Voces de Extremadura (Tesis Doctoral): La Guerra Civil Espaola en Extremadura.
Publicado en Dec 17, 2015
El alzamiento militar en Extremadura
El levantamiento contó con apoyos desiguales en las dos provincias, al igual que ocurrió en el resto del territorio nacional. Como característica general, podemos decir que la oposición al levantamiento, si exceptuamos algunos lugares donde fue llevada a cabo por algunos elementos leales de las fuerzas de orden público de la República, fue sostenida principalmente por los componentes del Frente Popular, obreros y campesinos, generalmente mal armados, que fueron reducidos con relativa facilidad por la mayor fuerza del ejército del norte de África -regulares y legionarios-. En Cáceres, las noticias anteriores al alzamiento fueron escasas. El 17 de julio, los seguidores del Frente Popular pidieron armas al Gobernador Civil -Canales-, que se negó aentregarlas siguiendo las instrucciones enviadas por el Gobierno. Por su parte, los conspiradores en la capital cacereña no se levantaron hasta el día 19 de julio, tras recibir las órdenes oportunas desde Valladolid. El movimiento comienza en la única guarnición de la capital, el regimiento Argel 27, en conexión con las fuerzas de la Guardia Civil y los falangistas. El jefe del regimiento declaraba, en la mañana del 19, el estado de guerra para toda la provincia. Al terminar el día, la ciudad estaba bajo control de los sublevados prácticamente sin enfrentamientos. Una vez finalizada la ocupación de la capital comienza a controlarse la provincia, para lo cual resultó fundamental el apoyo de las fuerzas de la Guardia Civil y de la Falange. Apenas encontraron una oposición organizada, con la única excepción de la zona del Campo Arañuelo y los Ibores. En esta zona, la oposición de las organizaciones obreras al levantamiento -sobre todo la CNT- provocó enfrentamientos con los rebeldes y solo con la llegada de las tropas de Yagüe, en agosto, fueron vencidas. En Badajoz, la preparación del golpe comenzó en primavera y fue dirigida por un enviado del general Mola, que contactó y movilizó a un grupo de militares, a la Falange y a la Guardia Civil. Se entregaron armas da la población el día 19, que se sacaron de los propios cuarteles, con lo que consigue dejar a la oficialidad, más proclive al levantamiento sin posibilidades y provoca que el levantamiento tenga que ser adelantado un día, ya que estaba preparado para el 20. Probablemente este aspecto influyó en el fracaso golpista, al quedar todas las fuerzas bajo mando gubernamental. Posteriormente fue enviado hacia Madrid un batallón para participar en la defensa de la capital. En cuanto a la provincia, la sublevación alcanzó importancia únicamente en la zona de Villanueva de la Serena, que quedó en poder de los rebeldes -a manos del Jefe del cuartel de la Guardia Civil, Gómez Cantos, quien será recordado por la fuerte represión que llevó a cabo posteriormente-. El resto de la provincia, gracias al apoyo popular, permaneció bajo el mando de la República, a pesar de que los sublevados contaban con el apoyo de la mayor parte de la Guardia Civil que no pudo levantarse. Una vez en la Península, el ejército sublevado se lanzó a la ocupación de Extremadura, paso importante para el desarrollo de la guerra, porque permitiría unir las dos zonas en su poder, Andalucía con Castilla y León, y, así, avanzar sobre la capital de España. La ocupación se llevó a cabo en dos etapas consecutivas. El avance de las tropas nacionales desde Andalucía comienza en el mes de agosto. Franco envía fuerzas del Tercio y de la Legión; toman Llerena, Fuente de Cantos y Monesterio, el 5 de agosto; Zafra y Los Santos de Maimona, el día 6; a continuación, Jerez, Almendralejo; y el día 11 ocupan Mérida, que supuso la primera resistencia organizada que encontró el general Yagüe. Las fuerzas de Regulares reciben ayuda del Regimiento Argel, proveniente de la capital cacereña. Mérida constituía un importante eje de comunicaciones entre Extremadura y la capital del Estado, que quedó roto desde ese momento. Badajoz cae en poder de los rebeldes el día 17; en esta ciudad se asiste a uno de los episodios de represión más sangrientos de la guerra. La batalla de Badajoz desarrollada en esta ciudad del oeste de España, en la frontera con Portugal, durante la jornada del 14 de agosto de 1936, resultó en una de las victorias que se consideran de mayor trascendencia durante la Guerra Civil Española del Bando sublevado contra el Gobierno de la II República, ya que permitió la comunicación entre las áreas de su control del norte y sur, a la vez que aisló definitivamente de Portugal el territorio controlado por el Gobierno republicano. Tras la batalla, se desencadenó uno de los episodios más controvertidos de represión y asesinatos de toda la guerra, la llamada masacre de Badajoz. Todo sucedió de la siguiente manera: En el verano de 1936, unos 10.000 soldados de tropas regulares del Ejército de África fueron transportados en puentes aéreos alemanes e italianos al sur de España superando el Estrecho de Gibraltar. El bando sublevado se reunió en Sevilla y el 1 de agosto el general Franco ordenó dirigirse hacia el norte para enlazar con las fuerzas del general Mola. Dirigidos por el coronel Asensio y el comandante Castejón, el bando sublevado se dirigió hacia el norte con un destacamento motorizado, parándose para bombardear y capturar poblaciones fronterizas. El 10 de agosto, el teniente coronel Yagüe llegó para coger el mando cerca de Mérida, el bando sublevado había asegurado 300 kilómetros de la frontera con Portugal. Mérida cayó tras una dura lucha en las orillas del Guadiana, dejando a la vecina Badajoz aislada y como la última posición de la República en la frontera. Yagüe marchó hacia Badajoz con 2.250 legionarios, 750 regulares marroquíes y cinco baterías, dejando al comandante Tella atrás para mantener Mérida. Dentro de la ciudad-fortaleza, el coronel Puigdendolas dirigía a unos 6.000 milicianos republicanos. Cuando el ejército sublevado se acercaba, un grupo de guardias civiles intentó desertar al bando sublevado. Puigdendolas aplastó la revuelta, pero minó la confianza de sus hombres. El avance del Ejército Expedicionario de África sobre las murallas de Badajoz dio comienzo el 12 de agosto de 1936 con el siguiente orden de batalla: Agrupación Asensio, integrada por: IV Bandera de la Legión al mando del comandante José Vierna Trápaga; I Tábor de Tetuán al mando del comadante Serrano Montaner y Batería de Artillería del capitán Barón. Agrupación Castejón con: V bandera de la Legión al mando del capitán Tiede Zen; II Tábor de Ceuta al mando del comandante Amador de los Ríos y Batería de 105 del capitán Ruiz Mateos. Agrupación Tella como reserva guarneciendo la ciudad de Mérida. La toma de Badajoz era vital para el Bando sublevado, pues comunicaba el grupo de ejércitos del Sur con la zona Norte controlada por el general Mola. El bando sublevado lanzó su ataque en la tarde del 14 de agosto, tras bombardear la ciudad durante la mayor parte del día. Una unidad de la Legión, cantando y gritando, asaltó la Puerta de la Trinidad. Una resistencia resuelta de las ametralladoras y tiradores republicanos frenó el asalto, triturando varias oleadas de tropas rebeldes. Ignorando sus bajas, los legionarios continuaron avanzando. Una carga conducida por carros blindados ganó la puerta y los rebeldes superaron a los defensores, corriendo hacia la brecha y llegando al combate cuerpo a cuerpo. Pese a que posteriores leyendas hablen de pérdidas entre los asaltantes de hasta 250 muertos, los historiadores franquistas redujeron esas pérdidas, sabiendo hoy día que el total de bajas entre los asaltantes fue de 44 muertos y 141 heridos. En la parte sur unidades sublevadas asaltaron las murallas con menos dificultad. Los regulares de Tetuán se abrieron paso a través de la Puerta de Carros y los legionarios y marroquíes barrieron a los republicanos de los cuarteles. Una vez dentro, persiguieron a la milicia republicana, acuchillándoles en su camino al centro de la ciudad. La lucha callejera duraba todavía pasada la medianoche. Puigdendolas, mientras tanto, salió de la ciudad y huyó a Portugal. La caída de Badajoz separó de la República la región de Extremadura del norte de Huelva, que fue posteriormente acallado por el emergente estado del bando sublevado. Tras la batalla, Yagüe se dirigió al norte hacia Madrid y llegó al Tajo. Allí se enfrentó a fuerzas republicanas en batallas campales en las semanas siguientes. La Batalla de Badajoz siguió patrones que continuaron el resto del verano: milicianos republicanos tomaban fortalezas medievales que salpicaban Castilla, sin poder parar ni retrasar el avance de las tropas profesionales de Franco. El ejército regular probó ser capaz de barrer defensas preparadas por fuerzas enemigas superiores, pero a menudo sufría asombrosas pérdidas de sus mejores tropas. A finales de año, una buena parte de la Legión moriría, a lo largo de una serie de ciudades amuralladas que se extendían desde Sevilla hasta las afueras de Madrid. Y llegó la matanza. Tras la toma de la ciudad de Badajoz por las fuerzas sublevadas, éstas llevaron a cabo una brutal represión entre los defensores de la ciudad y perpetraron la masacre de Badajoz, asesinando a entre 200 y 4.000 personas (según versiones). Estos asesinatos fueron llevados a cabo en distintos lugares de la ciudad, sobre todo en la plaza de toros en los días posteriores a la batalla, y tuvieron una gran trascendencia internacional debido a la presencia de periodistas de diversos medios en la ciudad. Después, los sublevados avanzan sobre Trujillo y sobre Navalmoral de la Mata, donde establecen contacto con los rebeldes de Ávila a través de Arenas de San Pedro. Desde este momento, en Extremadura se pasa de la guerra de columnas a la de frentes; sin embargo, casi toda Extremadura está ya en manos rebeldes. Además de unir las dos zonas nacionales, el ejército del sur, formado por soldados profesionales, se va a convertir en la fuerza de choque del bando sublevado en su ofensiva contra Madrid. Franco instala provisionalmente su Cuartel General en Cáceres -Palacio de los Golfines de Arriba-. La ocupación de la mayor parte de Extremadura resultó fácil para el ejército de Franco que, aproximadamente en un mes, llegó a Talavera de la Reina. En Extremadura, como ya hemos dicho anteriormente, comienza una guerra de frentes desde mediados de 1936, que experimenta pocos cambios hasta el final de la contienda en 1939. El frente se extendía desde Alía hasta Villanueva, y desde Don Benito hasta Higuera, en zona republicana; y desde Guadalupe, Madrigalejo, Medellín, Guareño, Hornachos y Campillo, en la zona nacional. Los republicanos reconocen la importancia estratégica de la zona, ya que la posible recuperación de Mérida y Badajoz volvería a dividir la zona nacional en dos partes. Por ello, el ejército republicano en el período de Largo Caballero como jefe de Gobierno, elabora un plan para aislar Andalucía del resto de la zona nacional mediante la ocupación de Extremadura. A este plan se opuso el general Miaja, entre otros. Las disensiones dentro de la zona republicana, junto a la caída del gobierno de Largo Caballero, hicieron que no se llevara a cabo y quedara en el olvido. El frente de Extremadura, hasta el verano de 1938, vivió un período de relativa calma. En junio los sublevados lanzaron un ataque al frente extremeño con la intención de acabar con la bolsa leal de La Serena, ya que también eran conscientes del peligro de mantener dicho frente por el posible contraataque republicano hacia la frontera portuguesa. Con la caída de Cataluña y la creación del Consejo de Defensa del Coronel Casado, el ejército republicano abandona los frentes mientras los nacionales ocupan las zonas de Extremadura aún en poder republicano. La mayoría de los soldados se encamina hacia sus casas y algunos pasarán a formar parte del "maquis" en un intento por mantener la lucha. Los maquis son grupos de guerrilleros que actuaron en España en contra del franquismo una vez acabada la Guerra Civil, y que mantuvieron su lucha hasta la década de los cincuenta. Estaban formados por militantes de organizaciones políticas que defendieron la República durante la guerra y pretendían mantener la lucha contra el régimen de Franco una vez acabada la contienda. Según uná crónica periodística de Antonio J. Armero, desde Cáceres, el día 11 de julio del año 2011 murió el maqui más famoso de Extremadura, llamado Gerardo Antón y conocido como "Pinto". La noticia dice así: "Luchó contra la dictadura, vivió exiliado en Francia durante treinta años y su cuerpo será donado a la ciencia. El exguerrillero nacido en Las Hurdes falleció en Coria a los 94 años «Es parte de nuestra memoria histórica», resume el diputado regional Víctor Casco. Fue el 'maquis' más famoso de los que haya tenido Extremadura. Gerardo Antón, 'Pinto', falleció ayer, a los 94 años, después de una vida repleta de episodios, vivencias, idas y vueltas, que han dado para mucho. Nacido el 23 de abril de 1917 en la localidad hurdana de Aceituna, 'Pinto', como era conocido por todos desde hace décadas, era uno de los pocos guerrilleros antifranquistas que aún podía contar su vida en primera persona. A sus años en la sierra, durante la Guerra Civil, le siguió el exilio, en Francia, que se prolongó durante treinta años. A su vuelta, Gerardo Antón recorrió la geografía extremeña y parte de la española explicando cómo había sido su vida. En conferencias, charlas, ponencias, mesas redondas... Su vida dio incluso para un libro, titulado 'Guerrilla y franquismo: memoria viva del maquis Gerardo Antón', escrito por el historiador Julián Chaves. También para un documental, 'Pinto: diario de la guerrilla', dirigido por Alberto Durán, y que durante sesenta minutos recorre los paisajes, físicos y de la memoria, por los que se movió este hurdano que no tendrá entierro porque así lo quiso, conforme a los ideales que le marcaron desde joven y con los que vivió comprometido hasta su final. Ese documental incluía testimonios de medio centenar de personas que le conocieron y compartieron experiencias con él en algún momento de su larga y ajetreada vida. Siempre fiel a los movimientos de izquierda, con los que colaboró activamente, ayer, el diputado de Izquierda Unida-Verdes-Siex en la Asamblea, Víctor Casco, enviaba a los medios de comunicación un correo electrónico anunciando «la triste noticia», escribía en su memoria. En ese breve texto, el político resumía bien lo que fue la vida de 'Pinto', al definirle como «un extremeño que luchó en las guerrillas antifranquistas tras la Guerra Civil española y que vivió buena parte de su vida en el exilio, en Francia». «Sus constantes conferencias, los reconocimientos de que fue objeto, sus entrevistas en los medios de comunicación nos han mostrado la faceta de una persona que se comprometió con la democracia y con la República y que sufrió en carne propia la represión de la dictadura de Franco». Para Casco, «Antón es parte de la memoria histórica, y en el día de su fallecimiento somos muchos los que queremos recoger su legado. Militante comunista, quienes hoy seguimos considerando la justicia social y la República un horizonte, vivimos con tristeza la desaparición de un referente». Ayer, los que le apreciaban pasaron por el tanatorio de Plasencia, adonde fue llevado su cadáver. El cuerpo de Gerardo Antón, 'Pinto', que pasó sus últimos años en una residencia geriátrica en Coria, será donado a la ciencia. He aquí una muy breve síntesis de los "maquis" de Extremadura que se publicó el 11 de septiembre del año 2009: Durante 1940 algunos signos apuntaban cierta agitación clandestina en la sierra. A los soldados republicanos que optaron por permanecer en ella se unieron evadidos de cárceles. Juntos se movieron por los intrincados macizos montañosos extremeños, con un fin primordial: sobrevivir. Lentamente esos grupos van tomando cuerpo, creándose las primeras partidas de huidos. Al frente de ellas fueron apareciendo personajes como Joaquín Ventas Cintas ("Chaquetalarga"), Jesús Gómez Recio, Pedro Díaz Monje ("Francés"), José Méndez Jaramago ("Manco de Agudo") y José Manuel García Martínez ("Chato de Malcocinado"). Desde un primer momento van a ser objeto de incesante persecución por parte del máximo responsable de combatirlos en Extremadura: el teniente coronel de la Guardia Civil Gómez Cantos, un personaje de infausto recuerdo que no dudó en llevar a cabo acciones de escarmiento con el fin de amedrentarlos. Dos ejemplos son suficientemente ilustrativos sobre sus intenciones: en diciembre de 1940 ordenó fusilar a 28 personas procedentes de los pueblos de Cañamero y Logrosán, por sospechar "connivencia con los huídos"; y el verano de 1942 y por las mismas razones ordenó hacer lo mismo con 24 vecinos de Alía y del poblado de La Calera. Esas actuaciones represivas no doblegaron a los guerrilleros. Bajo la tutela del PCE el territorio español se dividió en Agrupaciones Guerrilleras, creándose a finales de 1944 un total de seis. De éstas afectaban a tierras extremeñas la 1ª Agrupación, denominada Centro-Extremadura, que comprendía las provincias de Cáceres, Toledo, Ávila y límites del Norte de Badajoz y Ciudad Real; y la 3ª, que comprendía Córdoba, Badajoz y zonas limítrofes. En 1945, con el fin de provocar una posible intervención extranjera en los asuntos políticos españoles, la actividad del maquis alcanzó niveles hasta entonces desconocidos, con frecuentes incursiones en municipios, atracos, secuestros, etc., teniéndose que multiplicar las fuerzas del orden para hacer frente a esa actividad. En lo que respecta a Cáceres, donde desarrolló su labor "Pinto", destacar entre esas actuaciones, por su repercusión, la registrada en abril de 1945 en Mesas de Ibor, cuando una partida del "Francés" compuesta por unos 40 guerrilleros ocupó durante unas horas ese municipio y dejó mal herido a uno de los cuatro guardias civiles allí destacados. Los otros tres fueron fusilados por orden de Gómez Cantos en la misma plaza del pueblo por advertir en ellos "una actitud cobarde". Sorprendentemente, las acusaciones más graves contra Gómez Cantos no vinieron por ordenar las ejecuciones de los guardias, sino por su negativa a que recibiesen los últimos auxilios espirituales. La Iglesia intercedió en el asunto y fue expulsado de la Benemérita. En Cáceres, en 1946, cayeron abatidos los líderes guerrilleros "Francés" y "Quincoces", mientras que "Chaquetalarga" consiguió huir a Francia. Pese a que se trataron de tomar iniciativas como nuevas reorganizaciones, que dieron lugar a la creación a finales de ese año de la Agrupación Extremadura, de la que se hizo cargo el comunista Julio Navas Alonso ("Fabián"), lo cierto es que la suerte estaba echada, poco a poco fueron cayendo la mayoría de sus miembros, de forma que aquellos que consiguieron sobrevivir buscaron, en 1948, el exilio en Francia (el caso de "Pinto") o Latinoamérica como única salida. En la provincia de Badajoz se prolongó durante más tiempo la resistencia armada. Sus operaciones se desarrollaron a lo largo de la extensa zona limítrofe entre Andalucía y Badajoz. A diferencia de lo sucedido en Cáceres, donde a partir de 1947 la guerrilla dejó prácticamente de existir, en tierras de Badajoz hasta finalizar la década de los cuarenta no se puede afirmar que las acciones del maquis dejaran de practicarse, eso sí, con menos intensidad y eficacia a medida que transcurrían los años. En abril de 1949 perdía la vida el jefe de la 31 División, el popular "Bellota". Su muerte significó la desaparición definitiva del maquis en la provincia pacense y, por ende, en Extremadura.
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