Las no sombras de los pájaros (Diario)
Publicado en Dec 21, 2015
Década de los 60 y década de los 70. Noches que no se olvidan. Era cuando las no sombras de los pájaros me acompañaban, entre lugar y lugar, para identificarme como bohemio sin huellas, excepto las que se iban quedando marcadas (miríadas de mi autonomía) en el centro de mi alma. Viajero de las noches, yo caminaba por la experiencia haciendo síntesis de las horas vividas bajo la luna de Madrid. ¿Cómo poder sobrevivir en medio de la barahúnda general? La respuesta es que yo tenía mi propia forma de convertir en poemas aquellos viajes nocturnos. Sólo consistía en enmarcar mi propia firma para ser poeta de las no sombras de los pájaros dentro de mis propios sentidos. ¿O eran solamente sentimientos nada más? ¿Dónde estaba la verdadera identidad de mi yo? Como me estaba conformando en poeta de la liberación, me entretenía en escribir -polvo de estrellas- a manera de pasaporte hacia mi identidad. Eso es lo que yo entendía, en aquellas décadas, como manera de ser alejado del círculo de los "depredadores" del alma humana. Por eso nacía cada noche, entre rones y ginebras, con algo que entraba a formar parte de mi realidad. ¿O fueron solamente sueños? Quien sabe. Podría ser que mis hallazgos ya estaban en otros horizontes. Y allí, en medio de las albas y envuelto en la niebla de lo inolvidable, yo soñaba caminos hacia el más allá. Las luces rojas, amarillas y verdes de los semáforos, eran testigas de causas que nunca jamás nombré porque resultaban del todo inombrables. Y así fue. Así pasó un cualquier amor porque su piel y mi piel nunca se llevaron bien. Y así fue. Así pasó un cualquier amor porque responder no era ya cuestión de honor. En las no sombras de los pájaros se quedaron sus trinos.
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José Orero De Julián
Alfonso Alejandro Santiago Marcos