Usual life
Publicado en Dec 15, 2015
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Hoy, mientras caminaba distraídamente, te vi. En un instante mágico, nuestras miradas se cruzaron, y sin lugar a dudas, me enamoré. Me enamoré de un amor único, exclusivo y excluyente. Un amor que solo tu mirada podía provocar. Un amor desafiante, provocador, violento y desatado.
Nos pude ver abrazados, esperando el amanecer en la cama de un motel. En mi propia cama, agotados después de una tarde poseída por la pasión y libido acumulados por años de preparación para nuestro encuentro. En tu cama, reviviendo con gusto el viento de una tarde de verano. Nuestros cuerpos agotados después de la entrega, de la batalla por el placer, por el amor y la posesión. Nos pude ver cómo el deseo mismo nos transmutaba, nos quemaba y diluía. Nos pude ver, Elella.
Nos vi paseando por el parque, riéndonos de estupideces que a veces ni nosotros mismos entendíamos. Te tomaba de la mano con amor y protección, con la más absoluta entrega. Te abrazaba y podía sentir tu olor, tu maravilloso aroma que me recordaba el mismo vientre de mi madre, los brazos de mi padre. Que me recordaba la eternidad. 
Me vi, acomodándome en tu pecho, tocándolo con suavidad y pasión desenfrenados. Con ternura y una locura inmensa. Me vi drogado por tu existir tan próximo a mí. Me vi afortunado y bendecido por aquel momento, por la maravilla de sentirte tan mía como yo mismo.
Vi a tus padres conocerme, encantados por la fortuna que era el habernos encontrado en esta ronda. Los vi orgullosos, felices y pretenciosos. Me vi pretencioso y orgulloso y feliz. Me vi a tu lado, con la frente en alto, develando aquel misterio por fin, aquella tan ardua búsqueda. Aquella pasión que, sin duda alguna y al fin, tenía nombre.
Nos vi sentados en la mesa. Escuché las preguntas de rutina, y las que de seguro no lo eran en absoluto. Me reí a carcajadas con las bromas de tu padre, disfrute la cocina de tu madre como si fuese de la mía propia. Les conté cosas que, planeaba jamás contarles, y tranquilo vi que su reacción no era la esperada. Vi cómo, lentamente, me acogían en su familia, y se hacían parte de nosotros.
Te vi conversando con mi madre, como si fueran las mejores amigas. Las vi abrazarse y despedirse para, sin duda, volver a verse nuevamente otro día, otra semana.
Vi a mi padre, lejano y cálido como siempre, mirarte de pies a cabeza, escudriñarte, cerciorarse de que eras la indicada. Te vi aceptar tal juicio con una bondad única, conociendo el historial por el cual él reaccionaba. Los vi abrazarse al fin, y a mi emocionado ante la escena. A esa altura ya sabías lo importante de aquel gesto, de aquel momento.
No pude evitar vernos burlándonos de los gustos del otro. Te escuché burlarte de mis gustos musicales. Me vi burlarme de tus películas favoritas. Nos vi fascinados observando las bibliotecas propias y ajenas. Pude verte, claramente emocionada con mis escritos. Mientras te contaba uno de mis cuentos, te dormías tranquilamente una noche de primavera, muy entrada la madrugada.
Preocupada por mi ánimo, te vi. Buscando la forma de hacerme sentir mejor. Me vi enojado contigo por no entenderme. Me vi entenderte, y agradecerte por todo, absolutamente todo lo que hacías por mí. En ese preciso momento, me vi arrodillado pidiéndote matrimonio, tan sólo con mi mano y mi amor. Mi entrega absoluta. Me besaste y abrazaste, y no necesitamos nada más que miradas.
Luego pude ver a nuestros hijos jugar en el patio, como si la vida se fuera en ese juego, como si no hubiese mañana. Te vi tranquila, observándolos. Me vi feliz, observándote.
Nos vi en los eventos más importantes de nuestros hijos. Nos vi en sus nacimientos, vidas, muertes y renacimientos. Nos vi siempre presentes, para todo, para todos. Nos vi intentar desfallecer, y levantarnos nuevamente gracias al otro, a través de toda una vida. A través de todas las vidas que nos rodeaban.
Finalmente nos vi viejos, ancianos, desgastados pero conformes. Tranquilos con la vida que tuvimos. Tranquilos con las vidas que cambiamos, creamos y dejamos. Te vi irte, en paz y con una sonrisa, agradecida de mí. Me vi agradecerte por la vida que me entregaste. Me vi completo. Me vi conforme, satisfecho, tranquilo. Me vi feliz. Me escuché, muy claramente, decirte "hasta pronto".
 
En un instante fui capaz de ver todo esto, tan claramente como vi tu mirada cruzándose con la mía. Un eterno instante. Uno como cualquier otro. Un encuentro fugaz.
Hoy me enamoré. Mas, como siempre ocurre, di un paso más, nuestras miradas se desconectaron, y volvimos a nuestra vida usual. Y nunca más te volví a ver.
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Foto del autor Carlo Biondi
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Descripción

Un día usual.

Palabras Clave: usual life vida mirada amor enamoramiento pasion deseo día costumbre rutina padres suegros hijos familia felicidad encuentro fugaz magia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Carlo Biondi

Derechos de Autor: Carlo Biondi


Comentarios (4)add comment
menos espacio | mas espacio

Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

Un inicio con un final que se fusiona correctamente, un espacio de hechizo, donde la imaginación corre a la velocidad de la luz, para poder hacer esa progresión vertiginosa de conocimiento-amor-comparaciones-descanso-familia-suegros-suegras-hijos y finalmente la desconexión…. y ausencia. La impronta del ímpetu juvenil; la secuencia lógica del tiempo hacia la vejez, la evaluación positiva de ese “Resùmen mágico” completa el ciclo “Di un paso más; nuestras miradas se desconectaron, y volvimos a nuestra vida usual. Y nunca más te volví a ver”.
Buen relato Carlo. Felicitaciones
(y hay que ajustar verbos)
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December 18, 2015
 

Carlo Biondi

Gracias por las palabras, Gustavo. Se aprecia cada palabra.
Saludos!
Responder
December 18, 2015

Marìa Vallejo D.-

Tiene tu historia, los componentes necesarios para llegar y armar imágenes que son de gran valor a la hora de leer, además, hay algo de gran verdad en cuanto a las miradas, se dice tanto . . .
Grato leerte, me ha gustado, amigo Carlo.
Saludos
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December 15, 2015
 

Carlo Biondi

Gracias por tus palabras, María. Un gusto poder construir pequeños episodios en la mente de la gente. Saludos!
Responder
December 17, 2015

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