El desterrado de Dzavhan (Cuento fantástico) EN FASE DE REALIZACIÓN,
Publicado en Jan 29, 2016
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Eran las tres de la tarde cuando todos los habitantes de Urgamal las vieron llegar en bandada: cien arpías dispuestas a cumplir venganza. Cien desagradables y horribles seres, en parte mujeres y en parte buitres. La parte inferior de sus cuerpos y sus alas eran de buitres y el torso y la cara de brujas. Con los cabellos gruesos, duros y enmarañados como si fueran estropajos, reían a carcajadas mostrando sus dientes podridos. Venían desnudas y envueltas en un fétido olor que enrarecía el ambiente de toda la provincia de Dzavhan. Cien arpías sucías que atacaban con sus garras mientras emitían una especie de gritos y cacareos espeluznantes a la vez que entonaban cantos mágicos capaces de hechizar a todos los que escucharan, sobre todo si eran animales humanos, como los habitantes de Urgamal.
 
Viendo el enorme peligro que se avecinaba de manera inexorable contra todos ellos, los hombres de Urgamal acudieron en ayuda del emperador Modu Shanyu que, casualmente, se encontraba de visita por la ciudad. Decidieron que se entrevistara con él un líder llamado Tömörbaatar, al cual todo le conocían como "Héroe de Hierro" pues había vencido en innumerables batallas, siendo la más conocida aquella en que derrotó al dragón Tianlong; un terrible y temible monstruo con ojos de langosta, cuernos de ciervo, morro de buey, nariz de perro, bigotes de bagre, melena de león, cola de serpiente, escamas de pez y garras de águila.
 
Después de aquella hazaña sobrehumana Törmöbaatar era adorado como si de un verdadero dios se tratase y, al llegar las noches, eran innumerables las leyendas que se contaban del "Héroe de Hierro" para hacer dormir a los niños y dejaran de tener miedo a la oscuridad. El asunto, ahora, consistía en poder convencer al emperador Modu Shanyu de que sólo ofreciendo mil soldados a Törmoöbaatar, podrían salir vencedores de esta nueva amenaza, cien veces más peligrosa, pues se trataba de un total de cien arpías. El "Héroe de Hierro" pudo hablar con Modu Shanyu.
 
- ¡Oh, gran emperador de Mongolia! Vengo en nombre de todos los habitantes de Urgamal para pedirte que pongas a mi disposición los mil guerreros más bravos de tu ejército y enfrentarme, con la ayuda de todos ellos, contra las cien arpías que vienen a cumplir su venganza.
 
- ¿Eres tú el llamado "Héroe de Hierro"?
 
- ¡Ese soy yo, gran emperador Modu Shanyu!
 
- ¿Cuál es el motivo por el cual nos atacan las cien arpías?
 
- Nunca han perdonado la muerte de Tianlong.
 
- ¿Fuiste tú quien derrotaste al gran dragón?
 
- Exactamente fue mi espada "Yu Chang".
 
- ¿Tienes tú "La Espada de la Valentía"?
 
- Así es, gran Modu Shanyu. ¡Aquí está!
 
Törmöbaatar desenvainó su espada y se la mostró al emperador mongol. Modu Shanyu quedó admirado de la belleza de aquella legendaria espada y, por fin, pudo hablar.
 
- Todos tenemos problemas y tenemos dudas de hacia donde seguir, pensamos una y otra vez qué hacer con nuestro futuro. Es hora de utilizar "La Espada de la Valentía". Te doy permiso para que uses "La Espada de la Valentía" contra las cien arpías con deseos de tomar venganza. Toma la espada de la valentía y observa el miedo y los diablos mentales que aparecen constantemente en tu mente haciendo que caigas en el conflicto interior.Toma la espada de la valentía y se consciente de estos pensamientos, disuélvelos con valor, con fe y certeza. Tu camino cada día es mas claro, cada día tienes un poder mas elevado, cada día eres un ser mas creativo, las ideas nuevas te pertenecen, es hora de ponerse en acción. Pongo a tu servicio mis mil mejores guerreros, pero si vences también esta vez sólo te pongo una condición que debes cumplir si es que logras acabar con el peligro que amenaza a todos mis súbditos de Urgamal.
 
- ¡Poned cualquier condición porque si esta vez salgo de nuevo vencedor la cumpliré sin ninguna duda!
 
- ¡Te ordeno que si acabas con todas las arpías salgas desterrado de la provincia de Zhavan! No quiero más tragedias para mi pueblo.
 
- ¡Así lo haré, gran Modu Shanyu!
 
- Entonces aleja a las cien arpías hacia la estepa y lucha contra ellas hasta matarlas a todas si es posible.
 
- ¡Es posible, gran Modu Shanyu!
 
- ¡Son los hechos los que logran las victorias y no las palabras!
 
- ¡Por mis hechos me conoceréis! 
 
Escogidos los mil guerreros más valiosos del emperador mongolés, Tömörbaatar, "El Héroe de Hierro", les ordenó que tapasen sus oídos con tapones de cera para no quedar hipnotizados por los cantos de las arpías y, saliendo en pos de éstas, las dirigieron hacia la estepa cercana a Urgamal y comenzó la terrible batalla que duró hasta un total de cien horas. Al final, todas las arpías dejaron de existir, pero sólo quedaron vivos Tömörbaatar y doce de los suyos. "El Héroe de Hierro" visitó de nuevo al emperador para ofrecerle su victoria.
 
- ¡Urgamal ha quedado libre de la amenaza! ¡Todas las arpías están ya muertas!
 
- ¿Cuántos guerreros han quedado en pie?
 
- Solamente vivien doce de ellos y yo.
 
- Pues coge a esos doce para partir al destierro.
 
- Esa fue la condición que acepté y esa es la condición que voy a cumplir.
 
Todos ellos salieron, a caballo, de la ciudad de Urgamal con la orden de abandonar, desterrados, la provincia de Dzhavan. Las gentes lloraban mientras les veían salir. Y hubo un poeta que, en medio del silencio de su vivienda, comenzó a escribir.
 
- Por la dura estepa de Dzhavan, al destierro con doce de los suyos -polvo, sudor y sangre- El Hombre de Hierro y los doce van.
 
  
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Cuento fantástico.

Palabras Clave: Literatura Prosa Cuento Fantasía Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasía



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