Por 100 míseras pesetas no vale la pena perder una amistad de años enteros. 100 míseras pesetas de 1966 (Siglo XX) son tan 100 mñiseras pesetas de 2015 (Siglo XXI). Solamente papeles pintados nada más. Pero hay algunos que no saben nada de lo que es la generosidad. Por no saber, no saben si se escribe con g o con j. 1966. La revista de ciclismo francés es una buena oportunidad para demostrarlo. Mientras alguinos siguen pensando en ello, voy a ayudar un poco con un ramillete de buenes ejemplos.
Aquel que es generosos le da al Señor, y Él lo recompensará por lo que haya hecho. Proverbios 19:17. Bienaventurado aquel que es generoso con el pobre. Proverbios 14:21
Todo aquel que es generoso para con el pobre honra a Dios. Proverbios 14:31 El hombre generoso será bendecido, porque comparte su alimento con el pobre. Proverbios 22:9. Aquel que es generoso con el pobre no tendrá necesidad de nada, pero aquel que cierra sus ojos recibe muchas maldiciones. Proverbios 28:27. El justo se preocupa por impartir justicia al pobre, pero el malvado no tiene tal preocupación. Proverbios 29:7. Más bienaventurada cosa es dar que recibir. Hechos 20:35: 35. Dad, y se os dará, medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto. Lucas 6:38: 38. Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre del discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa. Mateo 10:42: 42. Mas el que tuviere bienes de este mundo, y viere a su hermano tener necesidad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo está el amor de Dios en él? 1 Juan 3:17: 17. Vended lo que poseéis, y dad limosna, haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca falta, donde ladrón no llega, ni polilla corrompe. Lucas 12:33: 33. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor. Mateo 25:21: 21. Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas. Mateo 7:12: 12. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, o por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 2 Corintios 9:7: 7. Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento, y a tu prójimo como a ti mismo. Lucas 10:27: 27
Devueltas ya las 100 míseras pesetas... ¿Qué queda en el mundo?... quizás 100 míseros euros... 1966. Recuerdo. Por aquel entonces sí que daba gusto escuchar canciones veraniegas, o, en realidad, de cualquier género. Pero claro, es que el nivel por aquel entonces estaba desorbitado. Uno de los mejores grupos que ha dado el pop de todos los tiempos, The Kinks, nos proponía este «Sunny Afternoon», inmensa canción de Ray Davies que habla de un tipo holgazaneando en medio de una tarde soleada de verano, tras ocurrirle un sinfín de desgracias. Y ojo a la ironía, en el vídeo cantan en mitad de la nieve y con evidente frío en el cuerpo. Fue número uno en el Reino Unido, y representaba el paso que, más o menos, estaban dando todos los grupos de la época hacia un sonido más sofisticado.
Pero no fue la única. He aquí otra de esas canciones inmortales,«Summer in the City», en la que The Lovin’ Spoonful nos habla de un verano diferente, esta vez en medio de la ciudad, acongojados por el calor y el asfalto y en el que una chica puede resolver la agobiante papeleta. En la canción se pueden escuchar sonidos típicos de la ciudad, como la bocina de un Volkswagen escarabajo. Nacidos como respuesta a la invasión británica, esta fue prácticamente su mejor composición, y sirve de muestra de ese estilo que manejaba los sonidos de garaje, folk, rock y psicodelia.
No habla explícitamente del verano, pero al fin y al cabo son los chicos de la playa, y esas buenas vibraciones solo pueden brotar de una época vacacional. Además, esta canción sirve para ilustrar cualquier imagen de surferos californianos: «Good vibrations», de los Beach Boys, otra maravilla de ese prodigioso 1966.
Entre tanta joya, se cuela Salvatore Adamo a la conquista del mercado español con el «Vals del verano», tema que, ciertamente, no está entre lo más granado del repertorio de este cantante medio italiano medio belga, muy popular en los 60 y 70 y autor de "Mis manos en tu cintura".
Entre los artistas patrios no andaba mal la cosa. Aquel año triunfaban«Black is black», de Los Bravos; el «Yo soy aquel», de Raphael; «Un sorbito de champán», de Los Brincos; «Hilo de seda», de Los Pekenikes: y, sorpresa, del primer éxito de Luis Aguilé, la impagable "Juanita Banana"
Por 100 míseras pesetas... no vale discutir a golpes con un tacaño... y lo mismo digo por 100 míseros euros...