Con la ayuda de un vecino (Diario)
Publicado en Oct 17, 2015
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Siendo yo mucho mas niño de lo que soy ahora (que ya es decir), los cuatro varoncitos de la casa nos sabíamos, de memoria, una frase inolvidable que nos recitaba continuamente, como cantilena rutinaria, nuestra abuelita materna Rufina: "Con la ayuda de un vecino mató mi madre a un gorrino". Bueno. Exactamente no era solo con la ayuda de un vecino sino que mi propia abuelita materna Rufina, junto con mi propia madre Rosario y mi propia hermana Isabel (que ya entonces tambien las ayudaba en la tarea), llegada la hora de la matanza del cerdo en la Cuenca de España, allá por diciembre o enero dependiendo de la rapidez con que el gorrino se hubiese cebado, iban a casa de mi tía abuela Maria -la de Molinos de Papel- para realizar la labor; aunque muchas veces (por eso de ganarle tiempo al tiempo) se traían todos los despieces del cerdo en cuestión (que había engordado durante todo el año) a nuestra casa militar de la calle madrileña de Alcalde Sáinz de Baranda numero 56 (piso 5-D de la escalera izquierda para ser completamente exactos) y con una maquina de hacer chorizos se dedicaban afanosamente a la labor de confeccionarlos de manera artesanal. 
 
Aquellos chorizos (no confundir, por favor, con la palabra chorizo que significa ladrón en la jerga del hampa) estaban tan apetitosos que los cuatro varoncitos de la casa merodeabamos alrededor de ellos, cuando ya colgaban del techo de la cocina, contando minuciosamente los días, las horas y hasta los segundos que iban faltando para ser servidos en la mesa e hincarles el diente antes de que entrasen de lleno en nuestros delgados estómagos porque nos criábamos fuertes pero delgados. Mi padre observaba toda la escena liando cigarrillos con sus papelillos de fumar de la marca "Carabelas" (a veces sustituidos por los de la marca "Jean" no sé por cual razón) con la incógnita, en su mirada, de saber si saldrían apropiados para ser consumidos rápidamente o no salían como Dios mandaba y, en ese lastimoso caso, había que esperar alguna semana más de lo que teníamos previsto mientras nuestros estómagos rugían al verlos colgando, tan hermosos, de dicho techo.
 
Pero las mujeres de la casa eran muy diestras y nunca erraban en su artesanal labor siendo así cómo los sabrosos chorizos (no confundir, por favor, con la palabra chorizo que significa ladrón en la jerga del hampa) se veían dorados, apetitosos y hermosos (como bien decía mi abuelita materna Rufina) sobre los platos y junto a las tajadas de tocino frito que crujían y estaban diciendo: "¡Comednos, comednos antes de que llegue el vecino y pida su parte!"
 
Hoy, con la ayuda de Wikipedia, recuerdo que la matanza del cerdo, en la Cuenca de España, efectivamente se llevaba a cabo en diciembre o en enero, cuando el frío de Madrid helaba nuestras orejas camino del cole. Los días anteriores a la matanza se celebraban reuniones familiares, habitualmente se invitaba a uno o dos vecinos expertos matarifes y se preparaban los instrumentos afilándolos, eligiéndose un día (generalmente por los mayores) que se previera sin lluvia, niebla, nieve o humedad (lo ideal era un día soleado con una buena helada matutina). El día de la matanza se desayunaba una o dos horas antes de que amaneciera y generalmente se hacía un desayuno fuerte ya que el día de la matanza solía ser duro y se trabajaba rápido; hasta había personas que solían acompañar al desayuno con alguna bebida alcohólica de alto grado como un aguardiente. La sesión comenzaba apenas salido el sol: entre las 9 y las 10 de la mañana. El matarife iba provisto de un gancho con el cual enganchaba al cerdo por la mandíbula y lo llevaba hasta el banco de madera. Junto con el matarife con su cuchillo se situaban quienes sujetabann al animal con unas cuerdas; y varias mujeres y niños con cubos para recoger la sangre —que se empleaba posteriormente en la elaboración de las morcillas que también estaban muy sabrosas por cierto— y dotados de cucharas para removerla y evitar que se cuajara. El cerdo chillaba desesperadamente durante esta fase y podía oirse desde lejos, lo cual era muestra de su fuerte dolor y ante lo cual nosotros cuatro nos escondíamos en nuestra habitación para no ver el desaguisado que se estaba produciendo en la cocina. Pero todo ello era muy importante para conseguir una buena calidad final de los productos del cerdo debido al adecuado drenaje de la sangre del animal.
 
Por otro lado, también recuerdo (esta vez sin la ayuda de Wikipedia y gracias a mi proverbial memoria que a veces es demasiado proverbial como bien dicen algunas personas que me conocen más o menos bien o más o menos mal vaya usted a saber) que la frase "Con la ayuda de un vecino mató mi madre a un gorrino" se refiere, de manera simbólica, a cuando (por poner un ejemplo y que nadie se ofenda porque solo es un ejemplo nada mas) has conseguido llegar a ser ingeniero agrónomo porque tienes el rimbombante nombre de pila de Agustín y tienes un padre muy millonario que posee muchísimo dinero en los Bancos gracias al gran negocio de las guerras y que me perdone Agustín de Hipona porque este santo no tiene la culpa. Algo así (por seguir poniendo un ejemplo y que nadie se ofenda porque es otro ejemplo nada más) como si, llamándote por supuesto Agustín, tu padre fuera Donald Trump ya que está tan de moda este nombre en estos días que estamos viviendo gracias a Dios y que conste que solo es un ejemplo y es una simple casualidad.
 
Pues bien. Hechas dichas aclaraciones he de decir que los gorrinos de la Cuenca de España (y me refiero únicamente al ganado porcino y nada más no vaya a ser que se enfade el tio Benito si se llega a enterar) no son buenos para los jamones; porque no se crían con bellotas (como pasa en Extremadura) sino con toda clase de porquerías incluyendo cortezas de melon y otras cosas por el estilo... pero en cuanto a los chorizos, las morcillas y las tajadas de tocino crujientes, son excelentes para los fieros dientes... 
 
Y es que hoy todavía hay muchos seres humanos que pasan hambre.  
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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José Orero De Julián

Yo hago yidisi por el foro y me largo a otra parte mas rapido que el cemento armado.
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October 17, 2015
 

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