La búsqueda del yo
Publicado en Jan 25, 2016
La búsqueda del yo (por José Orero De Julián "Diesel")
Yo soy aquel que conoció la profunda soledad. Yo soy aquel que vivió la muerte diaria, día tras día, hasta llegar a la victoria del silencio. Yo soy aquel que, para combatir al odio, tomé las armas del camino. Y el que se puso a soñar escribiendo palabras de liberación en el éter de los espacios abiertos. También soy el que se marchó tan lejos para olvidar que el olvido se me hizo amistad. ¿Es la historia de un ser humano lo que pasa a formar parte de las leyendas o es el mismo ser humano el que construye sus recuerdos? Yo soy el que, vacío de recuerdos, recobró toda su memoria en el estrecho lugar donde había sido abandonado. Por eso conozco lo que es la existencia. Quizás fuí un solo instante, una estrella fugaz que pasó/paseó dejando presencia/esencia para conseguir/perseguir la libertad que acabó siendo liberación. Yo soy aquel que no era el que los demás querían que fuese sino el que soy. Yo soy el que soy. Lo demás ya no tiene importancia… porque el dedo acusador de los ignorantes ahora les señala a sus conciencias. Muchos tendrán que preguntarle a sus almohadas, cuando no puedan conciliar el sueño, quién fuy yo en aquella soledad y quién soy yo en esta compañía mientras que la risa de los infames difamadores siempre son sus propias impotencias. Yo soy aquel que vuelve para no pedirles nada sino para decirles a todos ellos que ya estoy aquí y que sus avaricias no formaron nunca parte de mi equipaje ni forman parte de mis esperanzas. Quizás muchos sepan ya que yo soy aquel que no les reprocha nada porque, para mí, sólo son la misma nada que antes fueron mientra que yo, en un pequeño rincón del “universo laboral”, me ocultaba con las estrellas nocturnas para no deberles absolutamente nada, para no agradecerles absolutamente nada y para no reclamarles absolutamente nada. Pero ya he roto mis silencios y los he convertido en ríos de palabras con una voz que recorre por toda la condición humana de quienes caminan siguiendo mis pisadas.He permanecido/pertenecido siempre a esa voluntad personal que es escribir mis propios pensamientos/sentimientos con batallas de poemas. Yo creo que ellos no conocen/reconocen nada tan singular puesto que sólo son masas; unas masas que no saben hacer nada original/virginal. Yo, al menos, sí tengo caminos abiertos/cubiertos. En verdad, y en definitiva, todos los liberados somos así. En verdad, y en definitiva, todos los liberados hemos olvidado sus desprecios. En verdad, y en definitiva, todos los liberados somos la eternidad mentras ellos, en verdad y en definitiva, siempren sean su propia esclavitud. En verdad, y en definitiva, en lugar de ser esclavos es mucho mejor caminar. Y como dijo Adolfo Suárez: “La vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando dudes elige siempre la difícil”. Por eso ahora yo tengo en cuenta que la risa de los que se creen seres superiores no es nunca una buena compañía ni tampoco una buena compañera para dormir con ella. Durante el tiempo de flexión/reflexión de la actualidad, quizás bajen sus cabezas debido a su proceso de desencanto que ya no es mi problema. Como decía Adolfo Suárez, puedo prometer y prometo que no voy a olvidar pero que voy a seguir soñando para no tener nunca que seguir pensando en lo que no merece la pena pensar. Este es el verdadero/certero impacto de lo que todo Gran Sueño puede provocar. Lo leo y lo asumo. Lo leo y lo vivo. Lo leo y lo creo. ¿De qué estoy hablando? Quizás solamente de jugar a las respuestas posibles para ser eso que sólo se consigue siéndolo y no aparentándolo ser. Conseguir 38 pensamientos propios. Es lo que dice mi Mágico Solitario de hoy. Y los voy a reunir en un sólo párrafo de 38 palabras, ni una más ni una menos, para ser siempre concreto concierto :”Bajo la lluvia de las balas de la traición, una ráfaga de sueños triunfa siempre contra un batallón de envidias; porque el verdadero valor de un hombre no se mide por los cobardes disparos de un traidor analfabeto”. Yo soy aquel que resistió en pie para triunfar sin miedo; aunque muchos desearían poder olvidarme. ¿Cuántos besos dio Judas Iscariote a Jesucristo? Bastó uno solo para cambiar la Historia del Mundo. Yo soy aquel que convirtió la tormenta en calma y que convirtió la batalla en conquista. Quizás así se puedan resolver tantos misterios mientras espero la llegada del anaranjado atardecer para no detenerme jamás en ningún horizonte. Y no pienso pedir jamás perdón por ello a ninguno de ellos. Dejo que sigan tirando piedras para hacer daño sin ninguna clase de conciencia humana. Porque la muerte de muchos y muchas inocentes algún día servirá para alcanzar la Justicia; esa Justicia de Dios que tanto proclaman. Yo soy aquel que escucha todas las palabras porque yo conocí el acoso, la persecución y el amargo sabor de los insultos de quienes no tienen más valor que sus cobardías propias. Yo soy aquel que dice Amén. No soy como los demás dicen que soy. Tampoco soy como digo yo que soy. ¿Quién soy en la realidad? Todo lo que represento, puesto que la representación de un ser humano es lo que queda de un ser humano. Por eso, a la hora de representar el yo, no soy quien antes decían que soy ni soy el que ahora dicen que soy. En el intervalo de ambas distancias está mi verdad. Lo que es necesario descubrir es si dicho intervalo define el yo o no lo define. A eso lo llamo tener personalidad o dejar de tenerla. Cuando miramos el mundo con los ojos internos de la introspección es cuando la persona se encuentra más cerca de alcanzar la sabiduría transmitida a través del equilibrio de los pensamientos, porque dejamos de pensar en los intereses de las apariencias y penetramos en la verdadera y honda condición de la vida humana. Para ello es necesario el equilibrio entre nosotros y todo lo demás: la contemporización de ver lo que hay de valioso en cada humano y ofrecerse las oportunidades necesarias para empatizar con las verdades no prejuiciosas y las realidades exentas de análisis condicionantes previos. Es importante aprender a vivir los propósitos del conocimiento desligado de cualquier tensión o pasión discordante. Cuando somos un “cuadro en blanco” es cuando podemos interpretar la trascendencia de nuestra personalidad propia tamizada por los contrastes con todo lo externo a nosotros. Siempre estamos creciendo… pero para que ese crecimiento sea valioso no debemos perder el equilibrio de nuestros pensamientos para encontrar la evolución que nos formatiza como emulsores de personalidad. Lo que sea que hagamos en este sentido siempre será una acumulación de experiencias positivas de las cuales obtenemos resultados de sabiduría con ciertos niveles (más o menos elevados según hallan sido las trascendencias obtenidas con tales experiencias), pero siempre debemos ir graduando con naturalidad nuestra maduración psíquica. Somos nosotros mismos quienes obtenemos el equilibrio natural de nuestros pensamientos cuando podemos ver las cosas no sólo desde nuestro propio punto de vista (lo cual es ya importante) y con las ideas a las que nos hemos acostumbrado, sino también desde todos los lados posibles… porque el pensamiento de un solo lado no tiene equilibrio en sí mismo. Yo creo, como señalan los sufíes, que la conciencia está libre del cuerpo y de su confinamiento físico. Cuando liberamos equitativamente la conciencia de nuestro cuerpo físico hemos llegado a lo más alto de nuestra propia experimentación personal. Eso es encontrar el equilibrio de nuestros pensamientos. El yo que estamos buscando. No hablo de sentimientos profundos del corazón ni de éxtasis espiritual, porque lo que hace iluminada a una persona es el equilibrio de haber aprendido a conocerse a sí misma en el contexto general y natural de la existencia. La vida está siempre en continuo movimiento y por eso yo creo que la búsqueda de la perfección relativa (toda perfección es siempre relativa y depende de factores muy subjetivos) no es la quietud ni la inercia sino la evolución natural de nuestro equilibrio interno; eso que nos lleva a la actividad evolutiva a través de la percepción de las cosas y de la concepción de las mismas. Porque el equilibrio debe ser lo natural y ese hallazgo depende de la dirección que tome nuestro pensamiento. Todo lo de afuera debe depender de nuestro estado interior y no a la viceversa ya que si nuestra interioridad depende de lo externo estamos mediatizados y alienados con visiones ajenas a nuestro propio pensamiento. Lo que importa en la libre dirección de nuestras vidas es el equilibrio natural. Lo que nos da seguridad. Lo que algunos llaman personalidad y que es, en realidad, el yo convertido en lo que deseamos que sea. Y en esa búsqueda está la vida. Por eso la personalidad nos regala todo aquello que los demás quieren quitarnos. Así que yo sólo soy un pequeño momento; nada más que un pequeño momento que Dios lo convierte en eterno. Por eso la verdadera personalidad, el verdadero yo de mi persona, es la que proviene de mi alma y no de las apreciaciones externas ajenas al interior de ella.
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