La verdad es que, siendo sincero del todo, he sentido una emoción muy elevada al saber que me puedo seguir conectando con todos mis amigos y mis amigas de cualquier parte de este sufrido mundo de las Letras que, muy a menudo, nos produce algun sobresalto que otro pero... en fin... que la vida continúa y que todos los que escribimos (seamos hombres o mujeres) no podemos sustraernos a esta especie de catarsis que nos engloba en un paréntesis existencial. ¿Qué podemos escribir que sea realmente consecuente con lo que somos y con lo que estamos viviendo? Yo me pregunto muchas cosas pero, a decir verdad, las respuestas dependen de otros factores ajenos a mi propia voluntad. Si estoy escribiendo desde Branford no es algo que yo tuviera premeditado sino que la vida nos empuja hacia lugares tan dispares como el desierto de Kalahari (por decir un lugar árido) o hacia las frondosas vegas del rio Genil (por decir un lugar fresco). Sin embargo ni estoy en Kalahari ni estoy en Genil sino en Branford. La emoción es la misma y lo único que varía es la intensidad con la que vivimos dichas emociones. A un estado natural corresponde una emocion natural y a una emocion natural corresponde un desarrollo natural de nuestras condiciones literarias. Alguien dijo lo de "somos o no somos" y yo pienso lo siguiente: "puesto que soy, lo que de verdad me emotiva es lo que puedo determinar como naturaleza viva que rodea a mi ser". Lejos de ser "kantiano" o de ser "descartiano" yo soy el filósofo de mi propia esencia. Y hay que tener en cuenta que mi esencia, en estos momentos, corresponde a la vivencia de tomar un café expreso en Starbucks. 
 
Leo: "Our barista promise. Love your beverage or let us know. We'll always make it right". Pues eso mismo digo yo y todos en paz y santas pascuas para todos. Espero pasar una tarde feliz nadando en medio de esta experiencia emotiva que me rodea y, teniendo en cuenta que ya soy muy experto en dar rodeos, supongo que algo de cenar habrá en el día de hoy. Mientras tanto experimento una extraña sensacion; algo así como si un millón de ojos extraños estuviesen leyendo lo que escribo pero sin enterarse de nada de lo que escribo. Cosas de escritores. No hagan demasiado caso porque son cosas de escritores.
 
Me observo a mí mismo y me doy cuenta de que, en los últimos tiempos, he crecido bastante; tanto como para poder escribir "real man" que quiere decir, mas o menos, 'hombre real" y es que, perdonad que insista en lo mismo una vez mas, yo soy noble, pertenezco a la nobleza y por eso soy real. No sé que habrán hecho el Real Madrid o la Real Sociedad, pero estoy ocupado en convertir unos puntos suspensivos (...) de mi personalidad en un punto y seguido. Sigo. Más allá de todo siempre existe un porqué. Mi actual porqué es saber si escribo por ser real o soy real porque escribo. Mi dirección, ahora, es la que marcan los minutos y, minuto tras minuto, siento esa experiencia emotiva de estar en otro mundo ajeno mientras una mosca me hace pensar que la realidad no es tal como la interpretan los inmovilistas sino la que hace que se expandan nuestras alas imaginarias. Y volamos para sentirnos liberados de esa pequeña angustia que acompleja a quienes no son reales. 
 
Cierro mi Diario con una sonrisa y un pequeño pensamiento: "Ser real es existir dentro de nuestro punto de vista seamos quienes en verdad seamos ya que somos diferentes a todos los otros puntos de vista que opinan sobre lo que somos". Shared Planet digo yo: o sea, que en este Planeta el que no vive es porque no lo desea o, mejor dicho, para vivir en este Planeta hay que dejar de pensar en la Luna... por lo menos hasta que llegue la noche y podamos volver a soñar en un día mejor para todos. Que la Luna nos pille confesados para poder seguir sintiendo esta experiencia emotiva. Y no estoy en Bangalore ni soy Giacomo Leopardi dando la vuelta al globo en ochenta sueños, lo cual me parece casi imposible pero un día de estos lo voy a intentar porque mientras haya imaginación es señal inequívoca de que hay vida para contarlo.