No me refiero a nada relacionado con el Premio Nobel Cela sino a una pizzería que acabo de descubrir, ayer mismo, en la ciudad española de Murcia. El caso es que yo estuve ayudando al asunto de la "Recogida de Alimentos 2015" como voluntario de la ONG MUAD (Mujeres Unidas Apoyando el Desarrollo" de la cual formo parte activa; y como sentí un deseo enorme de escribir algo importante en mi Diario personal acompañado de un buen café con leche me acerqué a dicho lugar. Debido a un suceso ocurrido (el cual no cito por carecer de importancia) la sangre no llegó al río. En la pizzería-restaurante-caferería "Don Camilo", tuve tiempo de recordar que cuando mi madre rompía algún vaso, plato, taza o cualquier otro objeto de mayor o menor valía, se partía de risa; pero... ¡ojo si el que lo rompía era yo!... porque entonces ponía "el grito en el cielo" y a mí "me ponía a caldo" y de todos los colores que os podéis imaginar. Al Emilín no le decía nada sino que, embobada con él, se quedaba proclamando al mundo entero que era muy graciosa la manera que tenía Emilín de romperlo todo. Hasta hacía chistes de ello mientras que a mí me parecía como que me quisiera estangular.
 
Ya estamos en la última semana del mes de noviembre del año 2015 después de Jesucristo. Dentro de un mes habré cumplido un poco más de tiempo en esta Tierra y, como siga esto así, voy a terminar siendo tan bebé que me tocará nacer de nuevo. Así que mientras bebo mi café con leche pienso: "Si el tiempo pasa de largo lo mejor es largarse". Así que razono que mejor me levanto y me voy a la calle a conocer un poco más la ciudad de Murcia no por aburrimiento (porque me lo estoy "pasando pipa") sino para volver a derrotar al tiempo y sintiéndome cada vez más joven digan lo que digan los demás porque a mí lo que diga la gente (y ya se sabe que de gente se deriva lo de gentuza) me importa un rábano.
 
A este paso, repito, voy a terminar naciendo de nuevo. Salud. Y espero que no me caiga una bronca de esas de las de "aquí te espero comiendo un huevo" en cuanto mi Jefa se entere de que el café con leche me ha costado un euro y medio. Pero soy un chico bueno porque cuando llegué a la esquina de La Magdalena, que me estaba ansiosamente esperando, pasé de largo como ya tengo dicho miles de veces. ¡Y cómo mola esto de beber café con leche en copa de fino cristal como si fuera el "Cóctel del Paraíso"! Voy camino del árbol... pero que nadie piense mal... porque es que resulta que el Supermercado "El Árbol" es donde estamos recogiendo la comida. 
 
Cierro, por ahora, mi Diario con una sonrisa y media. Una sonrisa que regalo y la otra media sonrisa que la guardo para cuando haga mejor tiempo ya que ahora está el cielo encapotado y parece que habrá tormenta. Salud vuelvo a repetir como lo hacían todos aquellos de la CNT a los que, Gracias a Dios, ya los he olvidado quitándome un peso de conciencia. Que Dios nos ampare y, de paso, que Dios nos pille a todos confesados por ver si es verdad que nos perdona.