Cuando caes.
Publicado en Nov 04, 2015
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Hay muchas clases de personas; las felices y sin las preocupaciones cotidianas, y las deprimentes y muy ocupadas. Y yo, estaba justo en el borde de ambas, dependiendo de un ligero borde, entre la felicidad y la tristeza. El dolor y la amargura están presentes en mi, mientras que una especie de tranquilidad reina en mi ser. Soy de esa gran cantidad de personas que son juzgadas únicamente por su apariencia exterior, no por lo que transmite su interior. Las personas se han vuelto robots, sin corazón. Almas vacías, y todas completamente iguales. Se convierten, poco a poco en monstruos diseñados por una sociedad vanguardista y nada innovadora. Poco a poco se van consumiendo unos a los otros sin dejar un solo grano de existencia de originalidad en el mundo. Y lastimosamente, nadie se salva, inclusive yo. Todos somos víctimas de una misma generación de cambio, de igualdad. De repetitivas críticas al ser humano y diferentes teorías de por qué la sociedad es como es, y ambas, no tienen respuestas validas. Me prometí a mi misma no cambiar, a mantener esa esencia única, de ser “normal”. De ser una persona original y rara, como solía ser habitualmente. Cada uno, tiene su esencia, que puede variar con el tiempo, nada es para siempre. Y ese momento, llego, y lastimosamente, todo cambio. Me he convertido en un monstruo. En una criatura sin sentimientos y sin corazón. Y para los que leen mucho, puedo decir que me he convertido poco a poco en una granada. Me he convertido en alguien que temía ser y lo que evite volverme. Los recuerdos e imágenes viven borrosos en mi cabeza, son como esos instantes imborrables de la vida, aunque sean dolorosos. El temor de ser alguien que odio, crece continuamente en mi cabeza, es una inquietud constante y molesta. He caído en las redes de la pesada sociedad, y no hay tal remedio para aquel martirio. Te envuelve en sus largos y fuertes brazos, impidiéndote escapar de la realidad, una vez allí, no hay tecla de borrado. Sólo, haces lo que tienes que hacer; seguir a la multitud ya acostumbrada a esto. Y dime tú, ¿Cuánto tardaras en caer?
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