Otero (liriasis)
Publicado en Feb 02, 2016
Escribo sueños en el álbum del amanecer mientras se perpetúa la existencia en este clamor de preguntas que se quedan suspendidas de las ramas porque hay árboles que recogen las sílabas de mis ojos. Ver para no ser visto. O ver para ser más que un personaje de comedia hasta convertirse en un más allá de las distancias. Golpean las olas de mi memoria en el centro concéntrico de mi corazón que, anegado de pensamientos, fluye sus cadencias al ritmo de las horas cuajadas en este despertar que me guía hasta la conversación con los álamos del río. Árboles. Meses. Estaciones. En el ensimismado mundo de los sueños pueden existir las verdaderas razones para ser poeta. El espíritu tribal de las estrofas que entran a formar parte de esa razón continua que se desarrolla entre las madejas del tiempo. O es que posiblemente el tiempo sea un soneto callado en medio del ruido de nuestros corazones: El tiempo nos lleva hasta el inicio / de este pleamar de las sensaciones / y al caminar repleto de canciones / todo es un volver siempre al principio. / En el camino está ese indicio / que nos habla de amores y pasiones / y somos cual eternas procesiones / del vivir lejos del bullicio. / Paz de sentires en la existencia / que va más allá de toda ciencia / y alumbra miles de razones. / Paz de amor en la conciencia / que llena nuestro mundo con presencia / de sueños en los corazones.
Suena la vida en un clamor de esencia mientras en el amanecer se abre la rosa del destino. Historia. Años. Emociones. ¿Dónde se halla la búsqueda de todos los silencios para prolongar este camino hacia los sueños? En el otero la luz transforma el paisaje. Ya no existe más presencia que este ser en medio de la llamada. ¿Y quién responde para saber que estamos siendo lo que queremos ser? El círculo del sol nos llama al encuentro sin que sepamos nunca lo que hay más allá de la frontera hasta que podemos cruzarla y descubrimos todos los sentidos de esta marcha hacia el futuro. Si existe es porque está. Y si está es porque podemos alcanzarlo viajando en las sílabas del verso: Hogar de las luces y los fuegos. / Entre las eternidades de los juegos / hemos crecido hasta ser hombres. / Muchos dicen que por ser pobres / debemos esperar otro momento / y, sin embargo, siento / el alma henchida de todos nuestros nombres. Y con los nombres de toda mi memoria me fundo en el éxodo de todos los colores del mañana.
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