Pobre diablo (Reflexiones)
Publicado en Feb 27, 2016
¿Cuando podemos decir que un hombre se ha convertido en una escoria humana? Para contestar a eso lo primero que tenemos que hacer es saber lo que se conoce, popularmente hablando, como pobre diablo. ¿Sabías que ser un pobre diablo es un ser desgraciado? Pue sí. Es cierto. Un pobre diablo es una persona que, más que el desprecio, despierta la compasión de los demás. No se debe nunca responder a sus insultos y mi consejo es que les dejes seguir con su miserable vida y no les hagas caso, porque, valga la redundancia, sólo es un pobre diablo. La antítesis que supone la unión de "pobre" y "diablo" es lo que da fuerza a la locución que, literalmente, alude a alguien tan desgraciado que ni tan siquiera tiene suerte cuando se es malo. Leyendo libros de Literatura Universal nos encontramos abundandes ejemplos de hombres que se convirtieron en pobres diablos nada más.
Jactándose de vivir rebozados, a la manera de cerdos, en las viciosas y perniciosas relaciones sexuales con las prostitutas de baja estofa (no me refiero a todas sino a las de baja estofa) el pobre diablo se jacta de vivir a costa de ellas, de comer a costa de ellas, de tener una cama caliente a costa de ellas mientras insultan a los hombres sanos que no quieren, para nada, llevar esa clase de patética existencia. Es ahí el momento en que el pobre diablo pasa a ser una escoria humana. ¿Y qué es una escoria humana? Somos personas sensibles y produce dolor decirlo pero al pan hay que llamarlo pan y al vino hay que llamarlo vino para poder entendernos socialmente hablando. Y en ese entendimiento social es necesario saber que una escoria humana es aquel hombre que se ha convertido, por su propia culpa y con el mal uso que hace de su libertad de elección, en desecho, basura, desperdicio, residuo, hez, impurezas, vil, despreciable y ruin. Con su mente hundida en las tinieblas de la oscuridad humana, el pobre diablo siempre termina convirtiéndose en un completo borracho, alcohólico sin remedio alguno, para querer darse el valor de llamarse hombre; pero cada vez se va convirtiendo, a pasos agigantados, en un patético ejemplo de loco insociable, degradándose con el consumo de las drogas hasta caer en lo más abyecto de un ser humano que termina por dejar de ser humano y se convierte en algo menos que un ser humano; puesto que ya sabemos todos, o deberíamos saber todos, que abyecto quiere decir hombre que comete actos despreciables o viles. ¿Qué dice la Biblia sobre los pobres diablos? Os recomiendo que leáis detenidamente el versículo de Mateo 7:6. La Biblia de las Américas dice así: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen". La Nueva Biblia de los Hispanos dice así: "No den lo santo a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose los despedacen a ustedes". Y la Reina Valera dice así: "No deis lo santo a los perros; ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen". ¿Conocéis algún caso en que un cerdo sepa apreciar lo que es una perla? imposible. Los cerdos no saben distinguir entre la belleza y la fealdad. Los cerdos vivien siempre como cerdos y mueren siempre como cerdos. Eso es lo que sucede con los hombres convertidos en escoria humana. Anoche me encontré con uno al que ya, de vez en cuando, le he visto pulular por las calles de Molina de Segura; sobre todo cuando llega el anochecer que es cuando salen ocultos en las sombras de la nocturnidad para insultar a los hombres de buena voluntad que ni quieren, ni desean, ni van a ser jamás iguales a ellos. Venía yo de cumplir con un acto cívico y social como es el haber acudido a una conferencia sobre los Presupuestos Participativos en el Centro Social Las Balsas. Como buen ciudadano de Molina de Segura, paseaba tranquilamente, a eso de las once y media de la noche, cuando encontré a un pobre diablo en la parada de taxis de esta ciudad. Me dirigió palabras incomprensibles -puesto que ni tan siquiera saben hablar- para luego dedicarme unos cuantos insultos pero (eso sí porque no son gilipollas del todo aunque poco les falta) se iba apartando cada vez más de mí. Y es que pongo a Dios por testigo que si se hubiese acercado a mí con intención de agredirme le hubiese yo soltado tal piñazo que os aseguro que hoy, cuando ya son las once y media de la mañana, todavía estaría contando ovejitas en el limbo de los cerdos.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|