Una tarde con el majara (Entrevista)
Publicado en Sep 16, 2015
Cuando se me encargó el trabajo de entrevistar a Albert Einstein aprovechando su estancia en Barcelona, yo sabía que me iba a tocar roer un "hueso duro". Antes de salir para la Ciudad Condal estuve meditando sobre la conveniencia o no conveniencia de entrevistarle abiertamente o de manera más o menos solapada. Preferí hacerlo abiertamente para no entrar en su área de las proposiciones interrogativas. Me dije para mí lo de "¡Ánimo, Diesel, nada de irte por las ramas así que suerte, vista y al toro!". Hice un ejercicio de memoria sintetizada: Cuando Joaquín García Morato, formó su primera unidad de caza adoptó una insignia consistente en tres pájaros que volaban en formación de flecha: un halcón, que representaba a Morato, una avutarda a Bermúdez de Castro y un mirlo, a Salvador. Pero no tenían lema. Y ese lema tuvo como origen un hecho bastante gracioso y original: "Un piloto muy joven y entusiasta, tenía decidido ingresar en la escuadrilla de Morato fuese como fuese, y no pasaba día sin que éste tuviera que escuchar una y otra vez sus ruegos". Con firmeza, pero también con paciencia lo rechazaba, explicándole que no había vacantes y que los Fiats escaseaban. Para tratar de desilusionarle definitivamente le dijo en broma que si descubría el lema de la escuadrilla en el lapso de una semana le permitiría entrar en ella. El joven piloto interrogó a todos los oficiales de la base rogándoles encarecidamente que le confiaran el tan bien guardado secreto. Uno de ellos, sin duda con mucha guasa, le dijo que si le daba solemne palabra de honor de no decir nada a nadie y menos a Morato se lo descubriría. El oficial aceptó las condiciones. Pues bien -le contestó entonces en tono muy confidencial-, nuestro lema es "Vista, suerte y al toro". No tengo nada que ver con Morato excepto que soy de pelo color castaño al igual que su segundo apellido y, viendo una foto de Einstein, me partí de risa viendo sus pelos como de grullo en época de apareamiento y me decidí lanzarme a la aventura. Logré localizarle en el Hotel Sant Agustí y, sorprendido de que un ateo tan reconocido como él estuviera residiendo en un lugar dirigido por monjes, me despertó más la curiosidad. Quedamos una tarde que recuerdo perfectamente bien porque se trataba de la Celebración de la Díada; o sea, 11 de septiembre para ser más exactos, y me recibió en el comedor del hotel donde me invitó a nueces garrapiñadas. Le vi muy desmejorado pero no dije nada aunque los pelos se le pusieron de punta desde mi primera pregunta hasta el final.
Diesel.- ¿Usted se considera de verdad un genio? Einstein.- Si ser genio es decir alguna gilipollez que otra yo soy el mayor genio de la historia de la humanidad. Diesel.- Hablando de gilipolleces, ¿usted es poco comprendible, algo comprendible o muy comprendible? Einstein.- No comprendo la pregunta. Rápidamente me di cuenta de que, en efecto, debía ser bastante gilipollas... Diesel.- ¿Está usted en los huesos o estoy hablando con una radiografía? Einstein.- Soy así desde niño. Diesel.- ¿Es que usted nunca tomó colacao en su vida? Einstein.- ¿Qué es el colacao? Diesel.- Un producto de Idilia. ¿Qué tal le va a usted en esto de los idilios? Einstein.- ¡Ahí me acabas de cazar en fuera de juego, Diesel! Diesel.- ¿Quizás porque la niña que tuvo con su amante Mileva, con la cual usted no estaba todavía casado, fue algo que quiso ocultar para que todos creyeran que era un padre ejemplar al casarse con Elsa? Einstein.- Por ahí van lo tiros... Diesel.- Pero le salió el tiro por la culata... ¿no es cierto?... Einstein.- ¡Ahí me acabas de cazar otra vez en fuera de juego, Diesel! Diesel.- ¿Es que a usted le daba por jugar de delantero para enamorar a las estudiantinas como hacía el famoso Emilín? Einstein.- Pero no tuve mucho éxito con ellas y me conformé con las que nadie quería... Diesel.- ¿Y no le parece eso bastante follón? Einstein.- Yo más bien diría caso de fotones más que de follones. Diesel.- Hablando de fotones... ¿por qué siempre sale usted tan feo en las fotos?... Einstein.- Cada cual es cada cual... Diesel.- ¿Y no le da vergüenza ser más feo que Picio? Einstein.- Sí. Me da mucha vergüenza pero... Diesel.- ¿Pero no es una paradoja contradictoria que siendo usted tan buen físico tenga usted tan mal físico? Einstein.- No sé que decir... Diesel.- ¿Digame entonces, ya que hablamos de paradojas, quién escribió sobre "Paradox"? Einstein.- ¿Algún escritor romano? Diesel.- De Literatura está usted más pez que un pez volador; porque resulta que quien escribió sobre "Paradox" fue Pío Baroja. Pero hablando de peces... ¿qué sabe usted de peces?... Einstein.- ¡Esa sí que me la sé! ¡Todos los peces son ateos! Diesel.- ¿Está usted seguro de que todos los peces son ateos? Einstein.- ¡Seguro del todo! Diesel.- ¿Entonces cómo explica usted eso de pero mira como beben los peces en el río pero mira como beben por ver a Dios nacido? Einstein.- ¡Otra vez me has cazado, Diesel! Diesel.- ¿Otra vez en fuera de juego? Einstein.- ¡Otra vez en fuera de juego! Diesel.- Escuche Alberto, déjese ya de jugar a lo Emilín y dígame, ya que tanto le gusta Emilín, quiénes fueron los compañeros de ataque de Emilín. Einstein.- ¡Esa sí que me la sé de verdad! ¡Los compañeros de ataque de Emilín fueron Sarkozy, Lence, Córcoles y Verde! Diesel.- Está usted totalmente verde del todo porque, mire por dónde, los compañeros de ataque de Emilín fueron Casuco, Gallart, Lángara y Herrerita. Einstein.- Es que yo pensé... Diesel.- ¿Pero usted piensa o hace creer a los demás que piensa? Einstein.- Pienso... Diesel.- Pero p¡ensa muchas tonterías. Einstein.- Es que yo soy muy tontín. Diesel.- ¿Tan tontín tan tontín tan tontín que por eso le llaman "El Campana"? Einstein.- ¡Jajajajajá! ¡¡Jajajajajá!! ¡¡¡Jajajajajá!!! Me di cuenta de que le estaba dando uno de sus famosos ataques de locura tremendista y, como un torero a lo "Cordobés", tuve el tremendo valor de agarrar un puñado de nueces garrapiñadas y se las introduje en su boca para que se le pasara el ataque. Einstein se contrajo sobre sí mismo y escupió todas las nueces sobre la mesa de cristal. Cogí la jarra de agua, llené un vaso y se lo di para que se le pasara el susto. Una vez vuelto a la normalidad seguí con la entrevista. Diesel.- ¿Se puede saber cuánto tardó usted para encontrar la dichosa fórmula de e igual a m al cuadrado? Einstein.- ¡Toda mi vida! ¡Pasé toda mi vida estudiando para llegar a encontrar esa fórmula! Diesel.- ¿Y no le parece de persona simple pasar tanto tiempo hasta llegar a esa fórmula tan simplona? Einstein.- Un respeto por favor... Diesel.- ¿Pero cómo quiere usted que le tenga respeto si es usted más simple que el mecanismo de un chupete? Einstein.- Se lo pido por favor... Diesel.- Está bien. Lo voy a hacer por favor. ¿Es verdad que todos somos muy ignorantes tal como dice usted? Einstein.- Ignoro que yo haya dicho tal cosa. Diesel.- Le voy a refrescar la memoria. Uste dijo "Todos somos muy ignorantes; lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas". Einstein.- Ya recuerdo... ya recuerdo... Diesel.- ¿Se puede saber a quiénes se refería usted con eso de que todos somos muy ignorantes? Einstein.- ¡Perdona, Diesel! Me parece que cuando dije esa tontería me pasé más de siete pueblos. Diesel.- ¡Qué gran confesión acaba usted de hacer! Porque resulta que lo que sucede no es que todos ignoremos cosas diferentes sino que quienes son diferentes como usted creen que todos los ladrones son de su misma condición. ¿Verdadero o falso? Einstein.- ¡Me has cazado, Diesel, me has cazado! Diesel.- Usted me confunde con mi padre, Alberto; porque resulta que mi padre sí que cazaba pero yo no. Einstein.- Quiero decir que me arrepiento de haber dicho esa frase tan estúpida. Diesel.- Pues sí que es estúpida porque usted mismo se contradice. Einstein.- ¿En qué me contradigo? Diesel.- En que defiende que absolutamente todo es relativo pero va y suelta la estupidez de decir que todos somos ignorantes. ¿Cómo puede usted decir que todos somos ignorantes si eso de todos elimina la posibilidad de que haya relatividades y no podamos ser todos diferentes? ¿Se da usted cuenta de las payasadas que dice? Einstein.- Reconozco que digo muchas payasadas. Diesel.- ¿Y no le gustaría trabajar con los Hermanos Tonetti para hacer el payaso en lugar de decir payasadas? Einstein.- Lo intenté, Diesel, lo intenté. Convencí a Manolo pero no pude convencer a José. Diesel.- No sé qué pensará de todo esto Puga pero supongo que Puga también habrá dejado de decir payasadas. Einstein.- ¿Quién es Puga? Diesel.- Digamos que un gallito de corral completamente despeluchado porque a la hora de decir tonterías las dice dobladas; sobre todo cuando habla de los Hermanos Tonetti cuando él podría ser el mismísimo Cepillín por la gran cantidad de cepillados que le hace a Follente. Einstein.- ¿Hacer el cepillado quiere decir lo mismo que hacer el pelota? Diesel.- ¡Exacto, Alberto! ¡Usted sí que sabe! Pero volvamos al asunto. ¿El mundo del saber es bello y maravilloso? Einstein.- Exacto. Yo fui quien dijo que nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber. Diesel.- Vamos por partes, Albertito, vamos por partes. Si usted dice que no se debe tomar el estudio como una obligación, ¿por qué obliga usted a todos sus estudiantes de la Universidad de Berna a que saquen por lo menos un aprobado y si no lo sacan usted les suspende y les obliga a tener que dejar los estudios? ¿En qué quedamos? ¿Estudiar hay que tomárselo como una obligación o no hay que tomárselo como una obligación? ¿Cómo explica usted eso que dice y que se contradice con lo que usted hace? Einstein.- ¡Me cazaste bien cazado, Diesel! Diesel.- ¿No será que no es igual predicar que dar trigo? Einstein.- Me dejas sin poder decir nada. Diesel.- Entonces sigamos con la segunda parte. Si el mundo del saber es bello, ¿cómo es que usted, que dice que sabe tanto, es tan feo? Einstein.- No me había dado cuenta yo de eso... Diesel.- ¿Y tampoco se ha dado cuenta de que si el mundo del saber es maravilloso por qué usted no se maravilla de la Creación de Dios y parece como que dice que Dios, que es el Ser más sabio que existe, no es maravilloso? Einstein.- ¡Estoy acongojonado! Diesel.- ¿Ha querido usted decir acojonado? Einstein.- Eso... eso... pero es que a los genios nos da por decir muchos eufemismos... Diesel.- ¿Para no reconocer que no saben ni la mitad de la mitad de la mitad de todo lo que dicen que saben? Einstein.- Eso... eso... hay que saber disimular para no demostrar lo poco que sabemos... Diesel.- Pues ya que estamos siendo tan sinceros, ¿cómo es eso de que si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo? Einstein.- ¿También me he equivocado en esa frase? ¡Eso sí que no me lo puedes rebatir! Diesel.- Eso se lo rebato yo con un simple ejemplo. Yo suelo jugar muchas veces al fútbol haciendo siempre las mismas cosas y, mire usted por donde, muchísimas veces obtengo resultados distintos. Algunas veces gano, otras veces empato y hay veces que pierdo; y no siempre gano, empato o pierdo, por el mismo resultado sino por resultados muy diferentes. ¿Qué me dice a eso, genio de los genios? Einstein.- ¿Me das permiso para volver a decir que me has cazado? Diesel.- Le doy permiso. Einstein.- ¡Me has cazado, Diesel! Diesel.- Pues también se lo puedo demostrar jugando a los naipes o al dominó por ejemplo. Se hace siempre lo mismo pero se obtienen resultados distintos. Einstein.- ¡Pues es verdad! ¿Cómo me puedo equivocar yo tanto? Diesel.- Porque la cuestión no es hacer siempre lo mismo o hacer siempre cosas distintas sino que cuando se hace algo hay que tener Fe para triunfar estemos haciendo siempre lo mismo o estemos haciendo siempre cosas distintas. ¿Se ha enterado ya, genio de los genios, de lo que es la Fe? Einstein.- ¿Qué es la Fe, Diesel? Diesel.- Contrariamente a lo que muchos dicen y creen, yo digo y creo que la Fe no sólo consiste en creer lo que no se ve sino, sobre todo, en sentir lo que se ve... porque la Fe nunca es ciega, a pesar de lo que tantísimos ignorantes dicen y creen afirmando que sí lo es. Estoy demostrando que no es ciega desde el mismo instante en que he comenzado a decir que sentimos lo que vemos y si sentimos lo que vemos es que tenemos tanta Fe que hacemos realidades nuestros sueños con los ojos abiertos y tener los ojos abiertos teniendo Fe es señal de que la Fe no es ciega. ¿Está usted de acuerdo o no está usted de acuerdo? Einstein.- Es la primera vez que estoy de acuerdo con alguien que me supera... Diesel.- ¿En qué le supero yo si es que se puede saber? Einstein.- En que tú me descubres todos mis errores mientras los demás me admiran como el máximo genio de la Historia y no me descubren ninguno. Diesel.- ¿Es por eso por lo que usted se cree un ser superior al resto de los mortales? Einstein.- O eso o yo estoy majara. Diesel.- O las dos cosas a la vez. ¿Por qué no pueden ser las dos cosas a la vez? ¿No ha visto usted las monedas romanas de Nerón? Einstein.- Algunas he visto. Diesel.- ¿Y no es verdad que las dos caras de las monedas de Nerón son diferentes pero la verdad es que Nerón estaba majara sea cual sea la cara de las monedas de su época? Einstein.- Pues es verdad... Diesel.- Sigamos. Usted dijo que hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana; y luego añadió que del Universo no estaba usted seguro. Einstein.- Estaba un poco pasado... Diesel.- ¿De droga tal vez? Einstein.- De orgullo. Diesel.- ¿Y no es el orgullo una de las peores drogas que existen? Einstein.- Pues es verdad... pero esta vez... Diesel.- Pero esta vez usted también se equivocó; porque el Universo tiene el límite que Dios tiene ya previsto y que será cuando llegue el Día del Juicio Final. Ese día el Universo ya no crecerá jamás porque entonces no tendría sentido que Dios haya creado el Tiempo y ya se sabe que se llama tiempo a todo lo que está limitado y vendrá el Tiempo que en la Biblia se llama último y si es último es que ya no habrá más allá en el Universo. Y en cuanto a lo de que toda la humanidad es estúpida, como usted afirma, sólo puede decirlo alguien que lo haya comprobado en su propia persona como usted; pero que usted y muchos genios como usted sean estúpidos no quiere decir que todos los humanos seamos estúpidos porque no existen dos seres humanos iguales y, al no existir dos seres humanos iguales, hay muchos seres humanos que no somos estúpidos como ustedes los que se las dan de genios pero se llaman a sí mismos estúpidos; lo cual es lo más estúpido que yo he conocido. ¿Qué le parece? Einstein no sabe qué contestar, toma un puñado de nueces garrapiñadas y se recupera de su fracaso entreteniéndose en mascarlas poco a poco mientras yo espero... Einstein.- ¡Ya! Diesel.- Eso de ya todavía no porque aún no hemos terminado. Einstein.- Entonces que sea lo que Dios quiera... Diesel.- ¿Pero no dice usted que Dios es una invención humana? Einstein.- Y creo que lo es. Diesel.- ¿Entonces cómo me pude explicar eso de que su futuro quede en manos de lo que un Dios creado por seres como usted quiera? ¿Es que lo creado supera a lo creador? Einstein.- ¡Hostias! Diesel.- ¿Sorprendido otra vez en fuera de juego? Einstein.- ¡Hostias, hostias y hostias! Diesel.- Dejese ya de tantas hostias porque usted no tiene ni media y conteste a mi pregunta. ¿Cómo es posible que un Dios creado por los hombres sea superior a los hombres cuando son los hombre quienes lo han creado? ¿Lo creado supera a los creadores o es usted, y todos los que son somo usted, lo suficientemente imbéciles como para no saber lo que hacen ni lo que dicen? ¿Que me contesta a eso? Einstein.- Estoy empezando a pensar... Diesel.- ¿Está usted empezando a pensar cuando ya tiene 75 años de edad? ¿Es que es usted una involución humana? Einstein.- Eso... eso... eso... Diesel.- ¿Qué es eso? Einstein.- Que estoy a punto de palmarla cuando comienzo a pensar. Diesel.- Pues entonces le voy a seguir ayudando para que piense uste un poco. Para usted hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica; y usted mismo la llama voluntad. Einstein.- ¿Qué sucede con esa frase? Diesel.- Es propia de un inepto. A Einstein le da un ataque de tos y le tengo que golpear fruetemente en la espalda para que termine de tose. Einstein.- ¡Que me rompes! ¡Que me rompes! ¡Que me rompes! Diesel.- ¿Qué le estoy rompiendo? Einstein.- ¡Mi voluntad! ¡Me estás rompiendo mi voluntad! Diesel.- ¿Pero no dijo usted que la volutnad era más fuerte que el vapor, la electricidad y la energía atómica? Que yo sepa yo no soy más fuerte que ninguno de esos tres inventos humanos y si embargo su voluntad se está rompiendo por unos simples golpecitos en su espalda. ¿Cómo puede usted explicar eso? Einstein.- ¡Es increíble pero no puedo explicarlo! ¡Me rindo! ¡Tiro la toalla! ¡Abandono! Diesel.- Espere un momento, genio de genios, espere un momento que le voy a dar un ligero repaso a ver si lo capta usted. Según digo yo voluntad es decir siempre sí a lo imposible. Cuando se es un débil mental como lo es usted y los son mcuhos que se les ha reconocido como genios sin serlo, pues resulta que dicen cosas que en la práctica no se lo creen. yo sin embargo estoy convencido de que la voluntad sí es más fuerte que el vapor, la electricidad y la energía atómica; pero no porque lo diga cara a los demás, como hacen ustedes los de "las brillantes" frases que luego, a la hora de la verdad, se rajan a las primeras de cambio. Yo no sólo lo digo sino que lo demuestro. Me han golpeado muchísimas más veces que a usted y sin embargo nunca jamás han podido con mi voluntad. ¿Comprende ahora cómo lo que se dice hay que demostrar que se dice por algo verdaderamente demostrable y no como una frase para quedar bien en los libros nada más? ¿De qué voluntad están ustedes hablando, genios de la Humanidad, cuando no pueden demostrarlo por culpa de unos simples golpecitos en la espalda? No son los grandes genios, los de las frase brillantes, los que demuestran tener verdader voluntad sino los que demuestras que la voluntad es decir sí a lo imposible aunque no tengamos que estar en las páginas de los más bellos libros como al parecer tanto les gusta a ustedes estar. Einstein.- Me siento avergonzado... Diesel.- Porque no se ama lo suficiente a sí mismo. Einstein.- Lo reconzoco. He perdido la batalla. Diesel.- ¿Y si no se ama lo suficiente a sí mismo cómo se le ocurre a usted ir diciendo por ahí que vivimos en el mundo cuando amamos y que sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida? ¿Cómo puede usted amar la vida de los demás si no ama la suya propia? Eso es algo inaudito porque es algo que no es real. Einstein.- Es que algo hay que decir... Diesel.- Pero siendo un genio lo que hay que decir es siempre algo coherente... ¿no es cierto?... Einstein.- Cierto. Eres la primera persona que me llama incoherente y le tendo que dar la razón. Diesel.- ¿Sabe usted por qué yo amo y respeto la vida de los demás desde que tengo uso de esa razón que ahora usted nombra? Einstein.- ¿Porque te amas a ti mismo? Diesel.- Exacto. Porque me amo a mí mismo sé lo que es el amor y sólo se puede amar a los demás cuando se sabe lo que es el amor. Decir lo contrario es muy bonito para salir en los titulares de los medios de comunicación social pero, en realidad, sólo es papel mojado. Si te mojas amando a los demás es porque antes te has mojado amándote a ti mismo y si no es así es que eres más falso que Mahashta Murasi. Einstein.- ¿Ese viejo loco? Diesel.- Viejo es y loco también es. Porque no es imposible llegar a tener 175 años de edad sino que lo que es imposible es que nadie se haya dado cuenta hasta que él lo ha ido diciendo. ¿Comprende usted la diferencia entre la verdad y la mentira? Einstein.- La comprendo, Diesel. Si fuese verdad que tiene 175 años de edad por poner un ejemplo al haber cumplido los 120 años de edad ya se habría enterado alguien y lo hubiese hecho público. Diesel.- Pues lo mismo digo yo con su famosa frase. Si fuese verdad que usted ama a los demás... ¿por qué no ha amado siempre a los demás y a esperado a ser famoso para decir que ama a los demás?... ¿lo hace usted por acrecentar su fama tal vez?... Einstein.- ¡Me has cazado definitiovamente! Diesel.- ¡Y dale con confundirme con mi padre! Que le repito que el cazador es mi padre y yo no. Pero como ya no tengo ganas de discutir sandeces con usted, ¿qué es eso de que los grandes espíritus siempre ha encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres? Einstein.- ¿Es que no es cierto? Diesel.- Es una mentira; porque los que siempre se oponen a los grandes espíritus no son los de las mentes mediocres sino los de las mentes enfermizas que es cosa muy diferente. ¿Sabe lo que es la envidia? Einstein.- Supongo que tener una mente enfermiza. Diesel.- Pues esa es la verdadera respuesta. La mente mediocre no es la que se opone a los espíritus humanos sino los de las mentes envidiosas y, por lo tanto, enfermos mentales precisamente porque son envidiosos tengan la clase de mente que tengan. ¿Aclarado el asunto? Einstein.- Aclarado el asunto. Diesel.- Pues termino con algo dicho por usted y que cuando lo leo me descojono de risa. Einstein.- ¿Qué cosa es? Diesel.- Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor. Después, todo el amor pertenece a los pensamientos. ¡Jajajajajá! ¡¡Jajajajajá!! ¡¡¡Jajajajajá!!! Einstein.- ¡¡¡Jajajajajá!!! ¡¡¡¡Jajajajajá!!!! ¡¡¡¡¡Jajajajajá!!!!! Y aprovechando que Albert Einstein se está revolcando en el suelo sin dejar de soltar carcajadas a volumen descomunal aprovecho para coger un buen puñado de nueces garrapiñadas, me las meto en los bolsillos de mi chaqueta y me marcho del hotel antes de que se le pase el ataque. Lo que digo. Está completamente majara y espero que esta Entrevista me otorgue un poco más de éxito porque de la fama paso del todo.
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