Lo Perdido
Publicado en Feb 07, 2016
La puta se sentía sola. No, sola no, vacía. Sentía que algo le faltaba. 'Piensa puta, piensa' se repetía una y otra vez en su inmensa y maravillosa mente 'piensa, ¿qué pudo ser?, capaz que fue la tanga roja... no, la tengo guardada; el pantalón de licra... si, puede ser, aunque creo que se lo presté a Laura..'
Horas y horas pensando qué pudo haber perdido... 'son las seis y media de la mañana, a las ocho empiezan las clases'. Y ¡PUM! de la nada se acordó, ese recuerdo vino como resaca después de noche de alcohol, como cólicos menstruales, como rayo en tormenta. La puta era inteligente y su cabeza comenzó a unir cabos. Las clases, la escuela, su clase, sus compañeros, él. Ese chico, ese hombre, ese ente que le quitó lo único que ella conservaba, pero que no sabía que tenía. La puta hizo el amor por primera vez en su corta, santa y activa vida sexual, con ese muchacho. 'Oh dios...' y tuvo que apretar sus piernas para contener ese cosquilleo en su vagina pero no sirvió para nada porque ya se había corrido antes de poder cerrarlas. 'Esa maldita apuesta' pensó; pero sabía que no iba a servir de nada maldecir o insultar a sus amigos, sabía perfectamente que la culpa fue de ella por aceptar esa apuesta 'esa maldita apuesta' murmuraba mientras se aprontaba para bañarse. Mientras el agua recorría su cuerpo, se acordó de como ese chico la había hecho sentir. Sus besos, sus caricias, su miembro, 'oh su pene, una obra maestra tallada por los ángeles' y se detuvo a reflexionar el porqué había pensado eso. 'Bendita apuesta' y sonrió. Hacía dos semanas que no tenía sexo, así que se acostó con dos profesores y tres estudiantes, pero ninguno la había hecho sentir como ese chico. 'Ay tu... si solo voltearas a mirarme, te darías cuenta de que te quiero a ti. Quiero que me vuelvas a hacer el amor como aquella noche y que luego me hagas lo que quieras' Volvió a sentir ese cosquilleo, pero esta vez fue mas rápida y pudo contener ese impulso que la obligaba a lanzarse sobre él y dejar que la penetrara de la misma manera que lo hizo aquella noche. La puta llegó a la conclusión de que se había enamorado. Y como se había enamorado, quería pasar el tiempo que fuese necesario con ese chico, así que decidió hablarle y confesarle sus sentimientos. Para su suerte y su sorpresa, él también quería estar con ella. Ahora, tres años despúes de aquella noche, la puta y el chico siguen juntos. Con su amor, con sus ganas, con sus emociones. La puta dejó de ser puta, ahora recuperó lo perdido.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Buen relato Felicitaciones Gisel