé un diplomático silencio (yo siempre era diplomático en toda clase de trifulcas) pero al terminar el encuentro, y ya de paso para tomar los aperitivos pospartido, no pude dejar de reír mientras Juan Manuel y yo recordábamos tal suceso. Era una de las muchas anécdotas que solían suceder domingo tras domingo en aquellos inolvidables partidos de fútbol que celebrábamos en la Casa de Campo de Madrid desde que amanecía hasta que sonaban las dos del atardecer. ¡Inolvidables partidos que me servían para guardar siempre una excelente forma tanto física como mental! Para eso era el líder. Y no crea nadie que serlo es fácil, puesto que te obliga a ser el que más se sacrifica para los demás. De haber sido individualista no lo hubiese conseguido jamás.
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