Voces de Extremadura (Tesis Doctoral): Bosquejo de literatura extremea.
Publicado en Dec 19, 2015
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Seguimos recogiendo temas de Bancos de Datos. En la página "Extremadura Libre" se lee lo siguiente: una historia escrita por otro, tal vez en un país lejano, tal vez en una lengua extraña, tal vez en una civilización desparecida. Y, para ello, se nos ocurre, lo de menos es que sus autores sean extremeños.
La literatura extremeña, utilizando cualquiera de las dos lenguas que se hablan en nuestra comunidad: español y portugués o alguna de las modalidades lingüísticas extremeñas que se hablan o se hablaron (fala y alto extremeño por ejemplo) que han producido los escritores en ella nacidos, o los que siendo oriundos de allí, han mantenido una constante relación cultural y afectiva con la tierra de sus mayores, conservando en sus obras las características literarias de la región extremeña.
 
 La existencia de una individualidad literaria extremeña parece evidente. Sus escritores, sin formar una escuela en sentido técnico, ofrecen un "aire de familia" que permite identificarlos fácilmente gracias a un conjunto de afinidades que los interrelaciona mucho más estrechamente que si todos se hubieran sometido a una preceptiva formal, y si este hecho no resulta todavía suficiente conocido es porque, como observaba Barrantes, Extremadura "es una región tanto más amada de sus hijos cuanto menos favorecida de la suerte; región que ha llenado la historia y no la tiene".
No puede dudarse que Extremadura, desde el punto de vista cultural y literario, posee una fuerte y bien delimitada personalidad regional. Los críticos autóctonos: Barrantes, López Prudencio, Rodríguez Moñino..., con criterios muy influidos de naturalismo han atribuido a las condiciones geográficas de Extremadura (clima, agricultura, hábitat...) y al temperamento de sus gentes un papel decisivo en la conformación de esa personalidad.
Los escritores extremeños suelen florecer gravitando alrededor de focos culturales urbanos, cuya ubicación cambia con el tiempo: Mérida en la época romana y visigótica, Badajoz en la árabe. Guadalupe y Plasencia a partir del siglo XV, Cáceres y Badajoz más modernamente. A ello habría que sumar el influjo cultural de Salamanca a cuya universidad acudieron tantos extremeños hasta 1973 en que se creó la Universidad de Extremadura.

 
Los escritores extremeños que permanecen en su tierra suelen mostrarse estéticamente conservadores - a veces arcaizantes - lo que se refleja en el cultivo de géneros y modas literarias ya en declive en otras regiones, mientras que los que salen de su ambiente asumen con frecuencia la bandera del vanguardismo contribuyendo decisivamente al desarrollo de las técnicas más avanzadas. Como decía Elías de Tejada: "en sus rasgos extremistas perdura la condición de extremo que, geográficamente y psicológicamente caracteriza a la gente de Cáceres y Badajoz".
 
He aquí, a continuación, lo que se explica en el Colegio María Auxiliadora, en Segundo de Bachillerato, la profesora Rosa María Delgado: ¿Hay literatura extremeña? Diferentes opiniones. De la crisis del 98 a la guerra Civil España cree encontrar una salida en el regeneracionismo de Joaquín Costa y un ajuste de cuentas con la tradición estética de Rubén Darío con el Modernismo. En Extremadura llega de forma retardada con la fundación de Revista de Extremadura en 1899 y el Centro de Estudios Extremeños en 1925. Además al inicio del siglo XX los autores que triunfan son los autores regionalistas (único momento que se podría calificar como literatura extremeña).
 
Los escritores regionalistas consideran como maestro a José María Gabriel y Galán (1870-1905) e idealizan la vida rural. Encuentran como autor destacado a Luis Chamizo con "El Miajón de los castúos (1921) -escrita en versión literaria de una supuesta habla regional, que se comienza a denominar castúo-. En prosa, el representante más destacado es Antonio Reyes Huertas con obras como "La sangre de la raza". El más complejo y moderno es Francisco Valdés que escribe prosa novecentista a pesar de que se vaya decantando por el fascismo en su ideología, destaca su obra "Ocho estampas extremeñas con su marco". Con todo, el autor más cercano a los presupuestos ideológicos del regeneracionismo y del 98 escribirá dentro de una estética naturalista: Felipe Trigo. En sus obras denuncia la situación social de la época en la Extremadura rural. Obras: "El médico rural", "Jarrapellejos".
 
Si bien el Modernismo no fue un movimiento literario duradero en algunos autores extremeños prendió y lo desarrollaron bastante, es el caso de Manuel Monterrey que permaneció fiel a esta estética. Obras: "Madrigales floridos" y "Salmos" (1908). También es sobresaliente en ese tiempo Enrique Díez-Canedo (1879-1944): profesor, crítico teatral y traductor. Estuvo comprometido con la II República. Libro de poemas: "El desterrado". Las vanguardias apenas llegan a Extremadura salvo la poesía de Eugenio Frutos: "Primas" y la prosa de Pedro Caba en novelas como "Las galgas". Durante la dictadura franquista muchos se van al exilio como Díez-Canedo y Arturo Barea, novelista autor de "La forja de un rebelde". Tras la guerra y debido a la situación de miseria de la región el único camino para publicar los escritos serán las revistas como "Alcántara" y otras de vida fugaz como "Guadiana", "Alor", "Gévora"... en estas, se observa una nueva generación en la que destaca Pedro de Lorenzo con su obra censurada "La quinta soledad".
 
En la década de los cuarenta los primeros libros de poemas de Jesús Delgado Valhondo (1909-1993), son de cierta desolación moral. Con el tiempo este autor formará junto con Manuel Pacheco (1920-1998) y Luis Álvarez Lencero (1923-1982) la trinidad poética de los años cincuenta y sesenta. Otros autores nacidos en Extremadura desarrollan su obra lejos como los poetas José Mª Valverde o Félix Grande. Con respecto a la narrativa no encontramos las primeras novelas de realismo social hasta los años sesenta como "Pensión" de Juan José Poblador. También a finales de los cincuenta comienza a escribir Ricardo Puente aunque sus obras como "Servidumbre" no se publiquen hasta los años 90. Los últimos años de la dictadura franquista coinciden con el estreno de las obras teatrales de Manuel Martínez Mediero ("El bebé furioso" y "Las hermanas de Búfalo Bill").
 
Vamos con la llamada transición a la Democracia. Los acontecimientos más improtantes son: la fundación de la Universidad de Extremadura en 1973, establecimiento del llamado ente Preautonómico en 1978, y la aprobación del Estatuto de Autonomía en 1983 contribuyen al cambio y el desarrollo. Los años posteriores a 1975 son los de mayor volumen editorial en Extremadura (aparecen en Badajoz iniciativas editoriales privadas como Universitas Editoral) y de escritura de textos reivindicativos con la convicción de que la literatura podía influir en la realidad.
 
La poesía de los setenta también es comprometida como la de Jaime Álvarez Buiza o el neopopularismo de José Antonio Zambrano. La renovación lírica de los setenta se acompaña de la multiplicidad de voces: los versos de Santiago Castelo con las características de los novísimos, los de Pureza Canelo el neointimismo... siempre bajo el magisterio de Pacheco y Delgado Valhondo. Otros poestas tienen una presencia temporal en el panorama extremeño, por ejemplo Ángel Sánchez Pascual, promotor de iniciativas como la publicación en 1983 de "Jóvenes Poetas Extremeños en el Aula".
 
La prosa es de denuncia social como observamos en Víctor Chamorro a partir de su obra "La venganza de las ratas". Otro autor de la década de los setenta fue Bernardo Víctor Carande con "Suroeste". pero la imagen del cambio la tenemos en José Antonio Gabriel y Galán (1940- 1998) que demuestra un especial preocupación por la forma en la novela en "La memoria cautiva" o "Muchos años después2. Otros novelistas destacados son José Alviz ("He amado a Wargner") y José A. García Blázquez. El rito La renovacióncomienza con los años ochenta y noventa. Se produce una normalización de la literatura extremeña. Aparecen editoriales, colecciones...y se produce una relación cada vez más estrecha con Portugal de la mano de Ángel Campos Pámpano, poeta y traductor en la  "Revista Espacio/Espaço Escrito". Señalamos tres momentos importantísimos en este momento: la publicación en 1983 de la antología "Jóvenes poetas en el Aula"; la publicación de dos autores muy importantes: Ángel Campos y Álvaro Valverde, destacados en el panorama nacional; La edición en 1989 de "Juegos de la edad tardía" de Luis Landero.
 
La novela de los años 80 se sumerge en el panorama nacional de revalorización de los géneros menores como el cuento, la literatura de viaje o el diario. La novela intenta recuperar la memoria histórica, caso de Dulce Chacón con "Cielos de barro" o juega entre realidad y ficción como en Luis Landero y Gonzalo Hidalgo Bayal o la presencia de la realidad desde una perspectiva sarcástica como en "El claro de los trece perros" de Jorge Márquez que además es un gran dramaturgo ("Hernán Cortés2)...
 
En la poesía se observa narratividad, coloquialismo, relectura de la tradición y temas urbanos y realistas. Autores como José A. Zambrano o Juan Manuel Rozas y otros más jóvenes como Ada Salas y Mª José Flores. También se encuentra la poesía figurativa que ha estudiado José Luis García Martín, la poesía meditativa de Diego Doncel, el clasicismo formal de Santiago Castelo y la vocación tardía de Rufino Félix Morillón ("Crestería de la sal2). Las últimas generaciones se encuentran en periodo abierto todavía. Hay una progresiva confusión de géneros y técnicas tal es el caso que se mezclan las fronteras del periodismo, la novela o el ensayo para llevar a cabo la llamada memoria histórica. Obras: "Soldados de Salamina" de Javier Cercas y "El mozárabe" de Jesús Sánchez Adalid. Otros autores dan una visión ácida de la realidad teñida de humor como es el caso de  Elías Moro.
 
Existe un grupo de jóvenes autores más libres y creativos que abren sus horizontes de lectura hacia escritores extranjeros como Emily Dickinson, Raymond Carver... La diversidad se mantiene como constante con autores ya consagrados y otros nuevos surgidos todos ellos (o al menos mayoritariamente) de la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres y que publican sus primeros libros en los noventa. En poesía, José Mª Cumbreño (1972) con "Árbol sin sombra" y en el teatro Juan Copete (1961) con obras llenas de ironía y desgarro como "Aguas tan frías". que hielan el corazón.
 
Consultadas otras fuentes a través de Internet podemos enterarnos de las peculiares características de la Literatura Extremeña a lo largo de los siglos: En Extremadura ha existido una importante lírica tradicional desde la Edad Media. La mayor parte de estas composiciones populares se han conservado gracias a los cancioneros y a los romanceros, que han fijado por escrito lo que hasta entonces eran textos de transmisión oral. En los cancioneros extremeños son frecuentes las canciones de trabajo, vinculadas a la realización de un determinado quehacer. Su ritmo varía en función de la actividad a la que acompañaban. Así, las canciones de acarreo poseían un ritmo lento, mientras que las de esquila eran más rápidas. También los romances —anónimos y populares—se han transmitido oralmente, lo que explica las distintas versiones que existen de un mismo poema. Estas variaciones se producen por olvidos o malentendidos, por acortamientos de la extensión para facilitar la memorización, por modificación de los topónimos para adaptarlos a los de la comarca, etcétera. Durante la Edad Media, circularon en Extremadura romances épicos e históricos, que daban cuenta de batallas o sucesos de la historia reciente, y novelescos, que gozaron de gran aceptación entre el pueblo. 
 
El siglo XVI supuso cambios muy importantes para toda Europa. La conquista de América —las Indias Occidentales, como se denominaba entonces— duplicó el tamaño del mundo conocido y corroboró que, en efecto, nuestro planeta era esférico y no plano. Pero la situación social, cultural y económica de Extremadura en el siglo XVI era de un enorme atraso. Quizá por eso, los extremeños de la época participaron activamente en la conquista del nuevo continente buscando nuevos horizontes: algunos han pasado a la historia porque fueron militares con mando, pero de otros miles de extremeños que salieron de sus pueblos apenas sabemos nada. El siglo XVI fue también el del Renacimiento español. En este período, la lengua castellana, convertida en vehículo cultural, se extendió por todo el mundo, y la literatura alcanzó su edad de oro. Extremadura contribuyó a este desarrollo cultural con importantes escritores que cultivaron los distintos géneros. Dramaturgos como Bartolomé de Torres Naharro, Diego Sánchez de Badajoz y Micael de Carvajal; poetas como Francisco de Aldana, y humanistas como Francisco Sánchez de las Brozas —El Brocense— y Benito Arias Montano son nombres imprescindibles en la literatura extremeña y española.
 
A mediados del siglo XVI, Badajoz contaba con un corral de comedias dedicado especialmente a acoger a las compañías que pasaban por la ciudad camino de Lisboa. Así mismo, en la catedral pacense y en sus alrededores se realizaron numerosas representaciones en festividades como la Navidad, la Semana Santa o el Corpus, todas con la finalidad de adoctrinar a los feligreses. En Cáceres y en Trujillo, donde también hubo corral de comedias, fueron abundantes las representaciones tanto en fiestas religiosas como en las locales. Pero fue en Plasencia donde llegaron a tener mayor esplendor, probablemente debido a su cercanía a Salamanca, a la existencia en la ciudad de varios colegios universitarios y a la importancia de sus mercados ganaderos.
 
Muchas las representaciones populares que se conservan hoy en día en Extremadura guardan relación con celebraciones religiosas, como la Semana Santa o la Navidad. En casi todos los casos se trata de textos y costumbres que provienen de los siglos XVI y XVII. El 25 de diciembre, la Cofradía del Niño Dios escenifica la Natividad del Señor en la localidad de Galisteo (Cáceres). La representación se realiza, al menos, desde 1667, pero es posible que se iniciara en el primer tercio del siglo XVI. La noche del Jueves Santo, se representa en Barcarrota (Badajoz) "La buena mujer", una pieza que escenifica el encuentro de la Verónica (la buena mujer que limpia el rostro del Nazareno con un lienzo) y la Virgen María con Jesús camino del Calvario. Inciso histórico: entre los nombres más conocidos de los conquistadores de la época sobresalen Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Diego García de Paredes, Vasco Núñez de Balboa, Pedro de Valdivia, Francisco de Orellana, Hernando de Soto y Sebastián de Benalcázar.
 
La producción dramática de Torres Naharro fue publicada en Nápoles en 1517 con el título de "Propalladia". Esta obra reúne un conjunto de piezas teatrales, a las que llama comedias, y una serie de composiciones poéticas. En el prólogo (el Proemio), el autor expone su concepción de la comedia («un artificio ingenioso de notables y finalmente alegres acontecimientos») y los géneros que la conforman: comedias a noticia (basadas en hechos reales) y comedias a fantasía (de argumento inventado). La producción literaria de Sánchez de Badajoz fue publicada en la obra "Recopilación en metro" (Sevilla, 1554), que recoge veintisiete piezas dramáticas (a las que él denomina farsas) y otras composiciones poéticas. Su teatro es religioso y tiene como finalidad el adoctrinamiento en la religión cristiana. El personaje central de la mayoría de sus farsas es un pastor, que se expresa con un habla muy rústica, el sayagués. 
 
La invención de la imprenta a mediados del siglo XV así como las universidades y las relaciones epistolares y académicas favorecieron la rápida difusión de las ideas humanistas. Uno de los humanistas más destacados fue el profesor cacereño Francisco Sánchez de las Brozas, El Brocense, quien defendió en todo momento la supremacía de la razón y la autonomía del ser humano. El carácter innovador de sus ideas —impartir una mínima teoría a los alumnos y abundantes actividades prácticas— lo enfrentó a sus compañeros de la universidad, que lo rechazaron cuando aspiraba a la cátedra de Gramática. Como otros maestros de la Universidad de Salamanca —fray Luis de León, por ejemplo—, El Brocense sufrió el asedio de la Inquisición por rechazar la "Vulgata", traducción de la Biblia del hebreo al latín realizada por san Jerónimo, que era la única aceptada por la Iglesia. 
 
Como humanista, Benito Arias Montano fue un soberbio filólogo —conocía once lenguas— y dedicó su vida al estudio de las Sagradas Escrituras. En 1568, Felipe II le encomendó la tarea de dirigir la edición de la Biblia "Políglota", con el texto en cinco idiomas: latín, griego, hebreo, caldeo y siriaco. Esta versión, en principio no autorizada por el papa, constituyó, sin ninguna duda, su obra cumbre. Fue, además, un destacado poeta de estilo horaciano. Su producción, escrita en latín casi en su totalidad, se compone de textos de diverso contenido, aunque predominan los de temas bíblicos. Francisco de Aldana dedicó su vida al ejercicio de las armas y al cultivo de la literatura. Los temas de su poesía, de una calidad excepcional, abarcan desde el sentimiento amoroso a la angustia por el paso del tiempo; otros presentan un tono jocoso (como el "Diálogo entre la cabeza y el pie"), y se refieren a los desastres de la guerra o expresan la espiritualidad del autor. Otros humanistas menos conocidos, como Pedro de Valencia o Gonzalo Correas, realizaron también una importantísima labor. Pedro de Valencia (Zafra, 1555-Madrid, 1620) fue el más firme colaborador de Arias Montano, además de un escritor apreciable y abogado reconocido. En su extensa producción destacan los estudios bíblicos y filosóficos, y los escritos económicos y sociales. En su obra "Discurso acerca de los cuentos de las brujas y cosas tocantes a magia" critica los excesos de la Inquisición española. Gonzalo Correas (Jaraíz de la Vera, 1571-1631) centró sus estudios en las lenguas castellana, latina, griega, árabe y hebrea. Sus obras más conocidas son el "Vokabulario de refranes i frases proverbiales" (1627) y la "Ortografía kastellana nueva y perfeta" (1630), en la que defiende una simplificación del modo de escribir.
 
Durante el siglo XVIII se produjo en Europa un cambio en las ideas filosóficas, políticas y sociales conocido con el nombre de Ilustración. Los ilustrados se opusieron a las supersticiones populares, al poder despótico de los reyes y señores, y al terror inquisitorial y reclamaron que la razón debía aplicarse a todos los ámbitos de la vida. Pero el pensamiento ilustrado no entró en España hasta mediados del siglo XVIII. Los autores extremeños tuvieron a lo largo de este siglo un papel muy especial, si bien, en su mayoría, lejos de Extremadura. Junto a Nicolás Fernández de Moratín o a José Cadalso, la figura más destacada de la poesía de la época fue Juan Meléndez Valdés. En su producción poética aparecen textos en los que se elogian los placeres, el vino, la amistad, junto con otros de carácter pastoril. Tanto unos como otros provienen de la tradición clásica, que el poeta extremeño conocía bien. 
 
Vicente García de la Huerta destacó como dramaturgo: su obra "Raquel" está considerada la tragedia más representativa del neoclasicismo español. El autor extremeño, a diferencia de los demás escritores de la época, que se inspiraban en obras francesas, escogió un tema nacional como argumento de la obra, lo cual provocó el entusiasmo del público. El estreno de "Raquel", en Madrid en 1778, fue causa de sonadas polémicas: muchos vieron una similitud entre la historia contada y el motín de Esquilache, rebelión acaecida en 1766 en la que el pueblo y la nobleza se aliaron contra un ministro extranjero. Por su parte, Juan Pablo Forner escribió poesía y teatro, pero fueron sus escritos en prosa los que le hicieron célebre, sobre todo por su gusto por la polémica: tan escandalosas llegaron a ser algunas de sus obras que el Gobierno le prohibió publicar si antes no obtenía un permiso especial. Por este motivo, la mayor parte de su producción quedó inédita hasta años después de su fallecimiento. "La Oración apologética por la España y su mérito literario" fue uno de sus escritos de mayor repercusión; en él contestaba al francés Nicolás Masson, autor del artículo «¿Qué se debe a España?», incluido en la Enciclopedia francesa. En el texto, el autor extremeño alababa los logros de la literatura española. El carácter discutidor de Forner lo enfrentó a muchos escritores de la época, que lo criticaron en sus textos. Durante todo el siglo XIX, no solo Espronceda, nacido por azar en Extremadura, Donoso Cortés, Adelardo López de Ayala, Vicente Barrantes, Carolina Coronado, Gabino Tejado ... publican su obra fuera de la región, sino que extensas trayectorias literarias que se desarrollan durante décadas no conocen una sola edición dentro de Extremadura.
 
Hablemos del siglo XX. Según el Departamento de Literatura del IES Norba Caesarina: Aunque a veces se ha acuñado el término de “literatura! extremeña”, sería incorrecto reivindicar la existencia de este concepto, puesto que la generalidad de las obras escritas por autores nacidos en nuestra comunidad no presenta diferencia alguna ni en temas ni en formas con otros textos de literatura en español. Sí habríamos de hacer la salvedad de ciertos autores que, sobre todo a principios del siglo XX, practicaron una literatura en la que trataban de reproducir los rasgos del habla de nuestras zonas y que también llevaba a los!libros temas que enraizaban con costumbres y modos de vida de la región.
 
Conocidos son los casos de Gabriel y Galán y Luis Chamizo, a los que sí se podría atribuir el concepto de “literatura extremeña”, y que surgen en el contexto decimonónico de la exaltación nacionalista y regionalista que también se da, y con mayor intensidad, en otras zonas de España. Dicho esto, sólo podemos hablar de “aportaciones de escritores extremeños a la literatura del siglo XX” y considerarlos como otros integrantes de la nómina de autores de la literatura española de este siglo. El ambiente literario en Extremadura ha sido más evidente en la segunda mitad de !siglo, en manifestaciones artísticas como certámenes literarios o festivales de teatro (de Teatro Clásico Grecolatino en Mérida, de Teatro Clásico Español en Cáceres o Alcántara, de Teatro y Danza Contemporáneos de Badajoz...), o también en la creación de aulas literarias repartidas por toda la Comunidad. También tiene gran importancia en estos últimos años el mundo editorial, que se ha desarrollado bastante a partir de los años 70, una vez terminada la dictadura franquista y conseguida la Autonomía de la Comunidad. En el último cuarto del siglo! XX surgen las empresas editoriales que dependen de organismos públicos, como la Editora Regional de Extremadura (ERE) y los servicios de publicaciones de las diputaciones de Badajoz y Cáceres. Existen, además, editoriales privadas, entre las que hay que señalar "Universitas" (vinculada a la librería pacense del mismo nombre); "Los libros del Oeste o de la Luna". La edición también ha alcanzado a la aparición de revistas literarias, de periodicidad diversa y duración e importancia también dispares: mercen ser citadas "Sub Rosa" y "La Ronda de Noche", fundadas por Julián Rodríguez, ambas de mucha repercusión en Europa o "La Luna de Mérida". Importancia tiene también la revista "Espacio/Espaço" (Revista de en dos lenguas: española y portuguesa) que constituye un lazo de unión entre las culturas española y portuguesa. Al margen de este ambiente, señalemos los autores más destacados en los distintos géneros literarios
 
Numerosos son los narradores nacidos en Extremadura o vinculados a ella a lo largo del siglo XX. La calidad de los mismos es bastante desigual y la fama que han ocsechado dista mucho de unos a otros. En la primera mitad del siglo destaca sobre las demás la figura de Felipe Trigo (Villanueva de la Serena, 1864-1916) quien tuvo una dedicación intensiva a la literatura y eso le permitió escribir una treintena de obras. En la carrera recosntruye su vida estudiantil y sus cuatro novelas eróticas que, en su tiempo, le costaron los ataques del feroz crítico de la época, "Clarín", que lo acusó de corruptor. Vinculadas con el ambiente extremeño escribe dos novelas ("El médico rural" y "Jarrapellejos") con las que denuncia el atraso, la manipulación, la opresión de las clases trabajadoras por los terratenientes y los abusos del caciquismo.
 
También en la primera mitad del siglo XX destacan otras figuras como Antonio Reyes Huertas (Campanario, 1887-1952), un novelista de corte tradicional de marcado realismo al estilo de Galdós, que alcanzó la fama con "La sangre de la raza". Otros nombres improtantes son Alfonso Albalá y Delgado Valhondo, quienes combinan el cultivo de la novela con el de la poesía. A partir de los años sesenta emergen nuevos nombres de narradores extremeños, como el placentino José Antonio García Blázquez, autor de "No encontré rosas para mi madre", finalista del premio Alfaguara en 1967, y "El rito", con la obtuvo el premio Nadal en 1973. También José Gabriel y Galán, muerto prematuramente, dejó una serie de novelas encuadradas en loque él llamó "realismo libre", como "La memoria cautiva" y "El bobo ilustrado". En el último tercio del siglo XX han destacado novelistas de prestigio reconocido a nivel nacional como los siguientes: Luis Landero (Alburquerque, 1948) que en su obra aparecen dos constantes: una pasión desbordada por el puro relato de historias y un cuidado extremo del lenguaje y que ha publicado varias novelas y relatos desde el principio de los años 90: "Juegos de la edad tardía", "Caballeros de fortuna" y "El mágico guitarrista", todas ellas de gran resonancia nacional; Dulce Chacón (Zafra, 1954 - Madrid, 2003) de quien se puede decir que sus cinco novelas publicadas pueden clasificarse en dos grupos: en las primeras ("Algún amor que no me mate", Blanca vuela" y ¡Háblame, musa de aquel varón!") se aborda desde puntos de vista diferentes un mismo asunto: el deterioro de las relaciones humanas y la incomunicación; mientras que en las dos últimas ("Cielos de barro" y "la voz dormida") la autora se adentra en la historia reciente de España, en la Guerra Civil vivida por personajes anónimos y en sus consecuencias. Javier Cercas (Ibaernando, 1962) conoció el éxito editorial con "Soldados de Salamina", una historia reconstruida a partir del hecho real del "fusilamento" de Sánchez Mazas y se trata de una meta que el narrador periodista va emprendiendo en la búsqueda de su narración. Su obra literaria consta de otras novelas ("El móvil", "El inquilino2 y "El vientre de la ballena"). Otros nombres de narradores más jóvenes y de cierto éxito nacional son Alonso Guerrero (almendralejo, 1962) que ya obtuvo premios nacionales con sus primeras novelas ("Los años imaginarios" y "Los ladrones de libros"); Eugenio Fuentes (Montehermoso, 1958) que ha alcanzado notoriedad cultivando una peculiar novela negra ("Las manos del pianista", "El interior del bosque", "Cuerpo a cuerpo"); y Pilar Galán (Navalmoral, 1967) que ha obtenido más de veinte premios de relatos que han ido apareciendo en recopilaciones, como "El tiempo circular", "Cuentos para ser contados" o "Diez razones para estar en contra de la perestroika".
 
En cuanto a la poesía, Extremadura ha aportado mucho a la lírica nacional con poetas como Luis Chamizo (Guareña, 1884 - Madrid, 1945), heredero de Gabriel y Galán y que tuvo inicios modernistas para decantarse después por el casticismo y el uso dialectal en la lírica. Muy distinto es Jesús Delgado Valhondo (Mérida, 1909-1993) cuya obra poética es extensa y abarca casi todo el siglo: los diversos temas que aborda son la naturaleza y el paisaje extremeños, los lugares de la infancia y juventud, la vida cotidiana, el amor, la muerte. Estuvo ligado a revistas nacionales como "Espadaña" y dejó libros como "El año cero", "La esquina y el viento", "La vara del avellano" o "Huir". Ya en la segunda mitad del siglo destaca la figura de Manuel Pacheco (Olivenza, 1920) quien militó en la poesía social de los años cincuenta y sesenta y desarrolló una obra poética bastante extensa, influida en muchas ocasiones por el Surrealismo, que está recogida en diferentes antologías publicadas a lo largo de varias décadas ("Poesía en la tierra", "Antología (1940-1972), "Azules sonidos de la música", etc.) hasta la publicación de su obra completa en 1999. Otros poetas destacados en la segunda mitad del siglo XX son Ángel Campos Pámpano (San Vicente de Alcántara, 1957) cuya lírica se caracteriza por la brevedad de los textos, de una gran intensidad lírica y muy cuidados formalmente: el amor, la familia y sus espacios queridos (como Lisboa y el Guadiana) son los temas más habituales de su producción poética que comprenden los poemarios "La ciudad blanca" (dedicado a Lisboa), "Siquiera este refugio" o "El cielo es así". También ha destacado como traductor al español de algunos poetas portugueses. Otro destacado es Álvaro Valverde (Plasencia, 1959) que se caracteriza pro la sobriedad expresiva: el empleo del verso libre le permite adoptar un ritmo pausado para hablar de la soledad del ser humano, el paso del tiempo, de la memoria y de su territorio íntimo (el que conforman su ciudad natal y alrededores). Sus libros de poemas más importantes son: "Territorio", "Las aguas detenidas" y "Ensayando círculos". En el panorama actual existen poetas que han alcanzado reconocimiento a nivel nacional y premios literarios de prestigio; como Javier Rodríguez Marcos (Nuñomoral, 1970), que también cultiva el relato breve y el ensayo, consiguiendo diversos premios con títulos como "Naufragios", "Mientras arden" y "Frágil"; Ada Salas (Cáceres, 1965) quien empezó a recibir premios en el ámbito de la comunidad con "Arte y memoria del inocente" o "La sed", y consiguió el premio nacional Hiperión con "Variaciones en blanco"; Santos Domínguez (Cáceres, 1955) que es probablemente de los poetas actuales más premiados y reconocidos a nivel nacional y que en 1983 obtuvo el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación con "Cavernas de la piedra" y a partir de él prácticamente todos sus libros de poemas han merecido reconocimientos similares.
 
El teatro es, tal vez, el género literario de menor cultivo en Extremadura, donde sin embargo han surgido autores de fama nacional: Manuel Martínez Mediero (Badajoz, 1939) que en sus primeras piezas teatrales ("El convidado", "Las planchadoras") se aprecian una fuerte crítica social y política, por lo que la censura le impidió representarlos. Para evitarla, usó diversos medios:en "El bebé furioso", por ejemplo, la acción se desarrolla en Gran Bretaña y, de esa manera, pudo ser estrenada en Madris en los años 70. En ella se critica duramente el materialismo de la sociedad de consumo. Miguel Murillo (Badajoz, 1953) también escribe piezas muy críticas con la historia de nuestro país ("El reclinatorio", "Dogma de fe"), donde defiende por encima de todo la libertad de los individuos ("Perfume de mimosas" y "Las maestras") donde se rebela contra la injusticia social y la insolidaridad ("Sudaca" y "Si viniera de la niebla"). Jorge Márquez (1958) estrena su!primera obra a los veintiún años. Desde entonces es autor y director teatral de un buen número de piezas: "Juegos de madrugada", "Hazme de la noche un cuento", "La tuerta suerte de Perico Galápago"... su producción se caracteriza por un permanente afán de la experimentación, como demuestra "Sucio amanece", una obra que aborda un asunto presente en la mayoría de sus piezas: la soledad y la incomunicación.
 
En cuanto al siglo XXI termino este bosquejo con el siguiente artículo aparecido en el Diario Hoy de Badajoz: ¿Qué es poesía extremeña?, dices, mientras clavas/ en mi pupila tu pupila azul./ ¡Qué es poesía extremeña! ¿Y tú me lo preguntas?/ Poesía extremeña es...». Probablemente la mayor manipulación que se pueda hacer en los celebérrimos versos del inmortal poeta sevillano partiera, en su momento, del propio Gustavo Adolfo Bécquer. Nadie puede garantizar, en suma, no ya que el color de los ojos de la susodicha protagonista e interlocutora de la Rima Número XXI fuera el añil, sino además que realmente fuese ésa, y no otra, la pregunta que salió de sus dulces labios. Así las cosas y dado que mañana, primera jornada primaveral de 2010, domingo, 21 de marzo, se celebra el Día Mundial de la Poesía (una conmemoración promovida por la Unesco, y que data del año 2000), resultará interesante barajar unos cuantos apuntes y unas cuantas apostillas, así como opiniones, normalmente encontradas y contrastadas, en torno al 'catálogo' (mejor dicho, borrador del catálogo) de los creadores de poesía de toda la región extremeña. El lugar físico perfecto y evidente donde constatar lo que es, o si existe, una verdadera poesía extremeña, poetas extremeños o una lírica de la región es, sin duda alguna, la Biblioteca de Extremadura. Entre los 80.000 documentos que conserva la mencionada institución cultural de la Junta de Extremadura, ubicada en la Alcazaba de Badajoz, unos cuantos miles de ellos son libros, lógicamente, de poesía o afines. Y si cada año 'entran' en las estanterías de esta Biblioteca regional unos 700 libros de creación literaria, hay que considerar que unos 150, de todos ellos, son de producción poética. «Otra cosa es la calidad de las obras», comenta, con buen criterio, el escritor Justo Vila, director del centro desde su fundación, hace ahora ocho años, y que es quien aporta los datos estadísticos. «Extremadura, durante más de la mitad del siglo XX, se ha dicho que es una tierra de poetas, que dabas una patada y salían tres de debajo de las piedras». Vila insiste, no obstante, que en el terreno de la creación literaria, campo tanto de los poetas como de los novelistas, y también de los dramaturgos y ensayistas, han visto engrosadas sus filas en la Extremadura de las últimas décadas. «¿Existe una poesía extremeña? Esto sería lo mismo que preguntarnos si existe una poesía andaluza o una poesía castellano-manchega. Yo entiendo la literatura como lo entendía Goethe, es decir, como una literatura universal. Ahora bien, en Extremadura se están dando en estos momentos poetas al nivel de los mejores poetas de habla hispánica, magníficos poetas. En este sentido, por ejemplo, no puede dejar de recordar poetas de la talla del malogrado Ángel Campos Pámpano». Para el director de la Biblioteca de Extremadura, pues, queda claro que, al menos cuantitativamente, la producción lírica de los autores extremeños, ya sea a través de editoriales autóctonas o foráneas, está, en los momentos actuales, bastante más saneada. Para el profesor de Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Uex y director del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura Miguel Ángel Lama, el 'rico' panorama que producen los poetas extremeños de la actualidad tiene «un núcleo germinal», que data de principios de la década de los años 80 y que se ubica en la Facultad de Filosofía y Letras, en Cáceres. Coincide, precisamente, en el seno de una institución docente consolidada, con una década de madurez, donde destaca, según Miguel Ángel Lama, la personalidad de dos facultativos, desde su Departamento de Literatura Española. Son ellos y sus estudiantes universitarios el motor de arranque de lo que, él mismo, llama y define como «una obra poética interesante». Ni menos ni más. «El catedrático y profesor de Literatura Juan Manuel Rojas, ya fallecido, y Ricardo Senabre, el primer decano y fundador del Colegio Universitario, son los aglutinadores de un grupito de gente joven, todos ellos estudiantes, que comparten inquietudes literarias y poéticas. Por sólo citar alguns, se me ocurren nombres como los de Ada Salas, María José Flores, Javier Pérez 'Walias' o Diego Doncel. Hace unos años, un periódico de aquí lo llegó a titular como 'el club de los poetas extremeños'». Sin lugar a duda, un buen titular, llamativo, inmejorable, de los que cumplen su función de llamar la atención (uno imagina al bueno de Robin Willians deambulando, emocionado, por las aulas extremeñas) muy adecuado para el tema a tratar, y que acaba de 'pisar', por cierto, la posibilidad de utilizarlo en este artículo. Gajes del oficio. En cualquier caso, y según sigue observando y advirtiendo el experto universitario, sí puede hablarse de un antes y un después de este momento 'poético' en el panorama social y cultural más reciente (aunque han pasado ya tres largas décadas, evidentemente) de la comunidad extremeña. Variedad de tendencias «Todos son licenciados en Filología Hispánica por la Facultad de Filosofía y Letras. Y una de las características que puede destacarse es que, en cuanto a corrientes, hay de todo. No cabe hablar de una serie de características comunes, de no ser, precisamente, esa variedad de tendencias, su convivencia, sin ninguna preocupación al respecto, alejada de los movimientos del momento en otros puntos de España, como, por ejemplo, la llamada 'poesía de la experiencia' u otras, como la denominada 'nueva sentimentalidad'». Miguel Ángel Lama está convencido, no obstante, que es en este preciso instante cuando los poetas extremeños contemporáneos dejan de mirarse al ombligo y participan de una misma necesidad común, que, en contra de lo que pudiera parecer, es abrirse totalmente al exterior. «Aquí, en Extremadura, ha ocurrido un cambio importante. Hasta ese momento, en general, porque siempre hay excepciones, el referente poético por antonomasia era el terruño. Y esto es algo de lo cual los jóvenes siempre han intentado huir». El investigador en literatura española, además de los ya mencionados, cita a poetas vinculados a la universidad, aunque no pertenecieran, de lleno, al grupo referido. Nombres como los de Santos Domínguez, el ya mencionado de Ángel Campos Pámpano, Álvaro Valverde, Luciano Feria o Basilio Sánchez. Es un listado de urgencias, a vuelapluma, de corrido, que no pretende ser, ni mucho menos, enumerador o exhaustivo. «La conciencia de pertenecer a una literatura contemporánea es el rasgo más llamativo, ese rasgo de modernidad al que estos poetas, nacidos en Extremadura, se incorporan sin complejos. Además, conocen lo que se escribe fuera y, en definitiva, se consideran por encima de otras consideraciones poetas de su tiempo». Son palabras de José Luis Bernal, también profesor de Literatura, y compañero de Departamento de Miguel Ángel Lama, y que complementan lo expuesto por su colega universitario. «No hay en la historia anterior de Extremadura un entramado cultural parecido o semejante», complementa, ahora, a su vez, nuevamente Lama. Lo cual no quiere decir, tampoco, que con anterioridad o con posterioridad todo fuera o sea un páramo o que el listado de los poetas de Extremadura no hubiera por donde pillarlo. Es el caso, por ejemplo, de la famosa 'triada', los poetas extremeños Jesús Delgado Valhondo, Manuel Pacheco y Luis Alvarez Lencero, que brilló con luz propia durante algunos años anteriores. «También tiraron de muchos jóvenes y eran herederos de la poesía social española, pero, en esos años, Extremadura todavía no había levantado cabeza». Y entre los nombres de la veterana Pureza Canelo y la 'nueva' Irene Sánchez Carrón, destacados sólo como punto de referencia, está claro que hay otros nombres contemporáneos merecedores de un consenso crítico. «En Extremadura existe una puesta al día respecto a lo que es la poesía nacional con resultados de muy alto nivel». Si, póngase por caso, levantaran la cabeza Juan Meléndez Valdés, José de Espronceda, Luis Chamizo, Carolina Coronado, José María Gabriel y Galán, Manuel Monterrey o Vicente García de la Huerta (con perdón por meterlos en el mismo saco, casi un sacrilegio, y a modo de castillo de fuegos artificiales final) se sentirían orgullosos, qué duda cabe, como mínimo, del panorama descrito. «Los poetas extremeños actuales -es la idea final que, quizá, convenga destacar, a modo de resumen, en palabras de José Luis Bernal, pero que coinciden plenamente con las de Miguel Ángel Lama- son autores que publican en editoriales nacionales, que ganan premios de ámbito nacional, que son traducidos a otras lenguas y que publican, asimismo, en las principales revistas literarias. Digamos que el rasgo más llamativo es la normalidad de la vida literaria, y por lo tanto poética, en Extremadura». No obstante, la cuestión de si es posible hablar de una 'poesía extremeña' o no, aunque resulte evidente, no se zanja solamente con palabras. Aún así, puede llegar a ser ilustrativa una ronda de intervenciones de poetas de la región, de un listado elegido al azar, como ayuda final a la reflexión. Es, con toda probabilidad una buen complemento al análisis de los expertos. Y luego, cada cual, cada quien, saque sus propias conclusiones al respecto. Yo no creo que exista una literatura, y por lo tanto una poesía, con señas de identidad propias -dice Luciano Feria-, pero sí que con la llegada de la democracia ha habido un acercamiento unificado a las corrientes actuales». «Yo he vivido la eclosión de la comunidad extremeña a una apertura en lo contemporáneo, lo nacional y lo internacional -explica Ada Salas- y ahora estamos en un momento de recolección de los frutos». «Poesía extremeña sería una mala denominación -opina Santos Domínguez-, como hablar de poesía andaluza. Ahora bien, sí que la poesía que se escribe en Extremadura, y por extremeños, está totalmente integrada a la poesía española contemporánea, lo cual es algo que antes no pasaba». Según Irene Sánchez, Carrón, existe un afán poco justificable de establecer clasificaciones porque «tenemos una mente muy estructuralista y necesitamos ponerlo todo en compartimentos estancos. Existen poetas nacidos en Extremadura que tienen inquietudes parecidas. Aunque no creo que ninguno se ponga a escribir pensando que es extremeño». Basilio Sánchez concluye: «El poeta es de cualquier lugar, lo que pasa es que intenta ser universal desde lo local». Doctores tiene la Iglesia, como, al parecer, dijo el padre Astete en su catecismo hace más de 400 años. Lástima que en la lírica no haya tantos entendidos como en el fútbol. Como tema, sería más que interesante trasladarlo a la barra de los bares. Y que corra la voz. Que corra, en definitiva, la palabra. 
 
 
   
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Tesis Doctoral en forma de Ensayo.

Palabras Clave: Comunicacin Divulgacin Periodismo Tesis Doctorado Conocimiento Sociedad Cultura.

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Sociedad



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