Razón de Ser (Artículo de Filosofía)
Publicado en Dec 17, 2015
"Si Dios tuviese encerradas en su mano derecha todas las verdades y en la izquierda la única y siempre inaprensible aspiración a la verdad, con la posibilidad de errar siempre y eternamente y me dijera: "¡Elige!", yo me pondría humildemente de rodillas a su izquierda y diría: "Padre, ¡dame ésta! ¡La verdad pura te está reservada sólo a Ti", quiero saberla". Lo dijo Lessing, filósofo del siglo XVIII. Razón de Ser. A los filósofos y pensadores humanos sólo les motiva la Razón de Ser. Fue el día 7 de septiembre del año 2006 después de Jesucristo cuando yo dejé escrito lo siguiente: "Si la cabeza fuese más humana, el corazón sería más sensible". Y hoy me pregunto, ¿por qué no buscamos a Dios a través de la vida?
Me quedo, una vez más, mirándome al espejo interno de mi capacidad de sentir. Me inicio, una vez más, citando a alguien que está pensando lo mismo que estoy pensando yo. No existen las casualidades, luego debe ser designio de Dios. Jesús Martí Ballester escribe: "Como la ciencia de Dios, cuya existencia ya hemos probado, procede de su entendimiento y entender es propio de los seres vivientes, hemos de concluir que Dios es un ser Vivo. Todavía es más, Dios es la Vida. Cuando el salmista se siente alborozado por la grandeza de su Amor, proclama: "Mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo" (Salmos 83,3). Los seres vivos son los que se mueven por sí mismos, o sea, que tienen un movimiento inmanente, de dentro hacia fuera, local, o intelectual, como entender y amar. Así, por analogía llamamos agua viva, al agua que brota de manantial, en contraposición al agua estancada, o muerta. También a la llama que flamea la designamos como llama viva, en contraposición al fuego del carbón encendido, que no se mueve. Es evidente que hay diversos grados de vida y la vida de Dios es el supremo grado de Vida, de la que nacen todas las vidas, porque El, no sólo tiene vida, sino que es la misma Vida: "Yo soy la Vida" (Juan 14,6)". Un día yo le aconsejé a cierto compañero de Letras: "Puede ser que para ser humanos tengamos que aprender a sentir la humildad de ser seres no tan superiores. Quizás esa manera sea la más correcta para sensibilizar el corazón hacia las relatividades de esta vida que experimentamos como experiencia única". Antes de la llegada de "los tiempos oscuros" que vivimos en la actualidad, Veronesi nos habló de que llegaría el momento en que el equilibrio y la honestidad intelectual prevalecerían por encima de la ignorancia y el prejuicio. Efectivamente, la Razón de Ser debe consistir en una superación de la ignorancia y un olvido de los prejuicios. Superación y olvido. ¿Pueden coincidir ambas cuestiones, a un mismo tiempo, para descubrir esa razón que tanto estamos buscando? Sirva como elemento complementario de nuestra búsqueda lo que escribí, razonando con experiencias propias, el 8 de septiembre del año 2009 después de Jesucristo: "Olvidar es imposible. Pero superar al olvido sí es posible. Y es demasiado fácil lograrlo". Algunos se preguntarán ¿qué tiene que ver esa superación personal con nuestra Razón de Ser? La respuesta es tan evidente que cae dentro de lo obvio. Si estamos buscando nuestra identidad propia necesitamos superar nuestra condición pasada. O somos un presente con razón suficiente para ser un futuro o estamos todavía sometidos a la ignorancia de nuestro pasado y al prejuicio de nuestro ayer. Recuerden siempre, como decía el escritor Hazlitt, que “el prejuicio es el hijo de la ignorancia”. La Rochefoucauld, ya en el siglo XVII después de Jesucristo, afirmaba: "Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse". Buscamos nuestra Razón de Ser. ¿Podemos beber de la ignorancia para encontrarnos con nosotros mismos? Si eso hacemos podemos encontrarnos con alguien pero nunca jamás con nosotros. En otras palabras, si vivimos dentro de la ignorancia siempre seremos la persona que nos introduce en dicha ignorancia. Yo a eso lo llamo alienación. Alienación. Fatídica palabra. Fatal concepto. Limitación o condicionamiento de la personalidad, impuestos al individuo o a la colectividad por factores externos sociales, económicos o culturales. "Lo superfluo es lo innecesario, inútil y sobrante. Si ubicamos esta definición en el contexto del tiempo vital es fácil entender lo que yo denomino Tiempo Superfluo. Sabiendo que somos seres vivientes hay muchas personas que se pasan gran parte de su tiempo vital llevando a cabo acciones superfluas, innecesarias, inútiles o sobrantes. Y todo ese Tiempo Superfluo hace que pierdan grandes ocasiones de vivir tiempo positivo. El Tiempo Superfluo, cuando es muy abundante, hace caer en lo que se llama alienación: una pérdida irremediable de la personalidad o una limitación de esta personalidad o de la identidad de una persona o de un grupo de personas. Algo que saben manejar, muy ladinamente, los poderes fácticos de la sociedad, o sea los grupos de personas que tienen mucha influencia y poder para manejar a los individuos que conforman una sociedad" (de mi Ensayo titulado "Tiempo: divisiones y subdivisiones"). Lo sigo afirmando una vez más. La personalidad propia debe ser la base fundamental de la búsqueda de nuestra Razón de Ser. Pero, ¿qué es la personalidad de un ser humano? Lo dije el 13 de septiembre del año 2014 después de Jesucristo: "La personalidad nos regala todo aquello que los demás quieren quitarnos". Así que acudiendo a la definición de lo que es ser persona nos encontrarmos con que es la diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra. En el año de 1920, Prezzolini lo daba a entender cuando hablaba del sentido de identidad y de pertenencia a uno mismo. Volvamos a pensar en Dios como el verdadero creador de nuestra personalidad propia (la que nos hace ser persona en lugar de gente). Y resulta que nos encontramos con el alma. Fui yo mismo quien escribió, el 25 de febrero del año 2010 después de Jesucristo, que "la verdadera personalidad es la que proviene del alma". Así que en la búsqueda de nuestra Razón de Ser no podemos olvidar que, lo principal, es reconocer que tenemos alma; esa condición necesaria para demostrarnos que podemos ser quienes somos y no quienes los ateos quieren que seamos. Razón de ser. ¿Gente o persona? No vamos a hacernos líos con definiciones de diccionarios o con conceptos sociológicos… la verdad… para mí (y hablo desde mi punto de vista particular) la gente es el conjunto de seres humanos que se ve aglutinados en un montón, paseando por las ciudades, manifestándose ante un acontecimiento, observando un espectáculo deportivo o artístico… o sea… un grupo abstracto de personas a las cuales las puedes analizar en conjunto, tal como se manifiestan en ciertos momentos sociales de la vida. ¿Y qué es para mí persona?. Pues entresacar de toda esa “masa” abstracta de gente a un sólo individuo (hombre y mujer) y conocerle profundamente. En este sentido persona toma toda la amplia definición de ser humano con personalidad propia. Mientras “gente” es masa, “persona” es individuo. La “gente” suele moverse por intereses de grupos o maneras de pensar alienadas y con prejuicios generales. No me gusta eso de “es buena gente” o “es mala gente”, porque no me determina nada sobre el ser humano de quien me están hablando. Prefiero mil veces que digan “es una buena persona” o “es una mala persona” porque entonces sí me están determinando y calificando a un ser humano particular que tiene personalidad propia. La “gente” no posee personalidad propia sino que se mueve por estímulos (generalmente a través de los líderes que imponen el marketing social y la moda general) y, al ser irreconocible, suele manifestarse de forma egoísta, cambiando de parecer según se le antoja (no por evolución propia sino por interés personal o capricho social). No me gusta la “gente”… me encanta, sin embargo, la “persona”… aquel o aquella que se mueve por voluntad propia, que huye de la “masificación” de su pensamiento, que posee unos principios sólidos que los va confirmando mientras vas conociéndole o conociéndola. Para mí (y sigo insistiendo es que es un punto de vista personal) ser gente es tener la personalidad alienada por los grupos y convertirte en una parte más de la “masa”… mientras que ser persona es, aún perteneciendo al grupo, no ser “masa” sino tener personalidad que le da características originales, verdaderas y propias. Porque mientras la “gente” es voluble y caprichosa y miente y engaña con tal de seguir viviendo dentro de su propio egoísmo (disimulado en el interior de la “masa”) la persona (con sus aciertos y sus errores) es siempre verdadera, es tal como es, es transparente y si te quiere es porque te quiere y si te odia es porque te odia. En definitiva, entre gente disoluta y variable para quien tú sólo eres un instrumento valioso únicamente para cumplir con algún interés temporal (y luego te deja en el olvido) y persona (aquel o aquella que está contigo siempre o te rechaza pero tiene las señales de identidad bien definidas y claras)…. !me quedo siempre con la persona!. Massarenti opina sobre la Razón de Ser lo siguiente: "experimentar continuamente que somos nosotros mismos, mediante planes y proyectos que pueden tener mayor o menor éxito, es una experiencia de valor incalculable". Estoy de acuerdo. Experimentar no es lo mismo que hacer. Poder no es solamente hacer sino, sobre todo, observar para hacer o para no hacer. En la búsqueda de nuestra Razón de Ser hay que saber distinguir lo que debemos hacer y lo que, aun pudiendo hacer, no debemos hacer. Podemos terminar diciendo: "hago lo que debo pero no lo que me deben los demás". Elemental para nuestra Razón de Ser; porque nos hace superar las circunstancias coyunturales y nos sitúa en el eje fundamental de nuestras propias razones y nuestras razones propias.
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José Orero De Julián