La carta que nunca escrib
Publicado en Dec 26, 2015
¡Hola!
Es raro que recibas algo de parte mía después de tanto tiempo, no pretendo cambiar nada, sólo te pido que dediques unos cuantos minutos a leer lo siguiente. ¡Gracias por todo! Desde muy en el fondo de mi ser me siento afortunado de haber coincidido contigo en esta vida. Nunca pretendí algo más que tratar de hacerte tan feliz como tú me hacías a mí. Existieron buenos y malos momentos, así como felicidad y tristeza, pero yo me quedo con todo aquello que nos hizo amar la vida. De ti aprendí que la felicidad no se mide por la cantidad de momentos buenos que pasas, sino con quién los pasas, mi felicidad dejó de ser algo que sólo se sentía y empezó a ser algo que se veía, hablaba y reía, mi felicidad tuvo un hermoso nombre y apellidos. No guardé en mi pecho palabras, dije lo que tenía que decir y me arrepiento como no tienes idea del dolor que algunas de ellas te ocasionaron. No fui perfecto, cometí infinidad de errores, pero quiero decirte que no fue algo que yo quisiera hacer para fallar de manera intencional, me esforzaba por hacer las cosas de la mejor manera posible y hacerte desear ver nuevamente un amanecer para poder disfrutarlo a mi lado. Las cosas cuando terminan dejan un enorme vacío y el ya no tenerte en mi vida me hizo sentir que ese vacío incrementaba con cada recuerdo que sabía ya no tendríamos, con cada risa que ya no te podría generar, con cada abrazo que ya no curaría nuestros malos momentos, con cada beso que nos hiciera ser uno solo. Amaba tanto tu humor tan extraño, tu risa sin sentido, amaba tu forma de mirarme y acariciarme, tu forma tan única de besarme, amaba en general todo de ti. La vida deja de ser aquello que queremos y se convierte en todo aquello que tenemos, para mi fortuna te tuve en la mía, es cierto que no por todo el tiempo que yo deseaba, pero al menos si el suficiente para saber que eres ese tipo de persona con la que cualquiera desearía pasar el resto de sus días para después volverse eternos en la inmensidad del universo, es así como en estas líneas traté de expresar lo que no pude decir anteriormente y no porque no lo sintiera, sino porque era difícil hacerme la idea de ya no seguir compartiendo la vida a tu lado, tenía la esperanza de que el adiós fuera sólo un hasta pronto, pero he comprendido que al atarme a tu recuerdo la vida se consumirá en todo aquello que fue, pero que ya no seguirá siendo. No me queda más que desearte suerte en tu camino, que encuentres a una persona que haga sentirte viva, una persona con la cual las respuestas sean mayores a las preguntas, alguien que te haga sentir ese deseo de amarlo de la misma forma en la que él te ama, una persona que te haga desear ver un nuevo amanecer para poder disfrutarlo a su lado. Esta es la carta que nunca te hice, pero que hoy te entrego.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Vergilio Ferreyra aconsejaba siempre “Ama lo imposible; es lo único, que no te puede decepcionar”
Felicitaciones Mis
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