-MI PRIMERA NOCHE- (CAPITULO 2, "SIN LATIDOS")
Publicado en Jan 04, 2016
¡¡¡Antes de que empecéis a leer este capitulo!!! Quiero decir que es algo mas extenso de lo que suelo publicar, pero es necesario para que se entienda bien a Jakes y su primer día como vampiro, espero que os guste.
Mi historia comienza en el Siglo XIX, si soy un poco más preciso, en el año 1813... ¡Ah! ¡Se me olvidaba! Creo que...no, sé qué queréis saber cómo soy, bueno, aunque todos sabemos cómo somos los de mi especie, ¿os gusta así? ¿especie? Todo lo que no sea humano es algún tipo de especie para vosotros. Bien, en teoría los vampiros son altos y fuertes, por desgracia para mi soy fuerte, pero no alto, aun así, me puedo dedicar al baloncesto ya que puedo saltar bastante alto. Únicamente tengo el pelo castaño oscuro, ojos marrones claros, y me considero bastante normal, bueno, en mi otra vida me lo consideraba, ahora sé que soy bastante guapo, pero me gusta conservar algo de la humildad que tenía cuando era humano. También tengo unos colmillos increíbles, blancos como el hielo, o como yo, mejor dicho, y bien afilados. Como iba diciendo, mi historia comienza en el año 1813, en Londres, Ethan y yo salíamos de ver una obra del teatro "King's Theatre", hoy lo podéis conocer como "Her Majesty's Theatre", el teatro iba cambiando su nombre con cada monarca. Mi amigo y yo salíamos del teatro comentando lo buena que había sido la obra, en realidad. Solo yo lo decía, Ethan siempre ha sido un gran crítico, muy pocas cosas le gustaban, y muy pocas cosas le gustan. Me despedí de Ethan y caminaba tranquilamente hacia mi casa, estaba pensando en cortejar a Lena, la hija del Doctor John Bell, ambos teníamos ya 24 años, y creía que ya podría ser hora de pedirle su mano al Doctor. Pero algo pasó cuando doble la esquina de la calle en la que se encontraba mi casa (ahora hay una pastelería), noté algo en el brazo izquierdo, algo doloroso, me quemaba y no sabía que era, estaba asustado ¿qué era eso? Solo pude ver sangre en mi camisa, la rasgue y mire detenidamente aquello, parecía ser...un mordisco, creí que me estaba volviendo completamente loco. De repente no pude soportar el dolor, empecé a gritar en la calle y nadie salía a ayudarme, únicamente paso un hombre a mi lado e hizo como si no hubiera visto nada. Cuando creí que iba a morir, alguien se paró a mi lado y me susurró al oído: -Tranquilo, todo irá bien, solo te dolerá unos minutos. Tu vida cambiara para siempre. Recuerdo que ese extraño me cogió en sus brazos y me llevo a su casa desde la calle en un abrir y cerrar de ojos. Afortunadamente, el dolor iba desapareciendo. -Quítate esa camisa, y ponte eso-Me lanzo unos pantalones de deporte y una sudadera. -En unos minutos empezaras a tener sed, solo falta que tu corazón deje de latir, notaras un golpe cuando deje de hacerlo, te dolerá un poco. ¡Vamos, no me mires así! Tienes suerte de que alguien te esté diciendo que te va a pasar y que te enseñe en tu nueva vida. - ¿Nueva vida? Está bien, esto es de locos, ¿quién eres? ¿que tengo en mi brazo? ¡y que me está pasando! -Solo tenemos unos minutos antes de que tu nueva naturaleza empiece a manifestarse, te lo explicare, y harás lo que yo te diga que tienes que hacer si no quieres morir de verdad. -Dijo mirándome fijamente a los ojos- Las preguntas irán después de que hayamos acabado de hacer, ¿entendido? -Si. -Bien, va a sonarte raro, es normal, a todos nos parece raro al principio, pero luego te acostumbras. Me llamo Benjamín Reed, pero puedes llamarme Ben. Seré tu padre a partir de ahora. La mordedura que tienes es mía, te acabo de convertir en algo que los humanos teméis demasiado, en un vampiro. - ¿En un vamp...? -No hay tiempo para más explicaciones, te he explicado todo lo que necesitas saber por ahora, no quiero que un Neófito que he creado yo sea el causante de la destrucción de una gran parte de Londres, porque los dos lo pagaremos caro. En unos segundos empezaras a notar como tu garganta empieza a arder. Mientras me decía todo eso, yo le miraba con los ojos como platos, no podía creer que era lo que estaba pasando. De repente, note aquel golpe en el corazón que me dijo, recuerdo que me dolió muchísimo, pero después, cuando se pasó el dolor, me sentía extraño, diferente, mejor, más fuerte y más vivo y nada podía pararme. Empecé a notar como empezaba a quemarme la garganta, era horrible, necesitaba que eso parase, que dejara de doler, necesitaba...comer. Ben se acercó a mi como una sombra me sujeto contra la silla y me dijo: -Escúchame, muchacho, toda ira bien, te lo prometo. Solo necesito que confíes en mí y que hagas lo que yo te digo. Te prometo que lograre, mejor dicho, lograras que ese dolor desaparezca. Pero para que desparezca tienes que ser silencioso y rápido al mismo tiempo, no queremos llamar la atención. De momento, solo haz lo que yo haga, con el tiempo iras aprendiendo a hacer las cosas a tu modo. Salimos de aquella casa y empezamos a andar, yo quería ir más rápido, pero necesitábamos parecer humanos ante aquellos hombres que estaban en el callejón. Les miramos hablar, beber, fumar y reír desde el otro lado de la calle sentados en un banco, podía notar como sus venas y su corazón latían, me costaba demasiado no ir corriendo y dejarles secos, pero yo no mataba, no era así, no mataría a una persona jamás. Hasta que Ben me contó lo que eran. Eran traficantes, no traficaban con drogas, sino con mujeres, mujeres que habían sido engañadas, las contaban historias imposibles para aquella época como que una mujer estaría a la misma altura que un hombre trabajando con ellos porque desempeñarían los mismos trabajos, o que serían la nueva Marilyn Monroe. Vivían en habitaciones minúsculas, unas 50 mujeres, algunas compartían cama, otras solo tenían el suelo, apenas tenían comida y algo que beber. Lo único que hacían con ellas era venderlas al mejor postor, una vez vendida, se desentendían de ellas, algunas eran esclavas sexuales, otras morían golpeadas a palos, y otras se suicidaban. Solo nos hicieron falta un par de minutos para que esos desgraciados dejaran de estorbar en el mundo. Después nos encargamos del resto, uno a uno, podía notar como su pulso cada vez era más lento hasta que dejaba de notarlo. Pude notar sus miradas de pánico al vernos, ninguno pudo escapar. Al día siguiente, Ben y yo salimos en los periódicos, las chicas de aquel local solo dijeron que dos hombres a los que no les dio tiempo a ver, salvo las espaldas, las habían salvado la vida. Regresamos a casa de Ben, y le pedí más explicaciones de las que me había dado, creía que era lo justo, y tal como me prometió, continuo por donde se había quedado: -Tendrás que hacer creer a tu familia y amigos que has muerto, puedes inventarte lo que quieras, un accidente, un suicidio, morir como un héroe, lo que quieras. Pero no podrás volver a verles, tu vida tiene que quedar atrás. -Espera... ¡Yo no he elegido esto! ¡Tú me has hecho esto! No puedo...no puedo dejar a mi familia... -Te he convertido en lo que eres con un propósito en concreto, no por diversión, si hubiera querido divertirme, te habría torturado y luego te habría matado. Pero ahora no puedo decírtelo Jakes, tienes que confiar en mí, es lo único que tienes. No podía creer lo que estaba pasando, me levanté de aquel sofá polvoriento y me dirigí a la puerta, pero Ben era más rápido que yo. -Sólo puedes traer a tu mundo a una persona, solo a una, será una forma de conservar algo de tu antigua vida. Me pare a pensar en convertir a mi padre, siempre habíamos estado juntos, pero elegí a Ethan, no convertiría a mi padre en esto, no le convertiría en un asesino. -Está bien, quiero que sea mi amigo Ethan. Solo tengo que morder, y ya está, ¿no? -Lo hare yo, tú no estás preparado para esto. -Ya me has jodido bastante con esto, si quieres que me quede para no sé qué, seré yo quien lo haga, sino me iré por esa puerta. -Además de inteligente eres tenaz, eso nos será muy útil, está bien. Deja que sea Ethan quien le dé la mala noticia a tu padre, conviértele en vampiro, y llévale de caza, sed discretos. Me costó demasiado lograr que Ethan me escuchara, y sobretodo, me costó que me creyera, pero le convencí mordiéndole y haciendo lo mismo que Ben hizo conmigo, dio buen resultado. Esta vez, matamos a un asesino que se dedicaba a matar a personas por diversión además de mandarles fotografías a las familias. No pedía dinero, solo mataba, así que le dimos de su propia medicina, nos divertimos matándole. Al día siguiente, Ethan fue a contarle a mi padre que había muerto, no acordamos nada así que se inventó que me había resbalado en la ducha, una muerte bastante ridícula y simple, pero tuvo credibilidad. - ¡Eh! ¡Eh! Jakes, tío no te quedabas así de perdido desde hace meses. ¿Ya estas otra vez pensando en aquella noche? Venga, tenemos que cazar, levántate de ahí, cualquiera diría que pareces cansado. -Sí, ya voy. ¡¡GRACIAS POR LEERLA!! ¿Te ha gustado? Vota esta historia, compártela con tus amigos y ¡¡¡sigue disfrutándola!!
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ANDREA
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Jakes, Ethan.y su transformación en “Vampiros Justicieros”, algo que en mi secta no aceptamos, somos Vampiros y desangramos personas que se nos apetecen, sin importar su origen, raza, antecedentes. Esta diferencia nos lleva a una comparación entre vampiros, que puede dañar “nuestra reputación”, de cualquier manera esta narración, puede ser creíble, en ese otro continente y veremos en los próximos capítulos, si finalmente regresan al hábito natural. Debo interrumpir la lectura, “para entrar en mi sarcófago”, ya que la luz del amanecer me amenaza y le temo. He tenido una noche de sangría y temeridades, pero estoy satisfecho. Saludos a Jakes y Ethan. Te comento, que “yo fui mordido en Transilvania” en la yugular derecha, una noche de luna, cuando hacía un viaje de estudios, para investigar justamente la veracidad de los vampiros. De allí vengo y a ese lugar te llevaré. En mi país, son medios vampiros todos, porque comemos morcilla, hecha con sangre pura. ¡Yo no!; prefiero extraerla y saborearla. Yo, el “vampiro Fran”, el más sanguinario y buscado en Argentina, sigo haciendo de las mías y no como morcilla: busco yugulares y calmo mi sed….. y también….. te sigo leyendo
Saludos Vampira Andrea
(no te molesta que agregue cosas nò?)